Capítulo OO9
"Un poco de toques y luego te dejo ver cómo soy realmente."
El cuerpo de Jimin chocó contra la puerta de la oficina. Su traje ya estaba abierto y su torso estaba lleno de marcas rojas.
Sus labios gruesos estaban hinchaditos y rojos. No podía parar de dar bocanadas de aire. Se giró sobre la puerta pero su espalda fue aplastada por un pecho duro y desnudo.
Todo su torso se apoyo sobre la puerta igual que sus manos pequeñas a cada lado de su cabeza.
-Oh~ Papi.
Estaba sin sus pantalones y bragas. Lo único que podía tener, era su camisa blanca desabotonada.
La mano de aquel azabache estaba en su miembro mientras sus labios finos chupan su cuello, mandíbula, mejilla y oreja.
Jadeo cuando aquella mano en su miembro se movió de arriba a abajo por su longitud. No podía resistirse al ser masturbado tan exquisitamente. Inclinó su cabeza hacia atrás y está se apoyo en el hombre del mecánico que solo succionaba su cuello.
Sus labios solo podían estar abiertos solo para gemir con melodía. Eran los gemidos más perfectos para el azabache. Le encantaba escucharlos.
Con otra mano. El azabache insistía en el cuello del rubio. Su mano tatuada se rodeó alrededor de este apretó levemente pero negó otra vez. Su mirada estaba comenzando a oscurecer.
Masturbo más fuerte al rubio, quien no paraba de gemir mientras sus labios dejaban salir un poco de saliva de ellos y las lágrimas en sus ojos mojaban la mejilla del mecánico al estar tan cerca de uno del otro.
-Sabes que estoy para ti, Jimin. Desde que firme ese contrato.
Su susurro caliente en su oido le hizo jadear. ¿Que mejor que un hombre que estaba dispuesto a cumplir fantasías?
Lo volteó rápidamente. Y alejó del rubio con las esposas en una de sus manos en alto.
Con las manos en alto. Retrocedió mirando al rubio, quien mordió sus labios al verlo tan atractivo con su ropa superior abierta y mostrando su abdomen marcado.
No podía olvidarse del detalle de su pecho tatuado y también su cuello. Eran el mejor arte que había visto.
-¿Has hecho algo malo?
Su pregunto lo sacó de sus pensamientos. Su dominante estaba a punto de esposarlo por algo malo.
-Soy malo, papi.
-Eso quería escuchar.
El dominante tomó el asiento dónde se había sentado el rubio hace minutos atrás solo para ser el quien se sentará ahora. Se abrió un poco de piernas de manera masculina. Lo miró de arriba a abajo y el rubio se sentía pequeño ante su mirada.
-Al suelo. Ya.
Aquel sumiso no tenía otra opción que hacer caso. Se puso de rodillas y lo miró avergonzado. Seguia sintiendo pequeño.
Pero el mecánico sonrío burlón.
-En cuatro. Rápido.
Cerro los ojos y luego puso sus manos en el frío suelo.
Esto nunca lo aprendió en su entrenamiento. Era nuevo para el. Pensó que había aprendido todo lo que existía en el tema masoquista y también sadomasoquista. Pero estaba equivocado.
-Sacude ese trasero tuyo. No quiero aburrirme.
Apretó sus labios y movió lentamente su trasero. De un lado a otro como si tuviera una cola. Pero lo hacia muy lento y eso le aburría al azabache.
-Dije... Sacude tu trasero.
Su tono fue frío y muy demandante. Quería que lo hiciera de una vez. Así que mejor era obedecer.
Sacudió su trasero con más emoción y sonrió coqueto hacia su dominante, quien sonrío y luego mordió su labio lentamente. Le hizo un gesto para que se acercará gateando y le guiño un ojo. Eso le provocó que el aire en el rubio se escapara. Jamás lo había visto de esa manera.
El sumiso gateó hasta el lentamente y sensual. Llegó entre sus piernas pero cuando quiso apoyar una mano en uno de sus muslos, fue golpeado en la mano. No sé podía tocar. Se mira pero no sé toca.
-¿Te pedí que me tocaras? No me hagas enojar. Sabes lo que puedo hacerte sobre el escritorio. Se bueno o te haré que te escuchen todos.
Su voz en su oido hizo que entendiera mejor todo. Asintió rápidamente y mantuvo sus manos abajo. Sobre el suelo.
El dominante se alejó de su oido y lo miró fijamente de cerca. Sus rostros estaban cerca pero no le interesaba besar al sumiso ahora. Mejor quería que se aguantará. No le daría nada aún.
-Papi... ¿Pondrás las esposas en mis muñecas?
-Aun no. Sacude tu trasero.
El azabache acarició su cabello rubio y sonrío cuando esté mismo movió su trasero feliz.
-Buen cachorro. Eres el primer perrito que tengo.
-Papi puedo-
-Los perros no hablan.
Apretó los labios cuando fue regañado. Solo se dejó esposar las mano cuando el azabache tomó sus manos y las encerró.
Luego se levantó de su asiento y caminó hasta el sofá a un lado del escritorio. Le hizo un gesto para que se acercará gateando. Quería verlo como un perrito.
Sus manos esposadas no le permitían hacerlo bien pero se esforzaba para llegar a los pies de su dominante. Quien bajó su mirada hacia el. Sonrío lascivo al verlo a sus pies.
-Hombre millonario a mis pies. ¿Quien lo diría? Todo un perrito pero también puedes ser un gatito para mí ¿Verdad?
El rubio asíntio y luego lo miró a los ojos.
-Creo que es una buena oportunidad para contarte algo pequeño sobre mi. Querías saber sobre mi. ¿Quieres saber? Puedes Responder.
El dominante se agachó a su altura y tomó su mentón para que lo mirará directamente. Quería que lo escuchará bien también.
- Si, quiero saber.
-¿Si, qué?
-Si, papi.
Tomó sus manos esposadas y lo hizo ponerse de pie bruscamente. Lo miró seriamente a los ojos y luego lo empujó contra el sofá. Por suerte cayó en algo cómodo y no sufrió ningún daño.
Pero se sorprendió al ser tratado tan brusco. Ahora se encontraba sentado sobre el sofá con sus piernas cerradas y sus manos aún esposadas.
Sus rodillas estaba rojitas por el suelo. Y también por gatear sobre ellas. Al igual que sus manos.
Subió sus ojos lentamente desde las botas del azabache hasta su rostro lascivo. Luego lo vio como se acercó a el y se inclinó para estar cerca a su rostro.
Se puso un poco tímido cuando sus ojos profundos no podían parar de mirarlo. Luego habló finalmente. Su cálido aliento llegaba a sus labios gruesos.
-Te diré algo sobre mi. Algo que debes saber. No solo soy un mecánico. Lo mejor de eso es que soy apodado en las calles con un apodo que amo y que me queda tan bien. -Sus labios finos rozaron con los del rubio. Lo estaba tentando. - Quiero que me recuerdes y sepas que te has acostado con un perro callejero.
Su voz en su oido sonó peligroso y atractiva. No solo se había sentido bien que le hablara al oído, si no, también el simple hecho que un perro callejero era una persona que no se dejaba dominar por nadie y era tal cual lo decía su apodo. Callejero, y además de eso, era rudo, salvaje y indomable. Nadie podía parar a un perro callejero. Nadie podía dominarlo.
Tenían mala fama en las calles. Sus gustos por las peleas callejeras y carreras del mismo estilo no era bien vistas, ya que eran ilegales. Siempre escondían su identidad y después de un tiempo, volvían como perros callejeros.
Eso le hizo recordar al rey del club de BSDM. Ambos eran intocables. Indomables. Rudos. Incapaces de ser dominados. Ellos dominaban todo. Tenían sus identidades secretas. Nada más que el rey utilizaba una máscara en su rostro para mantenerse oculto.
Parpadeó varias veces. Tenían cierta similitud
Sus ojos se abrieron como platos. Miró al azabache y intentó procesar la información pero este solo lo miraba lascivo.
-¿No te gusta saber de mi? Espero que estés contento de estar siendo dominado por un perro como yo. Te gusta que te domine. No puedes negarte a mi.
Pero era verdad. Le encantaba sentirse bien con el. Lo que nunca había sentido con un hombre antes, lo estaba sintiendo con el. Ahora mismo.
No quiso desobedecer pero pasó sus manos esposadas por encima de la cabeza del azabache para rodear su cuello y atraerlo directamente a sus labios.
El hombre callejero lo besó con hambre. Le devoró los labios. Los mejores besos que había recibido hasta ahora, solo eran los de aquel azabache. Ningún hombre millonario con los que había estado, lo había besado de esa manera tan sucia y excitante.
Por una vez en su vida se dió cuenta que lo salvaje y duro era mucho mejor que la delicadeza. Cansado de ser tratado con delicadeza por hombres con dinero solo por su simple apariencia delicada y frágil. Cansado de pensar que los hombres callejeros en verdad no sabían nada de sexo cuando ahora mismo tenía la prueba de que sabían hasta dominar. Un hombre como Jeon, valía demasiado y era difícil conocer uno igual a el. Quien lo tenía, debía apreciar que lo tenía a su lado o de lo contrario lo perdería para siempre.
Jimin lo tomó del cabello negro y profundizó el beso. Poco a poco sintió como el azabache se le tiraba encima.
Sus cabezas se movían de un lado a otro para profundizar el beso tan hambriento que tenían.
Un hombre rico con un hombre de las calles. No era algo que se veía tan seguido.
Sintió como sus manos fuertes y tatuadas acariciaban su pequeña cintura. Jadeo entre medio del beso al sentir sus pequeños apretones allí. Luego sus manos subieron hasta el cuello de Jimin y acariciaron allí suavemente.
Se separaron lentamente mientras sus respiraciones eran agitadas. Sus labios finos tomaron la oportunidad de atacar su cuello. Lo besó, succionó y lo lleno de marcas. Luego lo mordió un poco pero se alejó rápido cuando el jadeo de placer del rubio lo regreso a la realidad. ¡Dios! ¿qué estaba haciendo? Tenía algo con su cuello que le hacía volverse loco.
Se alejó un poco para mirarlo directamente a los ojos.
Pero los ojos azules del rubio vieron como los ojos de Jungkook se volvían oscuros y eso le pareció tan lindos pero el contrario comenzó de repente a respirar más agitado que antes.
Sus ojos oscuros se ocultaron bajo sus párpados. Se alejó de Jimin lo más rápido que pudo.
Se trató de reponer. Está demasiado ido de si mismo. Se apoyó contra el escritorio y intentó pasar saliva pero le costaba.
El rubio se levantó lentamente de su lugar para acercarse a el con una sonrisa. Le extendió sus manos para que le quitará sus esposas.
Se veía tierno pero eso le hacía volverse más agitado y mordió su labio inferior con fuerza. Su piercing sufría la fuerza de sus dientes.
Le tomo con fuerza los brazos y lo llevo de nuevo al sofá con una sonrisa maliciosa. Se sentó en el sofá y recostó al rubio sobre su regazo con el pecho de este sobre sus piernas.
Su culo estaba al aire. Le daría unos lindos azotes por provocarlo. Y su mano hizo lo que tenía que hacer, arrancándole un grito lujurioso al rubio.
Otro azote más. Otro más. Y otro. Su culo ya estaba comenzando a volverse rojo con la marca de su mano.
-¿Quien es tu dominante?
-Papi. Papi me domina.
Otro azote. Otro gemido ahogado.
-A papi le encanta como tú cuerpo se retuerce por un azote.
Pero pronto se cansaría de darle azotes. Así que, mejor llevó dos dedos de su otra mano a los labios del rubio mientras aún lo azotaba.
-Chupame.
El rubio acepto sus dedos en su boca y succionó lo que más pudo ya que con los azotes, su cuerpo se movía bruscamente hacia adelante y hacia que sus dedos fueran profundo en su boca.
Y cuando tuvo suficiente, saco los dedos de su boca y luego volvió a poner sus dos dedos de su otra mano en la boca del rubio.
-Mis otro dedos solo eran para que tuvieras tu boquita ocupada y callada. Estos los necesitaré para algo.
No se negó. Chupó sus dedos con mucho ansias y le enseñó lo bien que lo hacía. Eso le hizo pensar en algo diferente al azabache pero lo dejaría para la próxima. Quería probar como se sentiría una boquita tan caliente como la suya en otro lado.
Saco los dedos de su boca. Luego los colocó en la entrada rosada y estrecha del rubio. La cual acarició en círculos y luego verticalmente hasta que introdujo un dedo lentamente. Lo quería jugar un poco con su cordura. Rápidamente saco el dedo y luego volvió a introducirlo lentamente.
Su culo se sacudía pidiendo por sus dedos. No aguantaba aquel juego engañoso.
Pero lo tomó desprevenido y introdujo el dedo rápidamente. No le dió tiempo a quejarse por lo brusco que había sido cuando arqueó el dedo hacia arriba golpeando su punto dulce.
Su gemido largo y ahogado llegó a sus oídos. Eso lo hizo sonrío orgulloso. Realmente sabía manipular su cuerpo. Encontraba con facilidad su punto.
Ladeó su cabeza para tronar un poco su cuello y comenzó a mover el dedo de atrás hacia adelante cada vez más rápido. Luego invito a un segundo dedo. Luego a uno tercero y por último uno cuarto. Le encantaba utilizar cuatro dedos. Después de todo le gustaba que estuviera bien estimulado.
Mientras el rubio se deshacía en gritos y gemidos. Solo lo penetró por minutos hasta que lo escuchó más fuerte. Estaba alcanzando su orgasmo. Sonrío orgulloso de él mismo al ver cómo su sumiso llegaba al orgasmo entre sus brazos.
Su pecho bajaba y subía sobre sus piernas gruesas. Lo ayudó a pararse. Luego le quitó sus esposas.
Lo ayudó a respirar. El rubio comenzó a seguir sus indicaciones y cerró los ojos mientras lo hacía. Luego fue vestido por el azabache. Pero el también lo ayudó a vestirse.
-Gracias.
-De nada. Creo que llegas tarde a tu trabajo. Por cierto, ¿Dónde trabajas?
Jimin tomó su bolso y luego ocultó sus esposas ahí. Luego desvío su mirada algo dudoso hacia Jungkook.
-En una agencia de autos. ¿Por qué?
Jungkook solo se encogió de hombros mientras luego soltaba una sonrisa maliciosa.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
El azabache aceleró más aquel Lamborghini que el rubio le había concedido conducir.
-¡¿Estas loco?!
Jimin se sujetó aún más fuerte del cinturón de seguridad. Cerro los ojos fuertemente. Le daba miedo tanta velocidad. Claro que el conducía rápido pero tampoco superaba tanto los límites de velocidad.
Jungkook inclinó su cabeza hacia atrás mientras soltaba sonrisas de satisfacción al ver cómo el rubio se asustaba y a la vez se abrazaba al cinturón de seguridad.
-Crei que estabas a mis alturas. Park.
Solo río cuando volteo a ver al mencionado. Era un gatito asustado.
Se quitó el cinturón de seguridad y luego aceleró aún más. Luego giro el volante con brusquedad mientras en su rostro mantenía una sonrisa.
Otro vehículo esperaba a que un semáforo cambiará de color. Debía esperar por el color verde pero ya se estaba tardando. El hombre suspiró cansado. Debía llegar pronto al trabajo, su jefe podía regañarlo.
Cuando apenas el color verde encendió, se sorprendió que un auto paso con una velocidad muy extrema. Eso lo hizo detenerse solo para ver aquel Lamborghini blanco que avanzaba sin miedos por la carretera.
Rápidamente pensó en su jefe Park. ¿Ahora el jefe Park le gustaba conducir así de rápido? Negó rápidamente y no podía creer lo que veía.
Jungkook miró por el espejo retrovisor como aquel auto que esperaba por el color verde aún se encontraba sin avanzar. Sonrío de un lado y luego volteo hacia Jimin quien trataba de mantener la respiración tranquila.
Pero toda la velocidad disminuyó y aparcó en el estacionamiento del edificio grande donde trabaja aquel rubio.
Apagó el motor y luego palmo el muslo de Jimin.
-Tranquilo. Ya llegamos. Puedes estar seguro.
Bajo del auto y Jimin desabrochó su cinturón de seguridad. Luego bajó del auto.
Cerro la puerta tras el y se dió cuenta que Jungkook había llegado a su lado con una sonrisa burlona. Luego le extendió sus llaves en lo alto.
-Tu llaves. Lindo auto pero no lo usas como debes. Rápido y con mucha adrenalina. ¿Quieres clases de velocidad y manejo? Puedo enseñarte Park. -Jimin tomó lentamente las llaves y luego jadeo de sorpresa cuando el azabache se acercó a su oído para seguir lo que tenía entre labios aún. - No olvides que soy un hombre sin límites.
Luego se colocó detrás del rubio y lo empujó suavemente hacia delante. Solo para que avanzará hasta su trabajo.
-Espera.. ¿como regresaras al taller? No tienes auto.
Jungkook se volteo cuando minutos antes se estaba alejando de el. Sonrío y luego le guiño un ojo. Llevo sus dedos a su boca y soltó un silbido fuerte mientras elevaba su mano. Un taxi se acercó a el.
-Ya no tienes que preocuparte.
Y sin más abrió la puerta trasera del taxi y se subió. Luego cerró la puerta.
La mirada de Jimin siguió al taxi que se iba hasta desaparecer al final de la calle. Se quedó boquiabierto al ver todo lo que había sucedido en un segundo.
Pero su realidad volvió cuando su hombro fue tocado con un suave tacto.
Se volteo y se encontró con Seokjin quien le sonrío cálidamente.
-Oh, Seokjin. Me alegro verlo por aquí.
-Yo también. ¿Quien era ese hombre? Se me hace conocida su cara.
-Oh. Un hombre que conocí pero tranquilo, no pasa nada. Estuvo en mi fiesta de cumpleaños.
Seokjin comprendió quien era ese hombre. Después de todo, las ropas que llevaba de ser un mecánico, le había hecho confundirse. La primera vez que lo había visto tenía un traje muy bueno. Quizás su verdadera forma de vestirse era esa y por eso no reconocía su rostro aunque ya lo había visto.
-Crei que era tu novio. Pero saber que no hay nada entre ustedes, entonces me deja tranquilo. ¿Vamos?
El hombre azabache dobló uno de sus brazos para que Jimin hiciera un gancho y entrelazar su brazo con el del hombre para caminar juntos.
Eso fue lo que hizo. Ambos caminaron hasta el edificio donde tomaron un ascensor hasta sus oficinas en el mismo piso.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
Bajó del taxi pero antes tuvo que pagar aunque no le gustaba. Así que cerró la puerta tras el y caminó lentamente con sus ojos entrecerrados para ver cómo sus compañeros de taller estaban tomando cervezas y riendo cuando debían trabajar.
-Veo que las vacaciones llegaron rápido. ¿No?
-Ah.. Jungkook, no te enojes. Todos los clientes ya han sido atendidos.
Taehyung sonrío nervioso y luego Hoseok asíntio muchas veces intentando dar la razón.
Jungkook río entre dientes y tensó la mandíbula.
-Esta bien. Un descanso nunca viene mal. Se lo ganaron.
Ambos mecánicos sonrieron aliviados y luego vieron como Jungkook encendía un cigarrillo entre sus labios.
-¿Que tal el auto de ese rubio? ¿Es bueno?
Taehyung volteo a ver al azabache.
-Me gusta su velocidad. El manejo en el Lamborghini parece complicado pero no lo es cuando sabes cómo tratarlo. Quizás me gustaría tener uno algún día.
-Bueno. También es mi sueño.
Hoseok sonrío y luego le extendió su botella de cerveza a Jungkook, quien la tomó. Luego le dió un sorbo largo mientas en su otra mano mantenía su cigarrillo.
Le devolvió su botella. Le dió una calada a su cigarrillo apenas tragó aquel sorbo y sus mejillas se hundieron para obtener el humo del cigarrillo.
-Bien, chicos. Ya que estábamos aquí, quiero decirle que finalmente estábamos dentro de una carrera para este fin de semana. ¿Quieren correr?
Hoseok estaba emocionado de volver con Jungkook a los viejos tiempos pero no sabían si Taehyung también sabía conducir rápido. Pero Jungkook sabía perfectamente que si.
-Me apunto. Quiero sentirme como antes. -Jeon nunca se perdía ni una sola carrera. Le encantaban y participaría con su auto.
-¿Que dices tu, Taehyung? ¿Te apuntas?
El castaño volteo hacia el nombre y este último asíntio con una sonrisa. Quizás no participaría en la carrera pero si los apoyaría
-Solo los apoyaré. ¿Está bien con eso?
-Si. A mí me alegraría si estás ahí para vernos a mi y Hoseok correr.
Taehyung sonrío y le dió un sorbo a su cerveza, el último antes de terminarla totalmente. Los tres rieron luego cuando platican sobre el hombre que en el pasado intento asesinar a Hoseok a través de una trampa en el auto de este.
Volverían al pasado estando en el presente y le demostrarían como era jugar realmente sucio a ese tipo. Hoseok tomaría venganza por ser víctima de un intento de asesinato y Jungkook le enseñaría lo que son las calles de verdad a ese hombre.
Taehyung apoyaba ambas ideas y se apuntó a ser el cerebro que creará las trampas en las carreras. Debían ser despiadados.
𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐱
-¿Aun no encuentras a tu rey?
Aquel hombre de ojos felinos, vestido de un traje negro muy buen lujoso. Tomo asiento frente al escritorio de Jimin y frente al mismo. Lo miró con seriedad y luego espero por su ansiada respuesta. Quería que su entrenamiento valiera la pena.
Jimin sonrío nervioso. Volteo a mirarlo luego de estar viendo su ordenador por unos minutos antes.
-No. Aún no. Espero encontrarlo.
-¿Esperas? Ya han pasado tres años. Es imposible que no sepas nada de el.
-Yoongi. Intenté buscarlo por todos los clubs de BDSM que me has nombrado. Ninguno sabe sobre el.
-En realidad saben de el. Solo que no saben dónde se encuentra ahora. Su fuga del club fue como si la tierra lo hubiera tragado entero.
El rubio suspiro por unos segundos. Era difícil encontrar a alguien que posiblemente tenía conocimiento en ocultar su identidad como aquel rey.
-Tarde o temprano. Tendrá que regresar. Su sadismo pertenece al club. No puede ser libre de eso.
Yoongi solo se cruzó de brazos y miró a Jimin fijamente. Pero luego sonrío levemente. Algo tenía que decirle cuando sabía a través de las acciones del rubio. Este se frotaba la frente todo el tiempo. Finalmente habló cuando la mirada del hombre lo tenía en una presión.
-Soñe con él. Soñé que me iba someter y se veía igual de atractivo como la última vez que lo ví.
-¿Entonces? No me dirás de nuevo que olvidaste sus detalles. No después de que lo hayas soñado.
-Pero no recuerdo las facciones de su rostro. Temo olvidar su forma de ser con la dominación recorriendo su cuerpo.
-Gran problema. Ten cuidado con olvidar sus habilidades de dominación. Tanto entrenamiento lo tiras a la borda. Debes estar preparado.
Ambos se mantuvieron en silencio y luego algo que jamás esperó escuchar Yoongi, le hizo estar algo confundido.
-Yoongi.
-Dime.
-¿Esta mal si le he propuesto un contrato del club BDSM a un hombre que conocí para que sea mi dominante? Mis fantasías me matan.
-¿Donde has sacado el contrato?
-Lo robé del club de BDSM. Sabes que soy miembro desde que el rey se marchó. Puedo tener acceso a los contratos.
-¿Quien es ese hombre? Jimin. Y sobretodo, ¿por qué has robado un contrato si tienes acceso a ellos?
Jimin apretó los labios y miró con ojitos de perritos a Yoongi. Este rápidamente entendió todo.
-Ellos no me permitirían tener un contrato con un hombre que no pertenece al club. Los contratos solo funcionan con los miembros del club.
-Exacto. ¿Pero quién es el?
No podía parar de pensar en una descripción apropiada para Jungkook. Como le diría a su ex-dominante que su dominante actual era un hombre callejero. Mala fama o mala reputación. Ambas.
-Es un mecánico... Pero espera... El es muy bueno con estos temas. Parece que se esfuerza día a día por entender la dominación sexual.
Yoongi casi pierde la línea de ser un hombre de pocas palabras. Casi deja escapar múltiples palabras para quejarse pero si regañaba a Jimin, esto no solucionaría nada de lo que había hecho ya. Era un contrato.
-Esta bien. No puedo oponerme. Es un contrato. Y está bien. Pero... ¿realmente no sabes que eso está mal? Pueden expulsarte del club si lo saben.
-Lo se pero no quiero romper el contrato aún. Me gusta como me hace sentir. Quiero correr riesgos mientras me sienta bien.
-Eso está mal. ¿Que tiene de dominante que te hace sentir tan bien? ¿Es mejor que yo?
-No se como explicarlo.
Sus ojos azules observaron como Yoongi apretó los labios y luego bajaba un poco la mirada. Estaba pensativo en su mente mezclando la curiosidad de saber la identidad de aquel hombre.
-Dime su nombre aunque sea.
Jimin asíntio.
-Jeon, Jeon Jungkook.
En tan solo un segundo, la mirada de Yoongi se oscureció y volvió su mirada a Jimin.
Luego sonrío.
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