𝟎𝟎𝟕: invisibility cloak
James desbordaba felicidad al recibir un paquete que su padre le mandó en la mañana.
El pelinegro ya tenía una idea de que podía ser y cuando por fin abrió el envoltorio del paquete confirmó lo que pensaba.
─ ¡Miren lo que mi papá me mandó! ─ dijo James presumiendo su capa.
Sirius levantó una ceja ─ ¿Una capa?, ¿Qué tiene de especial una simpática capa? ─ preguntó confundido.
James lo miró ofendido.
─ No es solo una simple capa, Sirius ─ aseguró Potter. Luego se puso la capa logrando sacar un jadeo de todos sus compañeros ─ ¡Es la capa! ─ chilló feliz.
A Sirius le brillaron los ojos al ver el cuerpo de James desaparecer luego de que se pusiera la capa.
─ ¡Una capa de invisibilidad! ─ mencionó con sorpresa Remus.
Draco casi se rió al ver como Sirius le quitaba la capa a James para ponérsela él.
El rubio ya tenía conocimiento de dicha capa pues había descubierto a Potter en una ocasión en el tren espiandolo con la capa.
─ Es una reliquia familiar, ha pasado en muchas generaciones en nuestra familia ─ dijo James sonriendo.
Sirius desfiló por la habitación pero solo siendo visible su cabeza, era como si estuviera flotando en el aire.
─ Está capa será de ayuda para nuestras futuras bromas ─ mencionó feliz Black.
James asintió en acuerdo. Mientras que Draco y Remus soltaron suspiros de resignación.
Era algo imposible decirles que no hagan bromas.
─ ¡Así es!, Haremos las mejores bromas con todas las cosas que compre en hogsmeade ─ dijo James sonriendo.
─ Las serpientes van a enloquecer de disgusto ─ volvió a hablar Sirius mientras se quitaba la capa de encima.
Draco rodó sus ojos ─ Al parecer ustedes dos quieren que los slytherins los maten ─ dijo con disgusto.
James se acercó a él sentándose a su lado.
─ No nos harán nada porque ni siquiera sabrán que fuimos nosotros ─ aseguró el de anteojos ─ no te preocupes rubio bonito, estaremos bien ─ le dijo Potter.
Draco levantó sus cejas mientras se preguntaba internamente cuándo fue que él se había preocupado por Black y Potter.
Cómo si Remus hubiera leído los pensamientos de Draco, se rió logrando tener la atención de sus compañeros en él.
─ ¿De qué te ríes Remus? ─ preguntó con curiosidad Sirius.
─ De nada, no es nada, sólo me acordé de algo gracioso ─ mintió Lupin.
Los chicos asistieron creyendo en sus palabras.
Minutos más tarde después de la pequeña conversación entre los leones, los cuatro chicos salieron de su habitación para su siguiente clase de transformación que tenían con la profesora McGonagall todos los jueves la cuál compartían ese día con los ravenclaw.
Llegaron al salón de clases junto a más estudiantes de ambas casas.
A los pocos segundos llegó la profesora McGonagall.
— Bienvenidos nuevamente a otra clase de Transformaciones de primer año ─ comenzó a hablar en un tono serio como de costumbre ─ les recuerdo como qué Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderán aquí en Hogwarts ─ advirtió ─ espero absoluta concentración y atención al detalle. Sin embargo, sé que están aprendiendo y cometerán errores ─ dijo observándolos ─ hoy aprenderemos cómo convertir un escarabajo en un botón ─ informó.
De un movimiento de su varita, varios escarabajos aparecieron en los pupitres de los estudiantes.
Los estudiantes estaban nerviosos y a la vez emocionados por aprender.
La clase transcurrió un poco tranquila, a algunos estudiantes no les podían salir el hechizo para transformar al escarabajo en botón lo cuál los hacía frustrar.
El primero en lograrlo fue Draco como en todas las clases, el rubio sabía que era un poco injusto ya que él sabía mucho más que los de primero pero también disfrutaba ver a los otros estudiantes renegar por no salirles el hechizo.
─ Muy bien joven Draco ─ la voz de McGonagall sonó al lado de James ─ en el primer intento lo logró, diez puntos para Gryffindor ─ dijo sonriendo.
McGonagall sabía que Draco era del futuro y seguramente sabía más que los de primero pero ella debía calificarlo como uno más de primero y eso es lo que hacía, además le gustaba que el chico fuera tan bueno en su clase.
La siguiente en lograrlo fue Lily Evans de Ravenclaw la cuál ganó los primeros diez puntos para su casa.
Después siguió Remus quien convirtió con éxito en su tercer intento el escarabajo en un botón ganando así puntos para Gryffindor.
James lo había logrado después de varios intentos fallidos, aunque tuvo un poco de ayuda de Draco para lograrlo.
Por otro lado, Sirius lo único que conseguía era cansar al escarabajo, por que cada vez que éste esquivaba la varita mágica, se caía del pupitre. Tuvo que estar varios minutos intentando una y otra vez para finalmente convertir el escarabajo en botón.
Las clases habían terminado media otra después de otra sección que consistía en transformar una tetera en tortuga.
Y como siempre, Draco nuevamente fue el primero en lograrlo llevándose más puntos para Gryffindor.
Una vez que salieron de su clase, los gryffindors fueron a su sala común al finalizar su clase con la profesora.
─ ¡Estoy demasiado cansado! ─ chilló Sirius tirándose dramáticamente en uno de los sillones que había en la sala común ─ ese maldito escarabajo me hizo enojar mucho ─ mencionó el Black.
Los otros tres también se sentaron en los sofás que había en la sala común.
─ No fue tan difícil ─ dijo Draco mirándolo mientras sonreía.
Sirius lo miró ─ Tú lo dices porque te salió a la primera, maldito suertudo ─ dijo el Black.
Draco se rió al verlo hacer un berrinche.
─ Realmente eres muy bueno en transformación, Draco ─ felicitó Remus ─ siempre consigues a la primera transformar las cosas con éxito.
─ Gracias.
James lo miró, se acercó un poco más a Draco poniendo su cabeza en el hombro derecho de éste.
─ De verdad eres muy bueno Príncipe, en todas las clases eres el mejor ─ le dijo James.
Draco iba a sacar la cabeza de Potter de su hombro pero la voz de uno de los prefectos de Gryffindor lo interrumpió.
─ ¿Tú eres el famoso Draco? ─ preguntó un chico de cabello rubio y ojos marrones claros.
Draco levantó sus cejas ─ Sí aunque no sabía que era famoso ─ mencionó el rubio.
El mayor sonrió ignorando la mirada fulminante que James le daba.
─ Un gusto, soy Edward Spencer, uno de los prefecto de gryffindor ─ se presentó ─ y en cuanto a lo otro si eres muy conocido entre los gryffindors y los demás estudiantes gracias a que siempre respondes en todas las clases que haz tenido, los gryffindors hemos obtenido muchos puntos para nuestra casa gracias a ti, si seguimos así sin dudas este año ganaremos la copa para nuestra casa ─ dijo el rubio con orgullo.
Draco hizo un «ooh» con sus labios al escucharlo.
Después de conversar unas cuántas palabras más, el mayor se fue dejando nuevamente al cuarteto de amigos.
La mañana siguiente había mañana siguiente había empezado un poco mala para los slytherins gracias a una broma que les habían hecho.
Ninguna de las serpientes supo quién había sido realmente porque de lo contrario ellos estaban seguros que tal persona terminaría en la enfermería o peor aún, en San Mungo.
La cuestión era que tanto James como Sirius se habían salido con la suya al no ser descubiertos ni por los estudiantes ni por su jefa de casa.
La capa de invisibilidad había sido de gran ayuda para no ser visto por nadie.
Los dos chicos habían tirado bombas fétidas a las serpientes y como su nombre lo indicaba, tales bombas liberaban un olor muy desagradable.
Luego de esa broma, los dos chicos fueron al gran comedor donde todos hablaban de el suceso que pasó con las serpientes.
─ ¿Fueron ustedes no? ─ preguntó Remus apenas que sus dos compañeros tomaron asiento.
─ Depende de que se nos acuse ─ dijo Sirius sonriendo.
─ Si es por la broma a las serpientes si fuimos nosotros, debieron ver sus caras, fue demasiado gracioso ─ aseguró James.
«Estúpidos». Pensó Draco mientras desayunaba en paz tratando de no alterarse.
─ Si la profesora McGonagall se enterará de esto podría quitarnos puntos ─ les susurró Remus mientras fruncía el ceño.
Sirius iba a hablar pero Draco se le adelantó.
─ Si ustedes par de tontos logran que nos quiten puntos les juro que ni siquiera Merlín los salvará de mi ira, porque no voy a estar ganando puntos para que ustedes idiotas hagan que nos quiten esos valiosos puntos ─ mencionó molesto ─ quiero ganar esa copa de fin de año y lo haremos incluso si debo atarlos a un silla para que se queden quietos ─ les advirtió Draco tanto a Sirius como a James.
Los gryffindors se quedaron blanco ante el regaño del rubio, la aura que desprendió mientras hablaba ocasionó que sus compañeros se hundieran en sus asientos.
James tragó saliva antes de hablar.
─ Tranquilo bonito, nadie nos descubrió, ¿Verdad Sirius? ─ miró en dirección de su amigo pelinegro.
Sirius asintió mientras lo miraba.
─ Si ─ contestó el Black.
Draco sonrió satisfecho ─ ¡Excelente! ─ exclamó.
Remus miró la escena sorprendido al ver como Draco había regañado a sus amigos.
Sonrió sin poder evitarlo ya que fue demasiado gracioso todo ante su vista.
Después los chicos se pusieron a realizar sus tareas pendientes.
Draco había ido a la biblioteca, James por su parte fue con él para buscar información sobre el trabajo de encantamiento.
El de anteojos no pudo estar tranquilo ni concentrado al ver callado a Draco en la media hora que estuvo con él en la biblioteca.
Tomó la manga de la túnica del rubio y tiró de ella ocasionando que Draco lo mirará.
─ ¿Estás enojado? ─ preguntó James mientras mordía sus labios.
─ No ─ se limitó a decir Draco para seguir con su trabajo de encantamiento que había dejado el profesor Flitwick
James frunció el ceño ante su respuesta ya que no le creyó nada
─ ¡Estás enojado! ─ confirmó el gryffindor seguro.
Un suspiro salió de los labios de Draco mientras dejaba el libro que tenía en sus manos.
─ No estoy enojado, Potter ─ volvió a contradecir Allan.
James mordió sus labios por segunda vez ─ Si lo estás, sino no me dirías Potter ─ mencionó el de anteojos seguro.
Draco cerró sus ojos tratando con todas sus fuerzas no gritar en medio de la biblioteca.
Al calmarse luego de unos minutos sonrió en dirección de James.
─ No estoy molesto, leoncito ─ aseguró usando el peculiar apodo. Los ojos de James se iluminaron al escuchar el apodo que tanto le gustaba ─ solo estoy tratando de concentrarme en la tarea que nos dejó el profesor pero tú no me estás dejando porque me estás hablando cada dos segundos, ¿Podrías por favor déjame terminar la tarea y luego hablamos todo lo que quieras?─ le dijo Draco.
James asistió rápidamente ─ Si, rubio bonito ─ contestó el Potter para volver su atención a su tarea.
Draco sonrió feliz por callar a Potter.
Luego de eso volvió su atención a su pergamino y libros para terminar de hacer su tarea.
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