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7. Torneo de los Tres Magos


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El andén nueve y tres cuartos como cada primero de septiembre estaba atiborrado de familias que se despedían de sus hijas e hijos para que cursarán un año escolar más en Hogwarts, como el caso de los Tonks, quienes acompañaban a la menor de sus hijas para despedirla en su inició al cuarto año. Adhara dio un fuerte abrazo a su madre y después a su padre, lamentablemente su hermana estaba demasiado ocupada ahora con su trabajo como para estar despidiéndose de ella, pero por la noche tuvieron una pijamada en donde pasaron la última noche del verano juntas con Tulip, la mejor amiga de Nymphadora y a quien Adhara veía como una hermana más.

La joven miró a sus lados, en busca de los Weasley, pero no veía ninguna cabellera naranja por ningún lado. Escuchaba como chicos y chicas hablaban de lo sucedido en el Mundial de Quidditch y le era imposible no sentir nauseas al recordar a los mortífagos.

—Amor —la voz de su madre, tan dulce y tierna, hizo que ella reaccionara—. Cuídate mucho, ¿sí? —le dijo Andrómeda acomodando el cabello de su hija.

—Claro que sí, mami —puso una tierna sonrisa y Ted beso la frente de su hija.

—Te amamos, escríbenos —pidió sonriente.

—Una vez a la semana —les recordó asintiendo con su cabeza, y una pequeña línea en sus labios, que se interpretaba como una sonrisa.

Sin más que decir, tomó su carrito para acercarse al tren.

Subió su baúl y jaula, miro atrás y con una sonrisa ondeó su mano despidiéndose una vez más de sus padres. Camino en busca de algún vagón o de sus compañeros de casa, en realidad, no le importaba mucho con quien sentarse, siempre procuraba tomar asiento donde hubiese un espacio libre, y aunque había varios vagones con espacios libre para ella y su lechuza Dabih, todos en el tren están hablando del Mundial de Quidditch y de la aparición de los mortífagos.

Adhara está harta de escuchar ese tema de conversación y sabía que si iba con sus compañeros de casa tendría que soportarlo por el resto del transcurso.

Al final de cuentas, todos son hijos de mortífagos.

Así que comenzó a andar un rato, hasta que vio a alguien conocido.

—Hola, Cedric —saludó con una sonrisa.

—¡Hola Adhara! —respondió con gran alegría.

—¿Crees que pueda sentarme con ustedes? —preguntó mirando a los demás Hufflepuff.

—Por supuesto —dijo Hannah Abbott con una sonrisa.

—Ven, te ayudo —Andrew Alwyn, el mejor amigo de Cedric le ayudó a poner su baúl y lechuza junto con el resto del equipaje.

—Genial, gracias —les dedico una sonrisa y tomó asiento al lado de Ernie Macmillan.

—Así que, ¿ya te cansaste de escuchar lo sucedido en el Mundial? —le preguntó Ernie con una mueca, Adhara asintió rodando los ojos—. Sí, también nosotros, es por eso que en este vagón tenemos prohibido hablar de eso.

—Ernie tiene razón —miro a la chica de cabello cobre que sonrió a Adhara—. Creo que no nos conocíamos antes, soy Flora Payne —ella estiro su mano y sonrió.

—Un placer, Adhara Tonks —se presentó.

—Lo sé, Cedric nos dijo que eras hermana de Tonks y no podíamos creerlo —ella soltó una risita.

Sin duda alguna, adentrarse al vagón con aquellos Hufflepuff fue la mejor decisión que Adhara pudo haber tomado. No se habló más del Mundial de Quidditch, al contrario, comentaron con emoción acerca del quidditch, el tema de conversación favorito de Adhara; así como comieron golosinas y vieron quién podía comer más grageas sin vomitar.

Claro que, Andrew, al probar una de sabor moco de troll, terminó por vomitarla en el sombrero de Flora. Oh, nadie pudo aguantar las risas, y menos al ver como Flora lo golpeaba con su zapato por haber vomitado en su sombrero nuevo.


...


La llegada a Hogwarts no había sido tan calida debido al mal clima que había. Parecia que pronto el cielo terminaria por caerse y sin duda Adhara no deseaba estar en la posicion de los alumnos de primer año, quienes tendrian que atravesar el Lago Negro en bote bajo la gran tormenta.

Y aunque estuvies completamente mojada, no pudo salvarse de los globos de agua que el Poltergeist Peeves estaba aventando en la entrada al castillo.

—¡Peeves! —exclamó con molestia Adhara, mientras que el poltergeist hacia una pedorreta.

—La serpiente con melena se ha enojado —canturreo meneando su trasero.

—Venga, dejalo ya —dijo divertido Cedric mientras caminaban al Gran Comedor.

—Me gusta la lluvia, pero verla desde mi habitación —comentó Andrew exprimiendo su tunica.

—Bueno, un placer haber compartido vagón con ustedes —dijo Adhara propiamente, haciendo reír a los Hufflepuff.

—Nos vemos en clases, Adhara —dijo Hannah ondeando su mano mientras la chica le imitaba en su camino a la mesa de las serpientes.

—¿Dónde estuviste? —preguntó Daphne en cuanto Adhara se sentó a su lado, no sin antes haber escurrido un poco su cabello—. Te estuve buscando por todos lados —dramatizo un poco mientras sacude su túnica que está empapada.

—Lo siento, juro que tenía en mente buscarte, pero me fui a sentar con los Hufflepuff —señaló el grupo de Hufflepuff con los que había compartido vagón y miró nuevamente a Daphne—. Se me olvidó por completo —ella levantó los hombros.

—¿Cómo es que haces amigos tan rápido? —curioseo Tracey tratando de arreglar su cabello—. Apenas y les hablo a ustedes —murmuró.

—Hum, no lo sé, un don, supongo —respondió alzando los hombros sin importancia.

Ella sacudió sus zapatos e hizo una mueca incómoda debido a que están repletos de agua.

Todos los alumnos en el gran comedor están empapados, en realidad, pero eso no le quita el ánimo a ningún estudiante, ya que todos charlan completamente emocionados, ¿a quién no le hace felicidad regresar a Hogwarts?

—Te perdiste de un increíble partido de gobstones —dijo Theo que juega con un tenedor, impaciente por que el banquete de inicio.

—Obvio yo gane —interrumpió Blaise.

—Juras —bufó Draco—. Gane yo —él puso su mejor sonrisa.

—En la primera ronda, ganó Draco —apuntó Pansy un poco harta—. En la segunda ronda, ganó Blaise —señaló al moreno que guiño un ojo a Adhara.

—¿Y Theo? —preguntó un tanto burlona Adhara.

—Cabe mencionar, que hicieron trampa —señaló tranquilamente, pero Blaise y Draco comenzaron a reír.

—Sí, claro, trampa —ironizó Draco.

Su conversación se dio por finalizada cuando de la puerta entró McGonagall con los niños de primer año, Adhara tomó una postura recta y un tanto seria comenzó a prestar atención. Claro que, cuando un niño es seleccionado a Slytherin aplaude con una gran sonrisa en su rostro.

Y cuando por fin el último niño, Whitby, Kevin fue seleccionado a Hufflepuff, la profesora McGonagall salió del gran comedor con el sombrero seleccionador y el director Dumbledore se paró.

—Tengo solo dos palabras que decir —dijo sonriendo y abriendo sus brazos—. ¡A comer!

Todas las mesas se llenaron de comida, Adhara miró con una sonrisa las piezas de pollo y no dudo en tomar una.

—¿Qué tal el verano sin estudiantes, Barón? —preguntó con amabilidad Adhara mientras pone un poco de puré en su plato.

—Bastante tranquilo, Adhara —contestó flotando sobre la carne—. Tratando de tranquilizar a Peeves, ya sabes, ese bobo poltergeist de verdad es un caso perdido.

—¿Ahora que quería Peeves? —preguntó con algo de diversión Theo.

—Estar presente en el banquete, ¿pueden creer eso? —el negó—. Todo un caos, un desastre —comentó—. Y todavía, el Fraile el Gordo quería darle una oportunidad —el fantasma rodo los ojos.

—Hufflepuff —dijo con algo de burla Draco, Adhara lo miro con algo de molestia—. Pero claro que tú dijiste que no —el Barón Sanguinario afirmó.

—Sí, así es, todo un caos que hizo. Si me permiten decirles, casi no tenían banquete. Hizo molestar mucho a los elfos de las cocinas —Adhara hizo una mueca, «ellos no tenían la culpa»—. Pero claro, Sir Nicholas también intervino, no fue hasta que llegué yo cuando todo se calmó —dijo con algo de superioridad.

Adhara miro a la mesa de Gryffindor, para ver al fantasma charlando con sus amigos, llevo con delicadeza un pedazo de pollo y lo mastico con su boca cerrada y sin hacer ningún ruido mientras ve a Harry hablar con Ron y el fantasma, él habla con su boca llena de comida y no le importa mucho eso. Hasta que vio cómo la mirada de Harry se posaba en alguien.

Un tanto curiosa se movió un poco para ver como Harry miraba a una chica de Ravenclaw, la reconoció como la buscadora del equipo de quidditch de las águilas.

—Hum, ¿cómo se llama la buscadora del equipo de quidditch de Ravenclaw? —preguntó a Daphne, ella alzó una ceja.

—¿Chon Chang? —preguntó más que afirmar.

—Ah, sí, Chang —murmuró Adhara.

—¿Por qué? —curioseo su amiga.

—Simple curiosidad —admitió y se llevó un poco de puré de patatas a la boca.

Adhara no hablo más el resto de la noche, se mantenía con su expresión seria y fría, de vez en cuando asentía a algo que decían sus compañeros o rodaba sus ojos, pero no pronunció palabra alguna.

Al terminar de comer su tarta de manzana, dejó su cubierto en el plato y suspiro pesadamente mirando a Dumbledore, quien se paró una vez que los platos y el resto de la comida desapareciera.

—Bien —habló el director llamando la atención de todos—. Ahora que estamos bien comidos, les pido de favor que presten atención, ya que tengo unas noticias que informarles.

Adhara apoyó su codo sobre la mesa y recargó su mejilla en su puño cerrado mientras mira al director con algo de aburrimiento. La lista de objetos prohibidos ha incrementado a cuatrocientos treinta y siete artículos; el bosque prohibido como su nombre lo dice está prohibido.

Y no quidditch.

La joven ahogó un grito y miro con los ojos bien abiertos al director.

—¿Acaso enloqueció? —chillo con horror mirando a sus compañeros de quidditch.

—Tranquila, Adhara respira —dijo Daphne un poco preocupada al ver a su amiga que sigue sin creerlo.

Pero no era la única, todos estaban en shock y algunos muy molestos.

—Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaran enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...

En ese momento, la noticia de Dumbledore fue interrumpida por un trueno ensordecedor, y las puertas del gran comedor se abrieron de golpe.

Un hombre entró caminando, apoyándose con un largo bastón y cubriéndose con su túnica de viaje, no hubo nadie que no viese la entrada de aquel señor. El resplandor de un rayo iluminó su rostro en cuanto se quitó aquella túnica negra y sacudió su cabello negro canoso. Siguió su camino hacia la mesa de profesores en un silencio extremo, el cojeo hacia el director Dumbledore.

Adhara hizo una mueca, lo había reconocido con tan solo verlo entrar con ese gran bastón. Pero cuando otro rayo iluminó el cielo permitiendo que su rostro se vea a la perfección abrió sus ojos un tanto sorprendida.

—¿Quién es ese? —susurró Tracey con algo de miedo.

—Alastor Moody —respondió en voz baja Adhara—. Un auror que se encargó de llenar a Azkaban con mortífagos —explicó.

Tracey soltó un chillido de miedo y Daphne hizo una mueca.

—Les presentó a su nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras —habló animadamente el director Dumbledore—. Alastor Moody.

Lo normal es que todos aplaudan ante la presentación de algún nuevo profesor, pero esta vez, solo lo hicieron Dumbledore y Hagrid, haciendo que sonara tan triste, que pronto dejaron de aplaudir.

—No me jodas —susurró Daphne.

—¿Enserio Ojoloco Moody nos dará clases? —preguntó con una mueca Blaise.

—¿Debería estar asustada? Estoy asustada —chillo Tracey.

Shh, Alastor es un increíble auror, según mi hermana —murmuró Adhara.

—Lo era hasta que se volvió loco —le corrigió Draco.

Ambos rodaron los ojos y Draco imito a su prima con el simple afán de fastidiarla.

—Bueno, como iba diciendo —prosiguió Dumbledore—. Tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informarles de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.

—¡Se está quedando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.

Pronto, la tensión en el gran Comedor desapareció, Adhara soltó una risita negando lentamente, incluso Dumbledore pareció alegrarse de aquella intervención, pero sus compañeros de casa solo hicieron una mueca.

—No me estoy quedando con nadie, señor Weasley —repuso—, aunque, hablando de quedarse con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...

La profesora McGonagall tuvo que intervenir a Dumbledore.

—¿Alguien más piensa que está loco? —susurró Tracey.

—Lo está —aclaró Adhara.

Pero Adhara se dedicó a prestar atención a todo lo que el director dice.

Y en su mente, solo estaba analizando todo lo que decía del torneo.

El Torneo de los tres magos tuvo su origen hace setecientos años, creado como una competición amistosa entre tres escuelas más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. El torneo tenía lugar cada cinco años y se elegía un campeón para representar a cada escuela. Las escuelas se turnaban para ser la sede del torneo y era un medio excelente para que se entablaran amistades internacionales, hasta que el número de muertes creció tanto que debieron cancelarlo.

—¿Número de muertes? —preguntó Adhara—. ¿De cuántas muertes hablamos?

Shh, eso no importa —murmuró Blaise con un brillo en los ojos, completamente interesado en saber más del torneo.

—No puedo creer que enserio intenten regresar esto —musitó Adhara con el ceño fruncido y viendo como todos parecían fascinados.

«¿Es que acaso nadie está escuchando?»

—Genial, quiero intentarlo —susurró Theo con emoción cuando Dumbledore mencionó que el Torneo se llevará a cabo en Hogwarts.

—¿Tú eres estúpido o qué? —preguntó Adhara cruzándose de brazos.

—En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.

Ahora todos parecieron estar mucho más interesados.

—Con mil galeones me compraría muchos unicornios —dijo con una pizca emoción Daphne.

—Hum... hay mejores cosas que comprar con mil galeones —murmuró con una mueca hacia Daphne—. Construiría mi propio estadio de quidditch —ella sonrió, sus amigas rodaron los ojos, pero Blaise la señalo.

—Esa es la mejor idea que has tenido desde que te conozco —ella soltó una risita.

Y aunque mil galeones eran tentativos para todos, obviamente no todos serían capaces de participar: solo mayores de diecisiete años tendrían la oportunidad de entrar al Torneo.

—Pff, patrañas —bufó Draco.

Adhara lo miro con algo de burla—. ¿Apoco tenías en mente participar, Draquito? —él alzó una ceja.

—Claro —respondió obvio, ella negó lentamente.

—Sí, ajá, hablamos de que son pruebas difíciles —él levantó los hombros con arrogancia.

—Lo hubiese podido lograr, sin problema alguno —Pansy tuvo que reprimir una risa.

—Por primera vez estoy de acuerdo con Adhara —señaló, ella sonrió un poco—. Aparte, no quiero que termines muerto —murmuró sonrojada.

—No moriría, Pansy —aseguró con un tono coqueto.

Ew —dijo Theo con asco, mirando a la pareja que coquetea frente a él.

—Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos trataran a nuestros huéspedes extranjeros con extremada cortesía mientras están con nosotros, y que darán su apoyo al campeón de Hogwarts cuando sea elegido o elegida. Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es para todos ustedes estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando!

Todos se pararon en cuanto Dumbledore terminó de hablar, Adhara miro a la mesa de Gryffindor, los gemelos y el trío se encuentran mirando en dirección a Dumbledore.

—Ad, ¿vienes? —miró a Blaise y asintió para comenzar a caminar.

Ignoro a sus extraños amigos que están hablando con emoción del Torneo, al menos Adhara se emocionaba de que ya no hablaban de mortífagos. La joven tuvo que reprimir una risa al escuchar como su primo Draco está asegurándoles a Crabbe y Goyle que logrará entrar al torneo.

Antes de salir del hall, ella miró atrás, vio a sus amigos salir, George levantó su mano saludándola y ella le imitó con una sonrisa. Hermione al verla, también le saludo, al igual que a Daphne, quien regresó el saludo, mirando de rápidamente a uno de los gemelos.

Harry le dedicó una sonrisa con esos lindos ojos brillosos y ella sonrió un poco.

—Andado, Ad —le hablo Theo y jaloneo su mano—. Merlín, estas que babeas —se burló.

—Oh, cállate Nott —murmuró rodando los ojos.




Nota de autora:

Tremendo patatús que le va a dar a Adhara cuando el nombre del Harry salga en el Cáliz JAJAJA

Bueh, espero les haya gustado, no olviden votar y comentar diciendo que opinan :))

Lots of love, Cici x

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