𝐑 𝐮 𝐛 𝐚 𝐭 𝐨 𝐬 𝐢 𝐬
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Rubatosis|La conciencia de sentir nuestro propio latido del corazón.
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Día viernes: Escuela / Universidad.
Club: El club de costura esta en una crisis ¡Todas las chicas se han enfermado! Mitsuya le pide a su amigo Chifuyu que busque a una modelo con una pequeña cintura.
Numero de palabras: 5550.
Mención de parejas secundarias: Baji, Kazutora y Chifuyu; leve mención de Mitsuya y Hakkai.
Advertencias: Insultos.
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Takemichi no sabía que hacía ahí.
Literalmente fue arrastrado por Chifuyu hasta el club de costura sin decir razones, lo único que dijo fue:
"Es una emergencia"
—¿Un chico? —cuestionó un peli-lila mirando confundido al oji-verde. —Chifuyu ¿Por qué lo trajiste?
Buena pregunta hombre que parecía no haber dormido en días.
¿Ese chico estaba bien?
—Nunca dijiste que querías una mujer —se encogió de hombros.
—Estoy en medio de una de las crisis más grandes de mi vida ¿Y te burlas de mí? —se sobó su frente con una mueca. El dolor de cabeza por la falta de sueño y el estrés lo estaba matando.
—¡Él funcionará! ¡Créeme! —aseguró el rubio.
¿Debía de hablar?
—¿¡Un hombre!?
—¡Sí!
Mejor se quedaría callado.
—¡Es imposible Chifuyu! ¡Deja de jugar y busc-
—¡Mira!
En contra de su voluntad su mejor amigo jaló su camisa escolar hacia arriba para mostrar su vientre.
No tuvo tiempo de quejarse.
—De acuerdo, entren —se hizo a un lado para dejar entrar a los dos rubios. Uno jalando al otro. —Escucha emm...
—Takemichi Hanagaki —murmuró.
—Mi nombre es Mitsuya Takashi —sonrió. —Soy el líder del club de costura y resumiendo la situación: Estamos en crisis.
—¿Crisis?
—Sí, veras —comenzó a explicar. —Cada año hay un concurso de moda entre instituciones. Este año nuestra escuela fue elegida para participar y es un honor, pero a todas mis chicas les dio un resfriado.
—Y las modelos también se contagiaron —continuó el de ojos verdes.
—Si participamos en el concurso y todo va bien nos puede ayudar a entrar a una buena universidad o encontrar trabajo en el futuro —el oji-azul se sorprendió. Aquel concurso sí que era beneficioso. —Es importante para mis chicas y ellas se esforzaron tanto que no descansaron y por eso enfermaron.
¿Y él que tenía que ver en todo eso?
—Mitsuya necesita que seas su modelo —su mejor amigo pareció leerle la mente.
—¿¡Qué!? ¿¡Yo!? —se señaló incrédulo.
—Las prendas son estrechas —le mostró una falda.
Wow.
No sabía nada de moda, tampoco le interesaba saber. Su gusto para vestir era: Cómodo y simple.
Pero hasta él que no entendía nada de moda sabía que aquella prenda era atractiva a la vista. Una falda con tres telas de diferentes tonos de mezclilla.
Mitsuya y las chicas tenían talento sin duda.
—Y tu mi buen amigo —el oji-verde dejó una de sus manos en su hombro en forma de apoyo. —No te ofendas, pero tienes la cintura más pequeña que he visto.
¿Ofenderse? ¿Tenía que hacerlo?
—El concurso está dividido en etapas y la primera etapa es hoy —explicó rápidamente el oji-lavanda. —Me queda poco más de una hora para tomar la foto de un modelo usando la primera prenda y no tengo tiempo de modificar la cintura para que le quede a otra persona.
—Yo... —estada indeciso. Que le tomaran una foto a su cuerpo para ser mandada a un concurso no era su estilo.
—Te daré lo que me pidas —se le notaba desesperado. —Puedo ayudarte a estudiar, pagarte, decirle a un profesor que te dé un punto extra en una materia o invitarte a comer.
—Lo hare, pero... mi única condición es que nadie se enteré de que yo fui el modelo —no podría permitir que los esfuerzos de todas esas chicas fueran en vano.
Además, si nadie sabía que él fue el modelo todo estaría bien ¿No?
—Lo prometo —asintió de acuerdo. —Nadie lo sabrá.
—Yo cuidaré la puerta para que nadie entre mientras te cambias —apoyó el rubio de ojos verdes. —Si alguien intenta entrar lo noqueare. Protegeré tu honor Takemichi.
—Si vas a noquear a alguien se sea lejos del club —advirtió el oji-lavanda mientras preparaba todo para fotografiar al de ojos azules —No te sientas nervioso Takemichi.
—¿S-Seguro que esto está bien? —comenzó a quitarse su pantalón escolar aprovechando que las miradas contrarias no lo observaban.
—Totalmente —el mayor le restó importancia. —Todas las fotos siempre son editadas, nadie sabrá que el modelo es un hombre.
—Y si se dan cuenta diremos que es el siglo veintiuno —habló el rubio desde el otro lado de la puerta. —No eres el primer hombre en ponerse una falda ni el ultimo —Mitsuya sonrió.
—También podremos decir eso.
—Ya estoy listo... supongo.
La falda le había quedado.
¿Debe de sentirse mal o...?
—¡Sin duda eres mi salvación! —los ojos tan cansados se abrieron con sorpresa al verlo. —Tienes un gran cuerpo Takemichi.
—G-Gracias.
Que vergüenza.
—Haremos esto rápido para que no te sientas tan nervioso —se apresuró a ir por la cámara. —Solo párate frente al fondo blanco y quédate quieto.
Hizo caso.
Varios flashes lo cegaron por unos momentos.
—Listo.
¿Qué? ¿Tan rápido?
No había sido tan malo...
¡Seguía vivo!
—¿Qué sucede con las demás? —señaló las prendas regadas en las mesas.
—Pasaré las noches modificándolas para que sean usadas por otras modelos —suspiró. —También tengo que encontrar modelos...
—No fue tan malo —habló el oji-azul mientras se miraba a si mismo. —No me importaría seguir ayudándote mientras nadie se entere.
—¿¡De verdad!?
—Puedo soportarlo —se encogió de hombros.
—No sé cómo pagártelo Takemichi —sus hombros se relajaron completamente al tener su principal problema resuelto. —Gracias a ti lograre dormir de nuevo ¿De verdad no quieres nada? ¿Dinero? ¿Comida? ¿Un favor?
—Con ayudarte es suficiente Mitsuya-kun —sonrió.
—Estoy viendo que brillas... —era demasiado bueno para ser un humano. —Creo que tengo demasiado sueño.
—Es normal, yo también lo he visto —habló la persona al otro lado de la puerta. —Tus ojos se acostumbrarán a la luz.
El rubio de ojos azules soltó risillas.
Aquello tal vez seria divertido.
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Habían pasado muchos días, todo había sido interesante y divertido. Vestir diferentes prendas fue vergonzoso, pero se acostumbró con el paso de los días a usarlas.
Se sentía feliz por haber sido de ayuda para el club de costura. Se alegraba de convivir con el oji-lavanda tranquilo y con horas de sueño cumplidas, ambos se habían hecho buenos amigos.
Según noticias de Mitsuya al club le estaba yendo muy bien en el concurso de moda.
—Y con esta terminamos —comunicó al tomarle la última foto al oji-azul.
—De acuerdo —estiró sus brazos un poco acalambrados por las poses.
—Tengo algo para ti Takemichi —se dirigió a un cajón para sacar un pequeño joyero.
—¿Qué es? —se acercó curioso.
—Vi como mirabas los accesorios que hicieron las chicas —sonrió. —¿Te gustaron no?
—Son geniales —admitió.
Las chicas del club también hacían accesorios de bisutería; aretes, collares, brazaletes, anillos y más. Era genial lo que podían hacer con los pocos materiales que lograban obtener.
—Como agradecimiento por toda tu ayuda te diseñe este anillo —se lo mostró. —Aún estoy aprendiendo así que no se compara a los que hacen mis chicas.
—¡Es increíble! —lo aceptó y se lo colocó. —Muchas gracias Mitsuya-kun.
—Gracias a ti Takemichi —revisó el anillo y notó algo. —Quedo un poco grande... Puedo modificarlo en casa y te lo entregaré mañana. Si no lo hago se te podría caer.
—Mitsuya —canturreó el oji-verde al otro lado de la puerta. —Te buscan.
—Estoy ocupado, tengo que mandar a editar las fotos de Takemichi —le restó importancia mientras preparaba todo.
—Es Hakkai.
—Iré enseguida —ambos rubios rieron por el cambio de decisión. —No tardaré —avisó mientras salía.
—Te queda bien —alagó al ver la prenda que vestía su amigo. Otra falda. —¿Cómo se siente?
—Fresco —se encogió de hombros. —Ahora entiendo porque las chicas lo usan en verano... ¡Oh! ¡Prepare otro postre! —recordó mientras corría a su mochila.
—¿Qué hiciste esta vez para el gran Mikey? —sonrió. Ser el sujeto de prueba para probar todos los experimentos culinarios de su amigo no era malo.
—Taiyakis —mostró una bolsa de papel y de ella sacó la mitad del postre mencionado.
—Al fin le preparaste su favorito —aceptó aquella mitad y miró su contenido. —¿De que relleno es?
—No quería prepararle a Mikey-kun un taiyaki con un sabor que puede comprar en otro lugar —explicó avergonzado. —Y fue complicado preparar el chocolate, el relleno es de chocolate con malvavisco derretido.
—Ya veo —murmuró antes de oler el postre. —Tiene buen olor —lo probó.
Mastico, tragó y gritó.
—¡Esta delicioso Takemichi!
—¿De verdad? ¿No esta demasiado dulce? ¿El malvavisco no es difícil de masticar? ¿El chocolate tiene buen sabor? ¿Es una buena combinación?
—Confía en mi compañero, es lo más delicioso que has preparado hasta ahora —se sinceró mientras daba otro bocado. —De verdad que has mejorado en la cocina.
—El club de cocina es muy interesante —habló con entusiasmo. —Y cocinar es divertido.
—¿Se lo entregarás ahora no? Deberías apresurarte.
—¿A-Ahora? Seguramente Mikey-kun ya se ha ido —rápidamente buscó excusas.
—Sabes que no es verdad —sonrió. —A Mikey le tocó hacer la limpieza de su clase ¿No? Seguramente aun esta limpiando.
—Pero-
—A Mikey no le gustan los taiyakis fríos —advirtió mientras se terminaba el postre con una sonrisa. Su amigo se quedó callado mientras se perdía en sus pensamientos, al ver aquello suspiró. —Te gusta y le has dejado postres de manera anónima en su casillero desde hace un mes, deja de quemarte tanto la cabeza y ve a dejarle el taiyaki.
—Pero tengo la falda de Mitsuya —recordó aquel detalle. No podía quitarse aquella prenda sin ayuda del peli-lila por lo ajustada que era.
—Oh... —también había olvidado aquello. Comenzó a pasear su vista por todos los rincones del aula para encontrar alguna solución. —¡Te pondrás esto! —corrió hasta una peluca rubia que su amigo había usado en algunas fotos. —Y si alguien te ve pensará que eres una chica.
—¿Funcionara? —aun con la peluca se sentía inseguro.
—Las chicas cuando enfermaron dejaron algunas mascarillas —buscó por los cajones para buscar una mascarilla y se la entregó. —Y puedo prestarte mi sudadera —colocó dicha prenda en la cintura de su amigo y atravesó las mangas para que no se cayera y cubriera la parte trasera del oji-azul.
—Me siento mejor —se miró al espejo que tenia aquella aula. —De verdad parezco una chica —se sorprendió.
—Nadie sospechara que eres tú —lo alentó. —Sera mejor que te apresures a llevar el taiyaki, Mikey seguramente terminara pronto de limpiar.
—De acuerdo —después de comprobar que todo estuviera en orden gracias a su reflejo tomó la bolsa de papel y se dirigió a la puerta.
—¡Ten coraje Takemichi! —gritó para ser escuchado.
Caminó por los pasillos y no tardó en ponerse nervioso al toparse con algunos alumnos en el camino.
Quería regresarse.
Para su sorpresa solo lo ignoraron y siguieron caminando.
¿De verdad parecía una chica?
Sintiéndose mas seguro al comprobar que su disfraz funcionaba comenzó a caminar más tranquilo. Cuando llegó a la zona de casilleros (Donde todos los estudiantes se cambiaban de zapatos al inicio y final de clases) se dirigió a un casillero que no le pertenecía.
Los nervios se multiplicaron por mil cuando llegó el momento de dejar el postre en el casillero del rubio. Miró hacia todos los lados existentes mas de tres veces y usó su oído para verificar que nadie se acercará.
No hay moros en la costa.
Abrió el casillero y acomodó con cuidado los zapatos y el postre envuelto.
—¿Qué haces?
¡Mierda!
—¿Quién eres? —aquella persona se acercó más.
Reconocía aquella voz.
¡Era Mikey!
A correr se ha dicho.
—¡Espera!
No gracias, otro día tal vez.
Hoy no.
—¡Quería agradecerte! —corrió detrás del de largos cabellos rubios. —¡Oye! ¡¿Puedes decirme al menos tu nombre!? —no recibió respuesta. —¡Solo quiero hablar!
El de ojos azules corrió y corrió con solo el objetivo de perderlo de vista.
¿¡Qué hacía ahora!? ¡Ni siquiera sabía como podía correr tan rápido!
¿Tal vez su cuerpo sentía el peligro y por eso estaba cooperando con él?
¡Rápido! ¡Un lugar! ¿¡A donde podía ir!?
Miró hacia todos los lados. Sus ojos recorrían cada lugar y su mente comenzó a recordar que lugares podría salvarlo, giró la esquina y en ese breve momento pudo ver como el oji-negro se detenía para recoger algo.
Casi al instante sus ojos se conectaron con un lugar alto.
Un árbol.
No quedaba de otra.
Subió con el poder de la adrenalina y miedo en su cuerpo. Cuando llegó a una rama que podría soportar su peso se detuvo y paró todo movimiento.
Su vista se dirigió abajo y notó al rubio correr y pasar de largo al árbol en donde se encontraba. Suspiró y se quitó la mascarilla para respirar con mas facilidad.
Pasaron varios minutos y el causante de sus rápidos latidos no volvió. Convencido de que ya no volvería y con la urgencia de regresar al club de costura decidió bajar... lo intentó.
¡Demasiado alto! ¿¡Cómo pudo escalar tanto!?
Suspirando sacó su teléfono y marcó el número de su amigo oji-verde. Explicó su situación y en donde se encontraba.
Cuando alejó el teléfono de su oreja notó que algo le faltaba ¡Su anillo! ¡No lo llevó puesto ni una hora y ya se había perdido!
Quería llorar.
—¿Takemichi? —escuchó aquella voz. —¿Dónde estás?
—¡Arriba! ¡En el árbol Chifuyu! —gritó su posición.
—¿Cómo demonios llegaste ahí arriba? —se burló al verlo.
—¿Evolución?
—Baja de ahí ya idiota, tienes mucho que contarme —estaba ansioso de escuchar aquella anécdota digna de un manga.
—Esta muy alto —se quejó.
—Son dos metros.
—Desde arriba se ven como si fueran cinco —se defendió.
—De acuerdo —dejó que usara su hombro de apoyo para bajar fácilmente de aquel árbol. —Así que Mikey te vio ¿No?
—Sí —sus mejillas se colorearon. El miedo se había ido y ahora le quedaba solo la vergüenza.
—¿Qué te dijo? —cuestionó ansioso.
—Que quería agradecerme y saber mi nombre —paseó su vista por el suelo en busca de su anillo.
—¿De verdad? ¡Eso es buena señal!
—Pero hay un problema.
—¿Cuál?
—Mikey ahora piensa que soy una mujer.
Oh...
Había olvidado aquel detalle.
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Manjiro miró el anillo entre sus dedos con sumo cuidado.
—¿De verdad no conoces a alguien que use este anillo Ken-chin?
—Por decima vez en el día: No Mikey, no conozco a nadie con ese anillo —respondió con cansancio.
El contrarió hizo un puchero. Frustrado por no haber logrado hablar con aquella chica que había preparado de los postres más deliciosos que había probado en toda su vida.
Aunque aquello solo provocó que le gustará más.
Era el invencible Mikey, nunca alguien había escapado de él.
Pero esa chica lo logró, ahora tenía el doble de ganas por conocerla.
—¿Qué le pasa a Mikey? —cuestionó otro de largos cabellos azabaches.
—Sí, se ve raro —concordó el de mechas amarillas. —¿Le quitaste sus dulces de nuevo?
—No, ayer miró a la chica que le deja los postres —explicó.
—¿Y porque tiene esa cara de idiota?
—Siempre la ha tenido —se burló el de ojos amarillos. —¿Acaso la chica no era linda?
—No pude verle la cara —murmuró el rubio. —Pero no vuelvas a insinuar algo así o te pateare Kazutora —amenazó.
—De acuerdo, de acuerdo —levantó sus manos en señal de derrota. —Que rápido quedaste flechado Mikey.
—¡Ayer preparó el mejor taiyaki que he probado en toda mi vida! —gritó con gran emoción y brillos en sus ojos. —¡Era de chocolate con malvavisco! ¡Era perfecto!
—¿Y porque estas tan frustrado? —cuestiono el de larga cabellera negra.
—Huyo de mi cuando intente hablar con ella —de nuevo el puchero apareció en su rostro. —Se le cayó su anillo y cuando me detuve para recogerlo ella escapó —les mostró aquel accesorio. —¿Conocen a alguien que use este anillo?
—No —ambos negaron.
—Pero espera, el taiyaki ¿Estaba caliente o frio? —cuestiono el de ojos y mechas amarillas.
—Caliente.
—Eso significa que lo hizo en la escuela ¿No? —dedujo. —No creo que hubiera seguido caliente si lo hizo en su casa y te lo entregó a la salida.
—¿A qué quieres llegar?
—La única cocina dentro de la escuela está en el club de cocina idiota —rodó los ojos. —Seguramente forma parte del club.
Los presentes miraron sorprendidos al de ojos amarillos.
—¿Qué?
—¡Al fin la inteligencia de tu novio se te ha pegado un poco! —el rubio se levantó. —¡Vamos Ken-chin! —el nombrado solo suspiró.
—¿Qué planeas hacer Mikey?
—¡Usaré el anillo para encontrarla! —explicó su plan. —A la chica que le quede será porque es ella ¡Y le pediré que me dé su número! ¡Después saldremos y nos casar-
—¡Ni siquiera sabes su nombre Mikey! —se quejó el de trenza. —¡No apresures tanto las cosas! ¡Ten paciencia maldita sea!
—¿Usar el anillo y a quien le quede será la chica? —repitió el de largos cabellos azabaches. —¿Esa historia no nos la había contado Chifuyu antes?
—¿Blanca nieves?
—¿No era la bella durmiente?
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—No puedo creer que en verdad estes haciendo esto —el de trenza cubrió su rostro con su mano.
—Siguiente —colocó el anillo en el dedo de otra chica. Quedó grande. —Siguiente.
—Esto no va a funcionar Mikey —advirtió el de tatuaje.
—¿Y cuál es tu idea? —se frustró al ver que en efecto. No estaba funcionando, a ninguna mujer le quedaba el anillo.
—Tal vez si-
—¿Qué hacen?
—Oh Chifuyu —lo saludó el de trenza. —Mikey está intentando buscar a la chica que le ha estado preparando postres ¿La recuerdas?
—Baji y Kazutora me han hablado de eso... —murmuró. —¿Y cómo planea encontrarla? —cuestionó con curiosidad.
—Se le cayó su anillo —respondió el de larga cabellera rubia. —Así que a la chica que le quede será ella.
—¿Y porque lo hacen con las chicas del club de cocina?
—A Kazutora se le pegó un poco de tu inteligencia y dedujo que la chica debía de pertenecer al club —habló el de tatuaje.
—¿Kazutora? No lo he notado —respondió en una sonrisa. —Iré a hablar con los chicos —se despidió.
Tenía que contarle a su amigo sobre lo que estaba haciendo Mikey.
—Espera Chifuyu —lo llamó el de ojos negros. Su ceño estaba fruncido.
Mala señal.
—¿Qué necesitas Mikey?
—Olvide preguntarte si conocías este anillo —se lo mostró.
Oh, era eso.
—No, nunca lo he visto —mintió.
—¿Tu sudadera es nueva? Nunca te vi llevarla.
El oji-verde se dio la vuelta y comenzó a caminar.
—Lo es.
—¿A qué quieres llegar Mikey? —el más alto no entendía el comportamiento de ambos.
—Ayer... ella tenía atada una sudadera igual a la de Chifuyu —recordó. Sus sospechas se confirmaron al ver al nombrado correr. —¡Chifuyu! ¡Dime quien es!
—¡Yo no sé nada! ¡Es una coincidencia!
—¡Si lo fuera no estarías huyendo! —ambos corrían esquivando a los estudiantes en los pasillos. —¡Dime su nombre!
—¡No! ¡Prometí no hacerlo!
—¡Chifuyu!
El oji-verde por suerte tenía una buena condición física. Era el mejor corredor de todo primer año, pero el mejor corredor del tercer año era el de ojos negros.
No tardaría mucho tiempo en alcanzarlo si no hacia algo.
—¡Chifuyu! Justo te estábamos buscando —escuchó una voz metros al frente que conocía perfectamente. —¿Cómo se llamaba la histori- ¿Por qué corres?
Dios como amaba a esos chicos.
—¡Baji! ¡Kazutora! —se detuvo por un segundo para hablar con sus parejas. —Necesito escapar de Mikey, les contaré todo después pero ahora solo deténganlo —comenzó a correr de nuevo. —¡Gracias, los quiero!
—¡Chifuyu! ¡Te juro qu-
—Oh hola Mikey que casualidad —jalaron el brazo del oji-azabache para detenerlo.
—¿Corriendo por los pasillos? Eso está mal —el de mechas amarillas lo detuvo del otro brazo.
—Ustedes —los miró con rencor. —Suéltenme o-
—¡Manjiro Sano! ¿¡Qué hacía corriendo por los pasillos!? —un profesor que lo había visto se acercó completamente enojado. —¡Ira a detención! Sígame y ustedes —miró a ambos azabaches. —Es raro que se comporten... —los miró con sospecha. —Pero gracias por detener a su compañero.
—¿Ves? Ahora iras a detención Mikey —el azabache de larga cabellera negó decepcionado. —En los pasillos no se corre.
—Muy mal Mikey, muy mal.
Los mataría.
Sin duda alguna lo haría.
—¿Por qué se queda ahí parado? Sígame.
Pero primero iría a detención o su hermano mayor lo castigaría.
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Balanceaba sus pies en la sala de espera con un gran puchero en su rostro. El director estaba ocupado hablando con alguien y él debía de esperar.
Hasta para ser castigado tenía que esperar.
—¿Mikey?
—¡Mitsuya! —se alegró de ver a uno de sus amigos. Estaba muy aburrido. —¿Qué haces aquí? ¿Te castigaron?
—Yo no soy tú —se burló. —Vine a hablar con el director sobre el concurso de moda.
—¿Cómo te fue?
—Muy bien —sonrió. —Las chicas están muy felices y su fiebre bajó. Quedamos en primer lugar.
—¡Eso es genial! ¡Felicidades! —felicitó al de cabello lila.
—Gracias ¿Y tú? ¿Por qué te castigaron esta vez? —se sentó al lado del rubio.
—Por correr en los pasillos —se quejó. —Estaba persiguiendo a Chifuyu y esos idiotas de Baji y Kazutora me detuvieron, por su culpa un profesor logró alcanzarme.
—Si se trata de Chifuyu era obvio que lo harían —soltó unas risillas. —¿Y porque lo perseguías?
—Él sabe quién es la chica que me ha dejado postres —el oji-lavanda se sorprendió. —Y no me quiere decir.
—Oh... tal vez la chica aún no se siente lista para que sepas su identidad —dedujo.
—Tu convives con muchas chicas a diario ¿Sabes de alguna que lleve este anillo? —se lo mostró. —A ella se le cayó ayer mientras huía de mí.
Ese anillo era de...
Oh.
¿Qué diablos había hecho Takemichi mientras vestía uno de sus diseños?
—¿Cómo sabes que es una chica?
—La vi ayer —respondió. —Tenía una falda, largo cabello rubio y una mascarilla así que no pude ver su cara. También tenía atada la sudadera de Chifuyu —aquello ultimo lo dijo con recelo.
Se había tardado veinte minutos hablando con aquel alto de cabellos y ojos azules
¿Y fue suficiente para que aquellos dos rubios se metieran en tal lio?
—Dame el anillo —intentó tomarlo, pero no se le fue permitido.
—¿Qué harás con él? —lo miró con desconfianza.
—Iré a preguntarle a mis chicas si alguien reconoce el anillo —suspiró mientras rodaba los ojos. —No me lo robaré.
—Pero... ¿Y si lo pierdes? ¿O lo rompes?
Lo miro indignado.
Él había hecho ese anillo ¿Cómo podría romperlo?
—¿Quieres encontrar a la chica? —el contrario asintió. —Bien, dame el anillo y lo llevaré al club para preguntarle a las chicas.
—¿Por cuánto tiempo?
Dios dale paciencia porque si le das fuerza...
—Treinta minutos.
—... Veinte.
—Veinticinco.
—Veintidós con treinta segundos.
—Veinticuatro con cincuenta y nueve minutos.
—Trato —le entregó el anillo. —Si lo pierdes le diré a Hakkai que no sabias que eran novios hasta un mes después.
—Sano puedes pasar a hablar con el director —le avisó la secretaria.
—Estas advertido —le miró con sus profundos ojos antes de entrar a la oficina.
El peli-lila miró el anillo.
Para haber recibido una amenaza de ese tipo significaba que Mikey iba enserio con esa chica.
O, mejor dicho, Takemichi.
Teniendo en cuenta su poco tiempo comenzó a buscar al rubio de ojos azules. Tenía que hacerle varias preguntas y saber qué respuesta darle al oji-negro.
—Aquí estas Takemichi —lo llamó. —Me alegra encontrarlos a los dos juntos —miró a ambos rubios. —Tengo que hablar con ustedes, vamos al club.
Ambos rubios se miraron con curiosidad, pero aceptaron.
—¿De qué querías hablar? —cuestionó curioso el oji-azul cuando entraron al aula del club de costura.
—No me dieron mucho tiempo así que iré al punto —mostró el anillo. —¿En qué lio te metiste Takemichi?
—¡Mi anillo! —se sorprendió. —Pero ¿Por qué lo tienes tú? Se supone que lo tenía- —miró a su compañero.
—Yo nunca doy mala información —se defendió.
—Mikey me dio el anillo, invente la excusa de que le preguntaría a las chicas del club si alguien reconocía el anillo —explicó. — Ahora ¿Pueden decirme que fue lo que hicieron ayer en los veinte minutos que no estuve presente?
—O-Oh p-pues —el rubio más bajo comenzó a tartamudear. —E-Es una larga historia.
—Resúmela.
Le encantaría escuchar toda la historia con todo y detalles, pero sería en otra ocasión.
—Resumiendo todo... —el oji-verde suspiró y miró a su compañero. —¿Puedo?
—Puedes.
—Veras, a Takemichi le gusta Mikey desde que entramos a secundaria —comenzó a relatar. —¿Recuerdas que yo le pregunté a Mikey en una reunión cual sería su pareja ideal?
—Respondió que se casaría con alguien que hiciera mucha comida y postres —recordó en voz alta.
—Yo le pase esa información a Takemichi —el nombrado no sabía donde esconder su rostro de la vergüenza. —Él se unió al club de cocina para aprender a cocinar y desde hace un mes lo convencí de dejarle a Mikey postres.
—Realmente le gustan, los presume todo el tiempo —informó al que ocultaba su rostro.
—Ayer Takemichi preparo un Taiyaki y solo tenía una oportunidad para dejarle el postre a Mikey sin que él lo descubriera —hizo una pequeña mueca. —Pero no funcionó y ahora Manjiro piensa-
—Cree que soy una chica —se lamentó.
—¿Y porque te disfrazaste de chica? —cuestionó sin entender aquel punto.
—¡Tú te habías ido! No podía quitarme la falda sin tu ayuda —explicó. —Chifuyu propuso que vestirme de chica me haría pasar desapercibido.
—¿Y cómo escapaste de Mikey?
—Evolución.
—Trepó un árbol —se burló el de orbes verdes. —Tuve que ayudarlo a bajar.
—¿Escalaste un árbol con uno de mis diseños? —se exaltó.
—¡No tiene ni un solo hilo fuera de lugar! —se defendió rápidamente.
—Bien... solo por ser tú lo dejare pasar —el de ojos azules suspiro de alivio. —Pero dime ¿Qué tengo que decirle a Mikey? Estará esperando que le diga algo.
—Oh pues... —no había pensado en aquello.
No quería dejarle el anillo que fue un obsequio de Mitsuya hecho solo para él.
Quería su anillo de regreso.
Pero... no quería que descubriera su identidad.
—¿Si le dices que me devuelva el anillo crees que lo haga?
—No lo creo, Mikey quiere verte —fue sincero. Conocía lo necio que era su amigo.
—¿Y si lo citas en un lugar? —propuso el de ojos verdes. —Si lo haces y te vistes de una manera para que no pueda reconocerte puede funcionar.
—Mikey podría aceptar eso —asintió de acuerdo el oji-lavanda.
—Bien... me parece buen-
—¡Ya pasaron veintidós con cincuenta y nueve minutos! —sin tocar la puerta ni pedir permiso para entrar el oji-negro se adentró al aula del club. —¿Y? ¿Alguien reconoció el anillo?
—¡Toca la puerta!
—Respon- Chifuyu.
—Mikey un gusto volver a verte ¿Qué tal tu día? —se acercó a su mejor amigo el cual estaba totalmente petrificado.
—¡Maldito! —se acercó amenazante al oji-verde.
—¡Oye! ¡Oye! ¡Nada de violencia cerca o dentro de mi club! —se interpuso rápidamente el peli-lila.
—A ti no te conozco —mencionó el oji-negro al encontrarse cara a cara con el escudo humano del oji-verde. —¿Cuál es tu nombre?
—T-Takemichi Hanagaki.
¡Nunca había hablado con Mikey!
—Takemitchy... Me agradas —sonrió. —¡Es verdad! ¡Mitsuya no me cambies de tema!
—¿Yo? Lo haces tu solo.
—¿Qué sucedió con el anillo? —le quitó lo mencionado a su amigo.
—Hable con la chica.
El de ojos negros le daba la espalda a los mejores amigos, los cuales entraron en completos nervios al escucharlo decir aquello. En silencio comenzaron a buscar una libreta y pluma.
—¿¡De verdad!? ¿¡Quién es!?
—No puedo decirte —se negó. —Esa persona no quiere que lo sepas.
—¿Por qué? —hizo un puchero.
—Porque emm... —el oji-azul hizo varias señas. —Se siente mejor si no lo sabes.
—Si ella no me dice yo la buscaré —habló decidido y preparado para salir.
Takemichi entró en pánico.
¡No! ¡No! ¡No!
—Esa persona quiere que le devuelvas su anillo —le advirtió. —Porque es... algo importante.
—¡No quiero!
—Quiere verte y que tú se lo devuelvas.
—Si quiero.
—Dijo que te vería hoy en la... noche —el oji-verde dibujó una luna en una libreta. —A las ocho —vio el numero dibujado. —En el parque cerca de... los departamentos, donde vive Baji.
Había cuidado a sus hermanas pequeñas, podía descifrar los jeroglíficos hechos por Chifuyu.
—¡Ahí estaré! ¡Le diré a Ken-chin! —se despidió y salió corriendo del aula.
—¿Por qué en ese parque? —cuestionaron al mismo tiempo el oji-lavanda y el de orbes azules.
—Porque está cerca de mi casa.
—Sigo sin entender.
—Cuando termines tu encuentro con Mikey ¿Quién te dará apoyo emocional?
Oh, ya había entendido.
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—Vaya... no esperaba que a esto te referías con vernos —se sinceró el oji-negro al ver al contrario llegar.
¿A eso se le podía considerar como "verse"?
La persona frente a él estaba vestida con una gran sudadera y pantalones seguramente de varias tallas grandes. Tenía puesta la capucha y una mascarilla que cubría su rostro a excepción de sus ojos, los cuales tampoco podía ver.
Estaba mirando al suelo, no podía verle para nada.
—¿Por qué no quieres que te vea? —hizo un puchero.
Takemichi se preparó.
—M-Me da vergüenza.
¡Estuvo practicando cinco horas con Chifuyu una voz neutral y que no se pareciera a la suya ni a la de una chica!
Fue duro.
—¡Hablas! —gritó con sorpresa el oji-negro.
Claro que hablaba. Entre tartamudeos a veces, pero hablaba.
—¿Por qué te da vergüenza? —cuestionó curioso. —¿Tienes tres ojos?
—N-No.
—¿Uno?
—No.
—¿Tienes dos narices? ¿Una boca en la frente? —el contrario negó. —¿Entonces?
—Y-Yo —no sabía que responder.
¿Qué le daba vergüenza de él?
—P-Prefiero q-que M-Mikey-kun no sepa quién soy —respondió con dificultad.
Dios, seguramente parecía una gelatina.
Sentía el corazón en la garganta, podía sentir las vibraciones de su fuerte palpitar.
Su cuerpo se sentía caliente, en especial su rostro.
—Oye ¿No tienes calor? —el rubio de largo cabello vestía algo fresco. —Es verano y tú tienes todo eso puesto...
Agregando que era verano, su cuerpo pedía auxilio.
—¿No quieres que sepa quién eres? —recibió una respuesta afirmativa. —Bien... pero descubriré quién eres —dijo decidido.
—S-Supongo que puedes intentarlo —aceptó aquello.
—Pero ¿Seguirás cocinándome postres?
—Si M-Mikey-kun quiere...
—¡Claro que quiero! ¡Son deliciosos! —asintió rápidamente. —¡Eres muy buena en la cocina!
—G-Gracias.
¡A Manjiro le gustaban sus postres!
¡Tantas quemaduras y cortes habían valido la pena!
—M-Mikey-kun no tengo mucho tiempo, es tarde y-
—Entiendo, no es seguro para una chica estar a estas horas de la noche sola ¿No?
De hecho, en realidad era porque pronto comenzaría el programa nocturno que miraba junto a Chifuyu y su madre.
—M-Mi anillo —pidió.
—Adiós a mi única pista —se quejó mientras lo sacaba. —Aunque... mejor hagamos un intercambio.
—¿Quieres un postre?
—Sí, pero en este momento prefiero intercambiar otra cosa —sonrió. —Si me dejas ver tus ojos te daré el anillo.
—¿M-Mis ojos? ¿Por qué?
—¡Si te doy el anillo me quedaré sin pistas y no podré encontrarte! —respondió. —Se que no quieres que vea tu cara, solo pido ver tus ojos ¡Y buscaré a todas las que tengan ese color!
Manjiro seguía pensando que era una chica. Solo buscaría a las mujeres que tuvieran ojos azules.
No hombres.
Estaría seguro ¿No?
—De acuerdo...
—¿¡De verdad!?
—P-Pero solo poco tiempo.
—Me conformo —sonrió con emoción.
—Bien.
Tenía que preparase física y psicológicamente.
Respiró y se acomodó su mascarilla.
Levantó su mirada y sus ojos conectaron rápidamente con los contrarios. Unos ojos negros y cansados apreciaron los grandes ojos azules que se le fueron mostrados por unos segundos.
Takemichi bajó la mirada cuando salió del pequeño trance.
Ambos quedaron en silencio.
El rubio sentía su cuerpo peor que la gelatina. Sus piernas temblaban y las vibraciones de su corazón sacudían su cuerpo.
¡Mikey era mucho más lindo de cerca!
Aun no podía creer que estaba hablando con Manjiro.
—Son azules... —escucho aquel murmullo. —Ya tengo la pista que necesitaba —el contrario jadeo cuando el oji-azabache tomó su mano y en ella colocó el anillo.
¿Qué estaba pasando?
—¡Nos vemos pronto! —sonrió desde su vehículo, lo encendió y arrancó.
. . .
¿Qué paso?
¿De verdad mañana Manjiro se pondría a buscar a todas las chicas con ojos azules de la secundaria?
Lo hizo con el anillo así que no dudaba de que eso ocurriera...
Ahora necesitaba el apoyo emocional de Chifuyu.
.
.
.
—Piensa positivo... Mikey no ha hecho un caos —quiso animar a su amigo.
—No me ha buscado... seguramente no le interesé —se lamentó mientras se paseaba con el oji-verde en la hora de almuerzo.
—Puedo ir a investigar —propuso.
—Será mejor dejarlo así —se encogió de hombros. —Si Mikey estuviera buscando a alguien no sería yo, sería una chica.
—¡Chicos! ¡Al fin los encuentro!
Hablando del invencible...
—¿Nos buscabas? —cuestionó el de ojos verdes.
—Sí, tus chicos se están peleando con el profesor de nuevo por "Las notas de Baji" —hizo comillas con los dedos.
—¿Otra vez? —suspiró con cansancio.
—Y será mejor que te apresures porque Kazutora ya comenzó con "Un maldito examen no demuestra su verdadera inteligencia"
—Mierda ¡Lo lamento Takemichi tengo que ir! —se disculpó para correr y llegar lo suficientemente a tiempo como para evitar la expulsión de sus parejas.
—Buenas Takemitchy —saludó.
—H-Hola Mikey-kun —sonrió con nervios. —¿Cómo te encuentras?
—Muy bien, ansioso por probar otro de tus postres ¿Cuál será el próximo?
—Estaba pensando en dorayakis...
—¡¿De verdad?! ¡Seguramente estarán deliciosos! —sus ojos negros brillaron de emoción.
—Me esforzare para que así sea —sonrió.
.
.
.
—¿¡Cómo supiste que era yo!?
Manjiro soltó la carcajada de su vida cuando el contrario al fin entró en razón.
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¡Buenas tardes!
Este capitulo ya estaba escrito pero tarde en subirlo porque normalmente lo subo el día anterior en la media noche. Es decir, debí de subirlo el jueves a la media noche.
Pero estuve estudiando toda la tarde y noche porque hoy tenía que presentar un examen. La laptop y yo quedamos sin batería.
Agrego: ¡Takemichi tiene una cintura super pequeña! Cuando usa el uniforme de la ToMan el cinturón le hace ver su cinturita. En muchos artes oficiales también se muestra su vientre plano y mini cintura.
¿Sabían que Mikey, Smiley y Chifuyu son los mas rápidos de Tokyo revengers?
Takemichi esta entre los tres peores junto a Angry y Pachin JAJAJA
El don de Takemichi es ser más resistente que un Nokia, eso es poder.
¿Cómo logró escapar de Mikey? Con adrenalina, pánico, poder del guion y obviamente no puede faltar la fe.
Por cierto, dejo una imagen del anillo que le diseñó Mitsuya a Takemichi junto a las faldas que Mitchy usó y una imagen que me inspiró para hacer este One shot.
Créditos a la ultima imagen en el comentario de ahí →
Van en orden, la primera falda es la que usó al inicio y la segunda es con la que Mikey lo vio.
Inicialmente la historia trataría de un festival escolar y un Takemichi aceptando vestirse de chica para el club de costura. Sería novio de Mikey y cuando él se enteré de que su Mitchy participaría en un concurso iría a verlo junto a los capitanes y vice-capitanes de la ToMan.
Cuando Takemichi subiera al escenario y mostrará el diseño del club de costura Mikey diría:
—El que no le aplauda a Takemitchy será considerado un traidor de la ToMan.
Y ya, es lo único que tenia "planeado" JAJAJA
No supe exprimir la idea correctamente y decidí cambiar a lo que han leído:)
Tuve que investigar la moda en faldas para este verano de 2023
Y sinceramente fue un fracaso, muchas faldas se veían raras (Soy como Takemitchy, la moda y yo no convinimos) y no era lo que yo quería para Mitchy.
Hasta que leí el sagrado: La mezclilla en faldas también se usará este año.
Y puse a buscarme faldas en Pinterest y esas dos me gustaron bastante.
¿Cómo logró Mikey descubrir a Takemichi?
Por sus ojos obviamente.
La forma y color de los ojos de Takemitchy no los he visto en otro personaje, Manjiro no tardó en identificarlo.
Por eso se fue corriendo JAJAJA TUVO GAY PANIC-
Al final no tuvo que pensarlo tres veces para concluir que le gustaba Mitchy.
¿Recuerdan la narración donde Mitchy esta muy nervioso cuando habla con Mikey y siente los latidos de su corazón en la boca?
Aquellos sentimientos estan inspirados en mi experiencia a cuando salí del closet con mi mamá para decirle que era Pansexual ¡Es la vez donde mis nervios explotaron! Sentía los latidos de mi corazón de la garganta hasta la punta de los pies y lo rápido que iban.
En un inicio dio miedo pero después quedé fascinada y pensé ¿De verdad estoy siento lo que estoy sintiendo? Es una experiencia que no he podido olvidar.
Y es todo lo que tengo para decir sobre esta historia:)
¡Nos vemos mañana!
—Andrea Nightmares.
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