
𝗖𝘂𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘀𝗲𝗶𝘀
El último mensaje de su madre había sido "Te espero en la casa a las diez" Hyunjin no quería ir. No quería volver a escuchar que era una decepción para la familia y que si aún quería podía cambiar sus errores, pero, una parte de él también fantaseaba con la idea de que su madre se disculparía, de que le dijera que todo lo que había dicho no era cierto. Quería creer en eso.
Eso era lo que quería. Lo que necesitaba. Su hogar nunca fue esto en lo que se convirtieron, no sabía en qué momento fue que cambio tanto, recuerda sus días de infancia como los más valiosos que tenía porque eran una familia; una preciosa y sana. Recuerda que empezaron las peleas y luego los gritos, luego el desprecio por parte de su padre, las exigencias aún cuando él y Yeji eran apenas unos niños.
Recuerda el declive de su familia, a veces y como cuando era un niño fantaseaba con tener de nuevo esa unión fortalecida. Cuando llegó a la puerta de su casa se encontró con un nudo en la garganta, los nervios eran como pequeñas agujas pinchando sus manos y pecho. Saco las llaves de su mochila y con miedo abrió la puerta.
Todo estaba a oscuras a excepción de la sala que estaba levemente alumbrada por las luces de las lámpara. Y, ahí estaba de cabellos negros y largos, sentada en ese ridículo sillón forrado de una tela que simulaba rosas y enredaderas.
—Madre—hablo Hyunjin con la voz temblorosa.
—Jinnie—la mujer le sonrió maternal, como hace muchos años—Ven, siéntate.
Se sintió como un niño pequeño, como cuando su madre les hablaba de la Diosa Luna o cuando les contaba cuentos. Él y su hermana sentados a sus pies disfrutando de su voz, de sus cálidas manos tocando sus cabellos con cariño.
Se sentó en el sillón de alado, la habitación se sentía pesada, Hyunjin miro el rostro de su madre, sus ojos estaban rojos e hinchados el rubio supo que había llorado.
—¿Para que querías que viniera?—preguntó ambas manos apretadas entre si.
—Vienes de ver a un omega, ¿cierto?—la mujer le pregunto con curiosidad sin algún atisbo de fastidio.
—¿Huelo mucho?—se aventuró a preguntar.
—Solo un poco—se rieron—¿Cómo es, él?
—Mamá, ¿por qué estoy aquí?, ¿qué es lo que quieres?—desvió el tema, no quería sacar a Minho a la plática. Al menos aún no.
—Hablar—la mujer suspiro—Solo eso, hijo. Cuando yo conocí a tu padre no fue en la universidad, no fue porque fuimos amigos desde la infancia, o porque nos conociéramos en alguna fiesta—sonrió irónicamente—Fue porque tus abuelos estaban encaprichados porque me casará con alguien que tuviera porte, y sobre todo dinero. Hijo yo era una alfa, una que deseaba con todas sus fuerzas tener un destinado y antes de que me casará yo lo conocí—Hyunjin abrió los ojos estupefacto—Era una omega preciosa, empezamos una relación que terminó a los pocos años porque mi padre había encontrado al mejor candidato para mí, le suplique—sus ojos se volvieron rojos—Le rogué que no lo hiciera, la mando muy lejos de mí y yo tuve una boda que terminó en dos maravillosos hijos. Pero, al inicio yo no estaba enamorada mucho menos tu padre, con el tiempo y conociéndolo pude hacerlo, pude sentir cariño, pero, todo se acabó cuando tu padre conoció a la suya—Hyunjin estaba sorprendió aún más.
—¿Mi papá también encontró al suyo?
—Es más fácil para nosotros encontrarlos que para los omegas—dijo la mujer—Es como si nosotros fuéramos quienes deberíamos buscarlos. No ellos a nosotros.
—¿Qué pasó con el destinado de papá?
—Empezaron a tener una relación, cuando ustedes ya estaban aquí en la casa existiendo. Nuestro matrimonio siempre fue planeado, cuando lo conocí yo le dije que no esperará que me enamorase de él, porque yo ya tenía al amor de mi vida, pero, que tampoco tuviera miedo de que yo pudiera dejarlo porque yo ya había renunciado a ella. A esa fantasía de vivir con ella, pero a tu padre no le importo—su mirada se volvió furiosa, con el ceño fruncido y la quijada apretada hablo—Hijo, yo de verdad quería que ustedes vivieran en un hogar normal, que no pagarán por los errores que nosotros cometimos, pero, tu padre no quería hacerlo. Casi me abandona por irse con ella y sonará egoísta pero no podía dejar que me abandonará con dos niños. Con sus hijos.
Fue como si los recuerdos le llegarán de repente, su mente pasando por aquellas memorias dónde su madre lloraba por las noches, por las peleas que no entendía.
—Hijo—la mujer tomo sus manos, sus manos estaban heladas, Hyunjin la miro a los ojos viendo el dolor en su mirada—Yo quiero que seas feliz, pero, tengo miedo de que si te enamoras de un omega te lastimes.
—¿Y no crees que estando con alguien que no amo, me dolería más?—quería quitar sus manos del apretón que su madre ejercía en las suyas—Mamá lo que pasó contigo y mi padre no me pasará a mi—estaba seguro de eso, Minho era su destinado. Si estaban juntos ¿por qué algo malo pasaría?—Minho es... Mi destinado, mamá.
—¿Qué?—la mujer aflojó el agarre viéndolo estupefacta—¿Cómo dices?
—Minho es mi destinado, lo puedo sentir mamá. Yo... de verdad lo quiero.
—¿Cómo estás tan seguro?—le preguntó con una expresión desencajada como si fuera la peor noticia que le pudieron dar en mucho tiempo—Hijo, cuando crees encontrar a tu omega puedes cometer muchas estupideces. Porque tu padre las cometió, me lastimo a mi, a ustedes solo por una omega que no termino siendo su destinada—la habitación se quedó en completo silencio, ¿eso era posible?
—¿Co-cómo?
—Tu padre juro que esa chica era su destinada, pero, un día ella llego a decirle que había encontrado a su alfa, a su verdadero alfa y a pesar de todo el amor que se profesaron se fue, sin más—la mujer suspiro agotada, apretó más el agarre en las manos de su hijo y continúo—Ella lo lastimó mucho. Y no quiero que eso te pase a ti.
—¿Eso es posible?—preguntó—¿Por qué mi padre creyó que era su destinada?
—No lo sé—lo soltó—Nunca quiso decirme. Por eso te lo digo, enamorarte de un omega es el peor error que puedes cometer.
—¿Y tú?, ¿cómo supiste de tu destinada?, ¿dónde esta ella?—las preguntas salían de su boca sin siquiera pensarlas. ¿Podía haber la posibilidad de que él y Minho no sean destinados?
—Hyunjin, ella está casada—le sonrió amargamente—Tiene dos hijos con un buen alfa.
—¿Por qué no la buscaste?
—Porque los tuve a ustedes, porque estaba casada—dijo con obviedad—Lo contrario a tu padre.
—¿Por qué me cuentas todo esto?—las dudas que estaba generando esta plática, por su mente pasaba esa pequeña posibilidad que no podría aceptar.
—Porque no quiero que ese tal Minho te lastime—le volvió a tomar sus manos.
—¿No más que ustedes?, ¿qué Yeji?—la miro con el ceño fruncido, empezando a enojarse. ¿Por qué le decía todo esto?, ¿por qué se comportaba como una egoísta?
—¿Disculpa?—la mujer lo miro confundida.
—Me duele todo lo que pasaste mamá, me duele que te hayas casado con mi padre, pero, eso no justifica todo el dolor que me has causado no solo a mi, también a Yeji—trago saliva, haber venido fue una perdida total de tiempo—¿Por qué no solo te emocionas conmigo, porque encontré a mi destinado?—la mujer nego con la cabeza—Y si todo sale mal, si no es para mí, ¿por qué no estarías ahí, conmigo? Cómo mi madre—la alfa lo miro sin poder pronunciar palabras, con las esquinas de los ojos rojas y con un nudo formándose en su garganta—Fue una perdida de tiempo venir.
Se levantó del sillón, tomando su mochila y colgándola en sus hombros.
—Creí que podríamos tener una conversación de hijo y madre—dijo con un sabor amargo en su boca—Que tal vez entenderías.
—Espera Hyunjin—la mujer se levantó con los ojos lagrimosos. El rubio no quería escuchar más, así que salió de la sala directo a la puerta principal—Entinde, te digo todo esto por tu bien.
—¡No!—volteo enojado—Tu lo que quieres es seguir controlando mi vida, seguir eligiendo que es lo bueno para mi y lo que no. Déjame equivocarme, déjame enamorarme y si lo hago y me lastimo deberías estar ahí para consolarme. Cómo una verdadera madre.
Las lágrimas ya estaban bajando por el rostro de la alfa, Hyunjin la vio por última vez con los ojos rojos, con ganas de expulsar las lágrimas que estaba reteniendo. Sin decir nada más, abrió la puerta saliendo de la casa.
Nuevamente frustrado, enojado, decepcionado. Su mente paso a Minho, a su destinado. Debía serlo, ¿cierto? Y aunque no lo fuera, se estaba enamorando de él y no iba a renunciar al omega, no iba hacerlo.
Minho bajo las escaleras de la forma más silenciosa que pudo, su madre ya estaba durmiendo y tampoco quería despertarla. Una vez que estuvo en la puerta, dando una fuerte respiración abrió la puerta dejando ver a Hyunjin con una sonrisa divertida.
—Espero que tengas una buena explicación—susurró, dejando que el alto entrara a su hogar. El omega cerró la puerta, dispuesto a conseguir información del tonto alfa, sin embargo, antes de que pudiera por lo menos decir su nombre Hyunjin ya lo estaba abrazando como si fuera la última vez que lo haría.
Minho se sonrojo por completo, sintió las grandes manos de Hwang rodeando su cintura y la cabeza contraria clavada en el hueco de su cuello y hombro, sentía la respiración de Hyunjin, caliente en ese lugar.
—¿Hyunjin?—preguntó atontado, el chico se aferró aún más a su cuerpo.
—Solo—susurro sobre su piel—Quería verte.
—Nos vimos hoy—contesto posando sus manos en la espalda del alfa, sus ojos miraban a las escaleras esperando que su madre no se despertara. Hyunjin dejo salir una risa ronca.
—Quería volverte a ver—su voz golpeaba todos sus sentidos, porque en verdad lo sentía tan cerca, lo sentía tan íntimo. Sinceramente estaba asustado y preocupado porque parecía que en cualquier momento Hyunjin rompería a llorar.
—¿Salió bien?—preguntó en susurros dejando caricias con sus dedos en su espalda.
—No—su voz tembló, Minho parpadeo varias veces sin saber que decir. En estos momentos empezaba a odiar su falta de palabras, de no saber que decir para consolarlo.
—Esta bien, podemos hablarlo, ¿si? Bueno si quieres, claro—dijo, Hyunjin asintio con la cabeza, soltándolo poco a poco. Se vieron a los ojos, Minho aún con el rostro rojo, Hyunjin pensó que se veía tierno—Vamos a mi cuarto, no quiero despertar a mi madre.
Ambos subieron las escaleras haciendo el menor ruido posible, entraron a la habitación del omega. Hyunjin sintió el aroma del chico en su nariz, su lobo gritaba emocionado porque significaba estar en el lugar de su omega. Minho encendió la lámpara y cerró la puerta con seguro.
—Debiste mandarme mensaje y no casi romper mi ventana—dijo el chico fingiendo fastidio.
—No hubiera sido una sorpresa, entonces—contestó sentandose en la orilla de la cama.
—¿Quieres hablar?—preguntó, preocupado.
—Sinceramente no—contesto con una mueca—Solo quería verte, no lo sé fue un impulso. Perdón por no avisarte.
—No—nego con la cabeza—Esta bien, no hay problema. Te dije que estaría a tu lado—el omega le sonrió haciendo que Hyunjin quisiera llorar.
—Minho—el alfa se se mordió los labios con nerviosismo, pasó su mirada del techo al omega que lo veía curioso—Yo, tengo que confesarte... Algo.
—Claro, dime—respondió, sentandose a su lado. Hyunjin busco su mano, estaba fría, su ritmo cardíaco aumento sintiéndose aterrado por un momento.
—Yo...—cerró los ojos buscando fuerzas de algún lugar—No quiero perderte—lo miro, Minho se sonrojo un poco ante lo mencionado—Eres un omega precioso, mereces todo lo mejor en este mundo—suspiro—Lo que quiero decir es que...—no podía. No podía decirlo porque tenía miedo de perderlo. Jamás había sentido miedo de dejar una relación, sabía que las personas iban y venían que cualquiera lo podría abandonar pero, la sola idea de que Lee Minho ya no fuera parte de su vida le dolía, era horrible—Yo... Quiero—apreto sus manos con las suyas, Minho era una maraña de sentimientos en este momento—Que intentemos algo. Quiero ser digno de poder ser tu alfa.
Minho se sorprendió de sus palabras, trago con fuerza sintiendo las lágrimas formándose en sus ojos y con una sonrisa emocionada asintio. Los colores se le habían subido a su rostro y su corazón palpitaba con mucha fuerza.
—Claro—asintio emocionado—Quiero intentar algo contigo Jinnie.
Y aunque la sensación de haber ganado lo mejor en este mundo era maravillosa, no pudo evitar sentir decepción de sí mismo por no decirle la verdad. Sus manos tomaron el rostro de Minho, juntando sus labios en un lento beso que no sabían que necesitaban. El omega se aferró a las rodillas contrarias y el alfa no podía dejar de acariciar sus mejillas mientras el beso se alargaba.
Cuando se separaron sonrientes, con un brillo especial en sus ojos. Hyunjin lo volvió a besar, demandante y cariñoso; Minho se tenso al sentir las manos del rubio en su cintura acercando ambos cuerpos más. Aún así se dejó hacer, a pesar de que cierto miedo se asentó en su pecho. Hyunjin no iba a lastimarlo, no iba a dañarlo.
Al separarse Hyunjin le sonrió, acostándose en la cama haciendo que Minho lo hiciera su lado.
—Eres hermoso Minho—dijo viendo esas facciones preciosas que desde un primer momento lo habían atrapado.
—No es cierto—contesto sonriente.
—¿Cómo que no?—se rió—Eres el omega más lindo.
—Eres tan cursi—se apego más a él, ocultando su rostro avergonzado a la vez que rodaba los ojos.
—Lo sé—beso su cabeza sonriendo—Me gusta ponerte nervioso.
—Eres un tonto—dió un suspiro—¿Vas a quedarte no?
—No sé, pensaba pedir un Uber.
—Quedate—los ojos adormilados de Minho le daban ternura.
—Bueno—beso su frente—Ya se nos ocurrirá que decirle a tu madre.
—Mañana se va temprano, así que no nos vera—dijo el castaño empezando a dormirse.
—Descansa Minho.
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