⌈³⁷⌋𝙀𝙉𝘿𝙀𝘼𝙑𝙊𝙍'𝙎 𝘼𝙂𝙀𝙉𝘾𝙔
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Normalmente Elaine y Enji no hablaban mucho sobre su familia, pero desde que había salido de sus clases — siendo uno de los días en donde salía más temprano — habían estado merendando juntos en la oficina del héroe números dos, en donde el tema principal era Shoto.
Ese mismo día comenzarían sus pasantías y ya había confirmado su asistencia en la agencia del viejo, algo que alegró mucho a la pelirroja, pues podrían trabajar juntos. Aunque no sabía que tan buena idea sería, teniendo en cuenta que desde siempre había odiado a su padre. A pesar de eso y quitando lo negativo, le agradó que haya tomado su consejo para bien y estuviera dispuesto a usar a Enji para lograr su objetivo, controlar su lado izquierdo.
Desde que las había probado, las gyosas fueron las favoritas de Elaine porque nunca podían faltar en cualquiera de sus comidas. Enji — el cual ya estaba acostumbrado al apetito de la menor — siempre le dejaba sus porciones cuando les tocaba comer juntos, como ahora.
— ¿Cómo crees que deba actuar? — cuestionó, dándole una mirada a la pelirroja. La cual comía tranquilamente sus gyosas.
— Como un padre. — contestó sin mirarlo, tratando de disfrutar su comida. Enji le miró mal, pero tenía razón. — Es desagradable que pienses que Shoto es un muñeco que deba obedecer.
— Para eso fue hecho. — respondió, endureciendo la mirada.
— Ya tuvimos esta conversación en el festival, papá. — dejó los palillos sobre la mesa, advirtiéndole con la mirada lo que trataba de decir. — Deberías de conformarte conmigo, soy muchísimo más fuerte que cualquiera de tus hijos.
El mayor sonrió orgulloso, porque era verdad. El pecho se le inflaba al saber que esa niña que tenía en frente era lo que siempre quiso para un sucesor, pero, no podía dejar de lado a Shoto. La obra maestra que siempre soñó tener y que ahora tenía, debía de transformarlo en un héroe capaz de superar a All might. Sí, Elaine es lo que quiso y tuvo, pero no se rendiría hasta que Shoto siguiera el mismo camino que su hermana.
— Es algo que va más allá de tus conocimientos, Elaine. — murmuró, dejando frente a ella su porción de gyosas. — Se trata de orgullo.
«Típico de Leo» pensó, rodando los ojos y aceptando comerse la porción de su padre sin rechistar.
Dejaron el tema de Shoto a un lado, porque ambos sabían que comenzarían a discutir si seguían de esa manera. Y a pesar del fuerte temperamento del héroe, Elaine era mil veces peor cuando se enojaba, tan cruel y mal hablada que le hacía preguntarse a Endeavor quién demonios le enseñó el vocabulario de albañil que llegaba a tener.
Pasaron a un tema más delicado, hablando de su primera sesión con la señorita Takumi. Elaine comentó que había salido todo bien y que en su próximo día libre iría a visitar a Rei. Que nombrara a su esposa no hizo ningún efecto negativo en él, solo nervios. No veía a Rei en persona desde el accidente de Shoto pero, periódicamente le enviaba sus flores favoritas, porque él no sabía cómo actuar, ni como disculparse.
—¿Irás a recoger a Shoto? — habían terminado de comer, ya estaban recogiendo los desechos.
— Creo que él puede arreglárselas solo. — sonrió, tirando los envoltorios a la basura. — Además, quiero darle su espacio. Siento que estoy a su lado todo el día, es un adolescente.
— Tú también eres una adolescente. — se burló, revolviendo el cabello rojizo de la más baja.
— Pero soy mayor que Shoto. — se defendió, ofendida. — Estoy a poco de cumplir los dieciocho.
La bombilla del héroe se encendió rápidamente, preguntando si quería algo en específico para esa fecha. Endeavor no era de celebraciones pero sus obsequios nunca faltaban, para ninguno de sus hijos. El único que no los aceptaba era Natsuo, que refería tomar la tarjeta de su padre y comprar lo que quería sin necesidad de verlo a la cara.
Elaine se lo pensó unos segundos antes de responder, en sí, para ella hubiera sido genial repetir la cena que tuvieron en su cumpleaños número siete pero sabía que era imposible. Natsuo se negaría a sentarse en la misma mesa del viejo y Rei no tenía permitido salir de la clínica, aunque era un buen deseo para pedir al soplar las velas.
— Todavía no lo tengo claro. — respondió, plantando la duda en el héroe. — ¿Quieres que preparé la habitación de Shoto?
— Burnin ya se encargó de eso. — la menor bufó al oír el nombre de la heroína, rodando los ojos. — Mejor ve a esperarlo en la recepción, no tiene idea de cómo llegar.
Y eso era verdad, el menor de los Todoroki jamás había pisado la agencia de su padre. La agencia era un edificio enorme, con varios pisos, ventanas tipo espejo, polarizadas. Tenía muchas habitaciones para los distintos internos que se quedaban allí cuando tenían turnos nocturnos, era muy elegante y se notaba de inmediato entre toda la estructura simple de las calles de Musutafu.
— Vale. — respondió, alargando la última vocal. — Recuerda lo que hablamos, no la cagues.
El héroe ni siquiera le contestó, simplemente dejó que saliera de su oficina mientras él volvía a sentarse, pensando en lo que había hablado con la fémina minutos atrás. Elaine le había aclarado que Shoto no estaba en su agencia por él, sino porque era ella estaba allí. Era una mentira a medias, porque verdaderamente el medio albino le había pedido que le ayudara a entrenar su lado izquierdo.
Para su suerte no que se topó con Burnin en ningún momento, eso la mantuvo tranquila por lo menos hasta que divisó su flamante cabellera cruzar por uno de los pasillos. Elaine la ignoró por completo y caminó hasta recepción, según su reloj, Shoto no tardaría en llegar, justo cuando el sol se estaba poniendo.
Se apoyó entre uno de los pilares mientras veía como héroes venían y salían de allí, otros tranquilos, unos queriendo que su turno termine y otros simplemente vagando, como Burnin.
El edificio en donde se ubicaba la agencia de su padre era enorme, muy grande y llamativo. De color negro con vidrios polarizados tipo espejo, y en la parte más alta se ubicaban oficinas, mientras que en la lateral estaban las habitaciones. Era una agencia que recibía internos con kosei tipo fuego, y al ser el héroe número dos recibía muchos, muchos, internos. Aunque Endeavor sólo escogía lo mejor de lo mejor, era un hombre muy exigente.
— ¡Shoto, bienvenido! — abrió sus brazos, recibiendo al menor con una brillante sonrisa.
El medio albino no lo pensó mucho y abrazó a su hermana, la cual le miró de pies a cabeza, esperando ver algo extraño en él o en su rostro, pero estaba igual de serio que siempre.
— ¿Me estabas esperando?
— Claro que sí. — contestó, tomando el bolso más grande del menor para cargárselo al hombro. — Venga, te mostraré tu habitación y luego iremos con el viejo.
Shoto no dijo palabra alguna y la siguió hasta el elevador, pudo notar como muchos de los héroes bajo la agencia de su padre lo saludaban con cortesía, no se sentía cómodo con tanta atención, por lo que se escondió detrás de la pelirroja con disimulo.
La habitación del menor estaba en el mismo piso que la de Elaine, ella hablaba en voz baja, enseñándole las diferencias instalaciones dentro de la agencia, como los baños, las salas de entrenamiento, la cafetería, recepción y sala de llamados. Shoto intentó memorizar lo mejor que pudo los caminos que ella señaló, de seguro se terminaría perdieron la primera noche.
— Es un poco diferente a la habitación en casa. — murmuró, observando que no había un tatami.
— No todos estamos acostumbrados a dormir en futones, es algo más occidental. — contestó, dejando que el menor revisara su habitación. — Aunque te he puesto un Futón en el armario por si te incomoda la cama.
— Gracias, Nee-san. — murmuró, caminando hasta el gran ventanal.
— No es nada, deja lo que no necesites y bajemos, el viejo nos está esperando.
La pelirroja metió el gran bolso de su hermano dentro del armario, lo único que Shoto traía en mano cuando salieron de su habitación fue su maletín, donde estaba su traje de héroe.
Bajaron un par de plantas más hasta llegar a la oficina de Enji, Shoto ni siquiera tocó ni esperó a que su hermana llamara, entró como si nada. Encontrándose con el héroe de frente, quien los esperaba pues ya había sido notificado de la llegada de su hijo.
— Te estaba esperando, Shoto. — les recibió. — Parece que finalmente estás preparado para el camino de la grandeza.
Los ojos dorados de la más alta miraron de mala forma al Todoroki, sosteniendo el puente de su nariz. Al parecer la plática que había tenido con el héroe antes le entró por un oído y le salió por el otro.
— No tengo intención de seguir el camino que tú quieres. — habló, viéndolo seriamente. — Yo seguiré mi propio camino.
Una sonrisa se plasmó en su rostro, viendo con orgullo la determinación del menor. Ella sabía que el medio albino era capaz de cualquier cosa si se lo proponía, con o sin la ayuda del viejo.
— No importa, espero estés listo. — sonríe, ver su rostro lleno de llamas era algo a lo que Elaine todavía no estaba acostumbrada. — Nos vamos.
— ¿A dónde? — cuestiona, confundido.
— Te mostraré lo que es un héroe. — el hombre alza la mirada hasta su hija, haciéndole una seña. — Sunvely, vienes con nosotros.
El trío recorría las calles de Hosu con soltura, Shoto se veía pequeño al lado de los dos gigantes pero sólo observaba cómo trabajaban. Hace poco había podido ver en primera persona como Elaine recuperaba un bolso robado en pocos minutos y a su padre salvando un par de personas de ser atropellados.
Su noche fue demasiado tranquila, algo suave para ser su primera vez como interno. Nada fuera de lo normal o un super villano poderoso, crímenes poco especiales pero igual de importantes. Se sorprendió un poco al ver lo rápida que podía llegar a ser Elaine, era como ver una luz cruzar por tu lado, desapareciendo al instante.
— Nos separaremos aquí. — indica su padre, frenando en una esquina. — Se han reportado casos de ataques, el asesino de héroes ha estado por aquí. — le dio una mirada a la mayor, como si le dijera lo que tuviera que hacer.
— Entiendo. — asintió. — Iré a patrullar la zona sur.
— ¿Irás sola? — a Shoto no le gustó el hecho de separarse de la pelirroja, más aún con las palabras que dijo el viejo.
— Estará bien, ya lo ha hecho antes. — interviene Endeavor. — Después de todo fue entrenada por mí. — se jactó, orgulloso.
— Confía un poco en mí, Shoto. — dijo de manera juguetona, apretando las mejillas del menor. — Sí necesitan ayuda envíen un mensaje, nos vemos.
Con un signo de paz se despidió, de su espalda se extendieron dos grandes alas hechas de fuego y con ellas emprendió vuelo, levantando una capa de polvo cuando despegó.
Shoto la observó hasta que ya no pudo verla más, entonces suspiró. No tenía de qué preocuparse, sabía que Elaine era más fuerte que cualquiera, aunque fuera de noche, sabía que su hermana sabía cómo defenderse.
Elaine estiró los brazos con una sonrisa, sintiendo como el viento golpeaba su cara. Estaba contenta con las reformas que le había hecho en su traje, le había pedido a la clase H que le agregaran unos visores y un par de cascos para los oídos como los que llevaba Hawks, de esa forma ya no se le tapaban cuando alcanzaba gran altura.
Su sonrisa se borró cuando observó humo saliendo de un callejón, se acercó con precaución hasta el complejo de calles con y sin salida hasta que un brillo azul le detuvo. Eran las mismas llamas azules que la habían salvado a principios de año. Se acercó con cautela, pues el sonido de sus tacones resonaban en el estrecho callejón y entonces, divisó una figura al final, pero no podía verla con claridad.
— ¿Estás bien? — preguntó, alzando la voz. Queriendo que esa persona le confirmara si estaba en peligro o no. — ¿Puedes oírme?
Dabi se tensó, no imaginó que su pequeña disputa con un imbécil terminará atrayendo a Elaine, maldijo para sus adentros cuando observó en la oscuridad los brillantes ojos de la fémina, también oía su voz más cerca y el miedo de que lo viera crecía cada vez más. Lo mejor que pudo hacer es apagar sus llamas y esconderse entre la negrura de la noche.
Sus pasos se acercaban cada vez más y estaba seguro de que con el resplandor que emitía su traje, sería capaz de verlo entre la esquina del callejón, no tenía alternativa.
Estuvo a punto de gritar del susto, sus ojos fueron cubiertos rápidamente al igual que su boca y podía sentir un pequeño objeto filoso en su cuello. Se quedó quieta y alzó los brazos lentamente, debía de ser rápida al momento de zafarse de su agarre.
Las manos que la tenían cautiva eran ásperas y en una parte de ellas eran aún más ásperas, como... Como si tocara la cicatriz de Shoto pero peor, no sabía cómo explicarlo. Sentía un olor a carne asada y a peróxido, de ese que usan las personas para decolorar y teñir el cabello. También un olor extremadamente familiar que no sabía identificar, pero allí estaba, una fragancia similar al roble viejo y jabón.
A pesar de que la persona que la estaba privando de su visión la tuviera sujeta, no era brusco ni violento, era similar a cuando cubres los ojos de alguien para asustarlo. Y sabía que la persona que la tenía presa era más bajo que ella porque su aliento chocaba contra su cuello, causándole escalofríos.
Dabi dejó caer la cabeza sobre el hombro de Elaine, aspirando su perfume, disimulando frente a ella. Después de tantos años la tenía junto a él, aunque no como quería y no en la situación correcta. No pudo evitar sonreír para sí mismo cuando observó que en su mano izquierda llevaba su brazalete y sin poder evitarlo, bajó la mano que cubría sus ojos hasta su mano, dejando que ambos medallones se unieran.
«Juramentos tan altos como las montañas y tan profundos como el océano fueron intercambiados, los amantes prometen lealtad eterna hasta que los mares se sequen y las rocas se descompongan»
Elaine escuchó ese pequeño click, el sonido de dos metales uniéndose y entonces, antes de que pudiera bajar la mirada, sus ojos fueron cubiertos nuevamente, jalando su mano izquierda en el proceso.
«¿Qué mierda?» se preguntó.
Cuando el agarre del cuchillo sobre su cuello se aflojó, Elaine apartó de un cabezazo al hombre detrás de ella. Dabi maldijo en voz baja porque le había dado justo en la nariz pero esquivó a tiempo otro golpe por parte de la más alta. La pelirroja lanzó la pequeña navaja hacia la otra dirección con una patada y con una llave, estrelló la cabeza del más bajo contra el cemento, provocando que el gruñera.
Se alejó un poco cuando su cuerpo se encendió en llamas, dejando ver un poco más en aquella oscuridad. Elaine buscó con la mirada al muchacho que hace poco estaba en el piso y no encontró nada, igual que la última vez.
No sabía cómo le hacía para desaparecer tan rápido o si tenía dos singularidades, algo como teletransportación o invisibilidad, no lo sabía pero ya le había perdido el rastro al chico.
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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
➥Una de las razones por las que Dabi se cubre cuando ve a Elaine (además del miedo constante a que lo reconozca) es que le causa inseguridad su cuerpo quemado, él cree que ella no lo vería del mismo modo.
➥ Sufrió una etapa muy dura de aceptación por las cicatrices que obtuvo después de su "muerte".
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+80 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 80 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
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