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009

🥀: Es una trampa
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📍LEJOS DE LA ALDEA
DALLMALY
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Ahora quien se encontraba bajo la ilusión del caballero era Annabeth, y ahora el turno de Meliodas y Diane para sacarla de esa situación.

—¿Uh? ¿Annabeth, que pasa? Estamos aquí. — Le cuestionó la gigante, al ver como Annabeth se estaba comportando.

— No, Diane. Creo que le esta pasando lo mismo que nos pasó a nosotros... —Le habló el rubio — Mira sus ojos...

— Me das lastima, pensando que vas a poder derrotar a los pecados. — Mencionó Annabeth con un rostro serio, sacando su arma y de un rápido movimiento le propinó un fuerte golpe al rubio.

— ¡Señor Meliodas!

Y así, seguidamente, Annabeth le propinaba más golpes al rubio, utilizando sus fuertes piernas también le propinó varias patas que lo hacían retroceder. Pero Meliodas no se defendía en lo absoluto, tan solo los bloqueaba, pero no devolvía ninguno de ellos.

Meliodas obviamente no la lastimaria, pero sin dudas tenía que protegerse de aquellos fuertes y bruscos golpes por parte de ella.


📍15KM DE DISTANCIA
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La caballero sagrado observaba con fascinación la pelea de los pecados, aparentemente aquella nueva pelea se estaba volviendo mucho más interesante.

— Increíble Ruin, hoy si que te has superado. — Le halagó, riendo — Pero ahora es mi turno.

Y así, la fémina, quien tenía el control sobre los insectos, mandó otra nube de esos bichos a dirección a los pecados.

📍ALDEA DALLMALY,
CON LOS PECADOS
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— ¿Qué hacemos, Elizabeth? — Cuestionó el cerdo.

— No lo sé, Hawk. No se que podríamos hacer. — Contestó la princesa, con notable preocupación observando la pelea.

Annabeth seguía en el estado de la ilusión y Meliodas pensaba en como sacarla de ese estúpido hechizo, que en serio les estaba afectando mucho.

Diane tan solo se encontraba observandolos con preocupación y ansiedad. Pensando en posibles soluciones, ya que también quería ayudar.

— ¡Annabeth, amiga! ¡No golpees al hombre que amas! ¡El no te está haciendo nada! — Exclamó con fuerza la gigante, ese gritó podría escucharse por todo el reino.

— ¿Uh?  — En esos momentos Annabeth reaccionó, y el color de sus orbes verdes regresó a la normalidad. Parpadeó numerosas veces hasta que recapacito lo sucedido.

Había sido mucho mas fácil de lo que se habían imaginado.

— ¡M-meliodas! ¿Qué sucedió? — Le cuestionó mientras observaba con preocupación las numerosas heridas que tenía el rubio.

— Me has dado mi merecido. — Le respondió con una sonrisa, mientras se levantaba del suelo y soltaba una suave risa.

— ¿A que te refieres....? — Cuestionó todavía preocupada, y confundida. Hasta que visualizo su arma en mano y sus propios puños con ligeras heridas, a causa de los golpes que había propinado.

Unió cabos y se dio cuenta de todo lo que había sucedido, abriendo su boca sorprendida y todavía un poco confundida.

— Dios mío, Meliodas, lo lamento. No tengo idea de lo que hice, sabes que nunca te haría daño... — Se mostró un poco avergonzada, ya que no podía creer que le había hecho todo eso. Bajo su mirada un poco decaída, sintiéndose bastante culpable.

El rubio se acercó lentamente hacia Annabeth y la abrazo, mientras le acariciaba con delicadeza su espalda y su pequeña cintura.

— Con esto te perdono. — Dijo mientras recostaba suavemente su cabeza sobre el busto de la más alta, pero Annabeth lo apartó suavemente con un poco de vergüenza.

A reacción de esto, Meliodas le observó curioso, y soltó nuevamente una suave risa.

— Entonces no te perdono.

Annabeth bufo un poco molesta, y extendió sus brazos, esperando un abrazo de nuevo y que Meliodas se acercara. Él no tardo mucho en hacerlo.

— ¿Feliz?

— Muy feliz.

Annabeth observó a su alrededor mientras acariciaba suavemente los cabellos de Meliodas, manteniéndolo recostado sobre su pecho. Pero mientras lo hacia, también se percato que tanto la princesa Elizabeth, como Hawk, no se encontraban con ellos.

— ¿En donde está la princesa? — Cuestionó preocupada.

— Hace unos segundos se encontraba aquí... — Murmuró Meliodas en respuesta, mientras se separaba de ella y mostraba confusión.

El rubio alzó la mirada al cielo, percatandose de que una gran nube negra se estaba acercando hacia ellos.

Se esperaba que aquella nube se acercara a ambos, ya que se suponía que ellos eran el objetivo. Pero aquella gran nube de bichos siguió de largo hacia otra dirección, ignorando por completamente a los pecados.

Annabeth recapacitó lo que estaba pasando, hasta que se dio cuenta de algo.

— Elizabeth. — Susurró, mientras corría detrás de aquella nube. Seguramente iban detrás de la princesa.

Los otros dos  no tardaron mucho en seguirla.




📍9KM ALEJADO
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— ¡Los protegere, hasta dar mi vida para salvarlos!  — Exclamó la princesa con determinación, ya que la situación en la que se encontraba no era muy buena, pero estaba mostrando su valentía.

Ambos pastores se observaron el uno al otro, quienes se encontraban con ella y Hawk.

— ¿Es en serio?

— ¡Pero miren, que princesita más generosa! — Habló una voz femenina a sus espaldas. Se trataba de la Caballero Sagrado, la cual pertenecía a los "Colmillos Bizarros" — Veamos que tan cierto es lo que dijiste.

Dicho esto, atrajo aquella nube de bichos y la dirigió hacia el pastor mas pequeño, el cual era un niño.

— ¡Tormenta redonda!

— ¡Ayudeme señorita!

La nube negra se dirigió hacía aquel niño, provocando que los insectos desgarraran su piel y ropa.

— ¡Ah! ¿Cómo era? ¿"Los protegere hasta que muera? ¿Era así? — Se burló la de armadura, soltando una risa.

La princesa Elizabeth se dirigió corriendo hacia aquel niño, en su rescate. Lo había prometido anteriormente, iba a salvarlo.

— ¡¿Qué haces Elizabeth?! — Llamó asustado el cerdo.

Al entrar a la nube, los insectos comenzaron a desgarrar su piel y ropa. Pero esto no fue impedimento para ella, Elizabeth salvaría al niño sí o sí.

Y la nube de insectos no tardo mucho en desaparecer, dejando ver todas aquellas grandes heridas que le provocaron a la princesa.

— Pequeño... ¿No estás herido?

— Entonces, ¿Te entregarías por salvar a un niño como este? — Hablo el niño con un tono de voz indiferente, sorprendiendo a la princesa. Su tono de voz ahora era despectivo, observándola con repudio. — Que admirable persona...

Y ahí fue cuando la campana de un bastón tintilio, dejando ver la verdadera identidad de aquel supuesto niño, Se traba del caballero sagrado, Ruin.

— ¡Tu eres el responsable de que ellos actúen así! — Exclamó Elizabeth — ¡Regresalos a la normalidad!

El caballero ni se dignó en responderle, solamente le propinó un fuerte golpe en el estómago. Esto ocasionó que Elizabeth cayera al suelo.

— Mientras pierdes el tiempo hablando, seguramente los pecados ya se destruyeron entre ellos.

Le propinó otro golpe a la princesa, en su rostro, haciéndola caer completamente en el suelo, derrotada y adolorida.

— Princesa, por respeto, le contaré como controlo a los pecados. — Dijo con gracia, riéndose un poco — ¿Puede ver este bastón y esta campana? ¡Oye! ¡¿Donde esta la campana?!

Elizabeth, anteriormente, había arrancado la campana. Gracias a aquellos golpes que le habían propinado anteriormente, logró hacerlo.

— ¡Princesa Estúpida!

Eso lo hizo enojar demasiado, ahora quería propinarle otros cuantos golpes a aquella chica, pero no pudo hacerlo.

Ya que Annabeth apreció para evitar que tocaran nuevamente a Elizabeth. Tomo la muñeca del caballero con fuerza, y comenzó a apretarla.

— Eres un completo cobarde. — Exclamó con enojo, se podía ver el malestar en su rostro.

—¿Ah?

— Annabeth, yo me encargo, tu cuida a Elizabeth, por favor. — Le habló Meliodas dulcemente. Annabeth le observó por un momento de reojo, asintiendo, pero todavía mostrándose bastante furiosa con el hombre.

Tomó con fuerza la muñeca del caballero y se lo lanzó a dirección de Meliodas, quien iba a encargarse de lo demás.

Luego se arrodilló a la altura de la princesa, colocándola sobre sus piernas y comenzar a hablarle.

— Hiciste un buen trabajo, Elizabeth. — Le felicitó en un suave susurro, juntando un poco sus cejas con preocupación mientras le acariciaba una de sus mejillas.

Mientras tanto, Meliodas y el caballero peleaban. El rubio se encargó de alejarlo un poco de ambas chicas, así evitaba más problemas.

— ¡¿Qué pasa?! ¡¿Ruin?! — Se cuestionó la otra caballero sagrado, preocupada por su compañero.

Pero no se esperaba que Annabeth pronto se percatara de su presencia, y no tardará mucho en acercarse a su dirección.

— ¿Eres amiga de ese pedazo de mierda? — Cuestionó con un rostro serio, frunciendo su ceño y mostrándose nuevamente a la defensiva.

— E-es mi compañero.

— Que lastima.

Annabeth no se tardo mucho en propinarle una fuerte patada en su rostro.

— Cuida de Elizabeth, Hawk. Por favor. — Le pidió mientras se alejaba, dirigiéndose hacia donde mandó aquel cuerpo a volar.

Annabeth se acercaba a pasó lento hacía aquella mujer, y esta retrocedia con temor. Parecía que estaba presenciando una escena de terror, Annabeth tenía un rostro que denotaba furia, y cada vez se acercaba más a ella.

— E-esto era lo que más deseaba, enfrentar al lobo de la amargura... — Pronunció con un poco de dificultad.

Annabeth ni respondió, solamente le dio una gran patada en su estómago, con una fuerza increíblemente fuerte, para así mandarla a volar a unos cuantos kilómetros lejos de ahí.

Tronó sus nudillos y rápidamente corrió de vuelta hacia donde había dejado el cuerpo de la princesa.

Mientras todo esto sucedía, nadie sabía que el pecado de la codicia los estaba esperando.






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—🥀 NOTA DE AUTORA

solo diré una cosa 💗💗💗

MUCHISISIISISISISISMAS GRACIAS X LOS CASI 500 VOTOS 😭😭🩷🩷🩷🩷

m hacen tan feliz, los quiero tanto en serio 😿😿

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