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🇦🇷 ➵ Capítulo Treinta y Seis.

El pequeño bebe gateaba por toda la sala de estar en busca de nuevas aventuras por si solo. Sus padres acabaron durmiendo juntos en el sillón,  totalmente acabados y cansados, se notaba que lo estaban. Argentina estaba durmiendo sobre el pecho del mexicano, México tenía uno de sus brazos rodeando al argentino también para que no cayera al suelo. El pequeño gateaba por todos lados hasta que llego a las escaleras, confundido con las fuerzas que tenía intentó escalar hasta lo último, pero no pudo, se quedó en el quinto escalón, de ahí tenía que bajar, pero... Había un problema.

El bebé no sabía bajar escaleras.

Sus padres estaban durmiendo, y el bebé no sabía que hacer, sacó su chupete de su boca, tratando de pronunciar unas palabras, pero solo sacaba pequeños balbuceos.

Argentina despertó, abriendo sus ojos de forma lenta para después frotarlos con sus puños, cuando pudo fijar bien su visión, no vio al pequeño en ninguna parte. Se levantó con brusquedad y así levantando también a México.

—México, ¿Y el bebé?—Preguntó buscando con la mirada para después salir de aquella habitación y viendo que el bebé estaba sentando en el quinto escalón, quién al verlo, solo rió de manera tierna y extendió sus brazos hacia el argentino.—Cariño, ¿Qué hacés allá?—Lo agarró en brazos y le sonrió suavemente.

México caminó bastante cansando hacia su amado y colocó su mentón en el hombro contrario, cansado y queriendo dormir otra vez. Argentina le dió un beso a México y otro al bebé, el cual se puso celoso al ver eso. México colocó su mano sobre la cabeza del pequeño y le dió otro beso a Argentina.

—¡Ah! Bu~!—El pequeño cruzo sus brazos al ver eso, no le gustaba en lo absoluto eso, quería a Argentina solo para él por lo cual con sus fuerzas empujó a México y abrazo a su padre.

México sonrió ante eso, le parecía adorable la manera en la que estaba celoso por él.

[ . . . ]

México se quedó el cuidado de Mextina, en lo que Argentina había salido a comprar algunas cosas para hacer una comida especial para el bebé. El mexicano trataba de jugar con él, pero este solo no quería, gateaba lejos de él y se acostaba en el suelo el cual tenía una alfombra bastante suave, y que el bebé amaba, se quedaba ahí jugando con sus peluches y algunos juguetes más. Era obvio que no le agradaba mucho México, ya que este siempre era de darle muestras de afecto a Argentina de manera continua, esto hacia que se molestara y estuviera molesto. La criatura también estaba pintando con crayolas su libro de colorear mientras tenía su leche de chocolate a un lado en un biberón.

México veía televisión, estaba aburrido pero tampoco podía hacer nada, tenía que ver por su pequeño, el cual de vez en cuando miraba la televisión la cual proyectaba un programa infantil de marionetas, le gustaba, después de unos segundos volvía a colorear, algo mal por supuesto, pero hacia su intento.

Mextina dibujaba también, con sus crayolas y algunos brillitos también, miró a su padre mexicano y comenzó a colorear su dibujo nuevamente. Al terminar rió. Había hecho un dibujo de sus dos padres con un corazón en medio de ellos, alzó sus pequeños brazos, tratando de captar la atención de México.

—¿Qué pasa, pequeño?—México preguntó, viendo al bebé el cual agarró el dibujo y lo levantó, dejando que México lo viera, este solo sonrió y se acercó para mirarlo, era totalmente adorable.—Es tan adorable, ¿Quieres que se lo muestre a papá?—Le preguntó, a lo que el bebé se confundió.

—V... vos... Papá... Tu...—El bebé dijo, señalando al contrario y yendo hacia él, abrazándolo y acurrucándose en él, queriendo ser cargado. México lo cargó en sus brazos y le dió un beso.

Habían pasado ya veinte minutos, Argentina estaba enseñándole varias palabras al pequeño, el cual las repetía de manera espléndida, estaba muy feliz de que por fin ya podía hablar. México ayudaba también a eso, le daba un dulce cada vez que repetía bien unas palabras, obviamente esos dulces no se los iba a comer, eran malos todavía para su edad.

[ . . . ]

—Папа Россия [ Papá Rusia ]—Rusia le escribió a su pequeño en una hoja de papel blanca para que aprendiera a decirlo y a escribirlo. El pequeño lo repitió varias veces mientras miraba a Rusia, el cual estaba muy feliz de que su bebé estaba aprendiendo ruso... A escondidas de China, ya que sabía que China le estaba enseñando su idioma al bebé.

—Qīn'ài de, wǒmen qù chī [ cariño, vamos a comer. ] —China le dijo a su hijo, el cual asintió y gateo hacia él, el pequeño ya sabía algo de chino, lo básico para entenderse, excepto Rusia, el cual se negaba rotundamente a aprender chino.—At the end... You have to learn Chinese... [ Al final... Tendrás que aprender chino ]—El asiático le dijo, riendo suavemente para después agarrar a su bebé y caminar hacia la cocina.—Nǐ xiǎng chī wǒ wèi nǐ zhǔnbèi de tiándiǎn ma? [ ¿Quieres comer el postre que te preparé? ] —China le preguntó al menor, el cual asintió nuevamente.

—Shì de wǒ xiǎng yào [ Si quiero. ]—Respondió sonriendo mientras era sentando en su silla de bebé.

Rusia entró a la cocina donde estaba su amado cocinando todavía la comida, se acercó a él y le dió un beso en la mejilla, beso que China le devolvió, pero en los labios. El bebé no hacía mucho caso, solo quería comer y dormir, como todos los días, sus padres le concedían aquello, al terminar de comer, jugaban un poco y después a dormir, esto hacia que los dos padres tengan tiempo a solas y que ellos pueden jugar de igual manera otra cosa.

Porque los padres de esos niños también necesitan tiempo a solas, Rusia y China no perdían el tiempo cuando tenían tiempo libre fuera de atender a su pequeño.

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