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╰━ Cuándo te conocí
-  ̗̀✧ 土星 ✧  ̖́-
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Un hermoso día. Eso era lo que pensaba Shinichiro, apesar de estar llegando tarde a la primera hora de clases por su mente paso la idea de que justamente ese día tendría un gran suceso que le daría un nuevo significado.

Con su clásico conjunto negro y su peinado en copete corría por las calles de su ciudad, precisamente ese día tenía un examen importante que realizar, no era raro ya que este era su último año de preparatoria. Pero como esperaba de si mismo, no pudo despertar antes y ahora corría para poder hacer su examen. No sonó la alarma.

En su mente se veía a sí mismo siendo regañado por su maestro por llegar tarde justo ese día, una costumbre que extrañaría al acabar el año escolar. Justo llegó a la entrada del edificio, cambio rápidamente sus zapatos por unos de último año y dejó los otros en el casillero que se le otorgaba. Con prisa se movió por los pasillos, justo vio su salón "3-1", respiró unas cuantas veces y toco la puerta.

─Sano, no se porque me quejo con usted cuando esto ya es costumbre suya.─ habló con total aburrimiento el profesor de la primera hora, este era de matemáticas. Y si casi siempre tenía la misma situación con el pelinegro, así que por ese día lo dejeria pasar, ya no tenía ánimos de regañar a alguien que no ponía en práctica su puntualidad.─ Pase y resuelva el examen, pero tiene menos minutos que sus compañeros. Pero tiene menos tiempo.

Con una reverencia se fue hasta su asiento donde trató de resolver todas las operaciones que se le sean posible antes de que acabe el tiempo, si quería que sus hermanos menores sigan su ejemplo al menos debería estar bien en la escuela. Con esa imagen de sus hermanos se puso en marcha, debía sacar una buena nota para poder graduarse.

Sus motivaciones eran ellos, sus pequeños hermanos.

Esa semana sería la última antes de dar por finalizado ese parcial, por fin podría estar más al tanto de su pandilla y podría poner en marcha ese proyecto que desde hace años tenía en mente, cumpliría cada una de sus metas con mucho esfuerzo. Aunque le faltaba aún varias cosas que realizar antes de impregnar su idea en una realidad.

Así los minutos pasaron, y el tiempo había acabado, cuando entregó las hojas con sus respuestas dudo de si estas estaban bien resueltas, se había preparado para poder estar conforme con su sabiduría sin embargo; de un error no se salva nadie. Se dejó caer al respaldo de su silla de madera, paso sus manos por su rostro con lentitud, sus ánimos casi se van cuando recordó que ese mismo día tenía otro examen. Sacó sus apuntes y decidió estudiar, si sus amigos lo vieran se reirán y luego se pondrían a estudiar con él.

─¿Shiro-kun?─ Nazumi, una compañera de su clase le habló desde adelante suyo, el chico dejó de prestar atención a las palabras escritas en el cuaderno y prestó atención a la joven.─ Disculpa, pero necesito que vayas a ver una cosas con Natsu-kun a la bodega, la siguiente hora tenemos una exposición.

Como vicepresidente de la clase no se opuso a la petición de la chica, más bien se alegró de poder ayudar a sus amigos con sus acciones.

─Claro, ¿pero dónde está?─ preguntó viendo a los lados a su compañero, cuando no lo vio por ningún lado volvió su mirada a la pelirroja.─ ¿Sabes donde puede estar?

Nazumi lo pensó un poco pero luego asintió.─ Él ya fue, dijo que también necesitaba algo de la bodega. Aún puedes alcanzarlo Shiro-kun.

Con esas palabras salidas de la boca de Nazu, fue en dirección a la bodega de la preparatoria, donde guardaban todo material necesario para las clases que se daban, cuando paso por un salón arreglo su copete y sonrió cuando vio a unas chicas verlo a través del cristal.

Siguió de largo hasta el almacén, de ahí vio salir a su compañero con material para la hora de Biología, se arremango las mangas de su ropa y tomó unas cuantas células que querían caer al piso. Adoraba sus reflejos, sin ellos sería hombre muerto.

─¿Todo bien?─ acomodó los objetos entre sus brazos y alzó la cabeza para ver al otro chico.

─Ah, Shinichiro. Si, solo necesitaba esto.─ luciendo un poco nervioso fue camino de vuelta al salón, Sano se dio cuenta de los nervios que tenía el joven. Así que luego de dejar en clases los materiales le preguntaría que pasa.

Cuando iban de regreso al lado del azabache pasó la presencia de una mujer de lindos cabellos castaños, Shinichiro por un momento paro su andar y giró momentáneamente su rostro para ver la silueta que se desvanecía de la joven por el pasillo. En su mente divago el rostro que podría tener esa muchacha que captó su atención, pero ya tenía seguro algo, ella estudiaba en su misma preparatoria.

Ya de nuevo en su clase todos se prepararon para la exposición que se haría, nuevamente vio a Natsu actuar raro, como si oculta algo y que ese motivo le tenía preocupado.

─¿Y como crees que te fue?─ le preguntó un amigo, quien era perteneciente a su banda de motociclistas. Al igual que él vestía de negro, no olvidaban que se encontraban en la escuela aún pero algo que los haga destacar de los demás les sentaba bien.

─Creo que bien, esta vez si estudie. ¿Y tu Zhin?─ trato de indagar más a su amigo de lucha, este por su parte negó con la cabeza, y así fue cuando comprendió la situación. También sentía incertidumbre por su calificación final.─ Tranquilo, si estudiaste y sabías lo que hacías obtendrás buena nota.

El pelirubio miro a Shinichiro con los ojos aguados, después de todo solo él creía en que podría pasar y graduarse de la preparatoria, así que con una sonrisa borro todo rastro de pena y decidió darle brillo a su vida.

La exposición no duró demasiado, el profesor de la hora felicitó a los alumnos que participaron en la labor, así fue como el segundo examen empezaría, con todo lo que tenía estudiado y por saberes de la vida Sano pudo responder a todas las preguntas, obviamente algunas no sabía bien pero respondió según lo que entendía del tema.

La hora de la comida fue normal pero la inquietud de la actitud de su compañero de clase no lo dejaba tranquilo, sea como sea descubriría que situación pasaba por la cabeza de Natsu, no por algo luchaba en contra de la depresión escolar que existía en el país.

La hora de la salida a casa paso rápido, así que con prisa fue hasta su casillero y cambios sus zapatos por los de calle y fue directo a la primaria, sus dos pequeños hermanos deberían esperar por él. Se percató de la presencia de alguien más atrás suyo así que preferio caminar más lento para ver a la persona que le seguía, si bien su fuerte no era la lucha cuerpo a cuerpo tenía buenos reflejos. Acomodó mejor su maleta y peinó una vez más su cabello y giró viendo directamente a la persona de atrás.

La sorpresa lleno su rostro por completo al ver a una linda joven de cabellos castaños mirarlo entre confundida y hasta con molestia. Pero algo si tenía claro la chica era muy bonita, algo que en sus estándares era otro nivel.
Por consecuencia sus mejillas se tornaron rosas, las eran las mujeres su punto débil.

─¿Oye estas bien?─ preguntó la castaña, sus voz suave y tenue. Sano salió de su ensueño y se enderezó para ver mejor a la fémina, debía causar su primera buena impresión.

─Si, pero... ¿porqué me sigues?─ con seriedad habló. No debía hacerse ver menos ante nadie. Sus rodillas temblaban.

─¿Tengo que responder?─ mencionó irritada. El contrario asintió.─ Al parecer vamos al mismo lugar.

El azabache decidió no preguntar más e ir rápido donde Manjiro, luego haría de averiguar sobre la chica de lindos ojos color miel.

Siguieron su andar lejos el uno del otro, cuando llegaron a la primaria los dos se pararon a cada esquina de la puerta de salida, los niños salían acompañados por sus padres. Desde la lejanía venía dos niños rubios agarrados de las manos el niño con una mirada en paz total y la niña con los ojos algo acuosos por alguna razón desconocida. Shinichiro se preocupó por su hermanita, así que puso una mejor cara y trató de dejar de lado todo mal momento que haya pasado la menor.

─¿Y bien?─ le preguntó al niño, este suspiró y señaló a unos niños con golpes en el rostro, a la corta edad de siete años el pequeño Manjiro poseía una fuerza brutal.─ Ya entiendo, sabes lo que he dicho de las peleas pero si lo hiciste por ella, no te regañare.─miro a la más baja.─ Emma, ¿no quieres helado de fresa?─ sonrió sin mostrar sus dientes, la rubia miró con ojitos brillantes a su hermano y asintió tratando de sonreír también. El mayor río y se agachó hasta la altura de los más chicos, tocó con sus dedos anular y medio las frentes pequeñas y volvió a pararse.

Todo eso fue visto por la joven de cabellos claros, algo en ella se movió por ver como el varón trataba a los dos niños, oculto una sonrisa y volvió a ver al interior del establecimiento educativo. Cuando vio a su objetivo volvió a la seriedad, su hermano menor venía con la cara de molestia y un golpe en la mejilla que luego curaria en casa con los remedios del botiquín.

Suspiro y miró al más bajo, este no miraba a la mayor.─ Kei, no lo mencionaré de nuevo, espero que eso haya sido por algo justificable y no por que si.─ acerco su mano hasta la parte lástima y le dio un suave apretón, el pelinegro se quejó, unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos. Ahí fue cuando entendió.─ Esta bien, hablaremos en casa. Vamos.

Giró en dirección que los llevaría a su hogar, extendió su mano al niño. Él ojicafe obedeció y agarró de la mano a su hermana, al menos tenía su apoyo desde siempre.

Los dos jóvenes partieron por dos caminos diferentes, aunque pronto se unirían.

─¿Entonces se unen más miembros?─ en un garaje abandonado se había reunido la pandilla "Black Dragons" a discutir sobre temas que afecte a sus miembros fundadores.

─Eso fue lo que me dijeron, dijeron que querían ver a Shinichiro. Ya sabes cómo son, si no lo ven no lo creen.─ con una lata de gaseosa respondio un pelinegro de cabello largo suelto.

El líder de la pandilla, Shinichiro analizaba lo que decían sus compañeros, desde que ganó fama en el mundo de las pandillas y hasta criminal muchos se han unido a sus filas.

─Yo no les como el cuento, esos quieren algo. No deberías ir.─ comentó el más alto de todos, el cual imponía presencia. Sus dos amigos voltearon a verlo con seriedad.

Siempre existía el peligro de que alguna banda de matones atente contra la vida del líder, así que para evitar ello no aceptan a cualquiera que vea a Sano.

─Ya basta. Ellos quieren verme a mi, desde que creamos los "Black Dragons" todos coincidimos en iniciar una nueva era para los delincuentes, no juzgaremos ni haremos menos a nadie.─ por fin habló el ojinegro, la situación en ocasiones podía poner nerviosos a todos. Y agradecía la preocupación de sus compañeros pero como líder y fundador de la pandilla debía asumir su cargo con honor, así que se haría responsable de todo lo que llegue a ser de integrar más miembros a la banda.

─Shinichiro ellos traman algo contra ti, además los que piden tu presencia son una banda de motociclistas del otro lado de la ciudad, no sabemos nada de ellos.─ con una lata de café dijo Wakasa, él más que nadie desconfiaba de dejar ir a Shin a ver a esos tipos.

─Se lo que implica que vaya solo a un encuentro con unos desconocidos, pero es mi responsabilidad. Porfavor confíen en mi.─ dejo de lado su silla y se levantó preparándose para ir al encuentro.

Los demás acataron la orden del jefe, y le desearon la mayor de las suertes.

Con su uniforme representativo de su pandilla y su peinado típico, se dirigió al lote baldío que le pidieron donde se encontraran, era como las seis de la tarde aún, el cielo pintaba de lindos rosas y anaranjados. La ligera brisa movía sus cabellos negros y un poco de incertidumbre lo rodeaba.

Al llegar al lote se vio lo solitario que era la zona, espero sentado sobre el neumático viejo de un auto.

Los minutos pasaban y nada aún, hasta que el ruido de unas motos lo alerto, con firmeza se levantó de su asiento y vio a los pandilleros, estos vestían de rojo oscuro con el símbolo de una tiburón en la parte de al frente y el nombre de su banda "Red Sharks". A los menos eran unos cinco tipos altos y musculosos, en comparación a Sano mucho más altos.

─Así que tu eres el famoso Shinichiro Sano, esperaba ver a un tipo alto y fuerte. Aunque no era de sorprender cuando su banda es como él.─ habló un tipo el que parecía ser su líder, este tenía un tatuaje en la frente y una cicatriz en la parte inferior de la barbilla.

─Ustedes pidieron mi presencia para una afiliación entre bandas, así que porque no conversamos.─ como siempre su calma y forma de tratar ha sido respetuosa.

Las risas de los cinco sujetos resonó en el espacio abandonado, Shinichiro presintio una mala vibra. Así que se puso alerta.

─Si que eres idiota, y controlas a un montón de pandilleros. Te citamos aquí para acabar la mala raíz que nos está afectando.─ él más alto capto su atención de inmediato, en sus manos tenía una manopla. El azabache empezó a entender, sus amigos tenían razón.

─Líder de los Black Dragon, y líder de varias pandillas de la zona. Yo Katsuki acabaré contigo y me quedaré con todo.─ y así de la nada se lanzó al moreno, esté esquivo el primer puñetazo que le lanzaron. Se subió a un montón de bloques de concreto y miro a los hombres con enojo.

─No sé que planean, pero esto solo afectará a los suyos.─ dobló las mangas de su chaqueta y puso ojos fieros. Esos idiotas le sacaban de sus casillas.

─¡Jajaja, Sano déjate del buen pastor, tú no mereces ese privilegio ni se respetado por nadie!─ gritó a toda voz Katsuki. Su enojo parecía salir de su ser, su cara se ponía más roja de la ira.

Así fue como la pelea dispareja, el pobre líder de los Dragones Negros esquivaba los golpes con suerte, poco a poco era arrinconado. Y para su suerte era muy malo en la pelea y más cuando la pelea cuerpo a cuerpo. Uno de los más altos lanzó un golpe que lo mandó al suelo, otros dos atacaron dándole con sus puños en el estómago.

─¡¡Conoceras el poder de los tiburones rojos!─ un pelirrojo de grandes brazos sonó sus dedos y arremetió contra el más bajo. Su fuerza era brutal que dejó sin aire al muchacho.

Así fue por varios minutos, la tarde iba pasando a la noche que pronto haría su aparición y el pobre Shinichiro moriría de la golpiza que le daban esos tipos que buscaban solo poder.

─¿Aún no mueres?─ sus manos estaban ensangrentadas de todos los puñetazos que le daban al cuerpo del chico.

─No... dejare... que... hagas... eso...─ la mandíbula le dolía por todo el esfuerzo que realizaba. Sangre bajaba por su rostro varonil, apenas y podía mantenerse de pie sin quejarse.

─Sano Shinichiro, eres un maldito. Una maldita cucaracha que pisare.─ rió y golpeó nuevamente el rostro del contrario.

Una persona que pasaba por el lugar notó como alguien estaba siendo golpeada por tipos de mala muerte, con todo el valor que dios y la vida le dio se acercó.

─¿No creen que es suficiente?─ dijo la nueva persona, los tipos giraron y vieron a la mujer que les hacía frente.

La luz de la calle se prendió, la noche había llegado. Y un frío no tan fuerte azotaba.

─¿Qué dices? Preciosa mejor sigue tu camino, no quiero romper tu bella nariz.─ exclamó con sorna el peligris. La mujer rió con ironía, desde lejos se pudo apreciar su enojo.

─Hay dos cosas que odio en este mundo. Primero, no me gusta ver como personas como de su calaña hacen daño a inocentes, y segundo...─ alzó la mirada la cuál se oscureció, y una sonrisa para nada linda surcando sus labios.─ nadie, absolutamente nadie tiene permitido y menos alguien como tu decirme "preciosa".

Un golpe en seco se oyó.

Un hombre alto cayó al suelo noqueado por la patada que dio la joven.

─¡Jefe!─ gritaron al unísonido los otros que acompañaban al líder.

─¿Y dices ser fuerte? Solo te di un golpe, no era para tanto bastardo.─ recogió su cabello en una coleta y sonrío con burla.─ Vengan. Y bailemos.

Soltó una sutil risa acompañada de los gruñidos de los otros sujetos.

Los cuatro hombres restantes en pie fueron hasta la chica que solo repartía golpes y patadas. Su fuerza era superior al de los demás, su agilidad se comparaba como la de una gacela. En menos de unos 10 minutos todos estaban en el piso sin conciencia.

─Debiluchos.─ limpió el sudor de su frente, se percató de la presencia del azabache. Una mueca se asomó en su rostro al notar el estado del muchacho.─ Tú de nuevo.

Se acercó hasta el herido y se arrodilló a verificar el estado de Sano. Con sus manos acuno las mejillas heridas y raspadas, vio con pena el como quedaría luego de curar las heridas. Limpió con sus dedos la sangre que salía de sus labios. No le importa siquiera marcharse con la sangre del individuo.

─No... debiste arriesgarte...─ movio ligeramente su cabeza para mantener el calor que le ofrecía las manos de la joven.

Ella bufó y apretó ligeramente las mejillas raspadas, él gruño del dolor que sintió. Abrió los ojos poco a poco y vio a la misma chica que veía en su preparatoria y a la salida de los niños de primaria.

─¿Y ver cómo te mataban a golpes? Dejate de tonterías.─ quitó las manos del rostro del varón y ayudo a pararlo. Frunció el ceño al ver como su cuerpo fue abolido de golpes.─ Te curare. Vamos.

─Gracias... ─ no sabia como llamar a su salvadora, así que espero a que responda su duda. La chica sonrió viendo en dirección al cielo haciendo que sus ojos capten la luminosidad de las estrellas.

─Kira. Y recuérdalo bien.─ rió por imaginar el día de mañana. Sería un largo día.

Un día de situaciones interesantes.




N/a

¡Y así empezamos!

De verdad necesitaba una historia de Shinichiro pero no había la verdad, así que me puse manos a la obra y la hice yo. Espero que el capítulo sea de su agrado y les guste como empieza.

Edit: El capítulo tuvo cambios así mismo como los siguientes, perdón si se eliminaron algunos comentarios.

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Elia•~•

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