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—¿Algo sucede, Nishimura? —inquirió el joven de cabello negro, cruzando los brazos en respuesta al empujón del rubio.

Una sonrisa sarcástica se esbozó en los labios del rubio, quien soltó un suspiro.

—No causes un alboroto en el partido, Lee —aconsejó Riki, provocando la risa de HeeSeung.

—¿Un alboroto? —alzó una ceja acercándose al rubio—. Más bien, deberías aprender a pasar el balón. El juego no es solo tuyo.

Riki se aproximó a HeeSeung, sintiendo la rabia recorrer su cuerpo al ver la sonrisa burlona del pelinegro.

—Está bien, ya fue suficiente. Ambos, retírense —intervino Jay, sujetando la muñeca de HeeSeung y separándolos.

El pelinegro guiñó el ojo, alejándose con una sonrisa sarcástica, mientras Riki se pasaba una mano por el cabello. Miró hacia las gradas, encontrando la mirada de JungWon, quien le saludó efusivamente levantando la mano. El corazón de Riki dio un brinco al ver la sonrisa del castaño, intentando ocultar la propia.

—Él está aquí —susurró alguien cercano, y Riki se giró para encontrarse con Jake.

—Casi no sales —comentó el rubio, cruzándose de brazos.

—Han pasado cosas, pero ya estoy de vuelta —respondió Riki, dándole un codazo y señalando con la cabeza hacia el grupo de HeeSeung—. ¿Qué pasó con Lee?

—Nada, solo lo estaba molestando.

—Deja de molestar a HeeSeung. Te meterás en problemas y podría afectar tu oportunidad de ser titular —advirtió Jake.

Riki rodó los ojos y se lamió los labios.

—No quiero que esté cerca de JungWon —confesó, haciendo que Jake sonriera.

—Eso no lo decides tú, Riki —le recordó Jake.

El rubio vio a JungWon señalarle el teléfono a lo lejos, indicando que le respondiera los mensajes. Riki sacó su teléfono del bolsillo y entró al chat del castaño.

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