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➹ Cap. 20

Nikol observaba desde la azotea, escondida entre las sombras, con la mirada fija en la planta baja de la residencia Mikaelson. Abajo, Elijah hablaba con algunos vampiros, su postura firme y autoritaria como siempre.

Desde que descubrió su embarazo, Nikol no había salido de la mansión. Elijah insistió en mantenerlo en secreto, evitando que cualquiera fuera de la familia supiera de su milagrosa condición. Por esa razón, él se encargaba de todos los asuntos del Barrio Francés.

Cuando los vampiros finalmente se marcharon, Nikol descendió las escaleras con los brazos cruzados y la mirada fija en Elijah.

─ Creí que estabas dormida ─ dijo él, acercándose a ella.

─ Lo estaba, pero ya estoy cansada de estar encerrada aquí. Quiero salir, respirar aire fresco, hacer algo... ¡Cualquier cosa que no sea estar atrapada en esta mansión! ─ se quejó Nikol, la irritación en su voz clara y palpable mientras frotaba su vientre.

Elijah la miró con calma, sabiendo lo difícil que debía ser para ella estar tan limitada.

─ Sabes que no puedes hacer eso por el momento, es lo mejor hasta que tengas al bebé ─ recordó Elijah, su tono firme pero lleno de preocupación.

Nikol chasqueó la lengua y desvió la mirada, consciente de que Elijah tenía razón. Por mucho que detestara estar encerrada en la residencia Mikaelson, entendía que su seguridad y la del bebé eran la prioridad.

─ Lo sé ─ cedió a regañadientes, cruzándose de brazos.

Elijah suspiró, aliviado. Sabía lo difícil que era convencerla de algo cuando se le metía una idea en la cabeza.

─ Me alegra que lo entiendas.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, mirándose mutuamente. Nikol frunció los labios y luego se acercó un poco más, inclinando la cabeza con un brillo de picardía en los ojos.

─ Eli… ─ su voz se tornó casi melosa.

Elijah arqueó una ceja y posó sus manos en la cintura de la híbrida.

─ ¿Sí?

Nikol aprovechó la cercanía para apoyarse en su pecho, alzando la mirada con un claro gesto de fastidio.

─ ¡Ya quiero parir! ─ exclamó con un suspiro exasperado, pateando el suelo con un berrinche infantil.

Elijah dejó escapar una ligera risa, divertida por su actitud.

─ Espero que nuestro bebé no sea tan impaciente como tú ─ bromeó él.

Nikol entrecerró los ojos con fingida molestia, pero una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios.

─ Ojalá sea tan perfecto como tú ─ dijo Nikol con sarcasmo, rodando los ojos.

Elijah soltó un sonido de risa, lo que hizo que Nikol lo fulminara con la mirada.

─ No te molestes y ten paciencia ─ aconsejó él, con su habitual tono sereno ─ No es bueno para el bebé que te estreses. Además, ya faltan pocos días para que nazca. Una vez que eso suceda, podrás salir y hacer todas tus travesuras en el Barrio Francés sin preocupaciones.

─ Cuento los días para eso ─ aseguró Nikol, suspirando dramáticamente.

Elijah negó con la cabeza, divertido por su actitud.

─ ¿Ya te alimentaste? ─ preguntó de repente, recordando que el embarazo la volvía más sedienta de lo normal.

Nikol parpadeó y se humedeció los labios al recordar su hambre.

─ No ─ admitió, sintiendo la sed intensificarse al hablar del tema.

Elijah asintió y se dispuso a ir por una bolsa de sangre, pero antes de que pudiera dar un paso, Nikol lo tomó del brazo, deteniéndolo.

─ ¿Qué? ─ preguntó él, mirándola con curiosidad.

Nikol tragó saliva y lo miró con ojos expectantes.

─ Quiero tu sangre ─ declaró con un dejo de deseo en la voz.

Elijah alzó las cejas, sorprendido. Nikol rara vez bebía directamente de él, y cuando lo hacía, solía ser en momentos más íntimos.

─ ¿Mi sangre? ─ repitió con cautela.

Ella asintió y se acercó tanto que su nariz rozó el cuello de Elijah, respirando su aroma con ansias.

─ Al bebé se le antoja ─ se excusó con un susurro.

Elijah la observó por un instante, sopesando la situación, y luego se aflojó la corbata, desabrochando el primer botón de su camisa para darle acceso a su cuello.

Nikol sonrió con satisfacción y, sin esperar más, lo empujó hasta el sofá de la sala, obligándolo a sentarse. Acto seguido, se subió sobre él y, con un brillo hambriento en los ojos, clavó sus colmillos en su piel.

Elijah dejó escapar un leve sonido de placer, disfrutando la sensación. Pero su instinto siempre estaba alerta, y mientras Nikol bebía, sus oídos se mantuvieron atentos a cualquier ruido sospechoso.

─ En cualquier momento llegarán ─ susurró, refiriéndose a sus hermanos.

Nikol gruñó con frustración y se apartó bruscamente, lamiéndose los labios para limpiar los rastros de sangre.

─ Odio esto ─ espetó con fastidio.

─ Lo sé. A mí tampoco me agrada ─ murmuró Elijah, mirándola con comprensión.

Nikol suspiró y, cuando intentó levantarse de su regazo, él la detuvo sujetándola de la cintura.

─ ¿Qué? ─ lo miró fijamente, sus labios a escasos centímetros de los suyos.

Elijah deslizó sus manos por su espalda con suavidad.

─ ¿Crees que es posible estar juntos esta noche? ─ preguntó él en un tono bajo, antes de rozar sus labios con los de ella en un beso breve.

─ Eso me gustaría ─ admitió Nikol, devolviéndole el beso.

─ ¿Pero…? ─ Elijah notó la duda en su voz y arqueó una ceja.

─ Creo que sería riesgoso ─ confesó Nikol ─ Kol y Rebekah son demasiado entrometidos ─ recordó.

Elijah asintió, sabiendo que tenía razón.

─ No debiste darles las dagas ─ comentó, con un toque de reproche.

Nikol soltó una carcajada sarcástica.

─ Sí, lo sé. Ahora me arrepiento.

Elijah bajó sus manos por debajo del vestido de Nikol, provocando que ella jadeara. Sus hormonas estaban completamente alborotadas con el embarazo, y cualquier contacto de él la alteraba con facilidad.

─ Elijah… ─ su voz sonó entrecortada mientras lo miraba fijamente.

─ Deja la puerta abierta esta noche para mí, por favor ─ pidió él en un susurro.

A pesar de que sabía que estaba mal seguir con esa relación prohibida, Elijah ya no se preocupaba por su moral. La deseaba demasiado.

Nikol dudó por un instante, consciente de los riesgos. Sin embargo, la tentación era más fuerte.

─ Bien ─ aceptó con una sonrisa traviesa.

Elijah sonrió también, pero su expresión cambió en cuanto percibió la presencia de alguien más entrando en la residencia. En un movimiento rápido, Nikol se apartó de su regazo y Elijah se apresuró a acomodarse la corbata justo cuando Rebekah apareció en la sala.

La rubia frunció el ceño, percibiendo la tensión en el aire.

─ ¿Pasó algo? ─ preguntó, sospechando que había interrumpido algo.

─ No ─ negó Nikol de inmediato. Luego, miró a Elijah ─ ¿Verdad?

─ Así es ─ asintió Elijah con calma.

Rebekah no parecía muy convencida, pero decidió no insistir.

─ ¿Y de qué hablaban? ─ indagó, cruzándose de brazos.

Elijah aclaró su garganta antes de responder.

─ Le decía a Nikol que quedé de reunirme con Marcel en un rato aquí.

─ Elijah no quiere que esté presente cuando él venga ─ añadió Nikol.

Rebekah arqueó una ceja.

─ ¿Por qué no?

─ No podemos confiar en Marcel ─ respondió Elijah con seriedad ─ es mejor que nadie más sepa del embarazo de Nikol hasta que tenga al bebé.

─ Supongo que tienes razón ─ admitió Rebekah, aunque no parecía del todo convencida.

Nikol suspiró, sintiéndose atrapada entre las decisiones de Elijah y su propio deseo de hacer lo que le viniera en gana.

─ Iré a mi habitación. Si Marcel pregunta por mí, dile alguna mentira ─ le dijo a Elijah.

─ Está bien ─ asintió él.

Con un último vistazo a ambos, Nikol salió de la sala. Sin embargo, Rebekah la siguió, cerrando la puerta tras ella al entrar en la habitación.

─ ¿Qué? ─ preguntó Nikol, al notar su expresión inquisitiva.

─ ¿Qué pasó realmente con Elijah? ─ preguntó Rebekah, entrecerrando los ojos.

─ Ya te lo dijimos. Hablamos de Marcel y nada más ─ respondió Nikol con aparente calma.

─ No te creo ─ murmuró la rubia, estudiándola con la mirada.

Nikol suspiró. Iba a tener que ser más convincente si quería que Rebekah dejará de hacer preguntas incómodas.

─ ¿Por qué no? ─ preguntó Nikol, intentando ocultar su ansiedad, pero la preocupación era evidente en su voz.

─ Estaban nerviosos cuando entré ─ respondió Rebekah, no convencida por completo de la calma de su hermana.

Nikol suspiró, sintiendo que el tiempo se deslizaba de manera peligrosa. Necesitaba una respuesta rápida, una que no dejara cabos sueltos. Su mirada se desvió hacia la ventana antes de hablar con cautela.

─ Me preguntó por el padre de mi bebé ─ mintió Nikol, sintiendo cómo el miedo se apoderaba de su estómago. Si Rebekah sospechaba, todo podría salir a la luz.

─ ¿Y qué le dijiste? ─ insistió Rebekah, sus ojos brillando con curiosidad, como si intentara descifrar algo que no entendía.

─ Lo mismo que les dije a ustedes, no lo sé realmente ─ murmuró la híbrida, tratando de sonar convincente, aunque su mente estaba en caos.

Rebekah la miró con un poco de escepticismo.

─ Es ridículo que no te acuerdes, yo me acuerdo perfectamente con cada chico con el que he estado ─ comentó Rebekah, levantando una ceja, sin quitarle la mirada.

Nikol tragó saliva antes de dar su respuesta, buscando desesperadamente algo que pudiera calmar la inquietud de su hermana sin levantar sospechas.

─ Lo que pasa es que cuando rompí mi maldición híbrida, pasé por una etapa de calor, típica en los lobos, y me acosté con varios de mis híbridos. Por esa razón no sé quién es el padre de mi hijo ─ mintió Nikol con más firmeza, sintiendo el peso de cada palabra.

La mentira había comenzado.

Rebekah abrió los ojos con sorpresa al escucharla, sin esperar tal revelación. La idea de que alguno de los híbridos de Nikol pudiera ser el padre nunca le había cruzado por la cabeza.

─ Jamás lo hubiera imaginado ─ admitió Rebekah, su tono mezcla de sorpresa y algo de incredulidad.

─ Si bueno, no importa... Tal vez él esté muerto porque maté a algunos de ellos durante el verano en un ataque de ira que tuve ─ agregó Nikol rápidamente, tratando de desviar cualquier pregunta que pudiera surgir. No podía permitir que Rebekah sospechara más de lo necesario.

─ ¡Qué lástima! ─ Rebekah se lamentó, sintiendo una mezcla de pena por el bebé que parecía no tener padre, y la confusión por las circunstancias de su hermana.

─ Así es, lo pasado, pasado, no hay vuelta atrás ─ respondió Nikol con tono neutral, mientras se sentaba en la cama, como si todo estuviera resuelto. Pero en su interior, el miedo de ser descubierta aún la atormentaba.

Rebekah suspiró, sentándose cerca de ella, aunque no completamente convencida. Su mirada seguía buscando respuestas que no llegaban.


¡CAPÍTULO 20!

Hola, aquí les dejo una nueva actualización de está historia.

Rebekah comenzó a sospechar pero Nikol le mintió desviando sus dudas a otras partes.

¿Qué les pareció?

[ CAPÍTULO EDITADO Y CORREGIDO ]

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