𝐇𝐚𝐜𝐞 𝐞𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐚𝐥𝐛𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐢𝐨 𝐥𝐮𝐳 𝐚 𝐥𝐚 𝐋𝐮𝐧𝐚, 𝐥𝐚𝐬 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐲 𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐧𝐝𝐢𝐨𝐬𝐨 𝐚𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐫𝐞𝐲, 𝐞𝐥 𝐒𝐨𝐥. 𝐒𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨, 𝐚𝐥 𝐩𝐞𝐫𝐜𝐚𝐭𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫 𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐥 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐚𝐥𝐛𝐨𝐫 𝐥𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐮𝐦𝐢́𝐚 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐢́𝐚 𝐝𝐞𝐝𝐢𝐜𝐚𝐫 𝐚 𝐝𝐚𝐫 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐬𝐞𝐫𝐞𝐬, 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐢𝐛𝐢𝐨́ 𝐚 "𝐀𝐮𝐫𝐨𝐫𝐚", 𝐞𝐥 𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫, 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐨𝐥. 𝐂𝐚𝐝𝐚 𝐦𝐚𝐧̃𝐚𝐧𝐚, 𝐟𝐢𝐞𝐥 𝐚 𝐬𝐮 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞, 𝐀𝐮𝐫𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐠𝐞𝐧𝐝𝐫𝐚𝐛𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐥𝐞́𝐧𝐝𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐫𝐢𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐮𝐭𝐚𝐫𝐚𝐧 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐬𝐮𝐬 𝐜𝐚́𝐥𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐫𝐚𝐲𝐨𝐬.

𝐀𝐮𝐫𝐨𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐥𝐚𝐧𝐝𝐞𝐜𝐢́𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐞𝐳𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐥𝐮𝐦𝐛𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞. 𝐄𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐃𝐢𝐨𝐬, 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐮 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐝𝐚 𝐲 𝐛𝐫𝐢𝐧𝐝𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐚𝐥𝐞𝐠𝐫𝐢́𝐚 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐚́𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐲, 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨, 𝐚 𝐃𝐢𝐨𝐬.

𝐄𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐬𝐮𝐬 𝐭𝐫𝐚𝐯𝐞𝐬𝐢́𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐟𝐢𝐫𝐦𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐥𝐳𝐚𝐫 𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐥, 𝐥𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐮𝐫𝐨𝐫𝐚 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐋𝐮𝐜𝐢𝐟𝐞𝐫, 𝐮𝐧 𝐬𝐞𝐫𝐚𝐟𝐢́𝐧, 𝐞𝐥 𝐚́𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐦𝐚́𝐬 𝐜𝐞𝐫𝐜𝐚𝐧𝐨 𝐚 𝐃𝐢𝐨𝐬. 𝐒𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐨́ 𝐝𝐞 𝐬𝐮𝐬 𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬, 𝐝𝐞 𝐬𝐮𝐬 𝐢𝐧𝐧𝐨𝐯𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚𝐬 𝐢𝐝𝐞𝐚𝐬 𝐲, 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨, 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐬𝐨𝐧𝐫𝐢𝐬𝐚.

𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐫𝐚𝐟𝐢́𝐧 𝐬𝐨𝐧̃𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧 𝐬𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐨́ 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐨𝐥; 𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐛𝐫𝐢𝐥𝐥𝐚𝐛𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐮𝐳 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚, 𝐢𝐫𝐫𝐚𝐝𝐢𝐚𝐛𝐚 𝐞𝐦𝐩𝐚𝐭𝐢́𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐢𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐚 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐲, 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨, 𝐩𝐨𝐬𝐞𝐢́𝐚 𝐮𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 𝐟𝐞𝐫𝐨𝐳 𝐫𝐞𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐮𝐳, 𝐢𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐲 𝐚𝐧𝐡𝐞𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬 𝐚𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐚𝐬.

𝐒𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨, 𝐬𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐧𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐭𝐚𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐞𝐥 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐨𝐬𝐨 𝐚𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐜𝐫𝐞𝐢́𝐚. 𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐀𝐝𝐚́𝐧 𝐲 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡 𝐬𝐮𝐫𝐠𝐢𝐞𝐫𝐨𝐧, 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨́. 𝐋𝐮𝐜𝐢𝐟𝐞𝐫 𝐬𝐞 𝐬𝐢𝐧𝐭𝐢𝐨́ 𝐚𝐭𝐫𝐚𝐢́𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐟𝐞𝐫𝐨𝐳 𝐢𝐧𝐝𝐞𝐩𝐞𝐧𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡, 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐧𝐨𝐯𝐞𝐝𝐨𝐬𝐨 𝐲 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐛𝐢́𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐝𝐨. 𝐄𝐥𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐚 𝐋𝐮𝐧𝐚, 𝐭𝐚𝐧 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐲 𝐝𝐢𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐜𝐨𝐧 𝐬𝐮 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐥𝐚𝐧𝐝𝐨𝐫 𝐩𝐥𝐚𝐭𝐞𝐚𝐝𝐨 𝐲 𝐬𝐮 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐞𝐳𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐭𝐨𝐫𝐧𝐚𝐛𝐚 𝐢𝐧𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐳𝐚𝐛𝐥𝐞.

𝐀𝐥 𝐬𝐞𝐫𝐚𝐟𝐢́𝐧 𝐥𝐞 𝐚𝐭𝐫𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 𝐲 𝐥𝐨 𝐢𝐧𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐳𝐚𝐛𝐥𝐞, 𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨𝐧𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐥 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐮𝐧𝐢𝐫𝐬𝐞 𝐚 𝐬𝐮 𝐋𝐮𝐧𝐚. 𝐀𝐪𝐮𝐞𝐥 𝐝𝐢́𝐚 𝐨𝐜𝐮𝐫𝐫𝐢𝐨́ 𝐮𝐧 𝐬𝐮𝐜𝐞𝐬𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐞𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬: 𝐥𝐚𝐬 𝐥𝐚́𝐠𝐫𝐢𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐨𝐥 𝐜𝐨𝐥𝐦𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐧𝐮𝐛𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨 𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐛𝐚𝐧, 𝐲 𝐚𝐥 𝐫𝐞𝐛𝐨𝐬𝐚𝐫, 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐭𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐬𝐮 𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐓𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝐀𝐬𝐢́, 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳, 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚 𝐛𝐚𝐧̃𝐨́ 𝐞𝐥 𝐬𝐮𝐞𝐥𝐨 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐞𝐧𝐚𝐥.

𖤓𖤓𖤓

- Madre, ¿Cuanto falta para que llegue papá y Ares? -Pregunto la pequeña niña que se encontraba en el regazo de su madre-

- Faltan 10 minutos para que sean las 12 -Murmuró la mayor mientras cerraban el libro y se ponía de pie, cargando a su hija, para caminar hacia la puerta principal de la casa- Ya van a llegar y estoy segura que traen

- ¿¡Tu crees que me traigan los cuernos de algún pecador o incluso la manzana del fruto prohibido!? -Chillo emocionada la niña que incluso sus alas había salido y se movían con emoción-

- Hebe, no seas codiciosa, ¿que pensara tu abuelo si descubre que eres una pequeña codiciosa? -Dijo con una sonrisa mientras le daba un beso esquimal- Pero si quieres, puedo pedirle a tu padre que en el próximo exterminio te traiga una de las manzanas prohibidas

Los ojos amarillos de Hebe se encontraban brillando de la emoción, ella podrá ser el calco exacto de su madre pero aquellos ojos de oro eran un rasgo característico de su padre.

- ¡Estamos en casa! -Una voz masculina se escucho mientras abrían la puerta principal, el primero en entrar fue un joven apuesto- Madre, hermana, estoy en casa

- Mi valiente león, bienvenido mi pequeño Ares -Murmuró con suavidad para recibir con un abrazo a su hijo importandole poco ensuciar su blanco vestido con la sangre de los pecadores- Le pedí a los querubines que preparan tu tina, lo adecuado será que tomes un baño para quitar la suciedad de tu armadura

- ¡Ey muñeca, yo también estoy aquí! -Alzo la voz el otro varón para ser recibido con un abrazo de Hebe- ¡Mi princesa¡ Te vez más grande desde la última vez que te vi

- No seas payaso Adam, solo te fuiste por 12 horas -Murmuró divertida mientras observaba con cariño la escena de padre e hija. Ella seguía abrazando a su hijo pero su corazón dolía, su amado hijo nunca pudo tener a su padre pero apesar de todo, Adam lo acogió como su propio hijo- Rápido vayan a darse un baño, si manchan mi alfombra blanca con sangre juro que haré que duerman en el patio

- Tranquila muñeca -Dijo Adam con una sonrisa, cuando se encontraba en su hogar nunca se ponía su mascara- Ares llevaba a Hebe a su habitación, tengo que hablar de "eso" con Aurora

- Entiendo, Adam -La sonrisa del rostro de Ares había desaparecido, muestra clara que era algo tan serio para que incluso su hija tenga que ser llevaba a otra habitación- ¡Ven princesa! Tengo muchas cosas que contarte

Aurora observo con una sonrisa como sus hijos se alejaban hasta perderse de su vista al dar vuelta en un pasillo, cuando los perdió de vista aquella aura amorosa y dulce desapareció para observar a Adam con preocupación y seriedad.

- Lo mejor será que salgamos, lo que te voy a contar es muy serio y te va a hacer enojar -Dijo para que ambos salieran de la casa hacia el patio de la casa donde se sentaron en unas de las bancas de mármol para seguir hablando- Amanecer... No se como explicar esto...

Adam lucía perturbado y furioso, Aurora se preguntaba que era aquello que le generaba tanta preocupación y enojo para incluso llamarla por su verdadero nombre.

- Habla ahora, Adam que es lo que sucede -Cuestionó con voz seria y preocupada- ¿Paso algo grabe en el infierno?

- Los pecadores encontraron una manera de asesinar a mis chicas -La mirada de Adam estaba perdida ante el recuerdo de ver a una de sus ángeles decapitada- ¡Aurora se supone que no podemos morir!

- ... ¿Qué? -Sus ojos se tornaron en un azul brillante para llevar su pulgar a su boca y morder con fuerza su uña en un estado de shock-  ¿Es acaso una de tus estúpidas bromas?.. ¿verdad?

- Lo lamento muñeca -Murmuró agobiado mientras llevaba su mano a su rostro y acariciarlo-

- Debemos ir con Sera ahora y organizar una reunión con el infierno -Su mirada estaba perdida- Esos seres impuros se atreven a desafiar la luz divina... Debemos adelantar el exterminio, erradicar a cada pecador inmundo y dejar solo a los nacidos del infierno. Te acompañaré en tu reunión con el bastardo infiel de Lucifer. Con su firma, adelantaremos el exterminio a medio año.

- ¿Me acompañaras?... ¡Aurora, ¿Acaso planeas ir conmigo a la reunión? -Llevo sus manos a los hombros de la mujer y su mirada era ansiosas, temía que aquellos seres se volvieran a recontrar- No es necesario, aún cuando las reuniones son por hologramas es inaceptable que tu llenes con tu brillo ese basurero

- No hay excusas. Convencí a Padre del exterminio y me costó mucho. Dejé de ser su hija favorita a cambio de que se llevara a cabo el exterminio en el reino de esa perra y ese maldito infiel -Su voz era fría y su mirada perdida- Le mandare un mensaje a Sera para que organice la reunion. Necesitamos la firma de algún miembro de la familia Morningstar para poder adelantar el exterminio y Lilith no es una opción.... Debemos entrar para que tomes un baño antes de irnos

En medio de una atmósfera cargada de desesperación y ira, ambos ingresaron a la mansión para luego recuperar la calma y la sonrisa. No deseaban causar más preocupación a Ares, y mucho menos querían perturbar a la pequeña Hebe, quien no debía enterarse de la situación. Se sentían angustiados, ya que la niña tenía un cariño especial por las exorcistas, quienes solían cuidarla cuando sus padres estaban ocupados.

— ¡Mami, mami! —exclamó emocionada Hebe, corriendo hacia su madre para abrazar sus piernas— Ares me trajo los ojos de un pecador —mostró con orgullo un par de ojos en su mano, unos ojos hermosos con tonos pastel y un brillo arcoíris que se desvanecían alrededor de sus iris— ¡Son como un arcoíris!

— Así es, Hebe. Te he dicho que siempre que encuentre algo hermoso en el infierno, te lo traeré, ya que esos pecadores no pueden apreciar la belleza como tú —afirmó Ares, quien hizo su aparición vestido con un pijama y el cabello aún húmedo tras un baño— Madre... ¿Qué sucederá?

Ares lucía levemente afligido pues aquella exorcista era su amiga y compañera de entrenamiento, el deseaba regresar y asesinar a cada pecador hasta que el infierno quede vacío o mejor, que ya no exista ese lugar que tantas penas le trajo a su madre.

— Adam, vez a tomar un baño —Dijo Aurora mientras cargaba a Hebe que seguía observando encantada el frasco con ojos— Ares, querido, Adam y yo tendremos que salir y no se a que hora regresaremos, les dejaré dinero para que compren pizza..

— ¡Y pastel! —Exclamó emocionada Hebe causando una risa por parte de los mayores—

— Y también habrá pastel —Expresó Aurora con una mirada amorosa y suave en sus ojos azules, donde brillaba su devoción por sus hijos como la verdadera razón de su existencia y resplandor— Hebe, ¿por qué no le pides a Ares que te cuente cómo le fue en el infierno?

— ¡Sí! Hermano Ares —Exclamó Hebe, extendiendo los brazos para que Ares la tomara en sus brazos— Hermanito, ¿cuántas almas de profanos eliminaste?

— Bueno, como bien sabes, tu hermano es el mejor de todos —Se jactó Ares mientras se dirigía hacia uno de los sofás blancos de la sala y se sentaba— Con un solo movimiento de mi lanza, decapité a más de tres pecadores apenas llegamos al infierno.

Aurora observó a sus hijos antes de subir a la segunda planta con Adam para dirigirse a la habitación principal, donde el baño ya estaba preparado para que el varon tomara un baño. Adam entró en el baño, dejando a Aurora sola para que ella se dirigiera al closet y eligiera su atuendo. Aunque negara sentir ansiedad y desesperación ante la situación, sabía que debía mantenerse fuerte. Solo esperaba no arrepentirse de la decisión de llevar a cabo los exterminios y, sobre todo, no ser la causa de que los pecadores descubrieran la forma de revelarse en su contra.