No llegaron a tiempo; el hospital no permitió más ingresos, apenas pudieron despedirse de la anatomía de la pobre rosa que ya bastantes lágrimas había derramado por quien se había atrevido a reclamar su corazón lleno de espinas venenosas.

Aquel pobre chico en el que su vida peligra ahora por dos mercenarios a los que la vida jamás se dignó a sonreírles.

Miserables.

La pareja de dos chicos caminaba buscando algún refugio en el qué quedarse, mientras que sus expresiones parecían aterradas, ¿Qué pasaría ahora? Demasiadas preguntas y pocas eran las respuestas, tal vez, incluso horriblemente nulas.

Qué díficil es para los dos no sentirse culpables.

¿Esos dos hijos de puta que buscaban haciendo el daño que hacen? Iban caminando mientras que el frío dela noche era lo que calaba los huesos de ambos, no había más; no había ni esa pequeña pizca de calor en el pecho de ellos que les dijera que todo estaría bien.

Sólo el horripilante frío. La felina de nombre Trashi caminaba junto a ellos, pero esos maullidos de ella en el intento de llamar la atención simplemente ahora en una situación como esta lo podrían considerar... Irritante.

Vaya mal día había sido hoy, al menos el peliazul pareció feliz al ver a sus dos hermanos. Ahora tendrá otro soporte emocional aparte del propio pecoso, ¿No? Jeje.

No fue tampoco tan lindo cuando las gotas de agua igual de fría a los vientos de la noche comenzaron a caer y clavarse en las prendas de ropa, piel, y cabello de ellos.

Mierda, estaba tan cansado, y necesita encontrar un refugio en el que él con el peliazul puedan ser capaces de descansar. Se sintió presionado cuando mientras más gotas caían en picada sintió algo más clavarse en él... La mirada ansiosa del peliazul, esos pequeños ojitos cansados imploraban el poder tener dónde dormir esa noche.

¿Y para qué negarlo? Sí encontraron refugio, cuando finalmente estuvieron totalmente empapados de la lluvia que luego se había convertido en un potente granizo que se encargó de calar más de frío los huesos de ellos, así que cuando en el refugio empezaron a entrar en calor de nuevo lo primero que sintieron fue dolor en sus extremidades, principalmente piernas ya que habían corrido ocasionales veces.

Tuvieron que ponerse de acuerdo, el peliazul como siempre sería primero; se ducharía y cambiaría la ropa húmeda, luego de eso se acostaría a dormir. Lo mismo con el propio pelirrojo que le hacía compañía sin dudarlo.

Y así fue, cuando salió vio al dormido chico (que en realidad se estaba haciendo el bello durmiente, no tiene deseos de serlo en realidad), suspiró.

Desearía verlo a los ojos y verlo con el cariño de antes, pero ya no se siente igual.

Procedió a empezar a vestirse con una pantaloneta y una camisa negra, algo simple para dormir, y una vez finalizó mientras apagaba la luz de la habitación se acostó en la cama al lado del chico, se mordió el labio inferior ante la idea de acercarse y abrazarlo por detrás como cucharita.

Esta idea estuvo en su cabeza, y de hecho, decidió intentarlo.

Se volteó con cuidado en la cama acomodándose y luego empezando a arrastrarse para llevar sus manos a las caderas de este y así apegarse a él.

Se suponía que eso era lo que debía ocurrir.

Pero aquel chico de cabello azul en su lugar se sentó en la cama, sin siquiera enterarse de lo que el pelirrojo estaba a nada de hacer con anterioridad en la situación.

¿Qué?

—Pico... ¿Estás despierto? —preguntó, primero que nada para asegurarse, el pecoso se quedó callado por un momento.

—... Sí.

—O-oh... Y-yo... —quería hablar, pero al parecer el pobre angelito se quedaría mudo o se ahogaría en un vaso de agua, ya que se sentía incluso más pequeño que una hormiga. —c-creo que será mejor si regreso con mis padres. —habló, el pelirrojo jamás creyó que una sola frase lo golpearía tan fuerte.

Vale, sí, han discutido por eso antes, pero era porque generalmente el chico sufría ataques de ansiedad y ese trauma tan asqueroso que lo hacía llegar a esa decisión tan de mierda que el ojiblanco y por suerte ha logrado que no se dé.

... Pero, desearía que no hubiera ocurrido en una situación de momento crítico como ese en el que la relación de ambos podría decirse que cuelga de un hilo.

«Oh, no... Su ansiedad». Fue lo que pensó en pecoso maldiciendo mentalmente mientras ponía atención a la situación, frunció levemente el ceño.

—E-eh... Esa decisión no suena correcta. —espetó, en busca de hacerlo retroceder sobre lo que estaba pensando.

—N-no... No comprendes, esta es una de esas decisiones que tomo yo por mi cuenta; una decisión que tomo yo mismo, estés de acuerdo o no. Voy a volver. —dijo rápidamente contestando antes de que el pelirrojo pudiera poner mucha más resistencia que lo fuese a detener.

—Ellos te hicieron daño, no tienes por qué volver. Por algo decidiste esto; para ser libre. Es la ansiedad la que está decidiendo esto por ti, no tú. —contestó el pelirrojo mientras se sentaba en la cama. Se escucharon sollozos de parte del peliazul luego de aquello.

—¡S-sí! T-tal vez... P-pero es egoísta, e-es mi culpa... T-tú ca-casi m-mueres p-por culpa de ellos, y-yo también, Toughie. ¡Y a-ahora l-la vida de Sven p-peligra! —dijo el peliazul, con sus manitas rápidamente buscando limpiarse las lágrimas.

Le rompía el corazón ver a su bello conejito de esa manera, aquel pequeño ángel no merecía sufrir todo lo que sufrió. Lo comprende en parte; no es que extrañe el maltrato, el haberlo recibido de por sí te deja “tocado”, por así decirlo, era uno de los casos del chico, quizá incluso buscar por alguna razón del por qué esos dos adultos fueron tan malos con él así como en su momento también como ahora.

—No tienes la culpa de lo que ocurre, ¡Ya podremos resolver esto! Necesito que deposites tu confianza en mí, como siempre. —dijo, mientras llevaba su mano derecha hacia el hombro de él. Lo vio voltearse y de un manotazo suave retirarla antes de que llegue al hombro de él, ese movimiento siendo algo agresivo sorprendió al pelirrojo.

—¡¿Cuántas veces me dirás eso?! ¡Perdí la cuenta! —le gritó, mientras más lágrimas se escaparon de sus ojos mientras decía aquello. Ok, aquel pobre chico estaba bastante alterado.

—¡Las necesarias hasta que en serio confíes en mí! ¡Juro que hago lo que puedo! —le contestó, comenzando a defenderse y saliendo a la defensiva por lo que él le exclamaba.

—¡¿Cómo yo voy a confiar en esas palabras si tú no confías en mí?! ¡¿No comprendes?! ¡Intentaste matarte Pico! ¡Selever es prueba de ello! ¡Dolió tanto que hubiera tenido que enterarme por otra boca que no fuera la tuya! —le volvió a exclamar en defensa, maldijo por aquello dicho. Esas palabras fueron otra daga inmediata otra vez venenosa que se clavó en su pecho como si nada.

—¡L-lo sé! ¡Lo sé! ¡Lo siento, en serio! —le llamó la atención al peliazul, buscando disculparse. Pfft. ¿Pedir disculpas? ¿Es lo único que se te ocurre Pico? ¿En serio?

—¡No puedo creer en esas palabras!

—¡Podremos creer con el tiempo!

—¡¿Cuánto más?!

—¡El que sea necesario para sanar heridas! —finalizó de exclamar, hasta que lo vio quedarse calladito limpiándose más lágrimas. Suspiró, decidió acercarse con cuidado; cualquier movimiento en falso podría cagarla. Tragó en seco, ahora siendo él el que aguantaba las ganas de llorar por el mal estado de él. —s-sólo nec-necesito paciencia y t-tiempo, v-verás q-qué po-podremos h-hacernos fuertes... J-juntos. —dijo otra vez, buscando acercarse con cuidado a la pequeña anatomía de su amante.

—No, Pico. —dijo negándose, haciéndose a un lado. No comprende, ¿Por qué ahora no funciona intentar calmarlo?

El pecoso frunció levemente el ceño.

—¿Por qué no me escuchas? Lo juro y prometo, Blue.

—Eso hiciste antes, lo prometiste y no cumpliste. Voy a volver. —bueno... Tampoco es que quiera ponerse a rogar, el orgullo sin duda le ataca por mucho y no está dispuesto por así decirlo, también cabe destacar que fue un día estresante y eso sólo hace que sea más irritante.

—Tch, al menos no soy tan hiriente con mis palabras. —dijo ya dejándolo y cruzándose de brazos, el peliazul le frunció el ceño también.

—Al menos Pico en el tiroteo no era un cobarde. —... Uh, sí, acaba de explotar. Esa sí que fue una daga. Acá es mejor preguntar, ¿Cuál de los dos se pasó más? ¿El pecoso por sus errores o el peliazul por echarselos en cara?

No lo saben.

Quería hablar y buscar sonar lo más firme posible, sonar fuerte. Pero nada salió, con delicadeza del suéter gris del peliazul sacó la caja de cigarros, junto a un mechero.

Acto seguido se levantó de ahí y aguantandose el impulso de matar al chico a golpes para que reaccione de la decisión tan aterradora que estaba tomando y subió a la azotea para poder fumar.

Llegó a esta misma azotea, recargó la cabeza en el barandal mientras que con desgano encendía el primer cigarro que atacaría sus pulmones esa noche. Mientras observaba las estrellas recordando que eso fue específicamente lo que lo unió en una relación con el peliazul, una que parecía ser inquebrantable.

O eso aseguraba el destino.

El destino se equivocó.

Con esta última frase asaltando su pensar y sentimientos mientras daba una calada al cigarro dejó escapar lágrimas, mientras que en su mano libre apoyaba la cabeza y dejaba escapar el humo de tabaco.

Diría la típica pregunta: “¿Qué hice mal?” pero él ya sabe bien en qué la cagó y una disculpa no recupera la confianza fácil.

¿Debió corresponderle en la segunda confesión?

Acá, escribiendo el capítulo en media clase xq la profe no asistió. 😝😝😝

Agradezcan mi esfuerzo hij0s de-

Ahrno

Q me cuentan, ojalá les haya gustado el capítulo (ahre).

Sinceramente me estoy debatiendo si dejarle solamente un final al fanfic, que sería el malo ni idea

Es q q pereza ah

Para ser sincera, el capítulo sería más largo. P E R O, o sea, la idea que tenía sería más larga. Creí que me daba suficiente para dos mil palabras. Pero creo que habrá... Un capítulo más y ahora sí entran los dos finales.

Qué? Quieren Spoiler?

Pico hará Parkour en el siguiente cap, no por nada es canon que él pueda hacer eso 😈

Dicho esto, me despido. Lindo día/tarde/noche.

• MILKY.