⌈⁴⁰⌋𝘿𝙊𝘾𝙏𝙊𝙍
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Musutafu, 2011.
Los pequeños y escondidos mechones de cabello blanco que habían comenzando a salirle a Touya fueron transformándose en porciones de cabello albino, preocupando mucho a su madre. Quien finalmente se lo comentó a su esposo, entonces, juntos decidieron visitar al doctor con el menor. A pesar de la indiferencia que Enji mostraba, él también estaba preocupado por Touya, no entendía cómo de la nada su cabello rojo había comenzando a cambiar a ese blanco nieve que sus hermanos también poseían.
Ahora — después de la revisión — ambos estaban en la oficina anexa del doctor. Touya estaba esperando fuera, sentando en una de las sillas mientras jugaba con la piruleta que el hombre le había dado como "premio" por portarse bien. Rei y él estaba tensos, sentados frente al hombre, esperando un veredicto — fuese positivo o negativo — después de todo harían lo que fuese necesario para mantenerlo a salvo.
— Acerca de este peculiar caso... — comienza el hombre, cruzando sus dedos.— En cuestiones de su quirk. Él heredó tu quirk de fuego, sin embargo su cuerpo es dominado por los genes de su madre.— explicó.— En otras palabras, ha desarrollado una resistencia para una singularidad de hielo, por lo que él mismo no tolera su propio fuego.
«Eso explicaría sus quemaduras. Bueno, este método para diseñar niños... Es un tabú y será mejor que dejen de hacerlo».
Ambos padres salieron de la consulta con la mente en blanco, Enji se sentía devastado. Pues su hijo no estaba cumpliendo con sus expectativas y su entrenamiento había sido en vano, sin embargo su mente lo consoló un poco al recordar a Elaine. En cambio, Rei estaba a nada de echarse a llorar por tan malas noticias. No sabía cómo le explicarían a su hijo — y a Elaine — que no podía seguir entrenando y que por lo mismo no podría ser héroes. Pensó en cómo los corazones de ambos niños se romperían en pedazos al ver sus ilusiones rotas, después de todo fue Endeavor quien encendió esa llama en ambos infantes, ¿Cómo iba apagarla? Elaine probablemente dejaría el sueño de lado al enterarse de que ella y Touya no serían héroes juntos, entonces su esposo no lo permitiría.
El regreso a casa fue silencioso e incómodo, Touya veía la ventana con aburrimiento. Sólo quería llegar para poder ver a Elaine un rato, porque tenía entrenamiento con el viejo. Aunque, él sentía que sus padres querían decirle algo, en especial su madre.
— Touya... — guió la mirada hasta su madre, para darle a entender que la estaba escuchando. — El doctor nos ha dicho algo importante hoy.
— ¿Ya saben por qué mi cabello está cambiando?
— Dejarás de entrenar, Touya.— dictó su padre, dejando mudo al chico.— El doctor nos ha dicho tu singularidad es la que te daña, olvida el sueño de ser héroe.
— ¡Pero papá...! — trató de rebatir, sentía los ojos picandole.
— No me discutas, Touya.— advierte, apretando el volante.— Es por tu bien, no necesitas más explicaciones.
Enji no quería decirle a su hijo que por su culpa, por culpa de haber buscado un predecesor perfecto, él no podía ser héroe. Porque la incompatibilidad de Touya era culpa suya, uno de sus hijos fue quien mezcló de forma incompleta sus singularidades y ahora se hacía daño a sí mismo. Estaba furioso, pero no con Touya sino consigo mismo y de alguna u otra forma debía de forzar a que se rindiera, forzar a que se diera cuenta de que no estaba hecho para ser héroe. Por eso, comenzaría a entrenar a Shoto junto a Elaine y le prohibiría a Touya hacerlo, alejarlo de la pelirroja era su mejor opción.
— Mamá... — llamó, suplicando que interviniera por él.
— Cielo, es por tu bien.
Con esa palabras, todas las lágrimas que aguantó por el viaje se liberaron. Sin embargo no soltó ni un solo sollozo, no le daría ese lujo a su padre, de escucharle llorar. Limpió con violencia sus lágrimas e intentó con todas sus fuerzas el permanecer firme, no flaquear frente a la fría mirada que le dirigía Endeavor por el retrovisor. Todo por lo que había luchado por tantos años, ahora se derrumbaba en unos segundos, ¿Qué le diría a Elaine? ¿Cómo le explicaría que ya no podrían ser héroes? Su corazón se estrujó y una sensación similar a querer vómitar se instaló en su estómago, todo parecía una pesadilla, una horrible pesadilla.
Ni siquiera miró a sus padres cuando se bajo del coche, corrió directamente hasta su habitación pues no quería ver a nadie. No quería que nadie lo viera de esa forma, llorando. Sabía que la niña de ocelos dorados iría a verlo para saber como se encontraba pero él no podía verla a la cara, no podía decirle que ya no serían héroes juntos. No podia destruirle la ilusión, no quería verla llorar por su culpa y por eso se escondía.
Elaine había estado esperando a Touya desde que se habían ido temprano en la mañana, se había quedado jugando con Fuyumi en su habitación pero tenía una mala sensación en su cuerpo, se le revolvía el estómago al pensar que Touya pudiera estar enfermo. El cabello blanco ahora se notaba más que antes pero ella no le tomó tanta importancia porque Fuyumi también tenía mechones rojos en su cabello, pensó que era algo normal pero al parecer no lo era y por eso le habían llevado al médico, estaba preocupada.
— ¿Elaine? — parpadeó un par de veces, enfocándose en Fuyumi la cual le miraba preocupada. — ¿Estás así por Touya?
— Me da miedo que le ocurra algo grave.— admite, bajando sus hombros.
— No lo creo, ¿Por qué no vas a preguntarle? — animó.— He escuchado a mamá llegar hace unos minutos.
— ¡Iré! — asiente, poniéndose de pie con una sonrisa.
Con una pequeña sonrisa y más confiada, salió de la habitación de la albina dando pazos largos para llegar más rápido. A mitad de camino se encontró con Rei, quien tenía el rostro hinchado por haber llorado en su habitación por la noticia del doctor — aunque la niña no lo notó — e intentó cruzar de largo para ir a la habitación del mayor.
No se esperó que la matriarca la frenara en la mitad del camino, llamándola en un susurro y le diera una mirada que no le gustó, pena.
— Elaine, no creo que debas ver a Touya ahora. — intentó sonreír, acariciando su cabello.
— ¿¡Por qué?! — se escandalizó, pensando lo peor. — ¿Él está bien? ¿Qué pasó con Touya? — se preguntó, estaba a punto de echarse a llorar.
La mirada grisácea de la mujer se ablandó al notarla así y su corazón volvió a estrujarse al saber lo que pasaría con su hijo. La mirada brillante de Elaine y su sueño... El sueño que tenían de ser los mejores héroes se iría al caño y le daba muchísima pena. Se sentía tan mal, después de todo lo que había sufrido ahora lo volvería a hacer, destruyendo sus ilusiones.
— No, cariño.— negó rápidamente.— Touya está muy bien.
— ¡Entonces iré a verlo! — se libró del agarre ajeno, esquivando el cuerpo de Rei y corriendo por el pasillo que daba por la habitación de Touya.
La mujer ni siquiera tuvo fuerzas para ir tras de ella, estaba tan cansada psicológicamente y ya no podía, no tenía la capacidad. Sólo esperaba que su hijo no descargara su ira contra ella, esperaba que se refugiara en ella.
Cómo era costumbre, ella no tocaba para entrar y simplemente deslizó el shoji, esperando ver al mayor esperándola con los brazos abiertos, pero en cambio lo vio tumbado en la cama mientras sollozaba. Su ceño se frunció y su estómago se revolvió, ni siquiera levantó la cabeza para verle y gritó que se fuera.
— ¿Touya?
— ¡Vete de aquí, Elaine! — le gritó, despegando su rostro de la almohada para oírse mejor.— ¡No quiero verte ahora!
Quedó estática, sin poder mover ni un solo pelo de lo sorprendida que se encontraba. Él jamás le había alzado la voz, jamás la había gritado ni tratado de esa forma y eso la descolocó. Sus manos comenzaron a temblar y sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas que amenazaban por salir en cualquier momento, junto con una opresión en el pecho.
— ¿Hice algo malo? — cuestionó, con la voz temblorosa.— ¡Dime que sucede!
— ¡No quiero verte ahora, Elaine! ¡Vete! — volví a gritar, intentado retener sus sollozos.
— ¡No quiero! — gritó de vuelta, encendiendo su cabello en llamas.— ¡No entiendo por qué estás enfadado conmigo! ¡Lamento si hice algo mal!
Touya no aguantó oírla llorar y se sintió extremadamente culpable. Porque Elaine tenía miedo, le tenía miedo al abandono y ella creía que él la iba a dejar, que se había aburrido de ella. No pudo evitar volver a sollozar cuando la sintió abrazarlo por la espalda, disculpadose entre lloriqueos por algo que no había hecho. Entonces, despegó su rostro de la almohada y ambos ojos lagrimosos se encontraron, viéndose con dolor.
Elaine hipó cuando fue recibida en los brazos de Touya, el mayor la abrazó tan fuerte que la sintió quejarse un poco pero no se separaron y él continuó desahogandose. Acarició el cabello rojo de Sunshine con las manos temblorosas y trató de disculparse aunque no le salía, se estaba ahogando con su propio llanto. No quería verla allí, no podía soportar verla y saber que no podría cumplir con la promesa que habían hecho y eso le dolía, le daba rabia, frustración y por eso lloraba.
— Lo siento.— balbuceo, limpiando las lágrimas con sus dedos.— Nada de esto es tu culpa, no sigas pidiendo perdón.
— No quiero que me dejes.— lloriqueo.— No me pidas que me aleje de ti, por favor.
— Yo tampoco quiero que me dejes.— afianzó su agarre.— Elaine, si no puedo ser un héroe, ¿Me dejarías?
— ¡No, idiota! — chistó, abrazándolo con fuerza, enfadada por su estúpida pregunta. — No me importa si eres un héroe o no.
— Elaine... No puedo ser un héroe.— su declaración la dejó helada, sorprendida.— El doctor ha dicho que me lastimo con mi singularidad, no puedo ser un héroe.
El dolor que transmitía al decir esas palabras hizo que los ojos contrarios volvieran a llenarse lágrimas, pero no por decepción ni mucho menos por haber roto su promesa. Sino por él, porque sabía lo mucho que Touya se había estado esforzando para ser notado por Enji, para ser más fuerte y ser digno de ella y que ahora, no pudiera ser lo que él quería y para lo que su padre lo había entrenado se le hizo tan injusto, sintió tanta pena que acabó llorando junto con él.
«Vamos a ser héroes juntos, Touya»
Los menores se habían quedado secos luego de llorar tanto, pero se sentían mejor — en especial Touya al saber que Elaine no lo dejaría — entonces, mientras hablaban sobre lo que había sucedido. Y lo poco que le había comentado Enji al mayor, ambos llegaron a la conclusión que el daño que recibía Touya a causa de sus llamas no era un impedimento para ser héroe, siempre y cuando no se excediera.
Allí estaban, tumbados sobre el futón de Touya mientras miraban el techo de la habitación como si fuese lo más interesante. Sus cabezas barajaban muchas opciones y senderos diferentes en los que ambos triunfaban como héroes con o sin la ayuda de Endeavor. El patriarca les había metido en la cabeza que el éxito se conseguía a base de mucho esfuerzo y Touya se esforzaria más que nadie, porque lo había jugado con el Mjölnir en la mano. Porque quería un brillante futuro junto a su chica, como héroes.
— El viejo tiene como nombre de héroe «Esfuerzo», sí él pudo llegar a donde está yo también puedo.— murmuró.
— Lo vamos a lograr juntos.— contesta, sonriendo.— Podemos entrenar en secreto juntos, Touya.
— ¡Sí! — asiente rápidamente.— ¡Crearé un movimiento especial para que vea que soy apto! ¡De esa forma volverá a entrenarme!
— Yo te apoyaré en todo.— entrelazan sus manos, viéndose con cariño.— Porque sé que serás el mejor héroe del mundo.
— Se los demostraré, Elaine.– dicho esto, dejo un beso sobre el dorso de su mano, sellando la promesa.
Las peleas entre los mayores se hicieron más frecuentes cuando Shoto comenzó a entrenar con su padre. Ignorando por completo la presencia de Touya en la casa, algo que hacía sentir terriblemente mal al chico pero le daba la fuerza para seguir adelante, para demostrarle a su padre que también era capaz.
Enji y Rei discutían constantemente sobre el trato que estaba recibiendo el mayor por parte de su padre, la mujer se sentía tan impotente de no poder hacer nada que acababa llorando después de cada pelea. Su esposo se mantenía firme en su decisión, la forma más fácil de apagar el espíritu de Touya sería demostrarle que él no podía ser héroe, que él no tenía la capacidad como Shoto o Elaine.
Era difícil, porque su hijo mayor era igual a él. Lo había heredado todo, su carácter, su mirada, su orgullo, las ganas de querer ser el mejor y eso era algo que él mismo había encendido en Touya. Era necio igual que Endeavor y no se rendiría fácilmente, por eso necesitaba destruirlo, derrumbar ese sueño que sembró en él.
— Eso es... Simplemente demasiado, es muy cruel.— repitió en voz baja, sollozando.— Touya ya sabe que buscas algo en cada hijo, ¡Incluso se ha dado cuenta de tu trato con Elaine!
— No importa cuanto hable con él, aparece con quemaduras nuevas cada día.— contesta, frotando su rostro con frustración.— Él heredó mi necedad también... Si queremos que se rinda no tenemos opción, Touya no puede sobrepasarlo.
«Él no puede, no puede cumplir con mi ambición. Pero tengo a Shoto, tengo a Elaine»
Sus discusiones nunca terminaban en nada, siempre quedaban inconclusas diciéndose cosas que ya sabían y no llegando a ninguna solución, porque para Enji el problema estaba zanjado pero para su esposa no, ella era la que peor se sentía porque conocía los sentimientos de los chiquillos.
En esos días en donde la casa estuvo sumida en un horrible ambiente, pasaron los cumpleaños de Shoto y Touya. Estaba tan devastados por las noticias del médico que no quiso saber nada de su cumpleaños ni mucho menos el de Shoto, el cual tampoco se celebró por lo mismo, porque ya habían comenzando sus entrenamientos. También, el mayor había encontrado un lugar para entrenar que no estaba tan lejos de casa, un monte algo aislado en donde no mucha gente visitaba y era perfecto para que ambos se escaparan a entrenar. Se había aprendido las rutas del metro para que ambos pudieran ir y volver sin problemas, en especial porque tenía miedo de perder a Elaine en el camino.
— No conozco el monte Sekote. — comenta mientras Elaine observaba el mapa que le enseñaba Touya.
— Se puede ver desde aquí, es una gran montaña.— se pone de pie, yendo hasta la ventana para señalar la verde montaña detrás de ellos, aunque ahora estaba cubierta de nieve.
— ¿Cómo vamos a salir sin que se enteren? Nuestras clases terminan a las cinco. —
— Tendremos hacer los deberes entre clases.— contesta, calculando el tiempo que tienen.— Para así tener despejada la tarde hasta las siete antes de que lleguen tus abuelos. Me preocupa ser descubierto por el viejo.
— ¡No pongas esa cara, Touya! — pide, haciendo un puchero a la vez que camina hacia él.— Nadie nos va a descubrir, prometo ser muy discreta para que juntos podamos entrenar mucho.
— Gracias por apoyarme, meine kleine.—
— Yo te apoyaría en cualquier cosa, porque confío en ti y sé que serás el mejor héroe del mundo.
Sus manos volvieron a encontrarse gracias a los imanes de los brazaletes, ambos se sonrieron y una vez más crearon las hermosas llamas violetas. Esa era su forma de sellar la promesa que habían hecho, porque ninguno se veía en el futuro sin él otro y Elaine... Ella confiaba al 100% y ciegamente en Touya. Porque creía en él y en su poder, sabía de lo que era capaz y que siempre la protegería.
Nunca se imaginó perderlo en el mismo monte en donde una vez entrenaron.
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ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
➥ Elaine tenía un inglés más avanzado desde niña, por lo que ayudaba a Natsuo con sus deberes.
➥ Solían estudiar todos juntos en la sala, por lo que cuando tenían dudas le preguntaban a Touya.
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+110 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 110 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
Lxs dejo invitados a mi fic de la Emperatriz divorciada.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
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