🌹𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒑𝒆𝒕𝒂𝒍𝒐𝒔, 𝒖𝒏 𝒕𝒆 𝒂𝒎𝒐🌹
Namjoon no podía creer lo que tenía frente a él. No daba crédito a lo que creía que era un espejismo de SeokJin. Ese no era él, o tal vez sí, pero estaba confundido debido a su apariencia.
Era y no era él. Su cabello era de un color violeta claro, brillante y muy suave a la vista; sus ojos eran de un azul profundo, su piel estaba de un tono más claro y sus labios de un rojo carmín, aunque naturalmente eran así, está vez se intensificaban con un brillo que lo dejaron sin aliento.
—Jin… ¿Qué es esto?
—Ahora podremos estar juntos —dijo con un sonrisa provocativa, acercándose cada vez más—. No huya de mí, su majestad. ¿Acaso no era lo que usted quería?, tocarme, besarme, tenerme solo para usted…
—SeokJin ¿Qué hiciste? —preguntó temeroso.
—¿Acaso importa? ¿No le es suficiente saber que ahora puede tenerme entre sus brazos?
—No juegues con eso… —dejó de retroceder, con el corazón latiendo a mil por hora.
—No estoy jugando.
SeokJin levantó su mano hacia el rey, a penas estuvo a centímetros de tocarlo Namjoon se estremeció en su lugar. No se movió, pues quería que aquello fuera verdad. Cuando los dedos de SeokJin tocaron su torso sin tener ninguna consecuencia ante su tacto jadeó sorprendido.
Namjoon quería llorar, SeokJin no estaba a nada de hacerlo al ver que había funcionado. El mayor cortó el poco espacio que los separaba pegando su cuerpo al suyo, inmediatamente Jin rodeó su cuello con sus brazos fortaleciendo aún más aquél abrazo lleno de emoción.
—¿Cómo pasó? —Namjoon están reacio a dejarlo ir, soltarlo y que aquello fuera nada más un sueño.
—Después hablamos sobre eso ¿Si? —Namjoon asintió sobre su cuello.
Al fin podía sentir a la perfección el delicioso aroma dulce que desprendía, que a causa de la lejanía no podía apreciar con claridad. Se permitió que sus manos vagaran por su espalda y cintura, y aunque estaba sobre las prendas podía sentir el temblor del cuerpo contrario. El príncipe alejó un poco su rostro para quedar frente a frente. Sus respiraciones se mezclaban, sus ojos parecían hablar por sí solos, en una sincronía que ni sus bocas se atrevían a encontrar.
—Bésame —pidió SeokJin sobre sus labios—. Por favor.
Ni siquiera tuvo que esperar más. Sus labios se encontraron de forma ruda, ansiosos de por fin conocerse entre ellos. Nam alzó el cuerpo de Jin para apoyarlo en la pared mientras este enrollaba sus piernas en su cintura. El contacto era simplemente maravilloso, lo hacía delirar a ambos entre jadeos y chasquidos que hacían la situación más y más ardiente.
La lengua de Namjoon se abrió paso en su boca sin ningún tipo de consentimiento, era demandante e imponente la forma en la que guiaba el beso. El cuerpo de Namjoon se veía un poco afectado gracias a estar ingiriendo vino y demás bebidas alcohólicas, y eso lo pudo notar Jin en el sabor dulce y a la vez amargo de sus labios; mas no estaba borracho. Sentía que estaba tocando el cielo con un simple beso, uno que había anhelado desde hace mucho.
Ese contacto le estaba debilitando el cuerpo, tanto así que se soltó de sus hombros, siendo agarrado con mucho fuerza para no caer, mientras sus manos se bajaban hasta el pecho firme del rey. El beso se detuvo cuando se vió arrastrado por su cuello. Namjoon estaba cegado, ganas no le faltaban de romper cada prenda que cubría el cuerpo esbelto del menor. Pero se estaba conteniendo apretando las piernas esbeltas de SeokJin.
—Nam… —un gemido escapó de sus labios cuando sintió ahora un chupón cerca de su clavícula.
Los primeros botones de su prenda superior salieron disparados, haciendo sonidos en el suelo al verse la camisa forzada a abrirse para que la boca, o más específicamente la lengua de Namjoon encontrara su objetivo, uno de lo pezones de Jin fue aprezado porlos dientes del mayor. Y él se satisfacía escuchando los gemidos altos del príncipe.
Ya no tenía control.
—Eres tan hermoso. Tan perfecto. Y solamente mío. —decía mientras besaba todo su pecho hasta su cuello. Guiándose nuevamente a sus labios lo besó con más lentitud y deseo, hasta que necesitaron un descanso y sus frentes quedaron unidas, dándole un poco de lucidez—. Debes… debes ir a descansar. Ya mañana hablaremos de cómo es que ahora eres así.
Namjoon tuvo la intención de soltarlo para que por si solo se pusiera de pie, pero en cambio Seokjin se sostuvo con más fuerza.
—Nam. Dejemos el descanso y la plática para después, por favor —dijo sintiendo el calor en su cuerpo—. Vamos a tu cuarto, o al mío, dónde tú quieras pero, por favor… Te necesito.
—Jinnie, no sé qué te ocurre… pero te aseguro que este no eres tú.
—Créeme que no me he sentido tan seguro de algo —Seokjin atrajo al mayor de su cuello a su rostro para ser él el que dominará ahora un beso urgido, separándose unos largos segundos después—. Atrévete a decir que no me deseas como yo lo hago.
Namjoon volvió a presionarlo contra la pared, posicionando el cuerpo del menor exactamente para que sintiera entre sus piernas la erección que había creado con una facilidad increíble.
—Te deseo como un loco. No sabes las ganas que tengo de hundirme en tí y hacerte gritar…
—Hazlo —Jadeó excitado
Seokjin volvió a besarlo esta vez sin separarse de él cuando el mayor empezó a caminar mientras lo tomaba de su trasero con una mano y con la otra acariciaba su espalda. El camino se hizo un poco largo cuando sintió como se inclinaban hasta que su espalda quedó en la superficie suave de una cama. Inmediatamente escuchó un portazo fuerte que le hizo asustar y separarse de él con miedo.
—Tranquilo. Estamos solos.
Volvió a sus labios, dejando que Namjoon lo desnudara de manera lenta y suave entre suspiros y roces de ambos. Pronto el mayor también estuvo desnudo encima de é, y por fin pudo ver su cuerpo realmente muy bien dotado. Besando y acariciando su cuerpo, tratando de que el tacto de sus dedos quedaran grabados en ellos, iniciaron una fricción en sus cuerpos que despertaban deliciosas sensaciones. Las piernas de Jin temblaban sin necesidad de sentir aún al mayor hundirse en él. Sentía la humedad de su intimidad resbalar por sus glúteos, posiblemente mojando las sabanas debajo de ellos.
Nam rozó su mano desde su pecho y por todo su cuerpo hasta llegar a su intimidad, en dónde froto sus dedos en el dulce lugar que lo recibiría, ingreso no uno, si no dos dedos luego de dar caricias, provocando que seokjin gimiera alto arqueando su espalda hacia su cuerpo, que le dió la oportunidad perfecta para succionar su pecho.
Hacia círculos en su interior, estirando sus paredes con delicadeza.
—Nam, oh dios… más.
Namjoon lo veía embelesado por las facciones de placer que se le eran mostradas como una obra de arte. Le encantaba ser el autor de ello, le encantaba que Seokjin estuviera tan necesitado como él. Su miembro dolía y goteaba anhelante de estar dentro de su príncipe, pero necesitaba estar seguro que no lo lastimaría.
El pecho de Seokjin subía y bajaba con violencia, esas habían sido las sensaciones más extraordinarias que había vivido nunca. Cerró los ojos con fuerza al sentirlo alinearse entre sus piernas. Estaba deseoso pero temeroso y no sabía si ese miedo era más fuerte que la sensación en su vientre que le hacía lubricar con abundancia.
—Dime si te lastimo ¿de acuerdo?
El menor asintió recibiendo besos en su cuello y caricias en su cintura, que no eran si no un método para distraerlo un poco de como Namjoon empezaba a poseer su cuerpo de forma lenta.
Los jadeos se intensificaron con cada longitud del miembro que entraba en él, la espalda del rey era víctima de las uñas que rasguñaba la zona mientras él chico gemía al sentirlo hasta su fondo. Los movimientos pronto se hicieron presentes, y con ellos el volumen de los sonidos eróticos subían en aquella habitación.
El choque de sus pieles aumentaba el placer, el sonido excitante que salía de los labio del menor cada vez que entraba y salía de él descontrola su cordura, al grado que ya no pudo controlar sus acciones.
Al grado que en un movimiento rápido el torso de Seokjin quedó contra el colchón y Namjoon sin ningún tipo de piedad empezó a embestir al príncipe con rapidez y fuerza haciéndolo gritar de placer. Las lágrimas caían de sus ojos, se quejaba de la sensación que estaba haciendo temblar en piernas con violencia e hizo que su pecho pegara a las sábanas dejando su trasero alzado. Grave error, pues aquellas estocadas se volvieron más fuertes y continuas.
El sudor resbalaba por su espalda, y en su vientre empezaba a sufrir espasmos de su orgasmo que llegó de manera rápida, dejando su cuerpo sin fuerzas. Namjoon tomó las caderas del menor con más fuerza, clavándose en su interior con las pocas estocadas que le bastaron para terminar en su interior. Sintiendo como su miembro era apretado con fuerza.
Namjoon se inclinó a besar su hombro mientras se encargaba de acomodarse con él en una posición cariñosa, con la espalda del menor pegada a su pecho y él acariciando su estómago.
—Sabes el riesgo que estás corriendo por terminar en mi interior. —El rey frunció el entrecejo.
—¿Riesgo? ¿Hablas de si quedas en estado de embarazo? —el menor asintió, sintiendo temor—. Para mí sería una bendición ¿A ti no te gustaría?
—Me encantaría. Pero…
—¿Pero?
SeokJin se volteó hacia el mayor, capturando su mirada con la suya.
—No sé, pensé que no te gustaría la idea.
—¿Qué dices? Es lo que me haría más feliz.
Ambos se observaron a los ojos por unos segundos.
—¿Podemos hacerlo de nuevo? No quiero que esto termine.
Namjoon sonrió sin poder creer esa petición tan desvergonzada. Era como si en él no existiera ningún filtro entre su mente y su boca. Eso lo hizo sospechar. Aún así, cumplió con todo el gusto del mundo la petición del menor. Pronto se halló nuevamente en su interior, moviéndose con lentitud y pausa disfrutando del mágico momento.
Seokjin tenía al rey de frente a él, embistiéndolo hasta que le hizo una petición que descolocó y encantó al mayor. Este se acomodó en la cama con su espalda recostada en la cabecera y muy pronto tuvo el cuerpo del menor descendiendo encima de él, auto complaciéndose él mismo. Los pequeños sube y bajas lo hacían suspirar. Tenía miedo, mucho miedo de que aquello no fuera real.
Verlo y sentirlo montando sobre él era un paraíso. Lo fué hasta que empezó a moverse de una forma que le hacía maldecir, Jin estaba fuera de sí, arañaba su pecho y de vez en cuando sus piernas sosteniéndose de ellas para aumentar su velocidad, besaba sus labios mordiendo, y gemía sin filtro encantando al mayor, quien lo incitaba con estocadas mas duras y profundas a seguir.
No quería perderlo, quería todo un maldito futuro con él, quería bajarle la luna, las estrellas y poner su mundo a sus pies de ser posible. No había nada más que pensar, estaba completamente perdido sin SeokJin, él era su vida, su alma, su todo. Y ahora no estaba dispuesto a dejarlo ir.
El cuerpo del menor tembló entre sus brazos anunciando su culminación casi en ese mismo instante, con su propia fuerza hizo su cuerpo subir y bajar un par de veces antes de terminar en su interior nuevamente. Sus cuerpos se abrazaban con fuerza. Jin levantó apenas su cabeza para mirar desde un poco más arriba a Namjoon, quien sonreía viendo hacia arriba. No entendió su acción hasta que a sus lados empezaron a caer pétalos de rosas.
—Nam… esto es hermoso.
—No más que tú —la sonrisa que recibió logró hacer que su corazón se sintiera cálido—. Mi amor —susurró, cortando la respiración del menor—, te amo. Si esto es un sueño, quiero quedarme aquí para siempre, más nunca quiero despertar.
—Namjoonie. Yo también te amo.
Con un beso sellaron una ronda más de amor, una de muchas más a lo largo de la noche, las primeras de mil noches que les deparaban a ambos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro