—Bueno, Dai, ¿qué quieres? —preguntó Kemy con una sonrisa.

Gracias a que la aspirante a heroína había conseguido un trabajo a medio tiempo como bartender, le pidió a Kotaro que le ayudará a practicar sus tragos, probandolos e invitando a algunos de sus amigos para que le hicieran críticas constructivas.

—Lo que tu me recomiendes —dijo, con una sonrisa.

—Te recomiendo un bora bora, hago fuerte el bora bora, dado a que tu ya eres mayor de edad puedo darte algo fuerte ¿no? —El albino asintió.

—¿Saben dónde está Kotaro? —Dai negó, al igual que Kemy—. Esto es típico de él, dice que va a ir a un lugar pero luego no lo hace.

—Diría que eso me dolió, pero sería mentira. Hola para ti también, maleducado —la voz del pelinegro hizo que Luka se sobresaltas—. Perdón por el retraso.

—¿Qué pasó? —preguntó Dai con preocupación, después de todo, Kotaro era realmente puntual cuando tenía algún compromiso con alguien.

—Nada, en realidad no quería venir —dijo, luego miró a Kemy—. Una soda fría, por favor.

—Kotaro, ¿quieres, por favor, ordenar un cóctel? Necesito practicar mis bebidas —dijo Kemy.

—Bien. Entonces quiero una Cuba libre virgen —dijo, sin mostrar otra expresión más que seriedad.

Kemy fulminó con la mirada al azabache.

—Eso es ron con coca cola pero sin ron.

—Si.

—Entonces un refresco.

—Si.

—Honma, en serio, Necesito practicar mis tragos.

—No, no es verdad, necesitas comer, respirar y tomar bastante oxígeno para evitar que tus células mueran. Todo lo demás es opcional —dijo, con tal mirada que Kemy se quedó sin aliento por un instante—. Te traje dos conejillos de indias para que los emborracharas, además, te estoy honrando con mi presencia. Sé buena bartender y dame mi Cuba libre virgen.

—Tú y tu falta de empatia me repugnan —dijo Luka, dandole un sorbo al coctel que Kemy le habia hecho.

—No es cierto.

Kotaro sonrió por lo cual los presentes se sonrojaron.

—No he perdido el toque —soltó una risita de satisfacción mientras bebía de la soda que Kemy recién le había entregado.

—Lo admito, es imposible odiar a Honma, normalmente me siento muy atraída por chicos guapos. Pero él me hace perder la cabeza —confesó, suspirando.

Kotaro no dijo nada, después de todo, aquello no era un misterio para él.

<< Tengo ese efecto en las personas. >>, pensó el azabache.

—Sabes, si quieres a alguien más accesible y atractivo conozco a la persona correcta —dijo Luka, flexionando su brazo y marcando sus músculos.

Kemy soltó una risita, acercándose a Luka, Dai le dio un sorbo a su cóctel, incómodo, y Kotaro frunció el ceño ante la patética escena de coqueteo que hacían Luka y Kemy frente a él.

—Deja de flexionar tus músculos, Luka, te ves como un maldito imbécil —dijo el azabache—. Eres una desgracia para el apellido de tu abuela.

Luka frunció el ceño.

—Kotaro, no me provoques.

<< ¿Me estás retando? >>, Kotaro podía no darle mucha importancia a los sentimientos de los demás, sin embargo, solía disfrutar cuando otros pierden el control. Consideraba aquello un espectáculo realmente exquisito.

—No me odies, pero si Kemy y tú terminan andando juntos es porque yo no les hice caso a ninguno de los dos —dijo, Luka y Kemy se sonrojaron, avergonzados.

Dai le dio otro sorbo a su cóctel, pasando su mirada de Kotaro a Luka y viceversa.

<< Solo vine a tomar algo y me voy a ir después de ver y escuchar un chisme. Excelente servicio. >>, pensó el albino.

—No debiste invitar a Satanas a probar de tus cocteles, preciosa —dijo Luka, dirigiendose a Kemy e ignorando a Kotaro.

—¿Satanás? —preguntó la chica.

—De hecho, prefiero ser llamado: "dueño de todo lo perverso", pero puedo aceptar satanás —dijo Kotaro, pasando su lengua por su labio superior y luego sonriendo, su sonrisa embelesó a Dai y Luka.

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El silencio le brindaba a Kotaro paz, tranquilidad y estabilidad. También lo ayudaba a organizar sus pensamientos y observar a los demás para comprender sus comportamientos y expresiones faciales que a veces no comprendía a la primera. Así que allí estaba, frente a los amigos de Izuku, silencioso, con la mirada fija en la campanilla que se encontraba en la entrada del café.

—Podemos pedirnos perdón mutuamente por lo de la última vez, ninguno de nosotros se comportó como debía —dijo Ochako, nerviosa, rompiendo el silencio.

—No necesito disculparme y mucho menos una disculpa de su parte —Esa voz fría sorprendió a los presentes, incluso a Shoto, quien la había escuchado anteriormente en el psiquiátrico.

—No te tenemos miedo, Honma —dijo el de heterocromía, apretando los labios al sentir aquellos ojos color zafiro, fríos como el hielo, incrustarse sobre él.

—Deberían —dijo, sonriendo ampliamente.

Kotaro tenía muchas buenas cualidades, sin embargo, la sutileza no era una de ellas. Era claro que se encontraba resentido por el incidente que tuvieron la última vez que se encontraron todos en aquel café, cuando aquel grupo de aspirantes a héroe se había sentado en la mesa que solía reservar todos los días.

—¿Es una amenaza? —dijo Iida.

—Es una advertencia.

La esquina de sus labios se curvó en el atisbo de una mínima sonrisa. Ellos cometieron un error con él al creer que la mente de Kotaro funcionaba igual que las de ellos, que saldrán impunes de lo que había sucedido previamente —por mas mínimo que fuera el asunto—, Kotaro guardaba cierto resentimiento por cada persona que no podía controlar de manera natural, eso provocaba que considerara a los amigos de Izuku como una posible amenaza que debía erradicar.

—¿De qué hablan? —dijo Izuku con una sonrisa, volviendo del baño.

Kotaro sonrió:— Del festival cultural que tendrá UA este año —mintió ágilmente, con tranquilidad, dándole una mirada amenazadora a los amigos de Izuku, quienes le siguieron la mentira por razones que ellos mismos desconocían.

Hello, espero les haya gustado este nuevo capitulo, no olviden dejarme su voto y su cometario.

Gracias por leer <3