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10:30AM

Mientras la pelirroja hablaba de la cita y de las cosas que compró en el lugar, Soobin subió a su habitación, pero también había comprado unas cuantas cosas.

Trató de comprar algo no muy exagerado, aunque si fuera por él le compraría el mundo y seguiría creyendo que no es suficiente, contuvo sus ganas. Pero conocía a Yeonjun, él no querría aceptar algo tan caro porque sentiría que se estaría aprovechando de Soobin o algo así.

Lo más caro que compró fue un suéter. Sabía que Yeonjun los amaba. Pero hubo uno que llamó su atención de inmediato. Era uno que tenía bordado un dulce zorro en el medio y estaba rodeado de frutillas. Los colores eran muy pasteles y el dibujo del zorrito era uno muy animado que lo hacía ver más tierno aún. Lo compró sin dudarlo.

Lo siguiente que compró fueron unos materiales de la librería. 

Era la segunda vez que hacía brazaletes él mismo y era extremadamente difícil porque sus manos eran inmensas ahora pero aún así lo intentó. La idea era comprarlas él mismo pero no encontró lo que quería.

El brazalete de Yeonjun era una mezcla de rosado con rojo y tenía el pequeño colgante de una fresa. Esta vez si pudo confirmar que los colores sean los correctos gracias a las pinturas que tenía en su habitación.

El siguiente fue el suyo, el de él era una mezcla de violeta y azul con el colgante de un arándano. Ambas se veían muy infantiles, entonces Soobin pensó que era perfecto y sonrió orgulloso de su trabajo.

Las guardó bien e igual el suéter, el suéter lo guardó en su armario, no quería darle dos regalos de una vez.

Aparte de los brazaletes, también hizo una linda carta y las guardó en el sobre en donde estaba el brazalete.

Jamás había hecho un detalle así por alguien, y se acababa de dar cuenta de lo que estaba haciendo. Le hizo un brazalete de Yeonjun, para su mente no había necesidad, ¿Qué hará un brazalete? Nada, pero desde hace tiempo dejó en claro que en su mente no guarda pensamientos malos sobre Yeonjun. Su corazón decía que no había que haber una razón, amaba a Yeonjun y era suficiente para hacer cualquier cosa.

11:15Am

Soobin bajó rápidamente las escaleras esperando que nadie lo interrumpa ahora, ya que Yeji los estaba entreteniendo bastante bien al parecer.

Pero cuando estuvo por abrir la puerta escuchó que lo nombraron, cerró los ojos fuertemente esperando que sea algo rápido.

— Soobin, ¿a dónde vas? — preguntó la pelirroja y Soobin volteó lentamente.

— Voy a una exposición de arte con un ex compañero. — explicó y cuando volvió a voltearse volvieron a detenerlo.

— No, no. Hoy tenemos que ensayar la ceremonia. — recordó la pelirroja y se levantó de su asiento.

— Dijiste que eso era en dos días. — dijo el pelinegro y la mujer bufó.

— Sí, te lo dije hace dos días, Soobin. Eres daltónico, no desmemoriado. — dijo ella con el ceño fruncido y Soobin se enojó ante otro comentario.

— Me importa un bledo el puto ensayo, ya tengo planes. — estuvo por voltear y abrir la puerta pero la pelirroja tomó su brazo y lo detuvo.

— No, no vas a irte. — dijo sonando amenazante y lo sostuvo con fuerza.

Y Soobin volvió a sentir esa presencia que siempre sintió de niño.

— ¿Qué sucede aquí? — era su padre entrando a la sala de estar.

Yeji volteó hacia el hombre y se acercó a él con una expresión de tristeza sobreactuada en su rostro.

— Soobin dijo que no quiere ir al ensayo de la ceremonia, dijo que le importa una mierda el puto ensayo.

El hombre levantó su oscura mirada hacia su hijo.

— ¿Es eso cierto? — preguntó sin obtener respuesta de parte de Soobin

— Sí, es cierto. — dijo la madre de la pelirroja levantándose de su asiento también.

El hombre se acercó lentamente a su hijo, su único hijo. Soobin estaba más alto y su rostro ya no expresaba ese terror que le tenía, si alguien que lo conociera lo viera pensaría que su actitud es igual a la de su padre, por desgracia para el señor Choi no era así.  La decepción más grande que Soobin le trajo es que no se parece absolutamente en nada a él, no hablando de su personalidad.

Soobin siempre supo que jamás vería orgullo en esos ojos, pero jamás lo buscó ni lo buscaría, porque sabe que para verlo tendría que transformarse en su padre, y primero muerto que ser igual que ese hombre.

— ¿Hay acaso algo más importante que asistir a tu ceremonia? — el hombre preguntó, ambos viéndose fijamente, si las miradas fueran un arma probablemente ambos estarían muertos.

— Ya tenía planes. — recordó.

— ¡¿Hay algo más importante que asistir a tu ceremonia?! — repitió la pregunta esta vez alzando la voz, preocupando a todos los presentes, menos a la familia Hwang.

El pelinegro observó al mayor frente a él, y solo quería que desaparezca de una vez.

— ¿En serio quieres que te diga la verdad?  — preguntó de repente no pudo decir nada más, pues el mayor le dio un golpe en la mejilla alertando ahora a todos los presentes.

— ¡Señor! — gritó una de las empleadas que crio al menor mientras intentaba acercarse pero el hombre mayor con una simple seña hizo que esta se callara y quede quieta.

— Estoy harto de tus porquerías. Estoy harto de que no pongas nada de tu parte, Soobin. ¡Nada! ¿Crees que esto es difícil? Imagina lo difícil para mi lo que es tu padre.

Soobin no dijo nada, no se movió, siquiera acomodó su cabello que por el movimiento de su rostro al ser golpeado no le permitía ver. 

— Teníamos un acuerdo pero parece que aún no te queda claro. ¡Harás lo que la familia Hwang desee desde ahora! No importa que tan grande o que tan chico sean sus peticiones, no quiero volver oír ninguna queja de ellos, ¿me oyes?

 — Bien. — respondió entre dientes.

El hombre mayor volteó hacia la familia Hwang e hizo una reverencia disculpándose por Soobin y por el momento que los hizo pasar, y se retiró.

Yeji se acercó sin borrar su expresión de falsa tristeza y apartó el flequillo de Soobin que no dejaba a la vista sus ojos.

— Te espero en el auto, cielo. — dijo y luego sonrió.

La mujer comenzó a caminar hacia afuera, siendo seguido por su hermano. Ella sacó un espejo de su bolso y comenzó a retocarse mientras caminaba hacia el auto, su hermano tras ella tratándole de seguirle el paso.

— Hey, hey. — susurró y ella se detuvo soltando un suspiro. — ¿Por qué mentiste? El ensayo de tu ceremonia es mañana. — dijo sin subir el tono de voz.

— Porque sé perfectamente que Soobin irá verse con él. — dijo entre dientes, regañando con la mirada la poca capacidad de su hermano para darse cuenta de la situación. — No puedo dejar que se vean, Yeonjun arruinaría todo.

•bd•

12:30pm

Seokjin observó a Yeonjun, sentado en la misma mesa de siempre, observando su celular, su pierna no dejaba de removerse bajo la mesa. Suspiró pesadamente mientras se acercaba a su sobrino.  Ya se sentía mal  por no poder subirle los ánimos y ahora la situación estaba peor.

— Yeonjun, hay que cerrar el local. — le recordó. Yeonjun se asustó ante la repentina afirmación en medio del silencio y rápidamente levantó la mirada hacia Seokjin.

— Oh, sí. — dijo con una sonrisa, lejos de parecer alegre. — Déjame voy a buscar algo.

El pelirosa tomó su bolso y caminó hacia la cocina para sacar del refrigerador el postre que le había hecho a Soobin. Entonces, mientras lo estaba sacando con cuidado, apareció Yoongi entrando por la puerta de la cocina, había sacado la basura.

Yeonjun lo observó sin decir nada, no tuvo qué. Yoongi se acercó, tomó el pastel pequeño y lo dejó sobre la mesa antes de rodear a Yeonjun en un cálido abrazo. Yoongi no era malo y tampoco odiaba a Soobin como parecía, solo quería proteger a Yeonjun, si la situación entre Yeonjun y Soobin fuese distinta Yoongi estaría más que feliz de que Yeonjun haya encontrado a alguien que lo haga feliz.

Sabía que Soobin no era mal chico, pero sabía cómo eran las cosas y lo peligroso que podía llegar a ser el padre de Soobin. Un hombre malvado y sin corazón.

— Hey, estoy bien. — le susurró Yeonjun palmeando unas cuantas veces el hombro del platinado.

— No es cierto, te conozco. — afirmó el mayor y se alejó levemente para verlo, sin dejar de abrazarlo. — Estuviste sobre pensando desde hace horas y ahora crees más en lo que te dije anteriormente.

Yeonjun bajó la mirada mordiendo su labio inferior con incomodidad, pues el mayor estaba en lo cierto.

— Está bien, no te preocupes por eso. — trató de animar — Vayamos a tomar un batido.

El pelirosa alzó la mirada hacia el mayor y levantó las cejas sonriendo levemente.

— ¿Batido de...? — preguntó sabiendo que Yoongi diría la respuesta correcta.

— Fresa y arándano, como te gusta. — dijo el mayor y sonrió para alegrar al pelirosa, este asintió y le sonrió de vuelta.

A pesar de que no le estaba yendo mal en el resto del día, no pudo dejar de pensar en Soobin. Estaba preocupado, no quería pensar que le había sucedido algo. Pero luego pudo ver en su celular el título y descripción de un artículo que llamó su atención.

"El nuevo post de la diseñadora Hwang Yeji que causa furor en las redes en menos de una hora. Ensayo de ceremonia con su prometido" 

Yeonjun apagó su celular y lo guardó en su bolsillo,  al menos ahora sabe que se encuentra bien.

Pero Yoongi tenía razón, Soobin sí tenía prioridades, y no era él. No lo culpaba, lo entendía, pero no podía evitar ponerse triste por ello. 

Quizás, en otro universo, nada está en medio de ambos y están juntos. Quizás en otro universo están los cuatro haciendo postres. Quizás en otro universo Soobin nunca se fue. Quizás en otro universo ambos están creando momentos felices en lugar de solo imaginarlos.

Quizás, quizás y solo quizás.

— Hey, mira, la expo de la facultad de arte. — apuntó Yoongi y tomó la mano del pelirosa, llevándolo hacia el lugar.

Ambos se pasearon por la galería al aire libre.

— Guau, estos chicos son muy buenos. — dijo el platinado observando las obras.

— Mm, sí. Lástima que tengan que hacer este tipo de cosas para recaudar dinero, tienen mucho talento. — murmuró el pelirosa. — Estoy cansado, hay que ir a casa a dormir y luego abrir el local. — dijo apoyándose por el hombro del mayor y este carcajeó levemente.

— Coincido, estoy muerto. 

En el camino hacia la casa de Yeonjun, tuvieron que volver a pasar por las pinturas que ya habían visto. Yeonjun se detuvo en una en especial, era similar a la técnica de Soobin al pintar.

— Ojalá Soobin tenga el valor de exponer su arte. — dijo inconscientemente y siguió caminando, Yoongi lo siguió.

Volvían a abrir el local a las 18:00pm así que tenían un largo rato para dormir. Yoongi y Yeonjun solían dormir juntos después del trabajo.

16:40pm

Yeonjun se despertó con sed así que se levantó para caminar hacia la cocina y buscar un poco de agua. Mientras bebía de su vaso observó su celular en la mesa del comedor y lo tomó.

| 7 llamadas perdidas y 12 mensajes |

Hey, Yeonjun
¿Estás?
Lo siento mucho, mucho.
No creí que me retendrían tanto tiempo
Perdóname

Juro que pensaba ir.

Lo siento, en serio, no pude avisarte.

Está bien, no te preocupes

La exposición se canceló de todos modos

Mintió. Soobin no tenía ninguna obligación con él y no quería hacerlo sentir culpable.

No le dolió el que Soobin le haya dejado plantado, le dolía que era cierto que quizás jamás podrían estar juntos y que Soobin lo terminaría abandonando como antes. Y si eso era así... probablemente no exista otra ocasión en la que puedan volver a verse.

— Mamá, ¿Qué hago? — susurró para sí mismo. — Sé que me quiere, pero si no podemos estar juntos eso lo va herir también y...no quiero que le suceda algo de nuevo por acercarse a mi. — frustrado por no saber qué le diría su madre sacudió su cabello con sus manos con rudeza y suspiró pesadamente. 

Tenía que tomar una decisión antes de que sea tarde.

•bd•

23:00pm

Para su fortuna, todos dormían, así que pudo bajar tranquilamente pero se olvidaba del problema principal, le habían quitado sus llaves y ahora no podía escaparse como tenía pensado. Aún así al estar frente a la puerta no se rindió y buscó formas de salir, hasta las ventanas estaban bloqueadas.

Haría lo que sea pero de salir de esa casa iba a salir, tenía que hablar con Yeonjun. 

En medio de el silencio escuchó que alguien susurró su nombre y se volteó rápidamente. Se relajó cuando notó que era aquella empleada que quiso defenderlo cuando su padre lo golpeó.

— Lamento no ser de mucha ayuda. — susurró la mujer y le entregó una llave.

— Es más que suficiente, muchas gracias. — susurró de igual manera el menor y sonrió hacia la mujer tomando la llave.

Ir en auto seria un escándalo, no le quedó otra que correr hacia la casa de Yeonjun. Y parecía que las calles se alargaban cada vez más, como si cada cosa que existía no quería que él y Yeonjun se encuentren. El tiempo, el clima,  las personas, el destino, todo. Se sentía atacado realmente.

Cuando finalmente tocó el timbre repetidas veces, ya estaba allí, no pensaba rendirse. Entonces luego de unos minutos fue Seokjin quien abrió la puerta.

— Soobin, ¿Qué haces aquí a estas horas? — preguntó Seokjin, se notaba que había estado durmiendo.

— Tengo que hablar con Yeonjun. — dijo el menor.

— ¿A esta hora?

— Es la única hora en la que puedo, Jin. — dijo, su tono de voz pareciera que estuviese suplicando. —¿Puedo entrar?

— Yo...mejor voy a llamar a Yeonjun, espera aquí. — susurró el mayor antes de volver a entrar a la casa.

La expresión de Seokjin ya le daba mala espina al igual que esa reacción.

En cuestión de segundos Yeonjun se encontraba frente a él.

— Jun...— susurró el menor y abrazó al pelirosa, este le correspondió unos segundos después, como si estuviese dudoso. — En serio siento dejarte plantado y lamento venir a esta hora pero en serio necesitaba verte.

— Te dije en el mensaje que no te preocupes por eso, la expo se canceló. — le recordó pero Soobin no lo veía bien.

— ¿Entonces por qué tienes esa cara? — preguntó temiendo de la respuesta.

Yeonjun alejó suavemente a Soobin, entonces notó su rostro golpeado.

— ¿Qué te sucedió? — preguntó tratando de acariciar el rostro de Soobin pero cuando este se alejó negando y diciendo que no era nada Yeonjun alejó sus manos con la misma rapidez y aclaró su garganta. — ¿Qué planeas, Soobin? — preguntó ahora Yeonjun.

— ¿De qué hablas? — ambos comenzaron a responderse con preguntas.

— Quiero saber qué es lo que quieres. — aclaró — ¿Quieres casarte y volver a Europa o quieres casarte y seguir actuando conmigo como si todo estuviera bien?

— Jun...— Soobin siquiera sabía qué responder. — Quiero estar contigo.

Yeonjun bajó la mirada hacia el suelo, creyó que ese nudo en su garganta no estaría pero podía sentirla dolorosamente.

— Yo también. — confesó alzando la mirada — Pero creo que ambos sabemos que no podemos, siempre lo supimos.

A Soobin no le estaba gustando nada hacia dónde iba todo y a Yeonjun menos.

— Creo que es mejor que lo aceptemos. — dijo Yeonjun y tomó aire antes de seguir. — Hay que seguir nuestras vidas a cómo era hace unos días. Tú vas a casarte, vas a volver a Europa y yo seguiré con la pastelería de mi mamá. Será mejor para los dos.

Soobin tragó duro, su garganta se secó y sintió una presión en el pecho que nunca había sentido. Era la primera herida que permitía entrar en su corazón y no podía creer que era de Yeonjun esa herida.

— ¿Será mejor? — susurró — Yeonjun...— su mente en blanco, su corazón igual, no estaba seguro de qué decir. — No puedes hacerme eso.

— Lo siento, Soobin. Pero no podemos hacernos esto. No podemos estar juntos como si no estuvieras comprometido, siquiera te permiten acercarte a mi, ¿comprendes? No está bien.— había comenzado a lagrimear ya, sin poder resistirlo. — Te amo. — ahora dijo y no pudo evitar tomar el rostro de Soobin en sus manos. — Te amo y te he amado los últimos trece años de mi vida, Soobin y si otra fuera la ocasión te esperaría trece años más, pero no podemos. 

Soobin no quería verlo a los ojos, no quería ver que Yeonjun estaba viendo sus lágrimas y tampoco quería ver a Yeonjun llorar.

— Tú no lo entiendes. — susurró. — ¿No entiendes que eres o único bueno en mi vida? Estuve esperando trece años, pintándote todos los días para no olvidarte, Yeonjun. Trece años y me siento un inútil por no poder hacer nada, voy a perderte otra vez y no puedo hacer nada. — comenzó a sollozar en el hombro del mayor. — No quiero perderte de nuevo, por favor, no sé qué haría sin ti. No sé qué haría si vuelvo a mi vida antes de regresar aquí, Yeonjun. Eres la única persona que pudo enseñarme lo que es una vida con más colores de los que podía ver. 

— S-Soobin. — murmuró el mayor, abrazando al pelinegro sin poder evitar que las lágrimas salgan y corran por sus mejillas sin parar

— No me hagas regresar a mi miserable vida, por favor. — rogó — No te alejes de mi.

— Ninguno de los dos puede hacer algo. Bin, por favor no me lo hagas más difícil. — pidió y alejó el rostro de Soobin de su hombro para tenerlo en sus manos. — Ve a casa y duerme.

La expresión el rostro de Soobin fue como si Yeonjun le estuviese pidiendo que vaya al infierno cuando acaba de regresar. Esa noche quería volver a la casa de Yeonjun, oler el dulce interior  de ese hogar y ser abrazado por Yeonjun mientras este le diga que todo estará bien y que no importaban los días horribles mientras los dos estén juntos al final. Pero ese día se estaba llenando con más desgracias de golpe y Soobin ya no sabía cómo llevarlo, parecía haber llegado al punto de manipularlo con su asquerosa vida para que Yeonjun se quede con él cuando solo fue un último aliento desesperado. Yeonjun no merecía sufrir por las cosas que le sucedían a él.

Observó una vez más la casa del pelirosa y luego a él, era la segunda vez que se despedían con lágrimas en los ojos y dolía como el infierno que vuelvan a tener esa última imagen de ambos una vez más.

— Lamento ser un cobarde. — dijo y se alejó del mayor. — Si no lo fuera tendría el valor para enfrentar al idiota de mi padre.

Yeonjun no dijo nada. Solo mordió sus labios con fuerza mientras el menor se volteaba para alejarse más y cada vez más. El pelirosa no resistió y entró a la casa, ahí lo esperaba Seokjin y se puso alerta cuando lo vio entrar.

— Oh, cariño. — dijo el mayor cuando el menor comenzó a sollozar y caminó a pasos rápidos para abrazarlo mientras Yeonjun soltaba su labio inferior de sus dientes para dejar ir todo el llanto escandaloso que no se animó a soltar con Soobin. — Está bien, sácalo todo. Hiciste lo correcto, Jun.

Y Soobin...él no tenía a nadie que lo abrace o acompañe sus lágrimas, solamente ese eterno camino a casa.

Fin.

Bromita bromita, no soy tan mala

No sé por qué lloré tanto con este capítulo, creo q pq estoy menstruando o ustedes tmb lloraron?

No c solo kiero matar al papá de Soobin y es chistoso pq como soy la autora puedo hacerlo pero no se muere el putito

Bueno, avisen errores q uno con las lágrimas no ve bien

Cap concuido el 24 de noviembre del 2023 a las 4:39 escuchando romantic homicide pq así este cap suena más triste

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