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╰━ Partida de inicio
- ̗̀✧ 土星 ✧ ̖́-
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En un bar estaba Shinichiro, un vaso de tequila y unas inmensas ganas de llorar. Después de meditar mientras esperaba a sus amigos decidió que para mantener a salvo a la mujer que le gustaba debía alejarla de su lado. El solo hecho de imaginar que le puedan hacer daño le carcomia, todo iba por mal camino y el estrés empezaba a fastidiarlo.
La música de fondo sonando en el bar y todas esas luces que iluminaba cada rincón del lugar hacía que su presencia pase a segundo plano, en el tiempo que había pasado ya había fumado tres cigarrillos, la ansiedad le jugó en contra. El barman, también conocido suyo miraba con lástima la situación del azabache, su mirada triste con sus ojos rojos por aguantar el llanto, ese vaso de tequila a medio llenar y su rostro afligido; el probé chico sufría por algo grande.
Antes de sacar otro cigarro de su caja bebió lo último de su vaso, de un solo trago paso el alcohol, no hizo ni mueca.
¿Desde cuándo empezó a beber?
Ah sí, esta era la primera vez.
El despecho y la desesperación le hacían hacer cosas que jamás imaginó que haría. Simplemente una mierda con muchos problemas encima. Y más cuando se metían con sus seres queridos, quería que todo cayera en él y no en sus familiares o peor en la chica que a penas iba a iniciar una relación más allá de una amistad.
─¿Shinichiro?─ su amigo de casi toda la vida Akashi ya estaba presente, los otros dos venían atrás, la preocupación nació en el pelinegro por la apariencia que tenía su amigo en esos momentos, la de un hombre en su plena destrucción y desesperación. No contaba con la información sobre esa amistad que tenía con Kira, pero ver de esa manera al joven que era tan lleno de vida y que demostraba una sonrisa, le preocupó. Además de la bebida en su mano, nada lucía como debía ser.
Esto es malo, muy malo.
─Al fin llegaron, vamos a otro lado.─ se levantó de la silla que yacía frente al mostrador de bebidas alcohólicas, tambaleó un poco pero supo sostenerse y los guió hasta una mesa lejos del bullicio.
─¿Qué te paso? Pareciera como si una chica te hubiera rechazado, otra vez.─ alegó con algo de burla pero calló al mirar la dura expresión que puso Sano. Definitivamente cuando Shinichiro se ponía serio, duras decisiones se venían.
─Los de Mikadzuki me han estado siguiendo, yo no importo en ese aspecto, además empezaron a seguir a mis allegados y conocidos; y eso es malo.─ argumentó afligido, todos guardaron silencio procesando una solución en conjunto, o eso querían hacer los tres amigos menos Shinichiro el cuál ya tenía un plan.
─Debemos tener una reunión con ellos, los conflictos solo pueden afectarnos a ambos.─ dijo el pelilargo desde su asiento, él también decidió ponerse más serio ya que su familia también corría peligro con esa banda que empezó a causar problemas. Wakasa sacó de su boca la paleta que siempre llevaba, de su bolsillo sacó una carta al parecer.
─Uno de mis compañeros de escuadrón sufrió una golpiza y antes de irse le dejaron esto.─ volvió a introducir el dulce en su boca, sus ojos aburridos no dejaban de ver la pintura de la pared. Aunque también pensaba en una solución que no lleve consigo sangre de otros.
Con rapidez el de cabellos negros tomó la carta y desdoblo el papel que contenían las palabras.
En la carta
"Es divertido ver como poco a poco te tengo entre mis manos, quería que este juego de buscar y encontrar no sea tan aburrido. Así que varios de mis chicos han salido en tu búsqueda, no te harán nada por el momento pero... ¿tienes familia no?
No soy un hijo de perra para hacerle daño a tus hermanos, menos a tu ¿novia? Si, ella es una preciosura, lastima que este distraída contigo; que lastima.
Bueno siendo claro, espero que hayas recapacitado y cumplas con mi petición con la brevedad posible, tengo algunos asuntos importantes que atender y necesito de más bajo mi mando. Recuerda que soy considerado por que solo quiero algo mío devuelta, no mando a cazar tu cabeza por respeto a tu familia y a tu hermosa novia. Espero conocerla, capaz y termina eligiendo mejor."
♋
Una rabia incontrolable empezaba a surgir desde los adentros de su ser, la paciencia que tenía era alta pero cabía la posibilidad de que acabe y ese sujeto con esas palabras y la mención de Kira le enfureció, ella no tenía nada que ver con sus problemas, de la nada en la hoja una gota de sangre cayó.
Sus amigos miraban a otro lado, sin percatarse de lo que le sucedía al azabache. Más gotas cayeron manchando por completo la hoja blanca, con rapidez colocó su mano derecha en la zona del puente de la nariz haciendo soporte parando la caída de ese líquido rojizo. Antes que nada arrugó la hoja y la guardo en su bolsillo de su pantalón, se levantó de su asiento.
─¿Todo bien?─ Keizo se percató de la situación pero solo calló para no hacer preocupar a los demás, Sano solo atino a asentir y salir casi corriendo al baño de caballeros del bar.
Abrió la puerta con su pie.
Frente al lavabo dejo que la sangre saliera por completo de su nariz, para su suerte ninguna gota había teñido su ropa. Abrió el grifo dejando fluir el agua, con sus manos en forma de cuenco tomó agua mojando su rostro y a la vez limpiando la sangre que empezaba a secarse.
Debía enojarme menos y buscar una solución. Si ya dejar a Kira le dolía, imaginar que le hagan daño le mataba lentamente.
Al verificar que ya no salía más sangre, con papel higiénico del baño seco su nariz para no levantar sospechas, si le preguntaban que había sucedido, diría que la bebida le hizo vomitar. Prefería que le vean como un mal tomador a que se preocupen por algo tan pequeño.
Miro su reflejo en el espejo, y vaya que tomar si le hacía daño. Su aspecto a decir verdad daba pena, parecía esos borrachos empedernidos y hasta alguien que se drogaba por sus ojos rojos y su nariz roja. Su teléfono sonó, al contestar sus ganas de llorar aumentaron.
Kira llamaba a su celular, dudaba si contestar al llamado o simplemente dejar que el móvil suene hasta que se corte. Con el corazón en la boca y pocas ganas de llorar, habló.
─Hola, ¿qué pasa?─ su voz salió seria y vacía, hasta fría al contestar a la chica de sus sueños. Un sonido de asombro se oyó detrás de la bocina.
─Ah, bueno. Quería invitarte a patinar, saldré con unas amigas y ellas llevarán a sus novios. Sobre eso... ¿tienes otros planes?─ la emoción que desprendía en la llamada le partía el corazón, sabía que esos tipos estaban detrás de ella y no fallaría al intuir que también le seguirían a la pista de patinaje. Mordió su labio antes de que un sollozo salga.
─Lo siento, no puedo ir. Estoy con mis amigos celebrando algo importante.─ miro al espejo su postura, la mano izquierda recargada en el mesón de granito, sus ojos oscurecidos y su cabello cayendo a los lados.
─No pasa nada, jaja. ¿Shinichiro pasa algo?─ señaló con duda y preocupación. El de ojos ónix cerro por un momento sus parpados y suspiró.
Kira complicaba su estado pero él era tan testarudo que eso solo caiga más en querer decir la verdad.
─Sere claro. Estoy saliendo con alguien más. No quiero que mi pareja piense mal, eres mi amiga Kira pero mi novia es más importante ahora. Nos vemos luego.
¡¿Qué?!
Que demonios dijo, ¿novia? De donde salió esa estupidez, si que en esta ocasión rompió la barrera de la idiotez.
La llamada fue colgada por él, ser así de directo posiblemente le daría malos estragos en el futuro. Y partió en llanto.
Las lágrimas caían por sus mejillas empapando su ropa, ese dolor tan punzante en su pecho le hizo caer al piso del baño. La oportunidad de amar... se iba...
Sus rodillas las apegó a su pecho y lloró, desahogó esa pena que su corazón empezó a albergar, un corazón roto.
Sus amigos fuera del baño oyeron toda la conversación que tuvo su amigo con esa persona, ellos no sabían sobre la chica que había hecho voltear el mundo del pelinegro. Pero con esos sollozos y ese grito de dolor que dio fue entendible la situación por la que pasaba, esa misma noche darían la orden de contacar a los miembros de "Luna creciente".
Takeomi con su celular llamó a los capitanes de las demás divisiones, harían ellos lo que su amigo en este momento no podía. Le darían fin a esa dura situación, salvarían a su amigo y líder.
♋
En el otro lado, específicamente en la pista de patinaje.
Kira sostenía su celular en la mano, sus ojos lucían tristes y aguados por las ganas de llorar. Una de sus amigas se acercó hasta ella colocando su mano en su hombro.
─¿No va a venir verdad?─ ella movió su cabeza de arriba abajo, no dijo nada ya que si mencionaba algo su voz se partiría y lloraria. ─ Él no sabe esto, ya tengo lo que me pediste, Layla tiene la grabación.
─Chicas, es hora. La pista cierra a las ocho.─ una pelirroja llegó, visualizo a sus dos amigas y las llevo hasta la pista, colocaron sus patines y empezaron a hacer maniobras sobre el hielo sólido.
Kira iba perdida, sus ojos ya no reflejaban esa vitalidad que le caracterizaba, ni su sonrisa relucia en su rostro, poco a poco se apagó con las palabras que le fue diciendo el chico que le gustaba. Sabía que mentía pero, cabía la posibilidad de que no.
Sus amigas, en total unas cuatro acompañadas con sus parejas miraban a la castaña ir sin rumbo en la pista, alcanzaron a ver lágrimas salientes de sus ojos miel.
─¿Primera vez que le rompen el corazón?─ el novio de una de las jóvenes le preguntó a su pareja. Ella le miró con una ceja enarcada, y le pegó en el hombro.
─Idiota, mi amiga no es de las que se enamora cada día. Ella es diferente a nosotras, es la primera vez que se fija en alguien.─ certificó, su mano fue tomada por el chico que le dio un beso y dejó otro en su frente.
─Ese chico es un idiota, si me lo dices tú te creo, además Kira ha sido demasiado buena con todos nosotros.─ rió recordando viejos tiempos.─ Ella es impresionante, además gracias a su ayuda pude conocerte.
La mencionada beso la mejilla de su novio y lo tomó de la mano siguiendo dando giros y piruetas.
Otra pareja conversaba.
─Entonces le gusta un chico, pero salió mal.─ un chico de largo cabello gris recogido en una coleta le dijo a su pareja.
─No, el chico quiere alejar a Kira de su lado. Solo que miente.─ contestó, antes de decir algo más dio un giro en el aire. Su novio aplaudió y siguió patinando.
─Ah, ¿pero no sería mejor si ella le dice la verdad?─ susurró en el oído de su pareja, ella golpeó con la mano.─ ¿Qué?
─Tonto, nadie debe saberlo, ella decidió que fuera así. ¿Olvidas lo que te dijo al momento de entrar? "Lo mejor para todos, es pensar que no hay líder".─ el joven sobo el área afectada y asintió ante lo dicho por la azabache.
Con Kira.
La muchacha daba suaves vueltas en el hielo, acomodó mejor su bufanda color azul, sus guantes color amarillo se frotaban para dar calor a sus palmas. Analizaba toda la información que sus amigas le dieron respecto a "ese problema". Las palabras de Shinichiro se repetían en su cabeza.
Aún no era el momento de decir la verdad, pero debía hablar con Shinichiro, no podía dejar que esa mentira haga más daño y provoque algo irremediable.
De reojo se fijó en la persona que la veía atentamente, en total contó a tres personas desconocidas viéndola fijamente y hasta analizando sus movimientos.
Con su mano izquierda movió su muñeca y todos sus acompañantes entendieron la señal, se agruparon y empezaron a intercalar las parejas hasta que Kira quede con uno de los chicos. El más alto quedó con ella como pareja de patinaje, todos reían y gozaban de la compañía. Las chicas giraban llamando la atención de los desconocidos haciendo que pierdan a la castaña de vista.
Poco a poco iban logrando con su objetivo, los varones se separaban por la pista dándoles suaves golpes al hielo con las puntas de sus patines, otra señal.
─Es hora.─ ante lo dicho, la ojimiel salió de la pista evitando ser vista. Iría de una vez por todas a hablar con Shinichiro.
Salió acompañada de su amigo, él le pasó un teléfono que contestó al instante.
─Está en el bar, te mandé su ubicación.─ la llamada se cortó, un auto color negro llegó hasta ellos, una chica vestida de rojo salió de la parte delantera del vehículo y abrió la puerta.
─No dejes que nadie me siga, informales a todos la razón de mi ida.─ con ello subió al auto que la llevaría hasta el pelinegro fanático de las motocicletas.
Su corazón palpitaba como un loco, estaba nerviosa no ocultaria eso y menos como sus manos temblaban, solo deseaba ver a Shinichiro y hablar cuando lo escucho por la llamada supo de inmediato el lugar donde estaba.
Temía por todo en realidad pero le preocupaba que Sano haga algo de lo que mañana se arrepienta.
El auto aceleró ella fue quitando su ropa de patinaje que aún llevaba y lo cambió por una chaqueta gris y sus botas por unos botines de tacón alto.
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