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𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

Los demonios.
Omnisciente.

Sentado en aquella montadura de arena, Levi Ackerman podía ver claramente cómo sus compañeros y allegados se encontraban en la zona del puerto. Desde ahí, podía tener una clara imagen de lo que se avecinaría. Fríamente mantuvo el silencio, yacía en presencia de aquel titán carreta, junto a esos pequeños niños quienes veían atemorizados toda la situación. En cambio, parecía ser que la alta rubia con un brazo quebrado, disfrutaba el hecho de que los demás hayan salido al campo de batalla. Desde que se había despertado, Levi sentía una fuerte presión en si mismo, la misma que no lo dejaba sentirse aliviado por ningún motivo. Él veía con detenimiento, como todos se desplazaban por caminos diferentes, a expedición de Reiner Braun y Annie Leonhart. Aún, esos dos soldados estaban en cercanía en la montadura de arena. Esperaban el momento exacto para desplazarse junto a los demás, pero a su diferencia, portarían su poder titánico contra la élite anti militar. Levi se mantenía con una postura firme. Aún en su semblante vendado, se podía determinar una expresión seria. Una parte de él, deseaba ser partícipe de la acción que estaría apunto de ver, pero su cuerpo aún no le permitía excederse. Aún, había mucha fuerza y energía dentro de él, era la principal razón por la cual estaba vivo. Lo que habitaba en su interior, era la prevalencia de un demonio justo como lo era Levi Ackerman.

Él giró su mirada, observando con su ahora única visualización a través de su ojo derecho, como Adeline sostenía sus hojas. Ella aún yacía ahí, aún lado de él. La ahora joven de rubio cabello, era partícipe del escuadrón de Reiner y Annie. Sin duda, Adeline podría ser una amenaza para la persona que atrajo al escuadrón anti militar hasta aquí, Flotch sometería represalias hacia la joven que estaba traicionando las ideologías de su hermano menor. Ella estaba ahí, esperando ansiada el momento en que debería defender la postura de sus compañeros. Levi la miraba, a pesar de que ella miraba hacia algún punto ajeno al suyo, él observaba cómo la ventisca removía la alta coleta de ella. Adeline lucía más exhausta. La debilidad, la agonía y el agobio que le causaba la situación, se reflejaba en una sola mirada donde pedía a gritos que alguien entendiera como se sentía. Para él, verla de esa manera era sentir espinas atravesarle el corazón, ella siempre fue su flor más reluciente y con el paso del tiempo, Adeline perdió cada uno de sus pétalos. Su pecho subía y bajaba, estaba tensa como él lo estaba. Como todos deberían estarlo, si fallaban, si tan solo dudaban, perderían todo tipo de ventaja para alcanzar al retumbar y si no lo hacían, no podían alcanzar a Eren. En algún tiempo, creyeron que sin Eren la humanidad no sobreviviría, pero ahora, él era la mayor causa para extinguirlos.

-¿Qué estará pasando?-se preguntó Falco, intentando de observar más allá, mientras que Gaby curiosamente también intentaba visualizar.

-Oigan mocosos, quédense quietos.-pidió Levi, fríamente, sintiéndose abrumado por la impulsividad de estos niños en querer ir al campo de batalla; los niños ante el frío semblante de Levi, se apenaron sintiéndose reprendidos.

-Oiga señor Levi, ¿cuantos años tiene su hijo?-se preguntó Falco, queriendo simpatizar con el sombrío hombre quien le miró.

-Uno.-respondió Levi cortantemente, observando cómo Falco parecía apenarse.

-Es una pena, me hubiera gustado jugar con él.-murmuró este, sentándose nuevamente, por lo cual Adeline le miró de reojo, sonrió de lado ante tanta ternura.

-Si logras vivir, podrás jugar con él cuando crezca.-le respondió Levi, haciendo que Falco le mirara sorprendido, mientras sonreía.

-Escuché disparos... -Adeline comentó en un susurro, visualizando más allá como una sonará de disparos se hizo presentes, alertando a todos.

-¡Nos están atacando! ¡Mikasa, Leandra, Armin y Connie han traicionado a Eldia! ¡Mátenlos!-aquel desgarrador grito había llegado hacia donde ellos estaban aislados, Adeline se tenso cuando escuchó el grito alentador mortal de Flotch Foster.

-Lo sabía.-murmuró Adeline, bajando la cabeza para apretar fuertemente sus hojas, mientras que todos la miraron.-Tenemos que acabarlos, aquí y ahora.-articulo, girándose para observar cómo Reiner y Annie se acercaban, mirándole.

-Cuando estés lista, Adeline.-indicó Reiner, colocándose a su lado, notando como ella levantó la vista, respirando hondo, si, ella estaba cansada.

-Adeline, tenemos que hacerlo ahora.-musitó Annie, intentando de acercarse a Adeline, pero está con resentimiento evadió su mirada, fue desprecio lo que la joven de color avellana le dirigió, estaba disgustada en tener que ser acompañada por Annie.-Hange con los demás deben estar arrinconándose en el sótano para que podamos ir. No hay tiempo.-incitaba, por lo cual Adeline luego de una ardua crisis, asistió.

-Lo sé. Solo, maldita sea... -Adeline suspiraba gruesamente, sabía que tristemente no tenía opción, ninguno de ellos la tenía, debían pelear.

-Adeline, espera.-le llamó Levi, con una sutil voz, haciendo que ella apretara fuertemente sus hojas.-Regresa con vida.-pidió él, impotente por tener que dejarle partir, sin poder ser útil.

Ella le miró de reojo, asintiendo. Fue ella quien empezó a moverse en dirección a ese lugar. Empezó a correr, correr rápidamente hacia el campo donde todo se desataría. Sus amigos estaban corriendo peligro, debía pensarlo de esa manera. Por eso, aceptaba el hecho de que atrás suyo, la estuvieran siguiendo dos personas que cometieron macabras acciones hacia ellos en un pasado. Annie, la rubia seguía firmemente a la única joven que dejó con vida en aquel escuadrón. Amargamente recordaba ese día en que sus compañeros tuvieron que morir, a excepción de ella. Adeline miró de reojo, viendo que ellos la seguían sin cuestionarle. Inclusive aquel joven de cabello rubio y ojos claros, con un rostro decaído, se preparaba para utilizar sus equipos de maniobras tridimensionales. Reiner había traicionado no solo a la Isla que lo acogió, si no, la confianza que Eren le había otorgado. Era ahora que él entendía, que ambos en si, siempre habían sido iguales. Seguían avanzando, porque no tenían opción. Él levantó su vista, veía a varios soldados entre las azoteas. Las sonoras de disparos resonaban, así que vieron como Adeline tan solo les señaló con la mano su objetivo. Debían hacerlo, la única manera de tener ventaja en esta pelea, era que se convirtieran en los demonios que eran. Adeline continuó corriendo en el terreno, pero ambos jóvenes provenientes de la otra nación, se elevaron con los equipos de maniobras tridimensionales. Con agilidad, traspasaron los obstáculos que podrían retenerlos, para elevarse con altitud y quedar atrás de aquel joven de cabello rojizo. Flotch los sintió, pudo presentir que le atacarían de espalda, porque su semblante se vio atónico cuando el cielo provocó aquel destello detrás suyo, uno que opaco todo su propósito.

-Así que no funcionó.-musitó Onyankopon, viendo desde la montadura de arena como el titán hembra junto al acorazado, reaparecían juntos después de tantos años.-¿Por qué debemos llegar a esto?-se preguntó, desconcertado por la oleada de sangre que se avecinaría.

-La violencia es lo único que no puede quitársele a la humanidad. ¿No es así capitán?-Yelena se dirigió hacia aquel sombrío hombre, quien vagamente veía como la titán hembra aplastaba a esos soldados, justo como hizo con sus compañeros, aquel día, hace años atrás.

Entre el vapor que transcendía, la mujer que había vuelto de la muerte con un propósito a ejercer, apareció para atravesar fríamente con sus espadas a los soldados que iban con el objetivo de inmovilizar al titán acorazado. Adeline se sujetó del hombro de este, saltando de ahí por el lanzamiento de un lanza relámpagos. Agitada, veía que la mayoría de esos soldados estaba encima de ellos. Gruñó, no había opción. Retomó una alta altitud, si se mezclaba entre los soldados, podía derivarlos, pero todos estaban claros que debían continuar defendiendo sus ideologías, iban por ella, como por todos.-¡Reiner!-Adeline le llamó, viendo como él estrechó su mano para que ella pudiera correr encima de ella, tomando la agilidad de lanzarse hacia los soldados que yacían en aquella altura. Ellos le apuntaron, pero Adeline traspaso debajo de ellos con raides, girándose para observarles de espalda. Apretó sus dientes, con la misma intensidad de sus hojas, dando un giro para desplazarlas en sus espaldas, como una vil traición. Cayeron, al igual que la sangre que mancharía el suelo. Con rapidez, subió de altitud para evitar la sonora de disparos, pero fue el titán hembra quien estrechó su mano para impedir que le dispararon. Al bajarla, Adeline le devolvió el gesto de protección para impulsarse hacia aquel hombre, golpeando su pecho con sus pies, este cayo aplastado en el mural, siendo aplastado por la mano de Annie, donde la sangre se pegó.

-¡Adeline!-la joven de ojos color avellana levantó la vista, observando cómo Mikasa Ackerman se colocaba en el hombro de Annie, Adeline no tardó en impulsarse hacia allá, quedando aún lado suyo.

-¿¡Dime cual es el status!?-pidió Adeline, sujetándose del cabello del titán hembra.

-¡Cambió de planes! ¡Nos iremos en el barco y prepararemos el bote flotador en el continente! ¡Protejan a los Azumabito mientras abordan!-indicó esta, distanciándose de Annie para acercarse al titán acorazado, Adeline procedió la información.

-¡Annie, ya lo has oído! ¡Protéjanlos!-recalco Adeline, lanzándose al vacío cuando observó desde esa altura, como la señora Azumabito intentaba pasar junto a su gente, dirigidos por el general Theo Magath.-No puedo desistir, ya no.-murmuraba Adeline en el aire, intentando de contraatacar a los enemigos, pero eran igual de ágiles que ella.-Si con esto, estoy traicionado a Eren, entonces, ¡que así sea!-exclamo, desgarrando el costado de un soldado que estaba apunto de detonar la coraza del titán acorazado con un lanza relámpagos.

-¡Adeline, te estás volviendo un poco loca!-Adeline abrió sus ojos grandemente, observando cómo Leandra con el equipo de maniobras tridimensionales llegaba hacia donde ella estaba.-¡Dime! ¿¡Tienes miedo!?-le retaba Leandra, sonriendo de lado, a pesar de que se revolvía por dentro ante tener que enfrentarse con esos viejos compañeros.-¡Que decepción, soy mejor que tú!-exclamo, por lo cual Adeline retenida en un mural, la miró con sarcasmo.

-Para ser como yo, primero tienes que morir y volver a nacer. Y eso, ya lo hice. ¡Protege a los Azumabito!-le pidió ella con fuerza, elevándose para no solo defender a esas personas que le asegurarían la victoria para alcanzar el retumbar, Adeline quería defender al titán acorazado y al hembra.

-¡Entonces préstame tu fuerza, capitana Ackerman!-grito Leandra, acercándose a Adeline para apretar fuertemente su mano y hacerla girar en el cielo, donde Annie estrechó su mano para que pudiera esta enganchar su gancho, y girar en el aire y despedazar la cabeza de un soldado, creando que la sangre manchara su hoja.

-Ellas, quieren defendernos.-musitó Annie, observando desde el interior de su titán, como Adeline Jaeger y Leandra Ackerman se unían para contraatacar a los soldados que se acercaban para atacarles, estaban de su lado.

El vapor continuaba, los soldados lanzaban aquellos lanza relámpagos, donde con su humo excedían en retener la respiración adecuada para Adeline. Ella se sujeto contra un borde, intentando levantarse, pero el titán acorazado estrechó su mano para aplastar a la línea de soldados que se dirigían hacia ella. Adeline se quedó sujetada de aquel borde, donde la ventisca calurosa se apegaba a ella. Abrió sus ojos grandemente, Reiner no solo había protegido a los Azumabito, también a ella. Privó la vida de aquellos soldados para mantener con vida a esa mujer, quien anonadada lo miraba. Él se estaba despedazando, estaba luchando por defenderlos. Por otro lado, el titán carreta seguía avanzando. Donde podían observar cómo ambos titanes se enfrentaban a los cientos de soldados, donde los acompañaban dos soldados. Desde ahí, Levi podía ver cómo Leandra defendía la postura del titán hembra, quien luchaba arduamente para derivar a los soldados, pero cada ves, parecían llegar más. Los lanza relámpagos continuaron, una detonación cerca de Leandra provocó que decayera. Adeline se alertó, pero Annie no tardó en estrechar su mano para esconderla dentro de su palma, cubriéndola de los soldados que la atacarían. Sabía que se estaban arriesgando, que podrían morir aquí por defenderlos. Ya no podían resistir, los estaban tumbando. Adeline gruñó, su muslo estaba repleto de sangre. Se le había incrustado un disparo, no lo había sentido hasta que el calentón se apegó a ella.

Intento subirse a la azotea, pero se resbaló, siendo sostenida por Reiner, quien también la escondió dentro de su palma. Quería protegerla, quería salvarla. No podía dejarla tirada, se desangraría y podría morir. Estaban arrodillados, ya no podían. El titán carreta avanzaba, a pesar de que de una impulsiva manera Falco se había bajado de su espalda. Pieck había logrado llevarlos al barco, a pesar de haber tenido que pasar por el agua, humedeciéndolos a todos, los trajo con sanidad hacia el área más segura. El capitán Levi, subiendo con dificultad las escaleras con ayuda de Onyankopon, miraba atrás como los demás continuaban peleando a muerte. Apretó sus dientes cuando no pudo distinguir entre ese bullicio de matanza, a Adeline. La había perdido de vista, sintiendo una fuerte presión contra su cuerpo, sin saber que Reiner estaba atesorando su vida como él lo hubiese querido. Adeline suspiro, tomando una bocanada de aire cuando la palma de Reiner se soltó inconscientemente. Ella abrió sus ojos grandemente, la sangre manchaba su pantalón, viendo como Reiner había quedado inmóvil junto a Annie, quien también se vio obligada a soltar a Leandra, quien tenía su rostro sudoroso. No podía permitirlo, no podía permitir que que cayeran aquí y ahora. Adeline se impulsó en el aire, una energía se adueñó de su cuerpo. Se canso, sus amigos no morirían aquí. Nadie lo haría.

-¡No lo permitiré!-gruño Adeline, deslizando sus hojas en el aire hacia esos soldados, dándoles en el pecho, ella era fuerte, era muy fuerte.-¡Morirán aquí!-grito, impulsándose para defender a Reiner y Annie, y es que, entre esa sincronización, Leandra se levantó del suelo para pelear.

-¡Agh!-Adeline bajo de altitud, dándole paso a Connie y Leandra para que la defendieran, ellos destrozaron sin piedad la vida de aquellos soldados que cayeron en el suelo, mientras que Mikasa se encargó de proteger a Connie y Leandra, para que ellos protegieran a Adeline, Jean disparaba a los soldados con el fin de defender a Mikasa.

-Si dudamos, nuestros amigos morirán.-dudaban todos, visualizando como el titán carreta se unía, defendiendo la postura de sus aliados.-Si ganamos, viviremos. Si perdemos, moriremos. ¡Si no peleamos, no podemos ganar!-gruño Adeline, sujetándose en aquel tejado para encerrar su hoja en el cuello de aquel hombre, destrizándole la mandíbula, la sangre cayó en toda su mano.

En el extremo de aquel barco, Levi Ackerman apretaba con fuerza los barandales. Viendo un nuevo destello de luz en el cielo, era él, el titán mandíbula. Todos quedaron atónicos, incluso él. No subestimaría lo que aquel mocoso podría hacer, porque la última que subestimó a alguien, terminó siendo su peor pesadilla, Eren Jaeger. Adeline con asombro veía los escombros destinarse donde el titán mandíbula apareció, ella con su rostro lleno de sangre, veía en aquel tejado aún lado de Mikasa Ackerman, como ese titán sobresalía para pelear junto a ellos. Soltaron una bocanada de alivio, tendrían ventaja. Su ataque fue la oportunidad perfecta para que pudieran pelear, aunque fuera a muerte. Ella estrechó sus hojas, corriendo en aquel tejado donde veía a Jean escondiéndose en la chimenea. Él disparaba a los soldados que venían atacarles, pero Adeline incrustó sus hojas en los dos soldados que venían por él. Ella, con sus hojas en el interior de sus estómagos los desprendió. Escuchó sus gritos estruendosos, como vio la sangre sobresalir con sus órganos. Ella estaba dispuesta a salvar a sus amigos, aunque se convirtiera en un vil demonio. Sus hojas se resbalaban, la sangre era espesa. Pateo a ese soldado fuertemente, haciendo que Leandra rozara su hoja, cortándole un brazo. Fue Mikasa quien le dio el golpe de muerte, incrustando su hoja en su mismo pecho. Despedazándolo como si fuese un animal.

Entre ese gruñido, pudieron visualizar cómo aquel joven desató su furia. Flotch no podía aguantar, impotente veía como esos soldados con los que alguna ves luchó, les estaban derrotando. Maldijo fuertemente, él quería ser quien salvara a Eldia, por eso avanzó velozmente entre ellos. Esquivo el golpe de Hange, cortando su mejilla. Incluso, pateo fuertemente el costado de Leandra para tumbarla encima de Adeline, quien gritó fuertemente ante ver como él se elevó en el cielo. Su altitud era demasiada, estrechó su lanza relámpago, quería quitarles la esperanza de detener el retumbar. Él quería impedirlo a toda costa, iba por la aeronave que llevaría a esos soldados hacia el retumbar. Creía que lo lograría, todos vieron en un hilo de su suerte como él lo haría, hasta que la sonda de un disparo lo alcanzó. Haciéndole desvanecer impotente, al inmenso océano.-¡Gaby, bien hecho!-grito Hange, observando a esa niña quien agitada sostenía aquella arma. Sus disparos eran mortal, todos ellos lo sabían. Adeline se levantó del suelo amargamente, visualizando cómo Mikasa empujó contra ella un soldado, a quien le tenía su hoja incrustada en su estómago. Adeline lo aguantó, deslizándose su hoja por el cuello, dejándolo sin vida. Se aterraron, ver a esas tres mujeres, hicieron tensar a los vil soldados que venían a detenerles. Adeline mostró un rostro que jamás utilizó, él de un demonio mortal. Corrió valientemente hacia esos soldados, elevándose con su equipo de maniobras tridimensionales.

-¡Mikasa! ¡Leandra!-las llamo, aclamando por su fuerza, para derivar a esos soldados con frialdad.-¡Ahora!-las tres jóvenes se unieron en una sola sincronización, donde derivaron una línea entera de soldados, hasta hacerlos detonar.

-¡Todos van a morir!-exclamó un soldado, pero guardó silencio cuando en la lluvia de sangre que caía en sus hombros, Adeline le enterró la hoja en su boca, macabramente le miró, él aún tenía sus ojos abiertos, pero dejaría de respirar como todos sus amigos alrededor.

-Ya estamos muertos... -musitó ella, toda su ropa estaba llena de sangre, incluso su rostro, alrededor, todos estaban ahí, cubiertos con la misma y espesa sangre, eran unos demonios.

-Adeline, te está sangrando una pierna.-comentó Mikasa, señalando la pierna derecha de Adeline, la cual se veía en su pantalón rasgado, la sangre brotar de su piel.-Tenemos que atenderla.-decía, pero Adeline aún aturdida, veía aquel soldado quien tenía su hoja incrustada en la boca.

-¡Ya podemos zarpar! ¡Suban de una vez!-escucharon aquel estruendo provenir del barco, era un ruido agudo, mezclándose con el grito dé Onyankopon, quienes les veía desde el borde de las barandas, esperando a que vinieran.

-Vamos, los alejamos, pero de seguro volverán.-indicó Jean, sosteniendo aún aquella arma, mientras que Leandra se acercó para acudir a Adeline, era tanta la adrenalina que no sentía.-Adeline adelántate al ... -Jean detuvo su habla en cuanto los escombros flotaron, Leandra se giró de espalda para proteger a Adeline, mientras que un rugido se esclareció.

-¡Falco! ¡Nuestros enemigos se fueron, sal de ahí!-pidió Pieck en el interior de su titán, visualizando cómo Falco se acercaba hacia ellos con brusquedad, pero todos se tensaron cuando se acercó para morder con fuerza a su titán.

-¡Ayúdenla!-Adeline se alarmó, intentando de movilizarse, pero Mikasa la detuvo con brusquedad cuando está casi decae por su pierna.

-No.-Mikasa se detuvo, observando cómo el rostro de Adeline estaba manchado de sangre.-Armin también está herido. Ve con él.-le pidió con sutileza, quería protegerla.-Leandra, llévala. Nosotros nos encargaremos.-afirmó Mikasa, para así distanciarse junto a Adeline, quien llevó sus manos hacia los hombros de Leandra, dándole la espalda a sus compañeros.

-¿Quién lo diría?-Leandra caminaba dificultosa mente junto a Adeline, acompañándola al suelo para dirigirse al barco, ella miró los ojos color avellana de Adeline, los cuales estaban decaídos.-Hace mucho, quería matarte. Ahora, quiero salvarte...-murmuro apenada, Adeline estaba aturdida, había tenido que matar a todos esos hombros.

-Lo mismo digo... -musitó Adeline, recostándose de Leandra, mientras que sentía el calentón en su pierna derecha.-Gracias, mocosa.-Leandra miraba hacia adelante, observando el barco donde los demás deberían estar.

-No vamos a recuperar a Eren, ¿verdad?-se preguntó fríamente, sintiendo una agonía en su corazón.-Tú lo sabes, por eso estabas tan afligida en salvarlo. Ya sabes lo que pasará.-articulaba, viendo como Adeline se detuvo mirando hacia atrás.-¿Qué sucede?-le preguntó esta, la ventisca removía el suelto cabello de Adeline, quien anonadada denegó.

-Creo que vi al instructor Keith Shadis.-expresó Adeline, sintiendo su cabello removerse con la brisa, mientras que los azulados ojos de Leandra miraba a Adeline con detenimiento, la veía decaída, había luchado más que cualquiera.

-Adeline, vamos. Ya no hay nada más que podamos hacer aquí.-indicó Leandra, alentándola a caminar, observando cómo está llevaba la mano a su costado como si le doliera, pero Leandra notó algo, el cabello de Adeline perdía aquel color claro.-¿Qué significa? ¿Es por qué está luchando para detener a Eren?-se preguntaba en su interior, hasta que levantó la mirada.-¿Levi?-lo llamo, viendo como él a pesar de estar en ese estado físico, acogió a Adeline quien se recostó en su pecho.-Adeline... -murmuró Leandra cuando vio su pecho subir y bajar, transmitiendo un sollozo ahogado encima de Levi.

-¿Era necesario?-le preguntó ella, en medio de aquel sollozo, donde sus lágrimas caían al suelo, Levi la sostenía, mirándola.-¿Era necesario tener que hacer esto?-volvió a cuestionarse, mientras que Leandra la miraba apenada.-¿Todo por alcanzar a Eren?-sollozo, se veía adolorida, exhausta.

-Erwin una ves lo dijo... aquellos incapaces de sacrificar algo, nunca cambiaran nada... -musitó Levi, sosteniendo los brazos de Adeline para ver cómo ella levantó la mirada llorosa.-Si no hacemos esto, ¿qué cambiará?-le preguntó, obteniendo toda su atención.-Has podido antes, podrás ahora. No te hablo como la persona que te ama, te amo como al capitán que seguías sin cuestionar. Levántate.-le pidió él, dándole la fuerza a ella para levantarse, dándola la determinación, una que Leandra admiró.

-Gracias, Levi.-Adeline se recostó de él, abrazándolo con fuerza para dejar que sus lágrimas mancharan sus hombreras, mientras que Levi miró más allá, cómo los demás aún resistían para la batalla, porque la próxima, sería la peor.

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Próximo capítulo: Siempre llegará el día.
La alianza logró establecerse en el bote volador, pero un alto costo los despedazara por completo.

Nota: Que emoción, solo faltan unos pocos capítulos para culminar con esta historia. Jamás pensé que llegaría tan lejos, no les mentira, al principio no sabía por donde llevar esta historia, pero me fui enganchando tanto, que quería hacerla emotiva y conmemorativa. Estoy agradecida, también sensible. Sin ustedes nada de esto pudiera haber sido posible. Gracias por estar aquí, gracias por apoyarme.🤍🤍🤍🤍

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