iii • primer día
__________________
CAPÍTULO TRES
primer día
__________________
𝓜i primer dia en preparatoria estaba a punto de empezar y con ello, mi tortura por lo que serían los próximos cuatro años de mi vida. Este año sería el primero que Thomas nos llevaría en su Jeep color verde oscuro, con un modelo viejo pero bonito. Había sido un regalo de cumpleaños por sus quince años, hace pocas semanas atrás. Por lo general, nos llevaba su padre, al ser quien más lejos vivía, y como en su camino al instituto pasaba por nuestro hogar, nos levantaba a nosotros en el proceso.
Otro punto a favor de vivir en un pueblo pequeño, al haber más seguridad que en las grandes ciudades, los más jóvenes teníamos más posibilidades de movernos con tranquilidad.
Asi que aquí nos encontrábamos, Finn medio dormido en el asiento trasero junto a mi hermano, que se encontraba en mismo estado que él. Thomas en el asiento de conductor completamente radiante de la felicidad por su logro en llevarnos en su propio auto y finalmente, mi pobre alma, que se dedicaba a regocijarse con la melancólica música que salía de mis auriculares mientras daba pequeños sorbos a mi café.
Primero dejamos a Thaddeus en la escuela primaria de Forks, que no se encontraba para nada lejos del instituto secundario por obviedad, hasta finalmente llegar al último.
— ¿Nerviosos por nuestro primer año? —preguntó Thomas animado causando los gruñidos de los únicos restantes en el auto—. Oh vamos, estamos atravesando una nueva etapa, lo que significa nuevos cambios ¿Eso no los emociona?
— Seguimos viviendo en Forks, amigo. Lo único que va a cambiar es nuestro contenido de clases. —gruñó Finn causando mi risa.
— Y con suerte, nuestros numero de casillero. —agregue divertida, bajando del coche de un buen salto.
De repente, sentí un gran peso posándose en mi persona. Como si alguien me estuviera mirándome fijamente. Al segundo le reste importancia, quien quiera que sea, ojalá se deleite con semejante vista, pensé con ironía.
Escuche el sonido de una suave risa en algún lugar del aparcamiento al punto de casi captar mi atención, sin embargo, el comentario de Thomas me divirtió tanto que me distrajo.
— Por todos los cielos, si es que existe alguno, ojalá tengas razón. —hizo una muesca de asco—. No aguantare otro año mas al lado de los baños de hombres del segundo piso.
Finn y yo nos miramos divertidos y deseando lo mismo, que a Thomas le tocara el mismo casillero del año anterior.
Amaban divertirse a su costa.
— Niños —nos llamo Thomas, anonadado, unos segundos después— ¿El ser humano puede enamorarse de cinco personas a la vez?
La expresión enamorada en su rostro nos causó confusión, al mirar donde el lo hacía, me encontré de lleno con la mirada de Alice y Jasper.
Ambos se encontraban parados muy cerca de unos autos de alto lujo, uno que sin duda no se ve en Forks, acompañados por tres adolescentes más. Los primeros dos sin duda eran pareja, su lenguaje corporal lo dejaba bastante claro. El chico era impresionante, tan musculoso y alto como un oso, su cabello era negro y corto con ligeras ondas y poesía una sonrisa hermosa e infantil. La chica a la cual sostenía de la cintura era rubia y esbelta, sin duda la adolescente más hermosa que había visto en vida, el solo pensarlo me hizo tragar con fuerza y sonrojarme.
El ultimo, quien me miraba amable y divertido, era alto y desgarbado, también muy guapo y de cabello cobrizo.
Sin duda eran los Cullen–Hale.
Finn parecía mirarlos con el ceño fruncido, reconociéndolos.
— Creo que si —respondí—. Son la definición nunca encontrada de la perfección —balbuceé como pude al observarlos—. Dios, ¿Creen que es muy tarde para volver a nacer con esa genética?
De repente, todos parecieron sonreír a la vez, como si estuvieran escuchando a pesar de la distancia que nos separaba, provocando que me sonrojara. Bueno, todos menos la rubia, quien negaba con la cabeza divertida y Jasper, quien solo sonrió de lado sin mostrar los dientes.
Mi corazón se detuvo al ver los hoyuelos que aparecía en su mejilla derecha. Es tan hermoso que se debería de considerar ilegal.
Su hermano, el que tenía apariencia de oso y poseía la más escandalosa risa, parecía susurrarle algo.
Lo que me sorprendió fue que Alice, a la distancia y sin disimulo alguno, me saludo moviendo su mano con efusividad, recibiendo la mirada de regaño de sus hermanos. Con timidez, le devolví el saludo a la vez que le sonreía.
Mis mejores amigos me miraron con la boca abierta.
— Perra, cuéntanos de que nos perdimos. —me exigió la cara pálida a mi lado, sus ojos marrones no habían abandonado el estado de sorpresa en el que se encontraba.
— ¿No deberías ayudar a los nuevos con el recorrido en la escuela, antes de que te gane Erik, Finn? —pregunté mientras me encogía sobre mi misma.
— Si, los esperare en la entrada, asi me verán cuando deseen entrar. —asintió con lentitud, con una mirada maliciosa paso su brazo por mis hombros y me pego a su torso—. Y si no mal recuerdo Rory, tu te ofreciste a ayudarme a hacerlo.
Con lentitud nos empezamos a acercar a una de las puertas de entrada, ya que en realidad, la escuela se conformaba en un conjunto de pequeños edificios. La mirada que pesaba sobre mi se volvió peor y creo que Finn también lo notó, ya que se revolvió incómodo.
— ¿Qué tal si mientras esperamos nos lo cuentas todo? —habló mientras miraba disimuladamente por encima de su hombro, aunque volvió a mirar al frente confundido y casi temeroso.
¿Por qué el guapo rubio me miraba como si quiera arrancarme alguna extremidad? Pensó Finn asustado a la vez que veía a su amiga, sonriéndole levemente para aparentar normalidad.
🤍
Les conté, de forma resumida y no tan intensa, todo lo que había vivido ayer por la noche en la librería junto a los dos hermanos. Los chicos, como dos niños a quienes les cuentan su libro favorito, me veían emocionados, mientras que a la vez, parecían dos viejas chismosas por la cantidad de preguntas que me hacían y por como se enojaban al no contestarlas.
— Realmente eso es todo, fueron muy amables y se nota que tienen una buena base cultural. —conteste mientras a mi mente llegaba el recuerdo de Jasper recitando Madame Bovary.
Supongo que la sensación de calidez que sentí en el interior de mi pecho se transmitió también por mis ojos, ya que los chicos me miraban con duda y picardía. Otro defecto, no sabia mentir ni ocultar nada, no con facilidad, al menos.
Estos chicos me leían cual libro para niños.
— Si, y también una buena base facial al parecer. —dijo Thomas alzando una ceja.
— No puedo refutar contra esa lógica. —reí con fuerza ante la cara que puso Finn ante mi comentario.
— Me iré a buscar mi casillero —suspiró—. antes de que volver a ver a los nuevos me cause otro infarto. Buena suerte. —Thomas beso rápidamente mi frente antes de salir corriendo.
Finn solo atino abrazarme con mas fuerza al verme temblar entre sus brazos cuando una fuerte correntada de viento nos atravesó. Sin duda había venido un poco desabrigada hoy, este comienzo de otoño parecía incluso mas frio que el anterior.
— Aurora.
La cantarina voz de Alice Cullen llamándome hizo que nos giráramos a observarla, esta venía dando pequeños saltitos mientras que sus hermanos venían apenas un paso detrás.
—Hola Alice. —había dado un paso para delante al ver sus intenciones. Y si, por muy sorprendida que estuviera, abrace a la alegre chica con la misma efusividad.
La forma en que me había abrazado se sintió con verdadero cariño, como cuando te rencuentras a alguien que conocías hace años. También me llamo la atención que lo hiciera como si fuera una muñeca de porcelana, de forma tan ligera como una pluma. El frio de su cuerpo, si bien era elevado, me pareció natural. Apostaría a que mi piel se encontraba igual en estos momentos.
— Quiero presentarte al resto de mis hermanos, se que se llevaran tan bien como nosotras dos. —se volteó a verlos su emoción ya característica—. Ella es Rosalie Hale, la melliza de Jasper. —la salude de forma medio tímida y aunque me dio la sensación de que no quería hacerlo del todo, me devolvió el saludo con amabilidad—. Su pareja, Emmet.
— Es un gusto conocerte al fin Aurora, mi hermano nos contó mucho de ti. —el tal Emmet la interrumpió con una picardía que se ve era propia de él.
Mientras ambos Hale lo miraban fulminante y este se regocijaba, solo pude sonreír con humor. Este chico iba a caerme muy bien.
Algo pareció despertarse en mi menta al notar que, de forma extraña, todos parecían poseer unos relucientes ojos dorados. Fruncí el celó confundida sin poder evitarlo. Jamás en mi vida había presenciado unos iguales, y ahora cinco personas ante mi los cargaban como faros.
Además ¿No se suponía que eran adoptados? ¿Como podían tener esa misma característica si así lo eran?
De repente, el chico cobrizo dio un paso al frente, quizás con la intención de frenar las cosas antes de que se salieran de control por parte de sus hermanos.
— Mi nombre es Edward Cullen, es un placer. —agarre su mano helada cuando este me la tendió con amabilidad y delicadeza. Me estremecí por la sensación que la misma me causó, realmente tenía la mano muy fría.
Sacudí la cabeza mentalmente, debía de concentrarme en lo importante; hacerlos sentir bienvenidos.
— El placer es mío, de verdad. —mire a todos sonriente mientras me balanceaba con mis propios pies. Amaba conocer gente nueva, sin importar que tuviera que luchar a veces contra mi timidez. – El es mi mejor amigo, Finn Marshall.
Me pareció ver a Jasper destensarse un poco, aunque hasta recién no había notado como su cara de sufrimiento no lo había abandonado. Alice lo sostenía fuertemente del brazo, eso despertó un poco mi curiosidad, otra vez.
— Un gusto. —inclinó ligeramente su cabeza como saludo general—. Quizás su madre se los comunico, pero seré el responsable de enseñarles un poco la escuela.
Su tono de voz formal no me sorprendió demasiado, es el que usaba con los profesores la mayoría de las veces cuando sentía que el nerviosismo iba a vencerlo.
— Tienen suerte de que él los reciba y no Erik Yorkie. —palmee su pecho ligeramente, tratando de tranquilizarlo—. Es un amor, de verdad, pero por su alma de periodista probablemente les hubiese sacado diez fotos antes de que pudieran hablar.
Finn sonrió suavemente.
— No miente, tendrán que cuidarse de él un tiempo. A menos de que les guste llamar la atención, si es así, déjenme decirles que saldrán en el periódico escolar.
El recuerdo de Erik, revoloteando a mi alrededor la semana pasada para que le cuente cómo había sido mi verano con el fin de publicarlo, atacó mi mente provocándome una sonrisa.
— Gracias por la advertencia. —Edward nos sonrió divertido.
— Muy bien, deberíamos comenzar. Rory puede acompañarnos si se sienten más a gusto.
El ver que todos estaban de acuerdo lleno mi corazón de cariño.
— Lo primero que tendríamos que hacer, incluyéndonos, seria buscar los horarios de clase y los numeros de sus casilleros junto con sus respectivas contraseñas. Calculamos que en la secretaria de inscripción les darán el mapa para que puedan guiarse. —fue explicando Finn mientras caminábamos por los pasillos casi desiertos.
— Por suerte todos llegamos temprano, asi que todo se hará rápido. La secretaria de inscripción y documentación siempre esta un poquito amontonada. —avise con voz calmada tratando de ignorar el como Jasper se colocaba en mi costado derecho—. De igual forma, si ven que con el mapa no logran orientarse o no se sienten cómodos en alguna situación, no duden en pedirnos ayuda o consejos para lo que necesiten.
Al finalizar mi mini discurso les dirigí una sonrisa a la vez que tocaba la puerta de que encontraba a mi izquierda. Habíamos llegado.
— ¡Rory preciosa, Finn, que alegría verlos a ambos! —gritó Lucy, la amable secretaria de edad un poco avanzada, nos miraba con una sonrisa mientras se acomodaba sus lentes.
— Buenos días, Lucy. —exclamamos a la vez—. Son los alumnos nuevos, están aquí para retirar todo lo que ya sabes. —le dijo con sencillez Finn, haciendo que esta asintiera.
Al ver a los nuevos sin duda se quedo gratamente sorprendida, hasta podría jurar que se sonrojó, pero sin duda y con amabilidad los dejo pasar hasta la barra de su escritorio. No podía culparla por actuar de esa forma, sin duda, los nuevos poseían una belleza que podía dejar congelado hasta al mismísimo DiCaprio.
Les entrego sus horarios y materias que más tarde podrían modificar si no lograban sentirse cómodos, el nombre, contraseña y llave de su casillero, el mapa del colegio y una serie de folletos de las pocas actividades que el colegio podía ofrecer. En cambio, a nosotros nos ofreció casi lo mismo, más una justificación de llegada tarde y se salteó los folletos.
— Bueno...
Finn se removió con incomodidad, la sensación de querer salir corriendo había disminuido con la presencia de su mejor amiga. Pero ahora parecía que su instinto le gritaba con fuerza que tomara a Rory y corriera mientras pudiera.
— Con el mapa nos guiaremos bien, gracias. —el tono de voz de Edward había cambiado. Ni siquiera sabia como explicarlo, pero me produjo verdaderos escalofríos.
— De acuerdo. —titubeé. De repente, la sensación que tenia en la boca del estómago desapareció, siendo reemplazada por la calma, cosa que me pareció extraña—. Para lo que necesiten, estamos a su servicio.
Juguete con mi voz, haciéndola de época mientras realizaba una reverencia. Vi con claridad como el rostro fulminante de Jasper, que se encontraba dirigido hacia Edward, me observo en el momento que comencé a hablar y logre causarle una sonrisa ladina.
Otra vez mi corazón pareció fallar.
Me parecía fascinante como el rostro de Jasper, enojado, podía parecerse tanto a un felino a punto de atacar en relación con su belleza y complexión. Pero al sonreír, aunque sea mínimamente, se transformaba en un ser celestial.
— ¡Espera! Tienes algebra, ¿Verdad? —Alice me detuvo apenas hice el amago de irme, aún perdida entre mis pensamiento, colocándose a mi lado. Asentí confundida—. ¡Yo igual! Me alegra tanto que compartamos la primera clase.
Ignorando las miradas de todos sus hermanos e incluso la de Finn, me arrastro con delicadeza por el camino que para ella era desconocido.
Solo pude pensar una cosa antes de que me distrajera hablando del libro que comenzó ayer.
Yo jamás le había dicho a Alice, ni a nadie, que tenía algebra, ni había sacado mi carilla más que para revisarla durante los pocos segundos que me tomaron leer la materia que me tocaba. Entonces ¿Cómo lo supo?
NO OLVIDEN VOTAR Y COMENTAR.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro