❏ | 𝐁𝐄 𝐌𝐈𝐍𝐄
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Ese fin de semana se había despertado muy temprano, ¿la razón? Continuaría con el entrenamiento de Shoto. Según lo que él mismo le comentó aquella vez que rindió el examen, no consiguió los puntos que necesitaba debido a que tuvo una pelea con otro examinado y acabaron provocando un revuelo, no porque él no haya sido capaz de salvar a los falsos civiles aunque si era sincera, a su hermano menor le faltaban habilidades sociales porque con su expresión facial no calmaría a nadie.
Observa el reloj que mantiene en sus manos, midiendo el tiempo que el menor se tarda en ir y venir desde la punta más alejada del gimnasio gamma hasta donde está ella. Es crucial ser veloz cuando de rescates se trata, sólo bastantes unos cuantos segundos para que la vida de alguien se te escape de los dedos y eso, Shoto debería de saberlo muy bien.
Gracias a los Dioses, la UA proporcionaba sus instalaciones para entrenar, sin duda alguna los gimnasios y las réplicas de ciudades completas eran muy necesarias para ese tipo de entrenamientos. Incluso le había pedido ayuda a Mirio pero este se negó, dijo que ese mismo día comenzaría la redada contra Chisaki, así que se puede decir que estaba un poco nerviosa por los resultados de la operación, aunque Shoto la mantenía bastante ocupada.
— ¡Más rápido, más rápido! — gritó, aplaudiendo ligeramente. — ¡Mi abuela puede hacerlo en menos tiempo, Shoto! —
El medio albino chasqueó la lengua con ligera molestia, estaba yendo lo más rápido que podía pero para Sunvely nada parecía ser suficiente, estaba seguro de poder ver la sombra de Endeavor detrás de ella, mirándolo con esos fríos ojos turquesa; diciéndole que podía dar más, que no fuera mediocre.
«Maldición, es demasiado exigente» se dijo a sí mismo, intercalando el frío y el calor para aumentar la velocidad. «¿Así se siente ser entrenado por el viejo?»
Llevaba varias semanas haciéndolo correr de un lado a otro, a veces le colocaba pesas, otras veces simplemente le negaba el uso de su singularidad y ese día, por fin le dio el libre albedrío de correr como él quisiera.
— Lo hiciste mejor que la semana pasada. — le felicitó, pausando el cronómetro. — 5.04 segundos menos, es un gran logro.
Shoto se detuvo de forma abrupta, ¿Había logrado eso en tan sólo una semana? Entonces… ¿Eso es lo que buscaba su hermana? ¿Mejorar su resistencia en base a esos ejercicios? Se dejó caer al piso, totalmente exhausto debido a la actividad realizada, tratando de regular su respiración ya que estaba demasiado agitado.
— Nee-san. — pronunció con dificultad, tomando la botella de agua que ella le ofrecía. — Gracias… —
Elaine revuelve su cabellera bicolor con cariño, sentándose junto a él y dándole unas cuantas palmaditas en la espalda mientras le mira fijamente, orgullosa de su progreso.
— Estoy muy orgullosa de ti, Shoto. — confiesa, sonriendo. — Sin duda alguna conseguirás tu licencia esta vez.
— Eso espero. — contestó, volviendo a darle un trago a la botella. — Estoy un poco nervioso.
— Lo harás excelente, has trabajado muy duro. — las palabras de su hermana le hacen sentir mejor, por lo que sonríe suavemente. — ¿Ya tienes que irte? — cuestionó al verle ponerse de pie.
Elaine afirmó.
— Tengo un turno tarde hoy. — contestó. — El viejo anda más malhumorado de lo usual, así que no debo llegar tarde. — dijo, haciéndole un bup en la nariz al menor.
— Está bien… — resopló, tumbandose boca arriba. — Yo seguiré entrenando por una hora más.
Elaine suelta una risita antes de depositar un beso en la frente de su hermano menor, para luego tomar su maletín y emprender camino hasta la agencia del héroe número dos.
Aquel día era su cita con Keigo, estaba un poco nerviosa — nada fuera de lo común — ya que no sabía qué sorpresa estaba preparando el héroe para ella. En definitiva sería muy especial, ambos querían borrar de su mente la discusión que tuvieron en su última cita y para ello, Hawks se estaba esforzando al máximo para tener todo perfecto. Lo único que le dijo, fue que se pusiera muy bonita porque la llevaría a cenar a un lugar especial, no pudo evitar sonreír mientras pasaba su tarjeta por el escáner del metro.
— Buenas tardes. — saludó cuando puso un pie dentro de las instalaciones.
Nada podía arruinar su buen humor, ni siquiera los horribles chistes que Burnin lanzaba a sus espaldas.
Al ponerse su traje de héroe y salir a patrullar, nada malo o fuera de lo común pasó. Debido a la redada que sus compañeros organizaron contra los Shie Hassaikai, las calles estaban desprotegidas ya que la mayoría de oficiales de policía estaba rodeado la instalación donde se encontraban los villanos. Gracias a esto, Elaine tuvo más trabajo de lo usual y en algunas ocasiones entregó a los criminales directamente a la comisaría más cercana por la falta de personal, aún así, estuvo muy tranquila.
Le envío un mensaje de texto a Mirio diciéndole que le avisara cuando el rescate estuviera hecho, el rubio respondió con un emoji y un pulgar arriba, al menos eso la tranquilizó por el resto de la tarde sin saber lo que se les venía encima.
Sólo esperaba que Eri estuviera bien.
Elaine volvió a la agencia a eso de las seis de la tarde, Enji la estaba esperando en la puerta con las cejas alzadas y sus brazos cruzados. Claro que a él no le hacía ninguna gracia que su hija prodigio estuviera en una especie de relación con Hawks, a él no le agradaba y mucho menos para su retoño. Y por más que quisiera hacer algo — como prohibirle verle — sabía que la fémina haría caso omiso a sus peticiones y se escaparía, como lo venía haciendo hace ya tres años.
— Terminaste tu turno muy puntual hoy. — le comentó cuando pasó a su lado, era un reclamo.
Ella nunca volvía a la agencia en el tiempo acordado, siempre se quedaba media hora o una hora más limpiando las calles hasta que su reemplazo llegará. Estaba claro el porqué estaba allí, tenía sólo dos horas para alistarse antes de que Keigo pasara por ella a las ocho; al Todoroki no le agradó que Sunvely dejará de lado sus tareas para salir con él, si ese pajarraco la quería tanto, esperaría por ella hasta que terminará sus patrullajes.
— Tengo cosas que hacer. — respondió, desviando su mirada. — Yo ya cumplí mis deberes.
— Espero que esto no se vuelva una costumbre.
La fémina aplastó sus labios ligeramente antes de pasar de largo y subirse al ascensor, no comprendía por qué Endeavor se ponía de esa manera cada vez que ella tenía novio. Puede decir que hasta lo de Touya había sido mínimamente comprensible porque era una niña pero, ¿Y ahora? ¿Por qué le desagrada tanto Keigo? Soltó un suspiro, negándose a buscar las respuestas.
Se miró al espejo por última vez mientras alisaba la falda del vestido con sus manos, no podía creer que se veía tan bonita, se sentía muy bien consigo misma.
El sencillo pero elegante vestido color crema que estaba usando era ligero — perfecto para esa época del año — con mangas ¾ y una falda corte A que le llegaba por encima de las rodillas, abombada y con encaje. Elaine parecía un hada sacada de un libro de fantasía, llevaba unos zapatos del mismo color a juego con un pequeño tacón ya que no quería verse tan alta al lado de Hawks, porque ya de por sí le sacaba una cabeza completa en zapatos bajos.
Retoca con sus dedos algunos mechones de su cabello, el cual está atado en una media coleta con un lazo a juego, y el maquillaje que se hizo era muy natural. Sin dudas ese tutorial de Youtube había hecho maravillas en su piel, era la primera vez que usaba base y no se veía tan mal, todo gracias a los consejos de su makeup artist de confianza.
— Todo va a salir bien. — se dio ánimos, sonriendo.
Al llegar al ascensor que la llevaría a la primera planta se encuentra con Burnin de camino, ambas se quedan mirando con mala cara pero la mayor tiene un sobre en las manos y es para ella.
— Toma. — le entiende el sobre. — Te lo han dejado en recepción.
— ¿Y esto? — preguntó, tomando el papel de las manos ajenas con recelo. — ¿De quién es?
— No tengo idea, ¿Crees que adivino cosas? — la mayor bufó, rodando los ojos. — Por cierto, te ves bien. — admitió, dándole una mirada de pies a cabeza y sonriendo con altanería. — Te ves decente.
Sunshine pasó de responder y simplemente levantó el dedo medio, cerrando las puertas del elevador mientras miraba mal a Burnin. Esa mujer sabía como colocarla de mal humor con sólo abrir la boca y era más que obvio que no quería arruinar su cita el día de hoy, menos por alguna estupidez salida de su boca.
Soltó un suspiro, más calmada.
Lo que tiene en sus manos no es más ni menos que una carta, lo sabe solamente por el sobre. Elaine alza las cejas, preguntándose a sí misma quién envía cartas hoy en día cuando simple y llanamente puedes abrir WhatsApp, escribir y darle a enviar. Por unos segundos creyó que todo era idea del héroe alado, quizá algún detalle romántico antes de comenzar su cita y no puede evitar emocionarse, hasta el punto de chillar como una niña mientras está en el elevador.
Aunque esa sonrisa se borra al desdoblar la carta:
Elaine:
Ha pasado un mes desde la última vez que nos vimos en aquel lugar tan conocido para ambos, el cementerio. No creí que tu presencia me hiciera tanta falta, no verte es una completa tortura pero más tortuoso para mí es escribirte esto, ser romántico me provoca asco pero me estoy tragando el vómito con tal de demostrarte que lo que he dicho frente a la tumba de Touya es verdad, estoy enamorado de ti.
Te extraño más de lo que me gustaría admitir, por eso, no voy a dejarte ir. Dile al bastardo que intenta robar tu corazón que ese lo tengo yo, porque sé que estás enamorada de mí, así como yo lo estoy de ti, no lo niegues.
Mi bella Elaine no dice mentiras, ¿no es así?
No había firma alguna pero tampoco necesitaba tenerla porque ella sabía muy bien quien era el emisor de dicha carta, se tragó las ganas de llorar que le invadieron de repente, se supone que ya había superado lo que sucedió con Dabi, no podía volver a pensar en él ahora mismo.
Lo que más odiaba de esa situación es que no era mentira, seguía manteniendo sentimientos por aquel villano y eso era lo que más la frustraba. Arrugó la carta con sus manos pero fue incapaz de quemarla, simplemente la guardó en su bolso de mano y salió del ascensor como si nada hubiese pasado.
No podía ser capaz de quemar algo que él le había escrito con su puño y letra.
— Que hermosa te ves, pichoncito. — halaga el rubio cuando la ve salir de la agencia, su corazón late desbocado al verla.
— Keigo… — murmuró tímidamente, tomando la mano que él le ofrecía. — Tú también te ves muy guapo.
No mentía, era la primera vez que lo veía con un traje y ya saben lo que dicen: "No hay hombre feo si usa esmoquin", parecía ser verdad pues lucía impecable en su fino traje negro junto a una corbata roja y unos lindos zapatos de charol. Además, tenía el cabello arreglado y peinado, se veía muy guapo.
— ¿Nos vamos, señorita? — pregunta, abriendo la puerta del coche para ella.
Elaine sube no sin antes reírse un poco debido a lo formal que estaba siendo, abrochó el cinturón de seguridad rápidamente y recibió con una sonrisa al héroe cuando se sentó a su lado, poniendo en marcha el coche.
El viaje fue muy ameno y nada silencioso porque pasaron hablando durante todo el camino hasta el restaurante, todo estaba saliendo de maravilla y el mal sabor de boca qué había dejado su última cita parecía ser sólo un mal recuerdo.
Keigo sujetaba la mano de la pelirroja mientras usaba la palanca de cambio, no le importaba conducir de esa manera, le había echado tanto de menos que quería pasar muchísimo tiempo junto a ella, más en esa noche, donde le pediría formalmente ser su novia, estaba emocionado.
Aunque el héroe tampoco se libraba de los nervios, algo dentro de él le decía que quizá no era un buen momento pero no, era ahora o nunca. Había estado planeando aquella cena desde hace semanas antes de que ocurriera el campamento, no podía echarse para atrás, quería darle un nombre a lo que sea que tuviera con Elaine, mucho más después de que ese malvado villano se atreviera a posar sus ojos sobre ella.
Todavía intentaba averiguar por qué tenía tanto interés en Sunshine, no es que Elaine fuera poca cosa, era una mujer espectacular; simpática, amable, empática pero estaba seguro que un villano tan sádico como Dabi no se fijará en ella por esas cualidades, más aún siendo una aspirante a héroe, se le hacía ilógico.
— Ten cuidado. — tendió su mano para ayudarle a bajar del coche, como un caballero.
— Es bellísimo. — la sorpresa se reflejó en sus ojos, el restaurante era precioso y estaba iluminado por cientos de luces que parecían linternas flotantes. — ¿Comida italiana? —
— Quería probar algo nuevo. — contestó, ofreciendo su brazo. — Además, tu abuela me dijo que te encantan los raviolis.
Elaine sonríe enternecida por sus palabras y deja un beso sobre su mejilla, está muy feliz y no puede ocultarlo, se olvidó por completo de las palabras escritas por Dabi y se permitió disfrutar de su cita con el rubio.
— Entremos, estoy hambrienta.
El ambiente dentro era cálido con una decoración europea bastante marcada, en las paredes se enseñaban miles de fotos de las obras y esculturas repartidas por el país en forma de bota. Elaine estaba embelesada, observando todo con ilusión, además de que dentro olía delicioso ya que habían velas aromáticas encendidas en cada mesa y ese aroma se mezclaba con el de la pasta recién hecha, albahaca y pan de ajo.
Dabi permanece observando todo desde la distancia con una mirada vacía, sus ojos normalmente brillantes ahora están turbios y una rabia latente crece en su interior con sólo ver esa escena. Se suponía que abordaría a Elaine una vez ella dejara la agencia, por esa razón le había dejado una carta pero jamás se esperó que sus planes se verían truncados por ese horrible pajarraco y entonces, lo supo. Él era el bastardo que la había hecho llorar la última vez, quien estaba celoso de un muerto y le había hecho una escena de celos en medio de su cita. Debió de haberlo imaginado, ese estúpido rubio siempre estaba junto a ella, pululando como una paloma a su alrededor y buscando de donde agarrar.
Chasqueó la lengua, furioso.
¿Cómo ese tipo se atrevía a poner los ojos sobre su mujer? ¿Quería que lo calcinara vivo? Porque no tendría problema alguno en añadir un muerto más a su lista si continuaba con sus intentos de coqueteo, Elaine no podía abandonarlo, ¡No podía salir con alguien a quien no ama! Lo sabe bien, ella lo ama, se volvió a enamorar de él incluso sin verle el rostro, ¡Se habían besado! ¡Lo había reconocido! ¿Por qué…? ¿Por qué le dolía tanto el pecho?
No se movió de su lugar por más de una hora, los estuvo observando todo ese tiempo, fue fácil hacerlo debido a que ambos se sentaron frente al ventanal del restaurante. Observó cada interacción entre ellos dos, el como Keigo la miraba, acomodaba su cabello y la hacía reír; observó como Elaine se ruborizaba cada que él le daba una sonrisa coqueta o como lo alejaba de ella cuando se acercaba demasiado.
Los escuchó reír a carcajadas cuando salieron del restaurante y caminaron juntos tomados de las manos por la acera, no pudo evitar seguirlos, aunque no quisiera ver lo que sucedería. No tenía que ser muy listo para darse cuenta que ese bastardo iba a proponerse y lo odiaba, detestaba la idea, no podía ser posible.
— Pichoncito… — le llama el héroe, tomando sus manos. — ¿Te divertiste hoy? —
— Claro que sí… Siempre nos divertimos. — le dio un apretón a sus manos, algo ansiosa.
— Me alegro. — sonríe, rascando su nuca con nerviosismo. — La verdad… Te he traído aquí porque quiero preguntarte algo importante.
La ansiedad se disparó en los amantes — Elaine y Touya — de forma totalmente diferente, mientras que la fémina estaba nerviosa debido a lo que Keigo pudiera decir. El varón estaba a nada de un ataque ansioso ya que ese imbécil iba a proponerse, no podía permitirlo, no quería verlo pero sus pies se encontraban pegados al piso como el cemento.
— ¿Si? — animó al rubio, sonriendo.
— Se mi novia. — soltó de golpe, paralizando a la menor. — Me gustas desde que nos conocimos la primera vez, no podía dejar de pensar en ti y cuando por fin intercambiamos palabras, supe que tenías que estar en mi vida.
«Eres maravillosa, única y te ríes de mis chistes. Me encantaría pasar el resto de mi existencia junto a ti, sé que la mayor parte del tiempo soy un idiota y que tiendo a cagarla la mayor parte del tiempo pero soy sincero con mis sentimientos, ¡Te amo, Elaine!»
No supo qué decir o cómo reaccionar ante su declaración, es decir, sabía que Keigo tenía sentimientos por ella, eso era obvio pero jamás se imaginó que fueran tan fuertes. Sus manos comenzaron a temblar ligeramente debido a la ansiedad y sus pupilas se contrajeron, no podía pensar con claridad, ¿Qué debía hacer?
«Mi bella Elaine no dice mentiras, ¿no es así?» las palabras escritas en la carta resuenan en su cabeza como un eco, porque era verdad, había aceptado tener sentimientos por Dabi, pero también los tenía por Keigo, eso no era mentira, ¿verdad? ¿Acaso tenía que ponerlos en una balanza? ¿Medir su amor? Los quería a los dos, pero siendo realista, jamás podría tener nada con el villano, eran completamente opuestos, lo suyo no tenía futuro aunque lo quisiera.
Siente las ganas de llorar en la garganta porque no sabe qué hacer, quiere a Hawks y a la vez, quiere a Dabi.
Esperaba que su elección haya sido la correcta.
— Yo… — murmuró con la voz temblando, debido a retener el llanto. — Sí, sí quiero. — aceptó, mostrando una débil sonrisa.
El héroe sonríe como nunca antes, cargando a la menor en un asfixiante abrazo mientras una risa brota desde su garganta, ¡Está tan feliz! El corazón le late como loco en el pecho y siente fuegos artificiales estallar en su interior… Después de tanto tiempo, ¡Por fin lo ha logrado! Ni siquiera puede disimular su alegría.
El héroe no lo piensa mucho y cierra sus ojos, listo para sellar aquella declaración con un beso, un verdadero beso.
Sunshine entra en pánico, comenzando a ver todo en cámara lenta. No sabe qué hacer o cómo reaccionar, no está lista para besar al rubio, está demasiado confundida. Su cabeza no deja de mostrarle la imagen de Dabi, incluyendo el apasionado beso que compartieron en la habitación del hospital cuando ella estaba internada, no puede. No puede besar a Keigo, no después de haber pesado al villano.
Es como si lo traicionara.
Sus labios están cada vez más cerca de ella y la única forma que tiene para afrontar la situación, es correrle el rostro, provocando que Keigo termine besando su mejilla derecha.
— ¡Me pillaste desprevenida! — se excusó, riendo a causa de los nervios.
— Lo siento. — se disculpó con cierta vergüenza, rascando su nuca. — Creo que me precipité, pichoncito.
Esta vez, el héroe besa dulcemente su mejilla más cercana, rozando su nariz con la suya en un beso esquimal sin dejar de sonreír en ningún momento.
«Estoy tan feliz, Elaine»
Escuchar salir de los propios labios de Elaine una respuesta positiva a esa pregunta no hizo nada más que romperle el corazón, pero más que triste, está enojado, furioso, molesto. Nunca había estado tan molesto, ni siquiera cuando su padre le prohibió verla.
Su respiración estaba agitada y su ritmo cardíaco acelerado, buscaba cualquier excusa viable para no salir de los matorrales y asesinar a Hawks, porque quería hacerlo, quería verlo reducido a cenizas por atreverse a poner sus ojos sobre su mujer. Trató con todas sus fuerzas calmarse y pensar con lógica, encerrando a su niño interior; el cual lloraba y pataleaba dentro de su cabeza al presenciar como Elaine lo estaba olvidando, dejándolo a un lado por un nuevo amor.
Finalmente, tomó la decisión de volver al cuartel de la liga porque si se quedaba más tiempo, iba a echar a perder su plan y no soportaría no revelar su identidad con tal de tener a Sunvely de vuelta.
De regreso, unos cuantos villanos y delincuentes de poca monta sufrieron su ira, sólo de esa forma Dabi pudo apaciguar un poco su ira.
Al encontrarse dentro de las cuatro paredes que conformaban su habitación, gritó. Gritó como nunca había gritado antes, amortiguando todo el sonido con la almohada más cercana, quería dejar de sentir aquella opresión en el pecho, ¿Desde cuándo él no podía controlarse? ¿Por qué dolía tanto? ¿Por qué… ? Esas y más preguntas se arremolinaban en su cabeza, queriendo encontrar respuesta a todas ellas.
El corazón le va a mil por hora, puede sentirlo palpitar en su cabeza y retumbar en sus oídos, ¿Por qué dijo que sí? ¿Acaso fue su culpa? ¿Fue porque la abandonó? Si él no hubiese ido al monte Sekote ese día… ¿Todo sería diferente? Si existiera esa posibilidad, Elaine no hubiese buscado refugio en los brazos de ese bastardo, ¿Había sido su culpa? Claro, es eso. Es su culpa por haberla abandonado, es su culpa haber puesto su estúpido sueño de convertirse en héroe antes que a ella, ¿Para qué quería ese estúpido título si no la tenía a Elaine? ¿De qué le servía? ¡Nunca lo quiso! ¡Hubiese preferido tenerla a ella que a ese tonto título! Y ahora… Debía de conformarse con verla desde lejos, cubriéndose el rostro como si fuera un vil ladrón.
Sus manos tiran de su cabello azabache con fuerza, queriendo que el dolor que siente en su cuero cabelludo sea más fuerte que el que tiene en el pecho, que algo le distraiga.
Una carcajada carente de emoción brota desde sus labios, haciendo vibrar su pecho y finalmente, cae en cuenta de que está llorando. Su impoluta camiseta blanca se encuentra llena de sangre, la misma que se escapa a través de sus lagrimales quemados. Dabi no la detiene, deja que fluya libremente mientras observa el vacío, no puede aceptarlo.
«Juro que amaré a Touya hasta que los mares se sequen y las rocas se descompongan» resuena la voz infantil de Elaine en sus oídos, provocando que la sangre siga brotando con más intensidad.
— Que idiota. — murmuró para sí mismo. — Yo no soy Touya… Al menos, no ese Touya.
Su espalda choca con la pared, y él acaba deslizándose lentamente hasta quedar sentado en una de las esquinas de la habitación con las piernas estiradas y la mirada perdida.
«No puedes dejar de amarme» dice con un hilo de voz. «Eres lo único que tengo, Elaine». El sabor metálico de la sangre se cuela por su boca, sigue llorando sin descanso pero nada duele más que su corazón, siente que la ha perdido, que llegó demasiado tarde.
La escena que tuvieron en el hospital es reproducida en su cabeza nuevamente de forma tortuosa, sus labios moviéndose a la par con los suyos junto al cálido tacto de sus manos recorriendo sus mejillas, viéndolo con esos hermosos ojos dorados que le transmitían todo el amor que sentía por él.
Los "te amo" que pronunciaron y las promesas que intercambiaron, todo lo recuerda a la perfección. Quiere volver a sentirlo, a sentirse amado, a ser feliz, a estar junto a ella, porque puede haber abandonado su humanidad, nombre, identidad y a su familia… Pero jamás podría dejar ir a Elaine. No podría abandonar a la única persona que estuvo para él en las malas y en las peores, nunca.
Prefería morir que vivir una vida sin ella.
«No quiero estar sola, te extraño mucho y aunque vaya a terapia sigo pensando en ti. Cada cosa que hago, cada cosa que veo me recuerda a ti, me duele no haber podido despedirme… Debí detenerte, fue mi culpa que acabarás muerto»
Su voz suena en su cabeza, repitiendo una y otra vez las primeras oraciones, dándole fuerzas. Él le había prometido volver a ella, a pelear por ambos, no iba a dejar que ningún idiota los separara de nuevo, una simple y burda declaración de amor no borraba lo que Elaine sentía por él, porque lo que consiguió hacer en meses, Hawks tuvo que luchar durante tres años. Era más que obvio quien llevaba la ventaja, y eso era porque la fémina sabía quién era, porque nunca había dejado de amarlo, ¿Qué mierda importaba si le dio el sí? Él no se detendría, una estúpida relación no iba a frenarlo; Elaine era su mujer.
— Eres patético, Touya. — se dijo a sí mismo con asco, limpiando la sangre seca con el dorso de la mano. — Llorar no va a traerla de vuelta. — repite las palabras que alguna vez le dijo a la pelirroja, y sonríe.
«Si tengo que poner a todo el jodido mundo a mis pies para tenerte de vuelta lo voy a hacer, no me importa qué deba sacrificar o cuánto me cueste; prometí volver a ti sin importar qué». Aquellas palabras salieron de su boca con odio y una convicción envidiable, se había recompuesto, había vuelto a tomar el control de sus emociones.
No permitiría que algo así volviera a suceder porque demostraba la debilidad que tenía por ella, y era algo que debía guardarse. Dabi sonrió como un cínico, quitándose la camiseta empapada de sangre con un sólo movimiento, listo para continuar con su venganza y completamente decidido a recuperar lo que siempre había sido suyo.
«Porque para quedarte con mi mujer, primero tendrás que pasar sobre mi maloliente y putrefacto cadáver, Hawks».
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
ᴄ ᴜ ʀ ɪ ᴏ s ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴇ s
◎ Touya comenzó a aprender alemán desde los once, pero Elaine no sabe que fue su abuelo quien le enseñó y ayudó a practicar su pronunciación.
◎ Actualmente, Dabi posee un alemán B2. Es un nivel avanzado, lo que significa que puede escribir, leer y entender el idioma siendo el emisor o receptor del mensaje.
ᚐᚑᚑ⬪ᚑᚑᚐ
+110 ᴠᴏᴛᴏs ʏ 200 ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs ᴘᴀʀᴀ ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ᴄᴀᴘ.
˙˚˓˒˙˛ʿʾ․·‧°⋆ও ──
¡ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ, ɴᴏs ᴠᴇᴍᴏs ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴠɪᴇʀɴᴇs!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro