➹ Cap. 19
Elijah observaba en silencio a Nikol, aunque su mirada se posaba principalmente en su vientre abultado. Apenas habían pasado unos días desde que se supo del embarazo milagroso, y sin embargo, ella ya parecía tener cinco meses de gestación. Todo el proceso era completamente sobrenatural, un fenómeno que desafiaba incluso las reglas de la naturaleza.
─ ¿En qué piensas? ─ preguntó Nikol con curiosidad al notar su silencio.
Elijah desvió la mirada de su vientre para encontrarse con sus ojos. Había estado sumido en sus pensamientos, analizando la extraña naturaleza de aquel embarazo, la rapidez con la que avanzaba y lo increíble que era estar presenciando algo que nunca creyó posible. Suspiró antes de levantarse de su asiento y acercarse a ella con pasos tranquilos, como si aún estuviera asimilando todo.
─ En el bebé… Crece demasiado rápido ─ respondió con sinceridad, posando su mirada en el vientre abultado de Nikol.
Nikol lo observó en silencio por un momento. Sabía que Elijah era alguien meticuloso, que necesitaba entender todo lo que lo rodeaba, y en este caso, ni siquiera él tenía respuestas.
─ Sí, es algo… fuera de lo normal ─ murmuró finalmente, deslizando su mano sobre su vientre con ternura.
Podía sentir los pequeños pero constantes movimientos dentro de ella, un recordatorio de que ese milagro era real. No importaba cuán imposible pareciera, el bebé estaba ahí, creciendo, formándose más rápido de lo que cualquier criatura debería. Y, aunque le aterraba la incertidumbre, también sentía una conexión indescriptible con la pequeña vida en su interior.
Elijah, sin pensarlo demasiado, llevó su mano al vientre de Nikol, queriendo sentirlo por sí mismo. Cuando un leve pero decidido movimiento se hizo presente bajo su palma, no pudo evitar esbozar una sonrisa.
─ Se mueve mucho ─ comentó con una mezcla de sorpresa y admiración.
Nikol sonrió también, mirándolo con complicidad.
─ Es bastante inquieta ─ dijo en tono cariñoso.
Elijah parpadeó, procesando sus palabras.
─ ¿Inquieta?
Nikol asintió, como si ya estuviera completamente segura de lo que iba a decir.
─ Creo que es una niña ─ confesó en un susurro.
Elijah alzó una ceja, sorprendido.
─ ¿Por qué lo crees?
Nikol se encogió de hombros, deslizando los dedos sobre su vientre con suavidad.
─ No lo sé… es solo un presentimiento. Algo dentro de mí me dice que es una niña.
Elijah dejó escapar una breve risa antes de asentir.
─ Sería hermoso tener una niña ─ admitió con un dejo de nostalgia en su voz.
Nikol lo miró con intensidad, sintiendo que, en ese momento, compartían algo más profundo que palabras. Era como si ambos entendieran que este bebé no solo era un milagro, sino una esperanza para su familia.
Y aunque había muchas incógnitas por resolver, por ahora, solo querían disfrutar de ese pequeño instante.
─ Es bastante inquieta ─ sonrió Nikol, mirándolo con ternura mientras acariciaba suavemente su vientre.
Elijah parpadeó, intrigado por su comentario.
─ ¿Inquieta?
Nikol asintió lentamente, como si estuviera completamente segura de lo que iba a decir.
─ Creo que es una niña ─ confesó en voz baja, con una mezcla de emoción y certeza en su mirada.
Elijah la observó por un momento, dejando que sus palabras se asentaran en su mente. Una niña. La idea de ello lo golpeó con una calidez inesperada.
─ Sería hermoso tener una niña ─ admitió con una sonrisa de lado, sin poder evitar imaginarlo.
Pensó en una pequeña con la fuerza de Nikol, su valentía, pero también con un toque de dulzura y, tal vez, con la inteligencia y determinación que caracterizaban a los Mikaelson. ¿Cómo sería su hija? ¿A quién se parecería más? ¿Heredaría la misma intensidad de su linaje o encontrarían en ella una paz que a ellos siempre les había sido esquiva?
Nikol lo miró con intensidad, como si estuviera a punto de decir algo más. Sus ojos brillaban con emociones encontradas: ilusión, temor, amor… Pero cualquier palabra que estuviera a punto de salir de sus labios quedó atrapada en su garganta cuando la puerta se abrió repentinamente, interrumpiendo el momento.
Elijah se tensó de inmediato, girándose instintivamente hacia la entrada, listo para enfrentarse a quien fuera que hubiera irrumpido. Nikol, por su parte, sintió su corazón acelerarse, no solo por la sorpresa, sino porque por un instante deseó que nadie los interrumpiera, que ese pequeño instante entre ellos hubiera durado un poco más.
Rebekah apareció en el umbral con una maleta en la mano y una expresión de evidente curiosidad, sus ojos recorriendo rápidamente la estancia en busca de respuestas. Su llegada, aunque esperada, trajo consigo un aire de expectación.
Elijah fue el primero en reaccionar, caminando hacia ella con una sonrisa genuina, aunque en su interior sabía que la sorpresa que estaba por recibir la dejaría sin palabras.
─ Rebekah.
─ Elijah ─ La original dejó caer su maleta a un lado y lo abrazó con fuerza, aferrándose a él como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que se vieron. Cuando se separó un poco, lo miró a los ojos con el ceño ligeramente fruncido. ─ ¿Se puede saber qué pasó? Kol me llamó y dijo que viniera urgentemente a Nueva Orleans, que algo importante había sucedido. ─ Su tono era serio, incluso un poco impaciente.
Elijah suspiró, consciente de que Rebekah quedaría tan sorprendida como ellos cuando lo descubrieron. Sabía que no había forma de explicarlo sin que pareciera una locura, así que optó por dejar que lo viera por sí misma.
─ Creo que deberías verlo por ti misma ─ murmuró, su voz calmada pero con un matiz de advertencia.
Rebekah frunció el ceño, claramente confundida por su respuesta evasiva, pero lo siguió en silencio hasta la sala.
A medida que se acercaban, su mirada se posó en Nikol, que estaba sentada en el sofá con una expresión serena, aunque sus ojos reflejaban una ligera incertidumbre.
Sus labios se curvaron en una sonrisa al verla después de algunos días.
─ Nik ─ dijo con alegría, sin notar aún lo evidente.
Nikol se levantó con lentitud, y fue entonces cuando Rebekah notó el cambio. La luz de la lámpara cercana resaltaba la suavidad de su rostro, pero lo que más llamó la atención de Rebekah fue el evidente abultamiento de su vientre.
Sus ojos se abrieron de par en par, su sonrisa se desvaneció y su mente trató de procesar lo que veía.
Elijah observó su reacción en silencio, sabiendo que la pregunta inevitable estaba a punto de salir de sus labios.
Nikol sostuvo la mirada de su hermana con calma, aunque por dentro una pequeña parte de ella temía su reacción.
─ Como puedes ver… estoy embarazada ─ dijo con serenidad, posando ambas manos sobre su vientre.
Rebekah parpadeó varias veces, como si su mente estuviera luchando por procesar lo que acababa de escuchar. Su cuerpo pareció quedarse inmóvil por un instante antes de dar un paso hacia adelante, sus ojos fijos en el abultado vientre de Nikol con una mezcla de asombro y confusión.
─ ¿Cómo…? ─ Su voz fue apenas un susurro, cargado de incredulidad.
Su mente se negaba a aceptar lo que veía. Era imposible. Toda su existencia había creído que la maternidad era un sueño inalcanzable para su especie, una cruel imposibilidad impuesta por la inmortalidad. Desde el momento en que fue convertida, había enterrado en lo más profundo de su ser la esperanza de alguna vez tener una familia propia. Y ahora… ahí estaba Nikol, su hermana, esperando un hijo.
Nikol suspiró y desvió la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con los ojos de Rebekah. Sabía que esto no sería fácil de asimilar.
─ Un día comencé a sentirme mal, y Kol llamó a una bruja ─ explicó con calma, aunque aún le costaba creerlo del todo ─ Ella me dijo que estaba embarazada. Según ella, soy una laguna en la naturaleza… Todo esto pasó en cuestión de días, demasiado rápido.
Rebekah sintió que el aire se atascaba en su garganta. Abrió y cerró los labios varias veces, pero ninguna palabra parecía lo suficientemente adecuada para expresar lo que sentía. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones: incredulidad, fascinación, e incluso un atisbo de envidia que rápidamente apartó de su mente.
Cuando Kol la llamó y le insistió en que viniera a Nueva Orleans, pensó que se trataba de otro de sus problemas, alguna disputa territorial o un nuevo enemigo. Pero jamás imaginó algo como esto.
Lentamente, extendió la mano y la apoyó sobre el vientre de Nikol, como si necesitara una prueba física de que esto era real.
Y entonces lo sintió. Un leve movimiento, una pequeña señal de vida bajo su palma.
Sus ojos se llenaron de lágrimas sin darse cuenta.
─ Es… asombroso ─ susurró, su voz quebrándose ligeramente.
Nikol asintió con una pequeña sonrisa.
─ Así es.
Rebekah tragó en seco y apartó la mano con delicadeza, sin poder apartar la mirada del vientre de su hermana.
─ No puedo creerlo ─ murmuró Rebekah, su voz cargada de emoción.
Y en el fondo, aunque una parte de ella todavía luchaba por asimilarlo, otra se llenó de un calor indescriptible. Contra todo pronóstico, su hermana iba a ser madre. Y eso, por imposible que pareciera, le devolvía una chispa de esperanza.
─ Ninguno lo podía creer al principio ─ dijo Elijah, mirando a su hermana.
─ ¿Quién es el padre? ─ preguntó Rebekah, sin apartar la mano del vientre de Nikol.
El ambiente se tensó de inmediato. Nikol se movió ligeramente en su lugar, echándole una mirada fugaz a Elijah antes de responder.
─ No importa ─ murmuró, incómoda.
Elijah apartó la vista, su mandíbula se tensó con frustración. Odiaba tener que permanecer en silencio cuando deseaba gritar que ese bebé era suyo, que era su hija. Pero ya había hablado con Nikol y sabía que no podía hacer más.
─ Claro que importa, Nik ─ insistió Rebekah. ─ Es el padre de tu hijo milagroso.
Nikol suspiró, sintiéndose agotada. Últimamente el embarazo la dejaba sin energía y, además de eso, su sed de sangre aumentaba con cada día que pasaba.
─ Dejemos ese tema de lado ─ intervino Elijah.
Rebekah le dirigió una mirada dudosa, pero decidió no insistir.
Elijah desapareció por un instante y regresó con una bolsa de sangre. Sirvió un poco en un vaso y se lo entregó a Nikol.
─ Toma.
─ Gracias ─ murmuró ella antes de beber de inmediato, lamiéndose los labios al terminar.
Rebekah la observó en silencio.
─ Tiene demasiada sed de sangre ─ comentó Elijah, mirando a su hermana.
─ Sí, lo noto ─ murmuró Rebekah.
Nikol suspiró antes de tomar otro trago.
─ Lo bueno es que no tengo que esperar nueve meses ─ dijo con una pequeña sonrisa.
No es que odiara estar embarazada, pero cuanto antes tuviera a su bebé en brazos, mejor.
─ Para alguien como tú, que se mete en problemas constantemente, es un alivio ─ bromeó Rebekah.
─ Exactamente ─ sonrió Nikol.
Elijah suspiró antes de servirle más sangre en su vaso.
[...]
Dormir y beber sangre se habían convertido en sus mayores necesidades últimamente, junto con el deseo casi instintivo de estar cerca de Elijah.
Esa noche, cuando todos los originales se retiraron a sus habitaciones, Nikol se escabulló en silencio hasta la de Elijah. El bebé no dejaba de moverse y, si había algo que ya había notado, era que solo estar cerca de Elijah lo tranquilizaba.
Elijah se despertó de inmediato al sentir su presencia.
─ ¿Qué pasa? ─ preguntó, incorporándose con preocupación.
─ No deja de moverse ─ susurró Nikol, sintiéndose agotada.
Elijah suspiró aliviado.
─ Ven aquí ─ dijo, dándole unas palmaditas al colchón a su lado.
Nikol apagó la luz y se metió en la cama junto a él. Elijah la abrazó por detrás, posando una mano en su vientre. En cuanto lo hizo, el bebé se tranquilizó.
Nikol rodó los ojos, aunque en el fondo sonrió.
Que no se note el favoritismo que tienes, Hope Mikaelson. pensó, sintiendo la paz que emanaba de su hija.
─ ¿Mejor? ─ susurró Elijah contra su oído, su voz suave y reconfortante.
Nikol cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo la calidez de su toque y la quietud del bebé dentro de ella la envolvían como un bálsamo.
─ Sí… ─ murmuró con un suspiro. ─ Serás su favorito entre los dos.
Elijah negó con suavidad antes de dejar un beso ligero en su hombro desnudo.
─ Claro que no ─ susurró con una leve sonrisa.
Nikol presionó los labios en una expresión que delataba lo que pensaba. Claro que lo sería.
─ Le gusta tenerte cerca ─ comentó, deslizando una mano sobre la de Elijah, que aún reposaba sobre su vientre.
Elijah la observó en silencio por un momento, con una ternura en su mirada que pocas veces mostraba. Sus dedos se movieron lentamente, delineando con suavidad la curva de su vientre, como si intentara memorizar cada detalle.
─ Es nuestra esperanza y de la familia ─ dijo en un murmullo, con una certeza absoluta.
Nikol sintió un cálido escalofrío recorrer su espalda. No solo por la forma en que Elijah lo dijo, sino porque, sin darse cuenta, él acababa de elegir el nombre de su hija.
¡CAPÍTULO 19!
Hola, aquí tienen una nueva actualización de está historia.
Rebekah llegó a Nueva Orleans y ya sabe del embarazo milagroso de Nikol.
La pequeña Hope aún no nacida quiere estar cerca de Elijah.
¿Qué tal el capítulo?
[ CAPÍTULO EDITADO Y CORREGIDO ]
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