XXIX
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881—𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
La experiencia fue horrible para Lauren. No soportaba que la toquen, a pesar de como poco a poco intentaba superarlo, disimularlo, abrirse más en ese aspecto, nada de eso significaba que era algo no que repudiaba, más aún si era algo a la fuerza, algo tan violento en varios sentidos.
Pronto por como veía los lugares mientras la arrastraban, supo que no la iban a devolver a la cocina. Pero tampoco la estaban llevando a la torre Sur. Y eso claramente también la estresó y asustó mucho más.
La arrastraron por un lugar que no conocía. Que nunca había visto antes en el castillo. Por lo que claramente era algún camino a un sótano secreto, a alguna bodega o a algún almacén.
Y a partir de ese momento no tenía idea de lo que iba a pasar. Lo único que tenía claro era que las cosas estaban terriblemente mal.
Su cuerpo no se rindió a sacarse ni a removerse. Para eso obedecería si le dicen que vaya a cualquier lado.
Pero solamente quería que ya no la toquen. Ya no lo soportaba.
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Fue un tiempo que se sintió eterno, en el que solo trató y pidió que no la toquen, que haría lo que quisieran, que obedecería pero que solamente no la toquen.
Ningún pedido suyo funcionó.
La hicieron bajar una serie de escaleras ocultas tras un pasillo que nadie visitaba. Dando a un ambiente del castillo que parecía sumamente descuidado debido a que casi nadie lo visitaba, dentro del mismo abrieron una puerta.
Metiéndola en otro lugar, un espacio relativamente pequeño, lleno de humedad, sin ninguna ventana quen permita la llegada del sol y con solamente una silla al medio.
Y la encerraron ahí, dejándola adentro con la puerta totalmente cerrada con llave.
Instintivamente intentó abrir la puerta sacudiendola y jalando. Pero se rindió casi al instante al darse cuenta que lo hacía en vano.
No podía hablar o gritar, las paredes eran demasiado gruesas y el lugar muy escondido en toda la edificación como para que alguien siquiera la escuchara. Además, tampoco servía de nada.
Pronto se dio cuenta de la probable utilidad de aquella especie de sótano con celdas en el lugar. Era porque era el espacio donde o bien se hacían interrogatorios para casos como los que sucedían ahora con los Durrié Noveau, o para mantener a algún sirviente alejado en casos de mala conducta, lo que probablemente estaban haciendo con ella en esos momentos.
Aunque a ella solo la encerraron para controlar la situación y para separarla de la presencia del príncipe. Seguramente cuando todos terminen de hablar en la sala del trono, le informaran todo lo que había pasado, y así recién podría salir. Dependiendo de todas las cosas que se vayan a acordar o decir.
[•••]
Se resignó ante aquella situación con un gran suspiro. Las cosas habían escalado hasta un punto terrible.
Se quedó sosteniendo la perilla de aquella puerta que no se abría. Pensó en todo lo que había pasado y lo terriblemente mal que se sentía. Y pronto su cabeza fue a dar a la puerta del lugar, apoyándose y golpeándose a sí misma al mismo tiempo.
No podía creer aún lo que le habían hecho al príncipe. Haya sido la excusa se que se trataba de un bien común para el Reino, había sido una gran traición. Aprovechándose de que claramente el joven era noble e inocente ante las maldades que le podían hacer.
No podía asimilar que el mismo joven haya pensado en cometer aquella locura en confesarle su amor en el balcón en ese encuentro secreto que se suponía que iban a tener. Pero que ahora jamás se daría.
Le ocultaron su propio compromiso. Y ahora se lo habían llevado quien sabía a donde. Lo único que Lauren sabía era que era imposible que estén en el mismo lugar.
Recordó como en esos segundos el joven quiso extenderle su carta. Como casi la alcanzaba estirando su cuerpo, y como en eso aquel guardia la detuvo y sostuvo bruscamente.
El mismo recuerdo del contacto físico que había sufrido en el camino a ese lugar, la estremeció del asco de nuevo.
La situación del secreto del castillo también había quedado sin resolver, un tema abierto que claramente involucraba al otro. A pesar de cuánto intentó disimular el Rey y su esposa que eran cosas separadas. Todo seguía siendo un enredo, que explotó en cuanto se volvió peor.
Y había explotado de la peor manera.
Le estaban haciendo daño a todos, le hicieron daño a todos. Porque no había de otra.
Odiaba el hecho de que seguramente la Reina ya se estaba saliendo con la suya. Y ese pensamiento la empezó a carcomer en esa especie de celda.
Sabía que la mujer iba a terminar ganando, era la mismísima Reina de Inglaterra. Pero no quería que salga con las manos limpias por completo.
No la quería dejar. Pero seguía siendo una sirvienta. No era nada a su lado en nobleza ni posición. Si intentaba traerla abajo, arrastraría a su familia también.
Y nadie quería herir más aún al príncipe y mucho menos a la princesa.
Y también la Reina se aprovechaba de eso para usarlo de chantaje contra Karoma y contra Lauren sobretodo.
No sé quería rendir, tenía muchas motivaciones para no hacerlo.
Pero tampoco sabía que es lo que iba a pasar. Ni cómo iban a avanzar las cosas.
[•••]
Arrastró sus pies hasta la silla que había ahí, tomó asiento. Su postura no cambió en ningún momento. Y mirando al frente, hacia la puerta, solo tomó la decisión de esperar.
La cabeza le dolía y miles de pensamientos le seguían dando vueltas.
Pero tenía que esperar solamente. Para saber que es lo que había pasado, que iban a decir y que se iba a hacer. Así sabría que hacer, o al menos como reaccionar.
Espero erguida y sentada con las manos posadas en la falda. Mirando a la puerta, esperando que se abra, esperando que algún sonido delate que alguien estaba viniendo.
Era un lugar totalmente cerrado y sin luz de una ventana, aún así no estaba totalmente oscuro gracias a la hora del día. El olor a humedad no era fuerte, pero si el suficiente como para notarse.
No sabía cuánto tiempo iba a esperar, pero sabía que permanecería ahí, sentada, erguida, mirando a la puerta, sin moverse.
No volvió a pararse ni por el leve calambre en su pierna derecha. De lo estresante que podía ser estar encerrado en un espacio pequeño vacío y oculto. De la idea de estar en una celda.
Sabía que con esa repentina actitud y postura iba a terminar asustando a alguien cuando entre. Ya que se esperaría a alguien caminando por todos lados, alguien queriendo salir alguien desesperado.
Y claro que Lauren lo estaba. Por algo a un inicio gritó y sacudió la puerta. Pero la especie de resignación que tuvo Lauren fue guiada porque sabía que algo tenía que hacer, que no se podía rendir. Que también necesitaba una explicación.
Estaba decepcionada de varias actitudes del Rey por más de que su empatía las entienda. Y claramente lo que esperaba era saber todo para ella saber que hacer, que aceptar, a que ceder y a qué no.
[•••]
Solo tenía su reloj a forma de collar para saber la hora, y gracias al mismo se dio cuenta que efectivamente pasaron un buen par de horas en las que solamente estuvo sentada esperando y mirando a la puerta.
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Más horas después, se dio cuenta que finalmente estaban frente a su puerta. Y claramente supo que no supo antes debido al gran grosor de las paredes.
No se movió ni se inmutó a pesar de que la puerta se abrió de una manera algo fuerte debido a que la abrió un guardia listo para cualquier asunto o por si cualquier rebeldía se desataba.
Eran 4 guardias, uno al costado del que abrió la puerta y dos detrás. Además de claramente el Rey quien venía al final.
Uno de los guardias se llevó un pequeño susto al ver a Lauren de aquella manera tan inalterable sentada en aquella silla en medio del lugar. Con una postura tan erguida, tan intimidante y al mismo mirando al frente.
Entraron de manera lenta al lugar, donde claramente se daría la conversación.
Lauren siguió sin moverse, y sin dejar de mirar al frente. Claramente eso no fue algo que los guardias hubiesen esperado. Por lo que su confusión tuvo que ser disimulada con cautela.
Entro el Rey, y lo único que hizo Lauren fue levantar la mirada para ver el rostro del hombre.
La situación se notaba tensa.
El Rey llegaba con un gran respiro y aclarando su garganta. Y pidió que los guardias que lo acompañaron lo esperen afuera. Confunfiendolos más.
Aún así acataron las órdenes de su soberano y volvieron a salir, dejando la puerta cerrada pero no por completo. Para estar alertas ante cualquier cosa.
[•••]
Dentro del lugar, Lauren sentada se cruzó de brazos de repente apoyándose mejor en el respaldar de la silla. Y teniendo al Rey de pie delante de ella, solo lo miró esperando que empiece a hablar.
—Hemos llegado a un trato con todo este tema, muchacha. Es claramente importante que sea yo quien te lo diga. Por algo he venido. —Anunció su dominante voz después de tomar aire. Claramente el hombre estaba tenso e incómodo también. Todo lo que había pasado era totalmente fuerte y sensible, no había forma amable de suavizar las cosas, más por como las cosas se interrumpieron en la Sala del Trono.
Lauren no respondió absolutamente nada, y decidió que no lo haría en ningún momento. Que solo se limitaría a escucharlo. Bueno, si podía.
El hombre ante aquel silencio volvió a tomar aire. —Todos están en sus puestos nuevamente. A las sirvientas me refiero. —Dijo. —Claramente esto se mantiene aún en un secreto, pero se ha llegado al trato de dar para todos ustedes una remuneración más alta en su trabajo, es decir un aumento en el pago del que solo sabremos nosotros también, ya que es una especie de compensación por todo lo que se ha tenido que soportar. —Suspiró —No se les puede eximir de vigilancia, en las cartas o en el castillo mismo respecto a sus interacciones lamentablemente. Por eso una forma de compensarlo es el dinero que se dará, además de que quedo en claro que mi esposa no estará a cargo de ninguna de estas supervisiones. Ya que lo empezarán a hacer Rose y Octavia quienes ahora bajo juramento no dirán nada tampoco . Desde este momento tanto Karoma como tu quedan libres del castigo del cabello, no se los volverán a cortar de esa manera y ningún otro maltrato deberá ser cometido por mi esposa. Y si en caso fuera así alguna vez se deberá informar. —Dijo.
Lauren lo escuchó y lo miró todo ese tiempo sin ponerse de pie y aún con los brazos cruzados.
El Rey notando que Lauren al parecer no hablaría, decidió continuar solo. Aún no había terminado.
—Aún así claramente la reputación de mi mujer es demasiado importante. Por lo que claramente en algunos momentos va a tener que haber sometimiento también, por parte vuestra. Se ha decidido hacer firmar a todas ustedes un voto de silencio que servirá de precaución. Este mismo las puede condenar por traición si se habla. Estamos protegiendo a Karoma también, su voto de silencio es más fuerte porque en su caso la acusación si decide hablar seria adulterio. Y absolutamente nadie desea eso. —Comentó—El documento lo has de firmar mañana en la mañana en mi oficina. Todos ya lo hicieron, faltas tú y mi hijo. Es obligatorio. —Afirmó. —Respecto al tema, tampoco mi mujer tendrá acceso a cualquier cambio de puesto. Por lo que has de quedarte en cocina, más no en ningún tipo de servicio ni el que es para un gran baile. El compromiso de Thomas esta decidido. Es por el bien de nuestra patria. —Anunció. —La única razón por la que le mentí a mi hijo es por los deberes sagrados de mi patria.
—Yo entiendo eso. —Se dignó Lauren a responder por fin—No quita el hecho de que haya mentido.
El Rey se puso algo nervioso. —Se tiene que entender que este compromiso salvará a nuestro país de esta situación. Thomas es un joven idealista y romántico, es mi hijo y lo amo. Pero debe saber que en el mundo de esta familia tiene responsabilidades más grandes que cumplir. —Anunció. —por otra parte, el no puede vivir como yo. Sufriendo por un amor imposible.—habló. —Y ahora no tengo salida. No hay de otra, El gran primer ministro de Suecia me daría la espalda si echo para atrás todo esto. Suecia misma iría en nuestra contra. Es un riesgo terrible, en el que prefiero sacrificar a mi hijo, antes que a mi país. —Terminó.
Claramente el soberano tenía un punto y tenía razón. Los deberes de un Rey estaban antes de la familia, por más malo y traicionero que suene.
Pero eso no evitaba la gran decepción de Lauren con algunas de las actitudes del mismo. Con la necesidad de llevarla hasta ahí, de que toda esa explosión de temas familiares arrastre tanto sufrimiento, pero con la condición de que el Reino necesitaba ese sacrificio por su bien.
El príncipe se sacrificaría por su país, su padre lo obligaría a hacerlo.
Era políticamente la mejor decisión aunque duela y enoje admitirlo. El Reino entero merecía estabilidad de nuevo.
[•••]
Cuando el Rey terminó con sus palabras, Lauren se levantó de la silla, y puesta en pie en ese silencio que solo rompió una vez hizo una reverencia ante el soberano. Y al estar la puerta del lugar a penas abierta, decidió abrirla para salir de ahí sin decir nada.
Supo que después de eso era momento de irse. Seria un sinsentido seguir en aquella celda después. Iba a regresar a la cocina a continuar con aquel día, a pretender que no había pasado nada.
Eso le tocaba, eso tenía que hacer.
Un par de guardias, la escoltaron por órdenes del Rey. Quedándose el con los otros dos para salir detrás a una distancia moderada.
Sí había conseguido que las hostigaciones de la Reina tengan un alto y que los hijos del roto matrimonio al fin tengan la verdad que merecían. Pero al mismo otro triste secreto y miles de arreglos por detrás arruinaban y relacionaban todo.
Un secreto que justificaba el sufrimiento de pocos, por un bienestar general. Lo que lo hacia totalmente justificado. Pero que claramente no quitaba que la persona que quería y que la quería de vuelta, sea la más afectada. Provocando un dolor terrible en ella también.
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