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15

«BATALLA FINAL»

AUDREY LLEGÓ al campo de ajedrez, a sus ruinas. Miró a los lados, dando vueltas sobre sus talones, y comenzó a reír ante la ironía de estar allí. Jamás había pisado el país de las maravillas, tal vez porque nunca antes había enloquecido. Ahora, iba a acabar con los dementes que conocía.

Escucho el grito de un pájaro y alzó la cabeza, el pájaro JubJub dió vueltas sobre ellos como un buitre y luego se paró sobre un árbol, Audrey miró sus ojos rojos e inclinó su cabeza de lado. Ese pájaro era inquietante, de lo horrendo que era, de sus ojos que parecían advertir su muerte. Negó para si misma, arrugando su nariz y miró arriba al oír otro rugido.

El suelo comenzó a temblar, logrando poner a la defensiva a los naipes rojos que apuntaron sus armas al frente. Detrás de Audrey que alzó la barbilla.

El rugido del Jabberwocky acompañado del bandersnatch sonó por todo el territorio.

De repente, en un ruido seco, el Jabberwocky aterrizó de golpe en frente, tapándose con sus alas y quedando estatico. Detrás de él, se asomaron los peones de la reina blanca con esta misma, los villanos, los maravillanos y los príncipes.

Una vez todos formados, se bajaron de sus animales y caminaron con sus armaduras puestas hasta estar frente a Audrey, ella reía silenciosamente.

—vaya, vaya... Todos unidos... ¡Contra mi! —se llevó la mano al pecho, carcajeando —¿dónde está la princesa sangrienta?

Antes de decir algo más, el Jabberwocky extendió una de sus alas, alzó la cabeza, extendió la otra y le mostró sus dientes filosos a Audrey. La gran bestia sacaba su lengua de serpiente cada escasos segundos, siseando enojado.

Malaudrey, Malaudrey, Malaudrey... —negó Teo chasqueando la lengua y bajando del dragón, luego le tendió la mano a su prometida que veía fijamente, con sus ojos flameantes, a la nueva villana.

—¿Ya me extrañas, villana de cuarta? —Heart bajó y se acercó.

Desfiló sus caderas, resonando su caminar hasta pararse en medio de Ben y Damián. Audrey resopló, fuerte, mirándola enojada.

—Veo que ni siquiera tienes ejército propio —Habló, viendo detrás suya a las cartas de corazones.

—¿Estos? —Sonrió egocéntrica —Oh, los encontré juntando polvo en un museo... El que robaste —soltó una risilla —digo, prefiero usarlos yo, una villana, antes que la hija desertora de la Reina Roja —abultó su labio inferior —¿que crees que pensaría tu madre de verte del lado de las rosas blancas?

—tranquila, ella no puede decir mucho —sonrió cínica —mis manos están manchadas, Audrey, así que, te daré una oportunidad que jamás le di a nadie, te doy la oportunidad de redimirte de tus crimenes, que entregues la corona y el cerro y estarás limpia de toda.

—¿BennyBoo te obligó a decir eso? —rió divertida —no quiero la paz...

Las cartas, al unisono, en pose de defensa detrás suya, con sus lanzas afiladas apuntandolos, dieron un paso adelante.

Ellos llevaron como reflejo sus manos a sus armas tambien.

—quiero la guerra —declaró Audrey.

—entonces guerra es lo que tendrás.

Ellos descansaron sus espadas, resonando las hojas de plata salir a la luz, y las alzaron, tomandolas con férrea voluntad, dispuestos a ganar.

Heart alzó su arco, colocó una flecha y apunto a Audrey que le apuntó el cetro.

Y todo empezó.

Heart soltó la flecha que voló, pero antes de que impacte en medio de las cejas de Audrey, esta misma la hizo estallar en una gran bomba de humo rojo. Las cartas tomaron eso como señal y comenzaron a correr contra su blanco.

Heart bajó el arco lentamente, quedándose estática mientras todos corrían, y Audrey caminaba lentamente hasta ella. Heart comenzó a correr a un lado, yendo a las ruinas altas de la torre que estaba en pedazos, con Audrey yendo detrás de ella tranquila mientras reía.

Teo se lanzó con su espada contra dos de las cartas, saltando para esquivar las espadas bajas y agachándose para evitar que corten su cabeza cuando las espadas subían. Sacó los alfileres de su gorro y se los lanzó a los ojos a una de las cartas, tomando la pañoleta de su sombrero y tirándola al rostro de la otra. Esos segundos en los que ninguno de los dos naipes pudo ver, Teo aprovechó y los cortó a la mitad. Haciendo una mueca apenado y pidiendo disculpas y permiso a las dos cartas muertas para quitarles la pañoleta y los alfileres.

Uma y Mal tomaron sus manos antes de lanzar un hechizo que derritió a cinco naipes de una sola onda. Las dos sonrieron victoriosos antes de que un naipe le quitara el collar a Uma con su espada, hiriendo el pecho de la morena. Así, empezaron a pelear para recuperar el elemento.

Ben, Jay y Damián estaban espalda contra espalda, rodeados por cinco cartas, en vano, ya que los tres participaban del equipo de esgrima de la escuela y no por nada Damián era el mejor espadachín.

Carlos, Harry y Gil cubrían a Gabriella que sostenía temblorosa la espada, sin embargo, vieron como Uma pateaba a un naipe hacia ellos, que cayó al suelo y de su mano cayó un collar de una caracola que rebotó hasta caer a los pies de Gabriella. Ella se agachó a tomarlo, pero la carta se levantó y fue detrás de ella, Gabriella chilló y salió corriendo.

—¡Gabriella! —gritó Carlos, asustado.

Antes de que el naipe que le pisaba los talones la atrape, La Liebre de Marzo saltó sobre su espalda y la tiró al suelo, pegándole repetidas veces con sus patas en la cabeza a la carta. El Conejo Blanco llegó a tomar la mano de su hija y a saltos la apartó, Gabriella pasó a un lado de Isla y le dió el collar de Uma.

La hija de Blancanieves tomó el collar dando una vuelta antes de que una espada la corte, y corrió entre las cartas esquivando rasguños hasta resbalar en medio de unas para salir al otro lado. Quedando frente a Mirana y El Sombrerero Loco, que tomó el collar.

—¡pero que bonito! —río antes de lanzarselo al Gato Cheshire que lo atrapó en el aire.

Desapareciendo de su vista y apareciendo frente a Uma que se agachó cuando una espada quiso embestirla, el naipe tropezó contra ella y cayó de frente, golpeando a otra carta. Una especie de domino se hizo, ya que esa carta empujó a otra y así sucesivamente hasta que al menos doce quedaron en el suelo. Uma se levantó de un salto y tomó su collar, sonriendole agradecida al gato.

Heart subía las escaleras de la antigua torre, la cual tembló en cuanto el Jabberwocky la trepó hasta llegar a arriba, soltando una ráfaga de electricidad contra Audrey que subía las escaleras, pero ella alzó el cetro y se cubrió con una burbuja que resistió el fuego ardiente de la bestia.

Llegando a la cima, Heart pudo ver el desastre, desde Celia peleando por su espada que trataba de arrebatarle una espada hasta Chico que era montado por Lirón el ratón e iban mordiendo o lastimando por los pies a los naipes.

—¿quién lo diría? —volteó viendo a Audrey, pero la morena tuvo que cubrirse cuando el Jabberwocky trató de comerla de un bocado —¡Ahg!

—Audrey, detén esto. Te estoy dando misericordia como nunca antes le había dado a nadie —Heart tomó su arco y puso una flecha, esperando a que Audrey se asome para lanzarla.

—¡no quiero tu misericordia! ¡quiero tu temor, tu respeto! —le gritó enfurecida —¡llegaron a arruinar mi vida, solo quiero devolverles el favor!

—¡Arruinamos tu vida y lo disfruté! ¿Bien? ¡lo disfruté porque eso es lo que soy! ¡Una villana! —gritó con la cuerda tensa —Pero cambié... Cambie gracias a Teo, gracias a Auradon.

—no, no cambiaste... El cetro me lo mostró ¿No crees que sabrán lo que le hiciste a tu madre?

La risa de Audrey logró desconcentrar a Heart que soltó la flecha, está pasó junto a Audrey y la morena aprovechó a salir de su escondite para lanzarle un rayo fucsia a Heart. La pelirroja sintió un frío atemorizante impactando contra su pecho, justo en la zona de su corazón, y salió volando hacia atrás, chocando con una columna inestable que comenzó a quebrarse junto al suelo debajo.

Heart soltó un quejido de dolor y el Jabberwocky la cubrió, rugiendo contra Audrey una gran ráfaga, ella se cubrió soltando un quejido por el esfuerzo de evitar ser derretida, hasta que el Jabberwocky frenó y Audrey lo atacó.

Lanzó hacia él una ráfaga rosada que logró que la bestia suelte un gemido adolorido y caiga hacia atrás. El gran dragón oscuro cayó en el suelo del tablón de ajedrez, y los naipes se subieron encima tratando de atacarlo.

Heart se apresuró a correr y caer de rodillas más dentro del edificio, y la viga cayó junto a parte del edificio sobre el Jabberwocky que soltó un quejido adolorido. La pelirroja volteó preocupada, pero sintió un afilado tacón a su costado y volteó, quedando de espaldas en el suelo para ver a Audrey.

—al final del día tendrás el mismo destino que la Reina Roja —Se burló, alzando sus dos manos sosteniendo el cetro.

Iba a clavar el cetro brillante en medio del estómago de Heart, pero ella rodó sobre el suelo a un costado y se levantó, corriendo a tomar su arco. Sin embargo, Audrey lanzó una corriente rosada que desintegró el arco.

—¡No! —gritó enrojeciendo.

—ay, ¿rompí el regalo de BennyBoo? —abultó su labio inferior y Heart se giró, viéndola reír —es impresionante como tú cabezota parece inflarse cuando te enojas, tan roja como un tomate.

Heart alzó sus manos con sus afiladas uñas contra Audrey, yendo a tomar el cetro, gritando enojada.

En cuanto sus manos se posaron sobre el artefacto, este tomó un color más intenso, las dos forcejearon, Heart sentía el cosquilleo de la magia recorrer su cuerpo, pero siguió. Sus ojos relucían en furia y Audrey gruñía tratando de evitar que le arrebate la varita de Maléfica.

Audrey gritó y empujó con más fuerza a Heart que retrocedió. La pelirroja trastabilló hacia atrás, soltando el cetro y casi cayendo del borde.

—¡Heart! —escuchó gritar a Mirana, preocupada. Más de uno volteó a verla.

Heart subió sus ojos oscuros hacia Audrey con una chispa de temor. Y la morena ensanchó su sonrisa antes de alzar el cetro y estrellar la punta contra el suelo. Gracias a su impacto, una pequeña grieta se formó en el suelo, que recorrió todo el piso hasta llegar a Heart que no tuvo tiempo a hacer nada.

El cemento bajo sus pies desapareció.

Las ruinas comenzaron a quebrarse y a caer, Heart gritó y sus manos se agitaron tratando de sostenerse de algo pero no tuvo nada cerca, solo cayó.

¿Así es como iba a terminar? ¿Siendo derrotada por Audrey? ¿cayendo desde las alturas hasta impactarse contra pedazos de cemento maravillano? ¿a un lado de su Jabberwocky que trataba de librarse de los naipes?

Todos voltearon a ver a la Princesa Roja caer, sintiendo como el aire se volvía de plomo y el tiempo lento. Eterno.

Pero el pájaro JubJub ejerció un canto y apareció como un fénix, pasando sobre Heart y con sus garras tomando a la pelirroja para evitar su muerte, aleteando con una fuerza bestial sus plumas grises para ascender.

El pájaro dejó a Heart, que soltó un suspiro de alivio, detrás de Audrey.

Heart fue detrás suya y tomó el cetro, chocandolo contra su cuello para asfixiarla, acercó sus labios pintados de carmín a su oído y susurró.

—esta vez, no perderás la cabeza.

Mostrando así su rendición, pero su surgimiento. Le arrebató el cetro a Audrey y la morena abrió los ojos aterrada al ver cómo Heart lo tomaba y lo chocaba contra su rodilla, quebrando el objeto a la mitad y apagando la chispa de su magia.

Cuando la varita de Maléfica cayó al suelo en dos partes, los naipes de corazón se detuvieron y Audrey fue rodeada por un humo de tono rosa mientras gritaba.

Heart suspiró apoyando sus manos contra sus rodillas y vió a Audrey con otra vestimenta, un aire triste y asustado, junto a una desesperada mirada de cachorro triste.

Los naipes debajo se alejaron de los maravillanos, los villanos y la realeza, hincándose en una rodilla mientras apuntaban a Heart, cabizbaja cada uno mostró a dónde apuntaba su lealtad por victoria en la guerra. El resto sonrió alejándose también, a sabiendas de que se había acabado.

—Heart... —susurró Audrey —como lo siento...

Pero la pelirroja no pudo dar ni un paso cuando sintió una punzada justo en la zona del corazón. Sollozó llevando sus manos a su pecho y cayó de rodillas, Audrey abrió los ojos aterrada y corrió a sostenerla.

—¿Heart? No, no... —Pidió asustada

Teo dejó caer su sombrero y se apresuró a correr, subiendo por los pocos pedazos de escalera y saltando las partes que ni siquiera tenían escalones. Desesperado por llegar con Heart, con sus amigos pisando sus talones.

—Yo... Te lancé algo, no sé qué... —Audrey sollozó —perdoname... No sé que hacer —movía sus manos desesperada, sin saber si tocarla.

La pelirroja escuchaba su respiración sobre sus oídos, lenta y tortuosa, era como si respirara en el ártico. Comenzaba a sentir el frío subiendo por sus extremidades, pero era un dolor interno. Sus ojos se movieron desesperados, en busca de ayuda.

—Corazón... —Teo llegó a ella y se arrodilló, tomando su cabeza y apoyándola sobre su regazo, posando sus manos sobre sus mejillas —hey, estarás bien.

—Gorritos... —susurró adolorida.

—¡Reina! —Audrey observó a Mirana que se llevaba las manos a la boca —Por favor, debe hacer algo ¿Mal? ¿Uma?

—Ellas te van a ayudar, porque son tus amigas, todos somos amigos ahora, amiguitos buenos que se ayudan cuando requieren una ayuda ayudosa que nos ayude cuando requerimos una ayuda ayudosa... —comenzó Teo, quedando sin aire, pero esta vez por el llanto que comenzaba a consumir su aire. Con sus ojitos cristalizados asustado.

—Teo —llamó con su voz cansada —respira.

Él tomó una bocanada de aire y la exhaló tembloroso acariciando su rostro.

—te amo...

—no, no lo digas como si fuera la última vez que lo dijeras porque necesito que lo digas muchas veces más, necesito que lo digas el día de nuestra boda, cuando nos coronen... Cuando tengamos una hija... —Pidió apresurado y se detuvo a si mismo, viendo cómo Heart sonreía dulce, tierna, exhausta... —Corazón.

—Esta bien... Está bien, gorritos.

Vieron el rostro de Heart quedar inexpresivo y una lágrima caer lenta por su mejilla.

Teo comenzó a deformar su expresión, sollozando y negando, apoyó su frente con la de Heart. Una lágrima suya cayó y se camufló con la de Heart.

Mirana se abrazó al sombrerero que se quitó su gorro en respeto, cabizbaja, mientras que los demás no caían en respuesta. No podía acabar así, no de esa forma.

—Besala.

Voltearon a ver a Evie, que habló, viendo a Teo.

—besala, Teo, por favor... El beso de amor verdadero siempre funciona. Esta vez no debe ser la excepción.

Teo bajó el rostro a ver a su amada, tan pálida como lo era ella, con su brillo apagado. Bajó la vista a sus labios de color carmín y se acercó a besarla.

Sus labios rozaron con los suyos hasta que se impactaron con suavidad, mezclándose con profunda agonía. Con un gran anhelo.

Luego, se alejó.

Todos veían, esperaban, necesitaban que Heart no muera, que despierte. Como un mal sueño. Damían abrazó a Evie que miraba desesperada a su mejor amiga, Mal tomó la mano de Ben. Isla apretó el brazo de Jay mientras que Gabriella evitaba ver escondida en el cuello de Carlos. Los dos menores llorando en silencio.

Uma, Harry y Gil compartieron una mirada, mientras Celia acariciaba a Chico que soltó un sonido lastimero. La Liebre de Marzo junto al conejo Blanco apartaron la vista.

El profesor Cheshire, sin sonrisa esta vez, se asomó a ver al Jabberwocky que se levantó con esfuerzo, el pájaro JubJub estaba sobre una viga esperando a que Heart se mueva y los naipes no se moverían de su posición hasta que Heart lo haga.

Finalmente, el gato comenzó a sonreír volteando a ver a Heart.

Su pecho subió lentamente mostrando que volvía a respirar y ella sonrió.

—estas muy demente si crees que te dejaría ir... —susurró sonriendo ladina.

Cómo si el aire se hubiera vuelto liviano, pudieron volver a respirar y se apresuraron a rodear a Heart que los alejaba acotando que la despeinarían, pero ellos estaban felices, eufóricos de ver qué estaba viva. Heart volteó a ver a Teo que lloraba y se lanzó a besarlo.

Los malos tiempos habían acabado.

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