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𝗧𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗱𝗼𝘀²

Hyunjin soltó un gruñido ronco al escuchar su alarma, con los ojos entrecerrados la apagó frotando sus ojos con sus manos frías, escucho el leve maullido de los gatitos que parecían pedir que fuera a verlos.

Hizo las sábanas a un lado poniéndose su playera, se agachó al verlos a los dos viéndolo con ojos expectantes acercando sus manos pálidas a ellos y acariciando sus cabecitas por igual. Afuera de la habitación se escuchaban las puertas abrirse, el sonido de la cerámica al chocar con la mesa o encimera, escuchaba la voz ronca de Chan dirigiéndose a Seungmin.

Salió con los ojos adormilados, por un momento olvidó la presencia de Minho, no fue hasta que lo vio sentado en una de las sillas del comedor con la sudadera que le había prestado la noche anterior. Dejo la ropa y toalla que había saco de su habitación en el respaldo del sillón.

—¿Cómo están los gatos?—preguntó al verlo sentarse en la silla de alado.

—Comiendo—respondió sirviendo leche en un tazón blanco para luego servir el cereal que estaba en la mesa.

—¿A qué hora es tu primera clase?

—A las siete, ¿por?

—Porque la mía es hasta las nueve—el omega respondió sin verlo, con la mirada clavada en la cuchara que hacía girar dentro de su taza—¿Puedo quedarme un rato más con los gatos?, me iré solo a casa.

—Si claro, no hay problema—respondió llevándose una cucharada del cereal a su boca.

—Gracias, por cierto, Innie acepto adoptar al gatito—Hyunjin sonrió, viéndolo—Tal vez venga con él más al rato para que se lleve al gato.

—Esta bien—asintió.

—Bien, apúrate para que no llegues tarde a tu clase—se levantó con la taza en las manos, dejándola en el lavadero con los demás trastes que ya habían dejado ahí—Me iré a acostar otro rato.

—Puedes quedarte en mi cuarto—hablo siguiéndolo con la mirada—Con los gatitos.

—Esta bien, gracias de nuevo—sonrió.

—No es nada—también sonrió, la imagen de Minho entrando a su habitación como si fuera suya lo seguiría por toda la mañana, verlo con su ropa también había sido algo... extrañamente gratificante de ver.

Terminando con el cereal fue al baño a darse una ducha rápida y para cepillarse los dientes. Cuando salió Jisung ya estaba en la mesa comiendo brownies que Felix les había regalado.

—Tu novio ya entro a tu cuarto—dijo el chico sin dejar de mirar su celular.

—No es mí novio—dijo el rubio secando su cabello con la toalla que colgaba de su cuello.

—Pero lo será—le guiño un ojo, terminando de un trago su café y yendo al baño.

Hyunjin rodó los ojos, entrando a su cuarto, viendo a Minho acostado con los gatos sobre su pecho hechos unas bolitas ronroneando al chico que veía su celular sin expresión alguna.

—Creí que dormirías—dijo yendo a su closet y sacando la ropa que se pondría.

—Lo iba a hacer pero estos bebés vinieron y se acurrucaron—los vio con sus ojitos brillosos, se veía emocionado por tenerlos ahí, incluso su olor dulzón se notaba más.

Su cuarto olería a él.

—¿Quieres... que salga de la habitación?—la pregunta lo desconcertó, lo miro viendo que el chico parecía hasta cierto punto nervioso.

—¿Por qué?

—¿Vas a cambiarte, no?—con un movimiento de cabeza señaló a la ropa que tenía en sus manos.

—Ah—que idiota era—Solo voltéate.

El castaño asintio tomando a los gatitos y con cuidado acostándolos alado de él, su cuerpo se volteo dándole la espalda tomando su celular. Sinceramente le importaba poco que Minho lo viera, Seungmin, Chan y Jisung estaban acostumbrados a verse sin la camiseta o en caso de Ji que se la pasaba en el departamento con un sudadera y ya que porque hacía calor; tal vez el más pudoroso era Seungmin.

Por eso no le importaba que él lo viera, eran hombres; omega u alfa seguían teniendo la misma anatomía. No le importaba, pero, sabía que sería diferente. Se cambió rápido para luego decirle al chico acostado en la cama que ya podía acostarse bien.

—Ya estoy acurrucado—dijo con la cobijas llegando hasta su cabeza hecho bolita. Hyunjin sonrió, podía acostumbrarse a eso.

Talvez quería acostumbrarse a eso.

—Me voy, nos vemos al rato—se acercó a la cama para tocar a los gatitos que ronronearon al sentir la acaricia en sus cuerpo.

—Con cuidado y suerte—lo vio con una sonrisa, asintio saliendo de la habitación con el corazón a mil y con emociones que aún no podía controlar del todo; estaba seguro que  si Minho pudiera oler correctamente las feromonas lo atraparía de inmediato.

Cuando salió y cerró la puerta Chan los estaba esperando, lo vio a él para luego mirar a la puerta con la ceja alzada.

—¿Y Minho?—preguntó.

—Se va a quedar un rato más con los gatos—se colgó la mochila sobre el hombro y avanzó a la puerta principal—Vámonos.

—Joder—Seungmin que estaba saliendo de su cuarto tapo con una de sus manos sus fosas nasales—Apestas Hyunjin.

—¿Apesto?—el rubio lo miro mal aguantando las ganas de olerse a sí mismo. Se había bañado y puesto loción era imposible que tuviera mal olor.

—Apestas igual a Chris cuando regresa de ver a Felix—tomo su mochila saliendo de la casa con paso rápido.

—¡Oye!—el mayor lo miro indignado.

—¿En serio?—miro a su amigo que pasó su vista de Seungmin a él.

—La verdad si—asintio con la cabeza con una sonrisa burlona—¡Nos vamos Ji!

—¡Si, está bien!—escucho el grito desde su habitación.

Hyunjin salió junto a Bang y Seungmin para dirigirse al auto que estaba en el estacionamiento. No controlaba sus feromonas, porque nunca tuvo la intención de hacerlo, siempre dejo que fluyeran porque era algo natural y porque sus emociones eran siempre las mismas. Era fácil aprenderte su aroma porque jamás cambiaba, con Minho cerca no podía controlarse.

Tampoco es que quisiera intentarlo.

—Hueles a Minho—dijo Seungmin en la parte de atrás.

—Es cierto—apoyo Bang mirándolo de reojo por un segundo volviendo su vista a las calles.

—¿Mucho?

—No es mucho, pero ahí está. Ayer pasaron toda la tarde junta es normal que se te pegue—Seungmin estaba tranquilo hablando, revisando su mochila.

—Puedo vivir con su olor a vainilla y galletas—dijo poniendo los audífonos en el orificio del celular.

La puerta fue tocada con golpes suaves, Minho despertó viendo la hora en su celular, si quería llegar temprano a esa aburrida clase tenía que irse ya.

—¿Minho?—escucho la voz de Jisung.

—¿Si?, pasa—el omega entro viendo al castaño buscar sus tenis y viendo a los gatos jugar entre ellos.

—¿Nos vamos juntos a la uni?—preguntó notando la sudadera que llevaba puesta, casi sonriendo paso su vista de ella a los ojos del castaño.

—Por mi no habría problema, pero, tengo que ir a mi casa a cambiarme de ropa—dijo suspirando.

—Te acompaño, mi clase es hasta las nueve—alzo sus hombros entrando al cuarto para tomar en brazos a uno de los gatitos el gris con líneas negras—Awwww, que cosita más tierna.

—¿Entonces me acompañaras?—lo miro inquisitivo.

—Sip—sonrió.

—¿Crees que Hyunjin se moleste si me llevo su sudadera?—bajo la mirada a aquella prenda de color negro con estampado de stranger things.

—Para nada, es más llévatela a la universidad—el chico sonrió en grande, como si estuviera tramando la mayor decisión de su vida mientras acariciaba al gato.

—¿Seguro?—no parecía muy seguro de hacer eso.

—Seguro, es más si quieres toma más ropa de Hyunjin. Te quedará un poco grande pero solo un poco y así no vamos hasta tu casa, tienes tu mochila aquí—como si no se estuviera aprovechando de la situación Jisung hablo con una sonrisa inocente dejando al gato en el suelo para tomar al otro y llenarlo de mimos—O... Te puedo prestar ropa yo.

—Esta bien, si Hyunjin se enfanda le diré que fue tu idea—le advirtió tratando de parecer intimidante.

—Tomare la responsabilidad—dijo seguro—Pero creeme Hyunjin no va a enojarse.

—Escoge tu la ropa—lo miro para luego pasar sus ojos al closet.

—Claro—dejando al gato en la cama el chico fue ahí y tomo las prendas que estaba seguro Hyunjin recordaría como suyas. Lo dejo cambiarse esperándolo en la sala, cuando el castaño salió Jisung lo miro con diversión queriendo ya que su amigo lo viera. Debería recibir un diploma por buen amigo.

Ambos se fueron directo a la universidad no sin antes despedirse mil veces de los gatos que los veían con ojos tristes y asustados. Minho tenía varios meses hablando con Jisung le caía bien, era un chico alegre con un humor parecido al suyo y con muchos temas de conversación que abordar de forma natural.

La facultad de Música y la de Literatura estaban casi lado a lado por lo que siguieron caminando juntos, Minho escuchaba realmente entretenido y curioso todo lo que el chico de mejillas regordetas podía hablarle de música.

Antes de poder despedirse el grito de una voz gruesa y ronca hizo que ambos chicos se exaltaran y por inercia Jisung quiso voltear; Minho engancho su brazo al menor haciendo que caminarán a paso rápido.

—¿Pasa algo?—preguntó el menor viendo a Minho con un semblante entre irritado y temeroso.

—¡Espera, Minho!—los pasos acelerados se escucharon detrás de ellos.

Minho ya estaba harto, ¿acaso tenía que ponerle una orden de restricción para que lo dejara en paz? ¿Qué cosa terrible había hecho en su vida pasada para que lo castigarán con esto? El miedo nunca se iría de eso estaba casi que seguro, pero, ya empezaba a hartarse de este acoso.

Soltó a Jisung pidiendo con la mirada perdón por meterlo en algo que no tenía nada que ver, volteo al alfa que lo miraba con el ceño fruncido de abajo hacia arriba.

—¿No te quedó claro, ayer?, ¡déjame en paz!—realmente se veía furioso, Jisung estaba sorprendido de verlo así.

—Ni siquiera me has dejado hablar, no quieres escucharme—el alfa de cabellos negros y piel pálida hablo de forma agresiva, tratando incluso de calmarse a sí mismo, tratando de reconocer ese otro aroma que Minho tenía impregnado en su ropa.

—Esto ya parece un chiste—dijo Minho más para si mismo que para el idiota que tenía enfrente—Eres casi cínico pidiendo que te escuché como si tú lo hubieras hecho, pides segundas oportunidades como si realmente las merecieras. Vete a la mierda Jungsu.

Los ojos del alfa se abrieron grandes, como si no creyera que Minho lo hubiera dicho... Se lo hubiera dicho en su cara. Jisung miraba entre sorprendido y emocionado, por un momento pensó que Lee se pondría nervioso y que el tendría que meterse no se le pasó por la cabeza que el omega se defendiera de esa forma.

Aunque estaba feliz por el giro de acontecimientos comenzó a preocuparse al percatarse del ligero temblor en las manos pálidas del chico.

—Ni siquiera entiendo porque regresaste, ¿es una apuesta?, porque conociendo la mierda de persona que eres no lo dudaría—su voz temblaba Jisung ya no sabía si era por enfado o miedo—¿Creíste que con solo hablarme bonito me tendrías de nuevo a tus pies?, ¿eso pensaste?

Apuesta, Han no pudo evitar sentirse incómodo ante la palabra.

—Calláte quieres—estaba enojado, muy enojado en otra situación Minho estaría totalmente aterrado por aquellos ojos fríos llenos de advertencia, rogando porque la paliza que podría darle no fuera tan fuerte, que no dejará marcas para que su madre no se preocupara. Hoy no, era fuerte.

—Más te vale alejarte de mi, porque tengo unas ganas de ponerte una orden de restricción—con esto último Minho tomo de la muñeca a Jisung, el menor lo miro preocupado, la mano de su amigo temblaba.

—¿Estás bien?—indeciso preguntó.

—No—contesto sentandose en una banca—Joder, estaba aterrado.

—Y quien no, ese idiota parece sacado de una película de mafiosos—Jisung se sentó a su lado poniendo su mano en las del chico que trataba de controlarse—¿No quieres que vayamos a algún otro lado?

—No—nego—Solo tengo que respirar.

—Fuiste muy valiente—dijo con una sonrisa—Eres increíble Minho.

Una pequeña sonrisa surco sus labios, sintiéndose un poquito mejor:—Lo siento, no debiste presenciar eso.

—No te preocupes—le resto importancia con un movimiento de mano—Lo importante es que el idiota ese no se deba acercar a ti.

—Si es inteligente no lo hará o de verdad lo demandaré—Han sonrió viendo que el castaño se calmaba poco a poco—Ve a tu facultad, se te hará tarde.

—¿En serio?, puedo quedarme más tiempo contigo

—Estoy bien, de verdad—le dió una sonrisa tranquilizadora—Gracias Ji.

—Vendre terminando las clases, ¿está bien?

—Si—aceptó.

Jisung se alejo de él, Minho lo vio alejarse con su corazón palpitando como normalmente lo hacía, se colgó su mochila en el hombro levantándose de la banca para caminar al salón donde tendría su primera clase.

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