
❪𝟯𝟳❫ ; 𝗹𝗶𝗴𝗵𝘁 𝗮𝗻𝗱 𝗱𝗮𝗿𝗸𝗻𝗲𝘀𝘀.
❪ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE;
LUZ Y OSCURIDAD
❛mente fuera❜
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©Shanxlabyx
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HABÍA PENSADO QUE DEFINITIVAMENTE HABÍA ARREGLADO EL FUTURO, QUE haber salvado a Kiyoko Masumi y Ryūguji Ken significaba que había logrado salvar el futuro.
Claro que fue un puñetazo de la vida cuando tuvo que observar la muerte de Tachibana Hinata justo enfrente de sus ojos.
Eso lo hacía preguntarse qué rayos había salido mal como para que todo volviera a retorcerse y terminara en el mismo lugar en el que había comenzado toda esa misión; si había salvado a los dos pilares más importantes para Mikey, ¿cómo rayos es que todo terminó de esa manera? Un nudo se le hacía en el estomago con sólo pensar que de alguna manera alguno de ellos dos muriera nuevamente, pero negó con la cabeza mientras veía su teléfono.
❛Por algo Naoto me pidió que nos reuniéramos aquí❜ fue lo que pensó, dirigiendo su mirada al enorme edificio que tenía a sus espaldas, frunciendo un poco el ceño por el preciso lugar en el que se encontraba. De alguna manera se imaginó de que se trataba, pero esperaría a que su compañero volviera, luego de largos días en donde no dio señales de vida si no hasta esta mañana.
—Siento la tardanza.
Y hablando del rey de Roma.
—Me tenías preocupado. Nunca respondías. —Takemichi se giró hacia el pelinegro que se acercaba, trajeado como siempre; Tachibana Naoto llegaba con él con su expresión tan seria que lo caracterizaba, respondiendo con una disculpa—. A todo esto, ¿qué hacemos aquí?
—Tras investigar, descubrí que Ryūguji Ken no estaba en la actual TōMan ni figuraba como fallecido. Con razón no lo encontraba. —le explicó con brevedad mientras dirigía su mirada hacia la misma dirección del imponente edificio detrás de ellos—. Ryūguji Ken está condenado a muerte.
Era más que claro que encontrarse en frente de la Prisión de Tokyo no lo iba a tranquilizar ni un poquito. Muchas cosas vinieron a su cabeza, sólo inquietándolo mientras comenzaban a adentrarse al edificio, siendo guiados a una sala en especifico. Había estado procesando por varios segundos la información dada; al parecer, iban a visitar a uno de los pilares de Mikey, quien estaba condenado a muerte, una acusación realmente grave al igual que su desenlace. Mentiría si no sintió un nudo en su garganta.
Había mirado en completo silencio por el cristal, así como a la puerta que estaba detrás, en espera de que apareciera su amigo en el pasado, no pasando mucho para que esta se abriera y la impotente y gran figura de Draken se hiciera presente; esposado, con ropa de preso y con su cabeza al cero, reluciendo completamente aquel singular tatuaje que tanto lo caracterizaba.
Definitivamente era él, era difícil no reconocerlo.
—Cuanto tiempo, Takemicchi. —dijo el del tatuaje del dragón apenas se sentó detrás del cristal, colocando una suave sonrisa en su rostro—. Me alegra verte bien...
—Draken-kun... —soltó el viajero con cierto pesar, suspirando para poder tranquilizarse. Se quedó en silencio por algunos segundos para endurecer su mirada—. Draken-kun, ¿has estado bien? —preguntó, como su manera de empezar la conversación.
—Más o menos. —respondió sin mucha importancia, quedándose nuevamente en silencio.
Naoto, notando el pequeño y algo pesado silencio que se formó, dio un pequeño paso hacia adelante, a un lado de Hanagaki, no tardando en capturar la atención del preso. —Mucho gusto, soy Tachibana Naoto.
—Oh. Pude venir gracias a él. —dijo el de ojos azules con una pequeña sonrisa.
Draken lo miró por algunos segundos, llegando a fruncir el ceño un poco y provocando que el detective se tensara un poco en su lugar por su mirada tan fija, en donde no respondió más que un:
—Ya veo. —dijo, dirigiendo su mirada hacia su amigo de su adolescencia—. ¿Y por qué viniste?
Takemichi borró poco a poco su sonrisa, volviendo su expresión más seria.
—No sabía que estabas condenado a muerte. —comenzó con un tono de voz algo bajo, mirándolo luego con apremio—. ¿Qué sucedió? ¿Por qué cometiste un asesinato? ¿Qué pasó con la TōMan?
El del tatuaje tomó una pequeña respiración por la nariz, sin cambiar en ningún momento la expresión en su cara que denotaba una enorme seriedad, incluso parecía una seriedad vacía.
—Takemicchi, no me arrepiento de lo que hice. —comenzó con un tono de voz bajo pero firme, aunque parecía tener una matiz de tristeza—. Merezco estar aquí. Es mi culpa que la TōMan acabara así. —bajó la mirada, frunciendo finalmente el ceño—. Porque no pude detenerlo.
—¿A quién?
La mirada dura y fría en los ojos de Ken fue suavizándose, volviéndose más relajada, más cálida, incluso mostrando una pequeña sonrisa que llegaba a ser tan nostálgica que Takemichi sólo apretó sus labios al verlo.
—La TōMan... Eran muy buenos tiempos. —comenzó a hablar con aquella sonrisa, recordando el pasado—. Hacíamos de todo para que creciera el equipo. Parecía un festival de peleas y más peleas, donde Masu siempre nos regañaba por no tener cuidado como una madre. —soltó una pequeña risa, entrelazando sus manos—. La TōMan lo era todo para mi. Si pudiera rehacer mi vida, no eligiría otro camino. No me arrepiento de nada.
La sonrisa en el rostro de Takemichi no se hizo esperar al sentir aquel sentimiento de familiaridad que tanto caracterizaba a Draken, sólo pensando en que seguía siendo el chico serio y que se preocupaba por los suyos que llegó a conocer. El viajero llegó a tener un pequeño brillo en sus ojos cuando mencionó a la chica tan amable que casi había llorado al momento que lo abrazó y le agradeció.
—Pero... —el tono de voz de Draken se volvió más opaco, más oscuro en donde agachaba la cabeza y apoyaba sus codos en sus rodillas—. Si de verdad pudiera rehacer mi vida, hay una sóla cosa que haría sin falta... —sus puños se apretaron, llegándose a escuchar el sonido de las esposas, en donde su expresión se volvió impotente y llena de enojo—. ¡Mataría a Kisaki!
Tanto Takemichi como Naoto se sorprendieron ante el enorme resentimiento con el que Ryūguji Ken habló, de quien era el principal de todos sus problemas, sorprendiéndolos y sólo sintiendo una pesadez enorme en sus cuerpos. El viajero se levantó y apoyó sus manos contra la mesa casi con desesperación, con apremio, alterado de la simple mención de quien había descarrillado la Tōkyo Manji.
—¿¡Kisaki!? ¿¡Entonces...!? —decía Takemichi, pero antes de poder preguntar más cuando una alarma se hizo presente, siendo luego anunciado por un oficial que la visita había terminado. Draken se levantó si escrúpulos—. ¡Draken-kun!
—Takemichi, lárgate de Tokyo. —dijo de la nada mientras se detenía en la puerta—. Casi te matan, ¿no? Por eso viniste a verme. —mira directamente hacia el suelo, en donde sus manos volvieron a apretarse en puños y al mismo tiempo temblar de manera imperceptible—. Asesinar es lo mismo que aplastar insectos para Kisaki, y si no lo hace, probablemente te quiera torturar como si se tratara de un juego.
—¡Espera, por favor! —soltó el pelinegro con apremio, con demasiadas emociones en ese momento y sólo queriendo respuestas, observando al más alto caminar hasta la puerta—. ¿¡Por qué!? ¿¡Por que quieren matarme!? ¡Draken-kun! —preguntó, en donde Draken se detuvo.
—Mikey era el ídolo de Kisaki. —comenzó a decir con una mirada vacía en sus ojos—. Pero al darse de cuenta que la luz tenía más influencia que su oscuridad, su admiración se convirtió en odio, y sólo buscó una manera de consumir o deshacerse de la luz de Mikey.
—¿La luz de Mikey-kun...? —murmuró confundido por sus palabras, en donde sus pupilas fueron reduciéndose cuando poco a poco le llegó una imagen a su mente; ¿quién podría ser la luz de Mikey que amenazara a la oscuridad?—. ¿¡Hablas de Tenshi-san!? —sus manos se apoyaron una vez más con desesperación contra el vidrio, sintiendo un nudo en su garganta por la simple mención de aquella chica—. ¿¡Qué sucedió con Tenshi-san!?
—A veces el más tonto es quien tiene el corazón más débil, y ese es el caso de Masu, quien se dejó llevar por su débil corazón. —las manos de Draken continuaron apretándose con fuerza, mirando fijamente hacia el suelo—. No la voy a culpar por ser tan ingenua y débil de corazón, desde que la conozco ha sido así. Ella siempre ha querido verle el lado bueno a las personas que no quería darse de cuenta entre las garras que estaba apresada y del verdadero monstruo que era Kisaki.
—¿De qué estás hablando, Draken-kun? ¿Qué sucedió con Tenshi-san? —preguntó nuevamente el viajero, golpeando sus puños contra el vidrio—. ¡Dime, Draken-kun! ¿¡Kisaki le hizo algo!?
—Kisaki... —murmuró sin ningún sentimiento en su voz más que un fuerte resentimiento, dirigiendo su mirada hacia Takemichi—... quiere arrebatarle a Mikey todo lo que aprecia, sin importar quien sea.
Esas fueron las últimas palabras que dijo Draken antes de que el sonido de la puerta cerrándose se escuchara por todo el lugar, en donde Takemichi no hizo más que mirar fijamente a través del cristal, sintiendo un nudo instalarse en su garganta por todo lo que había escuchado, por todo lo que él le había dicho; ¿Masumi tenía un corazón débil y eso le pagó factura? ¿Verle el lado bueno a las personas?
¿Kisaki quiso deshacerse de la luz de Mikey, de Masumi? ¿Qué diablos había sucedido en este futuro? ¿Qué le pasó a Masumi?
DESPUÉS DE AQUELLA VISITA, HABÍA TERMINADO CON un pequeño nudo en su estómago, pensar en lo que le había dicho Draken habia sido algo que lo dejó pensativo. Le había dicho tan poco y al mismo tiempo demasiado; una cosa le quedó claro y era que Kisaki había vuelto a ser causante de que la TōMan se volviera así. Pero, lo que lo tenía más pensante era Kiyoko Masumi.
¿Que relación tuvo con Kisaki?
❛¿Que le habrá sucedido?❜ apretando su mandíbula y sólo recordando la última vez que se vieron. Sólo se abstuvo a suspirar con cierta pesadez, apretando sus puños con sólo pensar en el hecho de que se relacionó con Kisaki Tetta, y al parecer terminó por hacerle algo para deshacerse de ella. ¿La había asesinado? Eso fue lo primero que se le vino a la mente y al mismo tiempo fue lo que llevó que un nudo se instalara en su garganta.
—Naoto. —llamó el mayor mientras caminaban fuera de la prisión—. ¿Qué pasó con Tenshi-san?
El menor lo miró por unos segundos para luego suspirar y dirigir su mirada hacia enfrente mientras avanzaban, frunciendo un poco el ceño, notando claramente la pesadez en Takemichi.
—Afortunadamente, al igual que Ryūguji Ken, no figura como fallecida, si eso te preocupa. —comenzó a decir una vez estuvieron fuera, girándose hacia su compañero—. Ni tampoco forma parte de la TōMan de la actualidad. Sin embargo, si tuve mucha dificultad para encontrar información de Kiyoko Masumi en este futuro, al menos hasta cierta fecha.
—¿A qué te refieres?
—Ahora en la mayoría de papeles o cosas referentes a ella tiene otro apellido; el apellido Sano. —Takemichi procesó por algunos segundos sus palabras, comenzando a agrandar sus ojos poco a poco—. En esta línea temporal es conocida como Sano Masumi, ya que ella es la esposa de Sano Manjirō.
—¿ESPOSA? —repitió Takemichi, paralizando sus pies por unos instantes para luego acelerar sus pasos—. ¿Dices que Mikey-kun y Tenshi-san se casaron en este futuro? ¿¡En serio!?
—Por ahí en el 2013, más o menos, según lo que pude encontrar. Desde entonces se unieron en matrimonio y Kiyoko Masumi pasó a ser Sano Masumi. Por eso se me dificultó más encontrar algo referente a ella por medio de su apellido de pila que me llevara a su paradero actual.
Takemichi comenzó a procesar sus palabras una por una, cubriéndose la boca con una de sus manos, volviendo a fruncir el ceño más que confundido por pensar en ese hecho. En sí aún trataba de procesar todo lo que había hablado con Draken, todo lo que él le había dicho; ¿la oscuridad buscó consumir o deshacerse de la luz? ¿Kisaki trató de consumir a Masumi o deshacerse de ella? ¿De qué hablaba cuando decía que fue muy tarde cuando ella se dio de cuenta el verdadero monstruo que era Kisaki?
Ella siempre quiso verle el lado bueno a las personas que no quería darse de cuenta de las garras que la tenían apresada... ¿Trató de verle el lado bueno a Kisaki? ¿Significaba que ella confió en él y la apuñaló por la espalda?
Todo parecía tan obvio y al mismo tiempo confuso, revolviéndose el cabello mientras seguía a Naoto, ni siquiera preguntándose a donde diablos estaban yendo. No pasaban de las cuatro de la tarde, así que lo único que se le ocurrió es que iban al departamento del Tachibana para seguir investigando, pero no dejaba de rondar por su cabeza todo aquel asunto; Kiyoko Masumi, llamada como Tenshi, era la luz de Mikey, pero al parecer Kisaki era la oscuridad y buscó consumirla o deshacerse de ella. Apenas y podía entender todo, pero llegó a imaginarse algo.
—La peculiaridad de esta TōMan es que no comenzó a hacer sus fechorías sino hasta hace unos cuatro años. —continuó hablando mientras comenzaban a caminar al estacionamiento—. La Tōkyo Manji ya existía pero no fue si no hasta ese periodo de tiempo que se descarriló por completo.
—¿Hasta hace cinco años...? —murmuró Takemichi de manera confundida, recordando que en la primera línea del tiempo desde hace doce años que se había formado ese grupo—. De alguna u otra manera que Draken-kun y Tenshi-san estén vivos si cambió la línea del tiempo... ¿Pero que fue lo que sucedió con ella? ¿Qué significa todo lo que Draken-kun dijo? ¿Kisaki y Tenshi-san? ¿Ella le trató de ver el lado bueno a él pero se condenó al mismo tiempo? ¡No entiendo nada, Naoto!
—Si lo comienzas a formular de esa manera, si es confuso, pero todo tiene su lógica. —dejó salir un enorme suspiro, dejando caer su cabeza hacia atrás para comenzar a señalar—. Algo le sucedió a Sano Masumi, siendo obra de Kisaki cuando se dio de cuenta que ella estaba interfiriendo en su plan y quiso acabar con ella.
Takemichi continuó mirando por varios segundos al menor cuando lo vio ir a un auto desconocido para él, frunciendo el ceño cuando sintió un pequeño escalofrío recorrerlo al recordar su auto original, pero decidió no decir nada y entrar cuando le hizo una señal.
—Sano Masumi está viva y no se encuentra en algún estado en coma como la línea del tiempo original. —comenzó a decir al mismo tiempo que conducía, el viajero comenzó a ver por la ventana preguntándose a donde irían—. Pero, su estado actual es... Bueno, es complicado de explicar, así que mejor míralo por tus propios ojos. Sólo trata de controlarte y no hagas algún escandalo.
Hanagaki frunció el ceño nuevamente por sus palabras, entrándole a la cabeza una nueva duda más; ¿por qué lo decía? ¿Tener que verla con sus propios ojos para poder entender? Suspiró un poco y apoyó su cabeza en la ventana, tratando de imaginarse como se encontraría Masumi, aunque lo que tenía en claro es que Kisaki Tetta le había hecho algo y que, al parecer, era algo tan indescriptible que no podía explicarse con palabras.
No tardaron mucho en llegar a un edificio, enorme, muy lujoso para sus ojos. Por un momento creyó que era algún condominio de millonarios o algo por el estilo al ver todo el lugar, casi pegando su cara al vidrio para poder ver bien el lugar recibiendo casi de inmediato una mirada algo desagradable de Naoto al verlo así, sobre todo al él saber el verdadero lugar en el que se encontraban.
Entraron a lo que parecía ser casi una recepción de aquel edificio tan grande, que llegaba casi a compararse con el tamaño de la prisión. Si no fuera por la buena imagen que daba desde afuera, llegaría a pensarlo, pero todo se veía tan cuidado y pulcro que llegó a pensar por un segundo que era algún lugar de descanso y que Masumi estaba bien.
—Deja de mirar todo con asombro o admiración. Sé que se ve casi lujoso, pero al menos disimula. No es tan bueno como piensas. —le regañó el menor al verlo casi emocionado con el lugar.
—Pensé que era alguna zona de retiro... —murmuró Takemichi decepcionado, casi dando un salto cuando pasaron por una habitación y escuchó como golpearon la puerta y gritaron insolencias—. ¿Pero donde estamos, Naoto? Parece un loquero...
—Es una manera rustica de decirlo, pero lo es.
—Qué.
—Estamos en un Hospital Psiquiátrico.
—¿¡QUEEE!? —se tuvo que cubrir la boca algo asustado ante la dura mirada que le lanzó su compañero para que se callara—. Dime por favor que esta vez Tenshi-san es la trabajadora y no el paciente.
—Lamento decírtelo, pero Sano Masumi está internada en este hospital.
—¿Por qué siempre termina en un hospital? —murmuró con su voz algo temblorosa, sintiendo una amargura instalarse en su pecho—. ¿Y un hospital psiquiátrico...? No puedo creerlo.
—Por eso te dije que era algo complicado de decir, bueno, lo complicado será ver a Sano Masumi. —dijo Naoto mientras la que parecía ser una enfermera los guíaba—. Precisamente desde hace cuatro años que se internó en este lugar.
—¿Desde hace cuatro...? —murmuró el chico, alzando un poco las cejas al darse de cuenta de ese detalle.El mismo periodo de tiempo en donde la TōMan terminó por caer en el bajo mundo.
—Aquí está, jóvenes.
Una vez llegaron, la enfermera les hizo un gesto con su mano, deteniéndose en lo que parecía ser la entrada en una sala bastante amplia; habían varias personas esparcidas por el lugar, algunas aisladas o jugando al rompecabezas, eran bastante tranquilos, pero el ambiente era extraño. Todos vestían el mismo uniforme; una camisa de botones junto con unos pantalones grises, algunos con mangas cortas o largas. Para Takemichi todo era tan silencioso que llegaba a darle escalofríos, divagando su mirada hacia su alrededor y tensándose cuando un tipo cualquiera lo veía casi sin parpadear, así que desvió la mirada con nervios.
—Es la que está sentada allí. —señaló con amabilidad hacia un sofá que daba vista a una ventana en donde efectivamente se encontraba una mujer sentada—. Traten de hablarle suavemente y no alterarla.
El viajero comenzó a ser guiado por la enfermera al igual que a Naoto quien se encontraba en completo silencio, mirando a la misma dirección en donde se dirigían; Takemichi poco a poco dislumbró con más claridad, conforme se acercaba, unos rizados cabellos completamente oscuros, al parecer estaban amarrados de una manera simple. Y mientras había menos distancia, un pequeño destello llegó a sus ojos; un largo pendiente blanco se balanceó ligeramente entre sus cabellos, sintiendo su corazón apretujarse.
—Masumi-chan, vinieron a visitarte. —habló la enfermera y trabajadora del lugar de manera comprensible apenas estuvieron enfrente de la pelinegra—. ¿No te alegra?
Takemichi apretaba ligeramente sus labios mientras trataba de verle el rostro a la chica, aunque tenía en claro de muchas maneras que se trataba de ella, incluso en una de sus manos vio aquel dichoso anillo que siempre la veía cargar en el pasado. Retuvo su respiración cuando comenzó a girar su cuello hasta que estuvo por completo en su campo de visión; no era muy diferente al pasado, tenía aquellas facciones delicadas que la hacían tener una cara bonita, pero era claro que tenía ciertos rasgos más maduros, viéndose más como mujer, parecía que sus ojeras se veían más pronunciadas que en el pasado y parecía más pálida, teniendo sus largas pestañas como siempre y sus ojos caídos que denotaban cansancio. Aunque...
Su mirada no tenía ni un poco de brillo. Como si... le hubieran arrebatado la luz que siempre reflejaba. Ni siquiera le llegó a contestarle.
—Lo siento. No suele hablar mucho, al menos no al instante, aparte de que quizás no está tan acostumbrada a ver gente nueva, al menos en lo que lleva aquí. —la enfermera suspiró con cierta pesadez al ver cómo ella no respondió.
—¿Suele tener visitas a menudo? —preguntó Naoto hacia la rubia mientras Hanagaki estaba a su lado.
—Mayormente vienen sus hermanas y de vez en cuando una amiga. —la chica se encogió de hombros, mirándolos con cierta pena—. Si ustedes la conocen de antes, no se sorprendan o algo si no los reconoce. A veces incluso se le olvida dónde está parada o cosas tan cotidianas como comer. Pasó por mucho... —murmuró con pesar.
Hanagaki la miró por unos segundos y luego volvió a observar a Tenshi quien sin decir nada volvió a mirar hacia la ventana, con una expresión casi aburrida, o quizás... Decaída, apagada, anclándose con eso las palabras de la enfermera cuando dijo «pasó por mucho», aún no tenía en claro que fue lo que realmente pasó, pero notar como aquellos caídos y rosados ojos que siempre tenían brillo y estaban llenos de vida, pasaban a ser un par de pupilas completamente apagadas y oscuras le indicaba que si debe haber pasado por mucho.
Con ciertas dudas, se acercó lo suficiente para poder quedar frente a frente a la chica de los pendientes, no, a la mujer que ahora no hizo más que dirigir sus orbes a él al momento que llegó a estorbarle su vista, sintiendo un pequeño nudo en su garganta con sólo notar la indiferencia con la que lo miró, incluso con el pequeño matiz de confusión, como si tratara de recordar de quién rayos se trataba. Eso lo hizo preguntarse que tanto tiempo llevarían sin verse, así que, tomando una pequeña respiración, trató de hablar.
—Tenshi-san... Soy yo, Takemichi. —habló con cierta lentitud, pero la verdad estaba haciendo un enorme esfuerzo para que su voz no le tiemble. La mujer lo miró sin decir nada, viendolo agacharse enfrente de ella—. Soy yo... Me solías llamar Take. Take-kun, ¿recuerdas? Tenía el cabello rubio en la adolescencia. —se agitó su ahora enmarañada cabellera oscura, formando una pequeña sonrisa.
—¿El cabello rubio? —balbuceó la mayor, finalmente pronunciando unas palabras con una voz algo apagada y vaga, terminando por fruncir la nariz.
—Lo usaba así. —trató de simular el estilo de su cabello en su adolescencia, aunque no le sirvió de mucho. Recordó que siempre se lo acomodaba con gel—. ¿Recuerdas? Solías desordenarme el cabello varias veces.
—¿Por qué?
Takemichi apretó ligeramente sus labios ante las palabras de Masumi, quien parecía estar desorientada, desconectada de alguna manera. Se quedó observando su rostro por varios segundos, en donde aquellos ojos caídos y rodeados de unas abundantes y largas pestañas no hacían más que mirarlo casi sin importancia. Miró unos segundos sus ojos y agachó la mirada, suspirando con algo de pesadez y rascando su nuca con una sonrisa un poco nerviosa. No sabía que rayos le sucedió a ella, pero realmente parecía que no lo recordaba.
—No lo sé, simplemente... Era un gesto de cariño. Siempre fuiste así; dulce y cariñosa. Eras como una mamá. —recordó incluso las palabras que Draken le dijo, suavizando su expresión—. Eras como una mamá para la mayoría. Solían llamarte incluso mamá Tenshi.
—¿Mamá... Tenshi? —repitió la chica casi de manera pensativa—. ¿Tú eres Take...? Take... —habló como si quisiera recordarlo. El pelinegro asintió un poco dudoso al verla decir aquel apodo que ella misma le había puesto—. Take, Take... Take...micchi
—¡Si, si! —el aludido sonrió un poco más entusiasmado al notar como parecía recordarlo—. ¡Si, soy Takemicchi! ¡Take-kun, soy yo, Tenshi-san! ¿Me reconoces?
—Takemicchi... —pareció casi pensar, mirando hacia arriba y luego observando su rostro por unos segundos.
Por un momento su mirada se fue enfocando en el ojiazul y pelinegro que poseía una sonrisa ilusionada así como sus ojos reflejados con un enorme brillo, aunque parecía querer llorar.
—¿Takemichi? —la posición de la mujer de veintisiete años fue enderezándose y, para sorpresa de los presentes, una sonrisa apareció en su rostro—. ¡Oh, Take-kun!
—¡Si, soy yo! —por un momento el chico quiso llorar al ver cómo la expresión de la mujer se iluminó con una sonrisa, igual que en el pasado—. ¡Soy Takemichi!
El pelinegro miró hacia Naoto con una enorme sonrisa ante la buena reacción de la ahora Sano, el detective sólo observaba en silencio la escena con cierta sorpresa, suspirando con ligereza y viéndose con su compañero, este volteando a ver una vez más hacia la de orbes rosáceas quien lo estaba observando con una enorme sonrisa, teniendo un pequeño reflejo de la Masumi del pasado en su rostro.
—Me alegra verte, Take-kun. ¿Cómo has estado? —preguntó la chica como solía hacerlo en el pasado.
—B-Bien... He estado bien, Tenshi-san. —su voz inevitablemente comenzó a quebrarse, al igual que sus ojos comenzando a cristalizarse, recordando inevitablemente el primer futuro y como ahora estaba conversando con ella—. M-Me alegra muchísimo verte...
—¿Eh? ¿Qué pasa? —la preocupación se hizo presente en el cansado rostro de la mujer de cabellos oscuros—. ¿Por qué lloras? ¿Sucedió algo?
El chico tuvo que buscar alguna manera de controlarse, no queriendo terminar por deshacerse en lágrimas enfrente de ella; pero era inevitable, recordar como en el primer futuro ella no podía ni abrir los ojos y ahora estaba enfrente de ella, conversando como cualquier día en el pasado... Era claro que recordaba exactamente en donde estaban, pero la tranquilidad que le recorría siempre que hablaba con ella se hacía presente, como siempre, como era antes a pesar que para él sólo lleva unos días sin verse.
Sigue siendo Tenshi, seguía siendo aquella chica dulce que se preocupaba por los demás.
—¿Te han vuelto a molestar? —escucharla preguntar su tono de voz de esa manera sólo le apretujaba el corazón, no aguantando sollozar—. ¿Fueron de nuevo Kiyomasa-kun y sus amigos?
Por un momento sintió que su mundo se detuvo, abriendo sus ojos de golpe mientras las lágrimas continuaban cayendo al suelo, pero pareciera que incluso se detuvieron por escuchar esas palabras en particular. Fue alzando su mirada hacia ella, sintiéndose demasiado confundido, sintiendo en sí una pesadez instalarse en su pecho al ver la mirada completamente oscura de la mayor a pesar de tener una sonrisa en su rostro.
—Esos chicos no aprenden. ¿Cómo está tú mano? ¿ya se curó? Te va a quedar una cicatriz muy fea. —Hanagaki no podía estar aún más confundido por lo que decía, enderezándose lentamente y mirando su rostro—. No entiendo porque no se centran en el estudio y ya. Recuerda que el estudio es muy importante. Ken-kun lo dice todo el tiempo. —sonrió con diversión, balanceándose en su lugar—. Oh, ¿como ha estado Hina-chan? ¿También ha tenido mucha tarea? Ella siempre me ayuda con calculo... Ay, esa chica es maravillosa.
—¿De que...? —su voz trató de temblar por escuchar la manera en la que hablaba sobre Hina.
—A esto me refería cuando dije que su estado era complicado de explicar. —habló Naoto con seriedad al notar el shock en su rostro, o más bien la confusión al escucharla hablar del pasado... como si fuera su presente—. Ella está internada aquí por algo; Demencia.
❛¿Demencia...?❜ pensó el pelinegro con un pequeño nudo en su garganta, observando la mirada ahora algo ida de la de cabello rizado hacia la nada, como si de la nada se perdiera en sus pensamientos, volviendo a mirarlo y ladeando su cabeza. Lo sorprendió tomando en cuenta que momentos antes le habló y le reconoció, aunque haya sido de esa manera.
—Es complicado hablar con ella porque podrías estar hablando normal con ella de, no lo sé, ¿qué fue lo que sucedió con un compañero? Y de la nada girara el tema de conversación, olvidará con quién está hablando o simplemente se perderá en cualquier cosa. Incluso habrá momentos en dónde no puede hacer las cosas por ella misma. —trató de explicar, dejando salir un pequeño suspiro—. Por eso parecía no reconocerte al comienzo.
—¿Y cómo es qué terminó así? —preguntó sin dejar de mirar su cara—. ¿Qué fue lo que le hizo Kisaki? ¿Cómo es que Mikey-kun permitió que terminara así? —miró una vez más a la chica, suspirando un poco para acercarse a ella y volver a colocarse a su altura—. Tenshi-san...
—¿Quien? —musitó la mujer con cierto desconcierto, podía notar incluso más como hablaba de manera pesada. Takemichi sólo apretó sus labios.
—Tú eres Tenshi, tú eres Masumi. —tomó ligeramente sus manos, llamando su atención, alzó su mirada hacia ella—. ¿Recuerdas? Hace un momento reconociste por como te llamaban, incluso a mi. Te decían mamá Tenshi, incluso... creo que te llamaban Masu. Draken-kun y Mikey-kun lo hacían. ¿Recuerdas a Mikey-kun?
—¿Mikey? —la expresión de la chica comenzó a volverse un poco más plana, pareciendo procesar esas palabras—. Mikey... Manjirō... M... —su lengua se trabó, pareciendo meterse en un pequeño trance.
Ambos compañeros se miraron unos segundos al momento que comenzó a analizar y murmurar varias veces el nombre de Sano Manjirō con una expresión algo pensativa, en donde ladeaba su cabeza con ligereza. Las cejas de Masumi se alzaron un poco a comparación de su cara que se agachó hacia abajo, Hanagaki sintiendo como se soltaba de su agarre y como su expresión se volvía de repente... apagada, incluso más que antes.
—¿Qué estará haciendo Manjirō-kun? —preguntó, volviendo su tono de voz nuevamente apagado—. Perdí la noción de la vida desde hace años...
—¿Tenshi-san? —llamó Takemichi apenas notó el porte, la expresión que tenía, volviéndose verdaderamente cansada.
—Por algo Kisaki me quiso dejar en este estado. Seguramente le hizo algo a Manjirō-kun o lo está controlando. Eso era lo que él quería, controlarlo... —la expresión de ambos hombres se deformó en sorpresa al escucharla decir aquellas palabras—. Hasta este punto, quisiera... haber muerto en vez de quedar así, ¿sabes?
—N-No... No digas eso, Tenshi-san.
—Pero es la verdad. Si voy a estar así, ¿para que tengo que vivir? Ahora sólo estoy aquí sentada, acostada o caminando en espera que empiece un nuevo día. —la chica agachó la mirada y sonrió con tristeza—. Si tan sólo no hubiera confiado en él, las cosas hubieran sido diferentes. Yo traté... en serio traté de verle su lado bueno. Al principio lo era, él dijo que podría ser de ayuda, que podría ayudar a Manjirō-kun y a la TōMan luego de lo que sucedió.
El cuerpo del chico se estremeció un poco por sólo ver la manera tan oscura con la que hablaba, sintiendo como si hablara con otra persona y al mismo tiempo con Kiyoko Masumi, pero tratándose de la Masumi adulta, la de esta línea de tiempo, la que había terminado de esa manera y sabía todo lo que había sucedido. Trató de no decir nada, sobre todo al escuchar las palabras «luego de lo que sucedió».
—Incluso Kei-kun dijo desde un principio que ese maldito era un sospechoso, y fue así. Ahora está en el mismo lugar que Tora-kun...—un escalofrío recorrió el cuerpo entero de Takemichi ante su tono de voz, tan sombrío y apagado, recordando así a Draken rato atrás—. Kisaki se deshace de la persona que tengan la mínima sospecha o duda hacia él. Pareciera que no tuviera corazón.
Pasó varios segundos en silencio con una mirada aún apagada, sin brillo alguno, una mirada casi muerta, como si no sintiera más que... tristeza, pesar, al mismo tiempo que un vacío.
—Viniste aquí por eso, ¿no? Trató de matarte a ti o a alguien cercano a ti o al chico que viene contigo. —miró unos momentos a Naoto quien apretó la mirada y la desvió, los ojos de Masumi reflejaron pesar y volvieron a mirar a Takemichi—. Fue Hina-chan, ¿verdad?
El cuerpo, tanto de Takemichi como de Naoto, se tensó inmediatamente ante la mención de aquella chica, incluso sorprendidos de que llegara a aquella conclusión tan rápido. Masumi continuó mirando al ojiazul y luego agachó la mirada.
—Ella me dijo que se sentía extraña los últimos días, como si la estuvieran observando. Por eso no había vuelto a venir, ¿no? —miró hacia el techo nuevamente y suspiró de manera pesada, ladeando la cabeza un poco—. Supongo que en serio Kisaki busca de deshacerse de sus problemas. O de las cosas que no le salen como quieren.
—¿Has hablado con mi Nee-san? —Naoto no evita decir aquello, dando un par de pasó hacia ella, con sus manos temblando con ligereza—. ¿Qué más te ha dicho? ¿Acaso sabías que le iba a suceder eso? —habló con desesperación hacia la de mechones más claros, quien no hizo más que mirarlo—. ¿Por qué la TōMan siempre quiere asesinarla? ¿Por qué dices que Kisaki se deshace de sus problemas o las cosas que no le salen como quieren?
Masumi continuó mirándolo por algunos segundos, abriendo sus labios brevemente para volverlos a cerrar, no esperándose al momento que Naoto fue hacia ella y la tomó con apremio de sus hombros, sorprendiendo a Takemichi al verlo en un segundo enfrente de la chica, incluso no pensando que él iba a reaccionar de esa manera.
—¡Dime! ¿Acaso él te lo dijo? ¿Has hablado con Kisaki Tetta? ¿Él ha hablado contigo? —preguntaba una y otra vez el menor mientras pequeñas lágrimas aparecían en sus ojos, desmoronándose en un segundo—. ¿Acaso es obra de Sano Manjirō? ¡Habla, por favor!
—Y-Yo... yo... —comenzó a balbucear la mujer.
—¡Naoto, cálmate! —rápidamente Takemichi buscó intervenir al notar la repentina alteración de su compañero que sólo por su desesperó no logró controlarse.
—¡Por favor, dime! ¿Qué es lo que sabes? ¡Dime porque Kisaki asesinó a mi Nee-san!
—¿Kisaki...? Y-Yo... no, no... déjame... ¡DÉJAME! —en un arranque, la chica reaccionó de manera alterada, buscando zafarse con brusquedad de su agarre—. ¡Suéltenme, no me toquen! ¡Quítenme las manos de encima!
Naoto de inmediato volvió a tener sus cabales y soltó a la chica con apremio, viendo con preocupación a la pelinegra quien lo había logrado empujar y por poco lanzado al piso, llegando a levantarse con tanta brusquedad que se tropezó. Su mirada se volvió opaca, llena de terror, de horror, como si estuviera en la peor situación de su vida a pesar de que apenas le colocaron una mano encima.
Pero, aquellas palabras, aquel sonido de sufrimiento y piedad que expresaba era algo muy diferente a sólo haberse enojado,
—¡Por favor, sólo déjenme ir! ¡Paren, deténganse! ¡Me duele, me duele! —chillaba mientras se agarraba la cabeza y se movía de un lado a otro, las lágrimas cayendo por su rostro—. Paren... ¡Paren!
Takemichi veía horrorizado aquella reacción de la chica, en donde no tardaron en aparecer enfermeros y tratar de sostenerla, llegando a llamar la atención de los internados en el lugar que dirigieron sus miradas hacia ella. Ambos habían tenido que retroceder y alejarse para no terminar enredados en aquel arrebato, sin embargo, era inevitable no ver con sus ojos más que abiertos a la chica que sólo momentos atrás estaban hablando normal con él, incluso si sólo haya sido por lo que ahora padecía.
—¡Aléjense de mi, no me toquen! —Masumi empujó con gran brusquedad a uno de los enfermeros, usando tal fuerza al punto de que este cayó al suelo, pero por atrás lograron agarrarla—. ¡N-No, suéltenme...! ¡Mátame a mi, has lo que quiera conmigo! —todos observaron como ella se zarandeaba, tratando de zafarse del agarre de los enfermeros—. Déjenme ir... ¡Déjenme ir! ¡Eres un traidor! ¡Un maldito traidor! ¡Es tu culpa, toda tu culpa! ¡Deberías haber muerto tú!
Takemichi estaba completamente en shock, sintiendo como las propias lágrimas querían caerse de sus lágrimas por ver la reacción de Tenshi, quien siempre era alguien calmada y tranquila ahora teniendo un ataque horrible, donde hacia todo lo posible para zafarse de los enfermeros, sobresaltándose cuando lanzó una patada al abdomen de uno de ellos en medio de sus gritos, a pesar de que la sostenían desde atrás. Era casi irreal verla de esa manera.
—¡DÉJENME, SUELTENME! ¡BASTA...! —su voz se ahogó al momento que clavaron una jeringa en todo su cuello, inyectando lo que sería un tranquilizante.
Poco a poco las fuerzas fueron yéndose, donde sus movimientos se volvieron mucho más vagos, casi yéndose hacia un lado que por suerte no cayó al suelo. Sus ojos pesaron, al igual que su respiración. Takemichi sólo podía ver con lágrimas en sus ojos a la chica luego de aquel horrible ataque que anteriormente había tenido, algo realmente irreal ver la actitud de aquella chica tan caracterizada por ser dulce y tranquila.
—Yo confíe... yo... —las fuerzas finalmente fueron apagándose, dejándose caer poco a poco al suelo, aún con gordas resbalando por su rostro—. Sólo quiero... volver a casa...
—Tranquila, señora Sano, shh... —decía la enfermera en un tono de voz leve, casi queriendo arrullarla—. Sólo descanse. Todo va a estar bien cuando despierte.
—Devuélvanme con él... Quiero estar con él... —decía la chica ida, soltando pequeños sollozos e hipos—. Les va a hacer daño...
Takemichi sólo pudo observar como Masumi poco a poco terminaba por desvanecerse por completo en su lugar, en donde sus ojos apenas y podrían revolotear hasta quedarse completamente cerrados. Un silencio extremadamente horrible y tenso se formó en el lugar mientras sólo podía ver hacia la dirección donde terminaron por llevarsela.
La amargura continuaba en su pecho así como el nudo en su garganta, teniendo que apretar sus puños con ligereza mientras la veía alejarse. No tardaron en decirle que lo mejor era que ambos se retiraran y eso hicieron, con un silencio extremadamente tenso en donde sólo observaban el camino, al menos por parte del mayor quien trataba de digerir lo que había sucedido justo enfrente de sus ojos.
Una vez que llegaron al estacionamiento y entraron al auto, en donde el ojiazul miraba hacia sus propias piernas con cierta pesadez y su respiración algo ahogada, encontró el coraje para poder hablar.
—Naoto, por favor explícame que rayos acabó de pasar. —Takemichi se frotó el rostro, aún tratando de aguantar las lágrimas que querían caer en su rostro—. No entiendo absolutamente nada. ¿Por qué diablos Tenshi-san está así? ¿Qué fue lo que le hizo Kisaki? ¿¡Escuchaste todo lo que gritaba!?
—Si, lo hice. —el menor agachó la mirada, sintiendo un pequeño escalofrío recorrer todo su cuerpo—. A eso se refería Ryūguji Ken, la oscuridad buscó consumir a la luz, y esta fue la manera en la que lo hizo; dejar a Sano Masumi en ese estado fue la forma en que consumió su luz y al mismo tiempo se deshació de ella. Aunque no tengo muy en claro que fue lo que pasó, pero ya iremos a tenerlo en claro.
—Nooo. ¿A dónde más vamos a ir? Han sido demasiadas emociones por hoy. —Takemichi casi quiso encogerse en su lugar, llegando a abrazar sus piernas contra su pecho
—Eso lo entiendo, Takemichi, pero tenemos que tener la información suficiente para saber exactamente que fue lo que llevó a Sano Masumi a terminar en ese estado y buscar la razón de como es que ella confió en Kisaki.
El mayor se quedó en silencio en su lugar por varios segundos y apretó sus labios, sabiendo que tenía razón en ese punto; aunque fuera algo verdaderamente dificil por todo lo que había acabado de pasar, aún así tenían que arriesgarse y lanzarse en donde sea para poder averiguar que era lo que había sucedido, sobre todo con Masumi quien al parecer había sido uno de los detonantes para que aquel futuro se desatara.
—Antes de ir a visitar a Ryūguji Ken, me comuniqué con una de las hermanas de Masumi. —comenzó a decir mientras manejaban, Hanagaki dirigiendo su mirada hacia él con cierta curiosidad y un poco más calmado—. Si en el primer futuro, Yume-chan nos dio información de lo sucedido, ellas deben saber algo de de lo que pasó en este.
Una vez más se quedó en silencio por sus palabras, suspirando con pesadez al saber que era la verdad. Así que sólo buscó una manera de relajarse y enderezarse en su lugar, buscando un poco más de coraje y seriedad, sobre todo tomando en cuenta que era el mayor y casi quiso ponerse a llorar como un bebé. Así que, sólo esperó para poder llegar a donde sea que fueran a ir, sintiendo un pequeño destello de esperanza de que al menos las dulces hermanitas de Kiyoko Masumi estuvieran bien.
EL CAMINO FUE RELATIVAMENTE CORTO, LLEGANDO A LO que sería un tipo de condominios de departamentos, una vez más, bastante lujosos. Takemichi apretaba sus labios para tratar de pensar que esta vez se trataría de un lugar normal y no como el hospital psiquiátrico como el que pensó que sólo sería un lugar de descanso o incluso alguna empresa, no simulando ser un hospital por nada en el mundo.
Una vez que llegaron, sólo se dejó guiar por Naoto hacia cualquiera de los edificios de dos pisos, no demasiado exagerados, pero si se notaba que era de primera clase. Incluso se sintió un poco cohibido que, a comparación de Naoto quien iba en traje, el estaba con unos pantalones simples y un suéter cualquiera. Trató de distraerse mirando a su alrededor, un poco ansioso de poder ver a aquellas adorables niñas una vez más en el futuro y, esperaba, en buenos pasos y términos a comparación de antes.
—¿Aquí viven ellas? —preguntó el mayor viendo la entrada con pasto verde y algunos arbustos bien cuidados.
—Según la dirección que me dijo Sumi-chan, una de las hermanas, es aquí. —murmuró el chico mientras tocaba el timbre en espera de que abrieran.
Pasaron pocos segundos para que unos pasos se escucharan acercarse a la puerta, en donde Takemichi llegó a colocarse firme como una manera de prepararse por como sea que ahora se verían las trillizas, algo nervioso tomando en cuenta que la presencia de Masumi era fundamental para que tuvieran una buena relación. Así que, tomó un poco de aire cuando se escuchó el cerrojo y la puerta fue abierta, sintiendo un ambiente frío chocar contra su rostro, indicando el uso de aire acondicionado. Mirando fijamente hacia la figura femenina que estaba enfrente de ambos y los observaba con curiosidad y atención.
—¿Mm? ¿Quienes son?
La verdad no se esperó encontrarse con una chica completamente desconocida, incluso tratando de distinguir los rasgos de una Kiyoko si es que se trataba de una de las trillizas, pero no pudo distinguir absolutamente nada. Ver a una chica de cabello color cobrizo lacio y orbes azules enfrente de él, incluso con pecas, era una clara señal de que era alguien que definitivamente no conocía. La chica no hacía más que ladear su cabeza y observarlos con cierta confusión y a su vez exigiendo la razón de su visita.
—Buenas tardes. Mi nombre es...
—Ahhh, ¡Naoto-chan! —soltó la chica para sorpresa de Takemichi, observando la familiaridad de la mayor—. ¿Como me voy a olvidar de ti? Sé que ya estoy muy grandecita pero tampoco estoy vieja como para no acordarme de ti. Vaya, que guapo andas con traje.
Takemichi miró lentamente hacia el menor al notar como parecían conocerse muy bien, recibiendo de inmediato una mirada fulminante para que no se atreviera a decir ni una palabra por sus repentinas interpretaciones.
—Si, lo sé. Sólo es por formalidad. —el detective soltó un pequeño suspiro, tratando de disimular un poco. Luego, colocó su mano en el hombro del ojiazul—. Este es mi compañero, Hanagaki Takemichi.
—Ehm... Hola, señorita. —sonrió un poco nervioso ante la mirada penetrante de la pelicobrizo quien lo analizó con la mirada y luego le regaló una pequeña sonrisa, remarcando unos pequeños hoyuelos en sus mejillas.
—Mi nombre es Tsuyumi Akira. Puedes decirme Kira, Hanagaki-chan.
Ambos compañeros fueron invitados a pasar al lugar, en donde un aroma a limpio y al mismo tiempo con un aromatizante suave llegó a sus fosas nasales, sintiéndose relajado de alguna manera, sobre todo comparándose a las anteriores visitas que había tenido anteriormente. Al menos esto parecía ser más tranquilo que antes, respirando con profundidad y dejándose guiar por la tal Kira de quién, hasta ahora, no tenía información alguna o recuerdo de haberla visto en el pasado, pero parecía ser conocida de las trillizas Kiyoko.
Mientras caminaba y observaba su alrededor, amplio y al mismo tiempo minimalista, comenzó a escuchar el eco de unas voces femeninas que, a pesar de sólo haber escuchado una vez, de alguna manera estaban en su memoria.
—¿Sabías que los amiguitos esos de Senshi trataron de pedirme una cita? —se escuchó la voz de quién logró reconocer como a Aki, teniendo aún vivo el recuerdo de su voz adulta.
—Esaaa. Colágeno.
—Dices eso y a la que le quitan colágeno es a ti.
Cuando llegaron a lo que sería la sala de estar, donde distinguió dos figuras sentadas en el sofá hablando mientras bebían té frío de lo más tranquilas, observando sus cabellos rizados; una con cabello corto y otra con el cabello hecho en una coleta. La de cabello corto giró su cabeza hacia atrás, dislumbrando un par de ojos de color burdeo observarlo con curiosidad, aunque luego sonrió con dulzura.
—Oh, hola, Micchi-kun.
Pequeñas lágrimas quisieron acumularse en sus ojos al ver a las dos de las figuras de cabellos rizados, recordando haberlas visto días atrás en el pasado, no evitando recordar incluso aquel viaje al futuro dónde observó la pésima la pésima relación de ellas, incluso como habían caído en diferentes vicios. Y justo ahora, parecían llevarse de los más normal, sobretodo ellas dos que parecían llevarse extremadamente pésimo en el primer futuro, ahora viéndolas sentadas en el sofá mientras bebían y hablaban de manera amena como si su relación fuera bastante normal, a pesar del estado de Kiyoko Masumi.
—¡Aki-chan, Sumi-chan! —sonrió el ojiazul con felicidad al verlas en ese momento, y sobre todo, más que bien.
—Dichosos los ojos que te miran. ¿Qué te trae por aquí? —sonrió Aki con cierta diversión, observando luego al detective—. ¡Naoto! ¡Hola!
—Si, hola, Naoto. Él me escribió y ya te había dicho que vendría, urgida. —se burló Sumi recibiendo mala mirada de la femenina.
—¿Cómo que urgida?
—¡Escuchamos la puerta! —una tercera voz se hizo presente en donde de las escaleras que daban al segundo piso bajaba una tercera muchacha la cual parecía vestir ropa casual aunque algo costosa—. ¡Oh, Micchi-kun, si viniste!
—¡Yume-chan! —Takemichi casi podría lloriquear ahora mismo al ver a la más pequeña, más viva y activa que antes.
—Controlate, idiota. —le murmuró Naoto dándole un pequeño codazo para que no se colocará a llorar nuevamente, aunque luego se fijó como la expresión de su compañero dejaba de ser sonriente.
De igual manera miró hacia la misma dirección que él, siendo las escaleras en donde una cuarta persona iba bajando con cuidado los escalones, no, en realidad era una personita la que lo hacía casi saltando un par de escalones. Aunque a Takemichi lo que más le sorprendía era su apariencia, en donde su cabello corto se balanceaba en cada pequeño salto que hacía al momento de bajar, quedándose en completo silencio cuando llegó al último escalón, viendo mucho mejor a la pequeña niña que venía del segundo piso.
Una pequeña niña de cabello rizado y rubio.
—¡Mi-chan, no bajes así las escaleras! —regañó Aki con cierta severidad—. Recuerda que hace un mes casi te partes la pierna por andar inventando.
—Pero así es mas divertido. —casi canturreó la pequeña rubia una vez llegó con sus manos extendidas a los lados, alzando la mirada hacia ellas y luego hacia los desconocidos—. ¿Huh? ¿Quienes son? No los conozco.
Takemichi sintió como su boca se secó apenas la pequeña dirigió sus ojos hacia él, hacia ambos, abriendo sus ojos más de la cuenta y por un momento sintiendo un nudo instalarse en su garganta. Aquellos orbes oscuros y al mismo tiempo algo caídos eran los que ahora estaban observándolo con atención y curiosidad, ladeó su cabeza hacia un lado provocando que la corta cabellera rubia y rizada se agitara encima de sus hombros. Pero fuera de aquellas características que cualquier niño podría tener, ver sus ojos y sus facciones tan familiares lo dejaban en silencio, casi sintiendo como un nudo se instalaba en su estómago.
Al parecer esta visita no era tan calmada como pensó.
—N-Naoto... —balbuceó a duras penas el chico con su voz algo temblorosa.
—Si, ya sé que es lo que quieres decir. —habló el detective mientas ambos observaban a la pequeña niña caminar a rápidos pasitos hacia la cocina y volver con un yogurt—. Esto confirma lo que había investigado.
—Naoto... —balbuceó Takemichi aún algo paralizado al ver el cabello rubio y rizado de aquella pequeña niña, sobre todo su rostro—. Entonces, ¿ella es...?
—Su nombre es Sano Mirai. —la pequeña alzó sus orbes hacia ellos, dejando ver unas pupilas oscuras rodeadas de largas pestañas—. Es la hija de Sano Manjirō y Kiyoko Masumi.
❪📚❫',·curiosity's zone
#Masumi sólo usa honoríficos hacia las personas que les tiene aprecio o al menos algo de respeto, así como el caso de Baji a quien llama «Kei-kun» en un apodo de cariño, a comparación de Kisaki a quien llama así a secas.
#Referente al chiste de colágeno al estar con alguien menor, Sumi si está en una "relación" entre muchas comillas con alguien más grande que ella. Y si, es un personaje del anime. ¿Les llega a la mente alguien?
#Naoto no estaba completamente seguro de que la tal Sano Mirai fuera real, había investigado y encontrado registros del nacimiento de una niña apellidada Sano. Así que quiso confirmar si de verdad existía e, incluso, si continuaba con vida.
❪END TO THE SECOND ARC❫
¡FELICIDADES!
¡HAS TERMINADO EL ACTO DOS!
Toma tu premio;;
🍫Un chocolate
Estado;;
Agridulce, con muchas preguntas y ganas de funar.
¡NUEVAMENTE HEMOS ACABADO UN ARCO DEL LIBRO! I'M CRIYIN😭
Me siento tan feliz de haber culminado nuevamente un arco de este libro, es uno de los que más empeño les he dado y pueden darse de cuenta al actualizar apenas llegan a la meta, pq yo tengo los capítulos listos así que es cuestión de ustedes.
Me hace muy feliz porque ya vamos a entrar al último arco de este libro, aun recordando cómo para noviembre entramos al segundo, al arco del anime y ya vamos para otro. (Y uno de mis favoritos)
Yo amo mucho como he desarrollado hasta ahora a Mikey y a Tenshi, y sé q ya tienen mommy issues con ella
¿Que puedo decir por este capítulo? AJAKSKSKW YA LOS VEO FUNANDOME EN COMENTARIOS Y LLORANDO
les dije que el primer futuro era el mas suave, y esperen a los demás
En resumen, Mikey y Tenshi tuvieron un casi buen futuro hasta cierto punto y creo que se dieron de cuenta por la pequeña criatura que tal vez se volvió la protagonista de este cap por todas las preguntas que tendrán
¿Se llegaron a imaginar que se trataba de esto? :p Pero obvio, aparte de que apenas vamos como en el segundo arco del anime y falta muuuucho, aquí no es feliz, al menos no en su mayoría
Es Tōkyo revengers, aceptenlo
¿Tienen alguna teoría? ¿Que piensan respecto a la reacción de la Masumi adulta y de todo lo que dijo? ¿Que se imaginan un pasó con Mikey? ¿Llegaron a pensar algo que llevaría a Mirai? Quiero leERLOS😋
EN FIIIN, muchas gracias por haber seguido hasta este punto de la historia, ¡Ya entraremos a uno de mis arcos favoritos y al tercer y último arco de este primer libro! Sigan quedándose que queda bastante❤️
¡Los amo!
→S H A N X L A B Y X←
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