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༘✶ ⋆。˚ ⁀➷ DIECIOCHO



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JungWon llamó a la puerta con una sensación de nerviosismo, lo cual era inusual para él. Aunque no era la primera vez que visitaba la casa de Riki, en esta ocasión su corazón latía con fuerza contra sus costillas y sus manos se encontraban sudorosas. Sostenía el postre entre sus manos, observándolo una y otra vez mientras aguardaba a que le abrieran la puerta.

Intentando tranquilizarse, se repetía a sí mismo: «Calma, JungWon. Es tu amigo y él entenderá.»

«No pasará nada, tranquilo...»

El sonido del seguro de la puerta siendo desactivado se mezcló con una risa proveniente del interior, lo que provocó un fruncimiento de ceño en JungWon. La puerta se abrió, revelando la expresión inicialmente alegre de Riki, la cual se desvaneció al encontrarse con JungWon de pie frente a él, sosteniendo un postre.

—¿JungWon? ¿Qué haces aquí tan tarde? —preguntó Riki, sorprendido al ver al castaño.

—Hola. —saludó JungWon, extendiendo el postre. —Te traje tu postre favorito. ¿Podemos hablar? —preguntó tímidamente, observando el rostro del rubio. —¿Cómo están tus heridas? Veo que están algo mejor...

—Ah, sí.... Están algo... Bien, sí. —la voz de Riki se entrecortó debido a los nervios.

Riki soltó un suspiro sintiendo cómo su corazón golpeaba con fuerza contra sus costillas. JungWon había venido a su casa después de una semana sin hablar. El rubio miró hacia el interior de su casa y se encontró con la mirada de Jake, quien se acercó desde atrás y asomó la cabeza para mirar hacia afuera.

—¿Qué? ¿Quién es? —preguntó Jake riendo hasta que se topó con JungWon. —Ah, hola..., JungWon. —saludó a regañadientes.

JungWon levantó una ceja al notar que Jake ya estaba dentro de la casa de Riki. El castaño fingió una sonrisa por primera vez y saludó.

—Ah, estabas aquí. —dijo JungWon.

«Pero, ¿por qué me siento así?» pensó JungWon, sintiendo un amargo sabor en la boca.

—Sí, ya tengo rato. Oh, traes otro postre. —señaló Jake y miró a Riki. —Hay mucha comida ya.

Riki carraspeó y abrió completamente la puerta.

—Pasa, JungWon. —invitó Riki con una sonrisa algo nerviosa.

Jake se apartó un poco, dando paso a JungWon. El castaño entró a la casa de Riki, mirando a su alrededor, tratando de aparentar que sus manos no temblaban solo por llevar el postre. Extrañamente, se sentía más nervioso de lo normal al hablar con Riki.

El rubio cerró la puerta soltando un suspiro y tomó el postre de las manos de JungWon con una pequeña sonrisa.

—Gracias, siempre sabes cuál es mi postre favorito. —dijo Riki, haciendo que JungWon sonriera. —Al igual que Jake. —rió, provocando que el castaño mirara a Jake con los ojos entrecerrados.

«¿Qué diablos me pasa? Me siento extraño.»

—Bien. Ya tendremos otra boca más para comer todo lo que trajiste, Jake. —dijo Riki caminando hacia la sala de estar para encontrarse nuevamente con Jake, quien estaba sentado en el sofá mirando su teléfono.

JungWon lo siguió en silencio, limpiándose las manos sudorosas en su pantalón al ingresar a la sala de estar, donde se encontraba una abundancia de chuchería, helados, dulces y bebidas. Se preguntó si Jake había comprado todo eso para él y Riki.

Bajó la mirada con tristeza, sintiéndose quizás reemplazado. Jake estaba siendo extremadamente atento con su amigo, y parecía que el castaño se encontraba incómodo.

—Ven, JungWon. Siéntate. —invitó el rubio, dejando el postre en la mesa central y agarrando un paquete de papitas. —¿Cómo ha estado todo? —preguntó Riki una vez que tomó asiento al lado de Jake.

El castaño soltó un suspiro incómodo y bajó la mirada.

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—Yo... Mmm, bueno, ha estado todo bien. —mintió el castaño. —Oye, Riki... ¿Pode...

—¡Riki! ¡Ese era mío! —la voz de Jake, acompañada de una carcajada del rubio, hizo que el castaño levantara la mirada rápidamente para encontrarse con la escena de ambos riendo mientras peleaban un paquete de papitas.

JungWon se mordió el labio inferior nervioso y soltó un suspiro. Se levantó del sofá donde se había sentado, atrayendo la atención de ambos.

—¿Me prestas tu baño? —pidió JungWon, apretando la punta de su camisa.

—¿Oh? —lo miró Riki. —Ah, sí. Está en el segundo piso al fondo. ¿Te llevo? —dijo Riki levantándose del sofá.

—No, yo lo encuentro solo. —respondió cortante el castaño antes de dirigirse hacia las escaleras y subirlas.

Riki lo vio desaparecer escaleras arriba y se volvió a sentar al lado de Jake, sintiendo su corazón latir con fuerza. Se llevó una mano al pecho y miró al rubio.

—Creo que me va a dar un paro cardíaco. —dijo Riki. —JungWon vino..., en vez de escribirme, vino a verme. —dijo el rubio poniendo sus manos en los hombros de Jake para agitarlo.

Jake soltó una risita nasal y lo miró.

—Ya cálmate. —le dijo este. —Debió haber venido antes, se tomó mucho tiempo. —añadió Jake algo celoso mientras tomaba una fresa de la mesa.

Riki lo miró con una sonrisa.

—Pero él está aquí..., ahora... —dijo con una tonta sonrisa en sus labios. —Ahg, tengo el corazón tan acelerado, mierda. ¿Qué hago, Jake?

Jake fingió una sonrisa y bajó la mirada para darle un mordisco a su fresa.

«Ojalá te sintieras así conmigo...», pensó Jake.

—Yo qué sé, habla con él. —le dijo Jake, tratando de fingir una sonrisa.

—¿Crees que debería hablar con él? ¿Sobre eso?... —preguntó el rubio algo tímido.

Jake lo miró unos segundos sintiendo su pecho doler y se mordió el labio inferior. Si le decía que sí, tal vez podría perder toda oportunidad con Riki, pero también adoraba la sonrisa del rubio. Tal vez no la provocaba él, pero adoraba verlo sonreír, y eso lo hacía sentir tranquilo.

—Bueno, no lo sé. —dijo Jake como respuesta. —Piénsalo y toma una decisión.

—Pero, Jake... —volvió a poner sus manos en los hombros de este y lo sacudió. —Si te estoy preguntando es para que me digas qué hacer. ¿Y si HeeSeung ya se me adelantó?

—¿Estás pendejo? Yo no sé, toma la decisión tú. —se apartó del rubio. —Además, no creo que JungWon ya haya tomado una decisión de salir con HeeSeung, y si lo hizo, bueno... —le tocó el hombro al rubio. —Perdiste.

Riki hizo una mueca triste, y eso hizo reír a Jake.

—Solo bromeo, tonto. —le acarició la cabeza, despeinando su cabello rubio.

—Es que HeeSeung sí puede cautivar a JungWon, además de que ya tiene ventaja con que a JungWon le guste. Es más fácil que empiecen a salir. —le dijo Riki.

—Tranquilo, Riki. Toma una decisión y hazla.

—Vamoooos, dime tú... —hizo una mueca. —Tú eres el único que sabes cómo me siento con JungWon... —Jake soltó un suspiro y soltó una risita.

—Porque siempre me hablas de él, tonto. Si tú sabes cómo te sientes, entonces díselo. —dijo Jake, evitando la mirada del rubio.

Riki sonrió y se acercó a Jake para darle un abrazo.

—¿Ya te dije que eres un increíble amigo? —le dijo cerca de su rostro, haciendo que el corazón de Jake diera un vuelco ante la cercanía.

Sus ojos se encontraron unos segundos, provocando que Jake se acercara un poco al rostro del rubio. Pero antes de que pudiera pasar algo, llamaron a la puerta otra vez. Jake se alejó rodando los ojos y soltó un suspiro cuando Riki se levantó del sofá.

—¿Eh? ¿Quién será? —cuestionó el rubio mirando a Jake.

—¿Yo qué carajos sé? —respondió de mala gana mientras se inclinaba para tomar otra fresa y llevársela a la boca para masticar con brusquedad.

El rubio se acercó a la puerta y la abrió, encontrándose con la persona que menos quería ver; HeeSeung. Riki hizo una mala cara al verlo de pie en su puerta.

—¿Qué carajos haces aquí? —cuestionó el rubio. —¿Cómo sabes dónde vivo?

El pelinegro sonrió regañadientes y señaló al frente.

—Somos vecinos. —dijo HeeSeung, haciendo que Riki maldijera por lo bajo. No recordaba que, una de las tantas veces que JungWon lo visitaba era porque HeeSeung era su vecino.

—¿Y qué haces aquí? —preguntó Riki de mala gana, apoyando su espalda en el marco de la puerta mientras se cruzaba de brazos.

—JungWon está aquí, ¿no? —dijo HeeSeung sonriendo.

Riki frunció el ceño y sintió unos pasos bajar por las escaleras. El castaño apareció con una pequeña sonrisa y se acercó a la puerta.

—¿HeeSeung? ¿Qué haces aquí? —preguntó el castaño.

—Ah, bueno. Quería verte. —dijo el pelinegro.

Riki abrió los ojos y miró al castaño, sintiendo rabia correr por todo su cuerpo al escuchar las palabras que le decía HeeSeung.

—¿Quién es Riki? —la voz de Jake llegó a los oídos de todos, haciendo que HeeSeung mirara dentro de la casa. —¿Qué? ¿HeeSeung?

—Ah, Jake. También estabas aquí... —saludó HeeSeung moviendo la mano.

Riki soltó un suspiro y miró a HeeSeung.

—¿Y entonces? ¿Te vas a quedar ahí o ya te vas? —preguntó el rubio de mala gana.

HeeSeung ladeó la cabeza con una sonrisa pícara y miró a JungWon de reojo.

—¿No me vas a invitar a entrar? —preguntó HeeSeung.

—No. —respondió seco.

JungWon miró a Riki y le dio una palmada en la espalda, haciendo que el rubio soltara un jadeo de dolor.

—Hay mucha comida, sí. Pasa. —dijo JungWon haciendo que Riki arrugara el ceño y mirara a Jake, quien reprimía una sonrisa.

—Oye, pero es mi casa.... —dijo el rubio acercándose al castaño. —No quiero que esté aquí.

JungWon se acercó a él y le sonrió.

—Hazme este favor. Dijiste que me ayudarías con HeeSeung, ¿recuerdas? —le susurró JungWon.

Riki soltó un suspiro enojado y miró a HeeSeung, quien aún mantenía una de sus sonrisas que le daban dolor de cabeza a Riki.

—Entras, comes y te largas. —dijo el rubio alejándose de la puerta para regresar a la sala de estar, dejando a JungWon con HeeSeung.

El pelinegro le guiñó el ojo al castaño cuando entró y se acercó a la sala de estar una vez que JungWon cerró la puerta.

—Gracias por la ayuda. —le susurró el pelinegro a JungWon, haciendo que el castaño se sonrojara. —¿En qué te ayudo?

JungWon arrugó el ceño y negó.

—En nada, solo ve con Jake... —susurró este de vuelta, sintiendo nuevamente un mal sabor en la boca.

Si HeeSeung hablaba con Jake, Riki podría quedarse solo unos minutos y así podrían charlar. Por eso, le había escrito a HeeSeung con la excusa de que Jake estaba en casa de Riki. Todo era para conseguir unos minutos a solas con su mejor amigo. Pero, ¿desde cuándo JungWon recurría a este tipo de estrategias para obtener un breve momento con su amigo?

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