
🇦🇷 ➵ Capítulo Veinticuatro.
Habían pasado ya más de cinco meses desde lo sucedido, Argentina a pesar de los meses, no podía superar nada, estaba llorando todos los días, todas las noches culpando su decisión de haber besado a Alemania y no empujarlo. México estaba bien, como si nada hubiera pasado, aunque de vez en cuando se preguntaba donde estaba el argentino debido a que no le había visto desde ese día. Argentina estaba en su cama, seguía habiendo bastante frío por lo cual solo se envolvía en sus sábanas para dormir después de llorar por tres horas o más.
Argentina se había quedado con un suéter que era de México, este se lo había dado un día en el que comenzó a llover y el argentino no tenía nada más para abrigarse. Lo sostenía en sus brazos y a veces olía la fragancia masculina que tenía aquella prenda, todavía estaba ahí, no tanto como antes, pero la seguía teniendo y amando. Algunas lágrimas caían sobre este, Argentina acurrucado cerca de esta y debajo de las sábanas, no quería levantarse y tampoco tenía intenciones de hacerlo en todo el día.
Se podría decir que todo estaba mal con Argentina en ese momento, su rostro era un desastre de lágrimas, su dormitorio también, tenía envolturas de chocolate y cualquier comida chatarra en el suelo, no le importaba mucho que digamos, a pesar de que siempre fue una persona bastante ordenada en su habitación. Miraba televisión, pero en cada canal de esta pasaban películas románticas o de tristeza, eso lo destrozaba más. Sentía su corazón doler, sus lágrimas salir a chorros como si estuviera lloviendo dentro de él y todo saliera.
Se levantó de golpe al escuchar la puerta principal la cual era golpeada de forma suave. Corrió hacia la puerta y la abrió de forma inmediata, no era nadie, fue su imaginación burlándose de él. Iba a cerrar la puerta hasta que escuchó la voz que tanto amaba, México estaba ahí, parado frente a él, sus ojos se llenaron de felicidad y una gran sonrisa apareció en su rostro.
—¡México!—Argentina emocionado abrazó al mexicano con fuerza, envolviendo sus brazos en el cuello contrario, sonriendo y cerrando los ojos, amando el cuerpo del mexicano cerca de él después de tanto tiempo. Estaba tan, tan feliz de tener a México cerca.
—Argentina, solo vine a hablar contigo y a aclarar las cosas.—Le dijo México para después salirse del abrazó del otro, quien asintió y lo dejó entrar.
Una vez sentados, Argentina estaba tratando lo mejor para verse algo bien, todo era un desastre en él, pero estaba tratando de estar presentable frente al mexicano, el cual está tratando también de buscar las palabras correctas para decirle a Argentina.
—Argentina, se que estos meses fueron horribles para ti, se que no te vine a ver para ver si estabas bien, lo siento mucho, pero también me dolía mucho. Han pasado dos meses desde eso, y ya no estoy molesto contigo.
—¿Qué querés decir con eso?
—Argentina, lo pensé mucho, y... Cómo soy una muy buena persona y quiero que estés feliz, ¿Qué tal si lo intentamos una vez más?
Argentina miró a México y saltó a sus brazos, dándole todo tipo de besos y llenandolo de ellos con tanta felicidad. Argentina estaba estallando de felicidad y amor. México sonrió de forma suave y solo correspondió aquel beso de la misma manera, le dió un suave beso al argentino en los labios y lo agarró de las mejillas.
—¿Me prometes que nunca harás algo como eso otra vez?—México preguntó, abrazando al contrario con algo más de fuerza pero sin hacerle daño.
Lo que Argentina no sabía era que México solo había regresado con él por pena, le ponía triste saber que en todos esos meses fue una miseria para él y que estuvo llorando todos los días en las noches, por esa razón volvió. Lo peor de eso era que ese no era su plan inicial... Estaba ahí para decirle que podían ser amigos, pero se le salió de las manos y le dijo que le iba a dar otra oportunidad, su corazón se rompía al ver cómo el argentino trataba de verse bien aunque por dentro estaba hecho un desastre, no le gustaba para nada.
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