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O11

Nana rió al ver que el bote de helado de cookies and cream había desaparecido, es más que obvio que el rubio se lo llevó. Para la mujer llena de experiencia y sabiduría, fue fácil darse cuenta de que algo sucedió entre ambos chicos en la habitación y que Sunoo no haya echado a patadas al pelinegro le dio el indicio de que no fue algo por lo que se debía preocupar.

Sunoo si tomó el bote con helado, lo come sin ningún remordimiento mientras que Jay lo mira a través de la pantalla de su computadora. —Si sigues así te comerás las cuchara, Sunoo.

El rubio solo lo miró mal, pero no puede evitarlo. Cuando estaba triste comía, cuando estaba feliz comía y claramente comería en ese momento donde su corazón sigue a mil por hora por el beso que le dio Sunghoon. —Mejor dime que hacer.

Jay suspiró. —No es tu primer beso, pero actúas como si lo fuera. —y no mentía, pero si era la primera vez que alguien le interesa de esa manera por lo que es claro que sus reacciones serán diferentes a las que normalmente son. —¿Y si le escribes a Sunghoon? Estoy seguro que debe pensar que lo odias por robarte un beso.

El ceño del rubio se frunció. —¿Por qué pensaría eso? Mi pie en su trasero hubiera recibido si ese fuera el caso.

Jay solo se encogió de hombros mientras tomaba su teléfono. —Conociendo a Hoon, debe pensar eso. —eso y que Jungwon le estaba escribiendo lo que está hablando con Sunghoon. Por cómo lee, el pelinegro parece estar a punto de un colapso sin creer por completo haber besado al menor.

—Hyung no creo que sea tan despistado. —solo bastó unos segundos para recordar como puede ser Sunghoon para que el rubio se retractara de lo que dijo. —¿Qué le debería escribir?

—"Hola hyung". —dijo con obviedad Jay, Sunoo lo miró mal. —Oh por favor ¿Tan difícil es?

—¡Es que no entiendes! —tomó su teléfono buscando el chat del mayor. Pensó seriamente en que escribir, la barrita tintineaba poniéndolo más impaciente. —¿Por qué tienes que besar tan bien, hyung?

—¿Le escribiste eso?

—No, ni un hola me atrevo a escribir, peor eso.

Jay sentía que pronto su cabeza dolería, estaba seguro que Jungwon está de la misma manera que él o tal vez peor, este está en el departamento de Sunghoon.

—Solo escribele "Buenas noches hyung" y listo.

Estar en ese nivel de nervios era algo muy nuevo para Sunoo, no es alguien tan tímido como para pensar tanto en enviar un simple mensaje. Después de que se besaron, no pensó en ningún momento en mencionarlo mientras se despedía del mayor, su corazón estaba demasiado feliz como para interrumpir esa emoción.

( 💕 )

—¡Solo envíale un mensaje! ¡No te odia, idiota!

—¡Déjame ahogarme en el soju!

En otra parte de la ciudad, Jungwon contaba hasta cien buscando la inexistente paciencia que le tenía a Sunghoon en ese momento. Solo bastaron dos mensajes de este diciendo "ven" "besé a Sunoo" como para aparecer en el departamento de este.

—Es imposible hablar contigo en ese estado.

El pelinegro tiene la costumbre de tomar un poco cuando se encuentra nervioso, pero en ese momento se pasó unos tragos de más. —Ya me calmé, igual ¿No me debe odiar, verdad?

—Es de Sunoo de quien hablamos Hoon, lo conoces mejor que yo como para saber qué hubiera hecho si ese fuera el caso. —al final decidió acompañar al más bajo, tomó uno de los vasos y se sirvió un trago del líquido. —¿Sucede algo más, verdad?

En silencio, sirvió un último trago de soju y cerró la botella; beber no resolvería nada. —Volvió a llamar, fue justo después de salir de la casa de Sunoo.

—Aún falta para la exposición ¿Por qué llama?

—Lo de siempre, ella no se rinde.

El par de amigos chocaron los pequeños vasos y de un trago se tomaron el líquido. —Que diga lo que quiera, nos tienes a nosotros; a mi, Jay y Sunoo.

( 💕 )

Después de sacar a Sunoo de su cama —y de cientos de cobijas dónde se ocultaba según este—, Jay lo obligó a arreglarse para ir de compras. Al final nunca le envió un mensaje al mayor, se quedó dormido en media llamada.

Sunoo decidió hacerle caso a su mejor amigo, las compras siempre le han ayudado para despejar su mente y eso es justo lo que necesita.

—Solo vamos a comer y regresamos. —indicó Jay, ambos tienen el trabajo de su clase por lo que después de entrar a cinco tiendas decidieron volver a casa. —¿Vamos a McDonalds?

Sunoo asintió, quiso ir a su auto antes para poder dejar las tres grandes bolsas que llevaba pero este está más lejos que el puesto de comida. Lo que más deseaba en ese momento era sentarse y comer la hamburguesa más grande que tengan, pero se olvidó de eso al ver a Sunghoon y Jungwon sentados en el lugar.

—¡Jungwon, Sunghoon hyung! —el peliazul actuaba animado, mientras que el rubio quería esconderse. —Qué sorpresa encontrarlos aquí ¿No es cierto?

—¡Sí! —habló Jungwon. —Es una coincidencia increíble. —por supuesto no lo era, ambos acordaron desde la noche anterior.

Siendo tomado de los hombros, Jay dirigió a Sunoo hasta el lugar donde estaban los mayores. Queriendo no presionar de más, el peliazul se sentó junto al rubio frente a los mayores.

—Hola chicos. —saludo tímido el rubio. Los amigos de ambos esperaron una respuesta de parte de Sunghoon pero parecía estar en un pequeño pánico.

—¿Tienen hambre, no? —interrumpió el silencio Jungwon. Jay asintió efusivamente. —Nosotros iremos por la comida.

Una vez Sunghoon y Jungwon se alejaron lo suficiente, soltó el aire que, sin darse cuenta, estaba reteniendo. —Tienes suerte que matar sea ilegal.

—Solo actuen normal, cuando ya hayan pasado esa incomodidad podrán hablar sin problemas.

Iba a refutar y seguir con un berrinche hacía su mejor amigo, pero algo en su mente hizo click rápidamente buscó el espejo compacto en su bolso. —¡Mis labios ya no están rosas! ¿Por qué no retocar mi maquillaje antes de entrar si sabías que esto pasaría? Aish.

—Lo olvidé, perdón. —el peliazul se levantó hasta tomar una servilleta que estaban en otra mesa, en la que se encontraban no había.

—¿Jay?

Ambos amigos voltearon a la voz encontrándose con unos conocidos. Taehyun y Yeonjun —quienes fueron modelos en la pasarela que participó Sunoo— se acercaron a ellos, saludaron a ambos con un beso en la mejilla. Según habían vivido en Italia por lo que tienen esa costumbre.

—¿Cómo han estado? ¿Disfrutan su viaje? —preguntó emocionado Sunoo.

—Ha estado muy bien, pronto se acabará tristemente pero seguimos disfrutando —Taehyun se acercó a el rubio. —El restaurante que recomendaste fue excelente, gracias.

—De nada hyung, con Jay vamos mucho ahí por lo que sabíamos que sería de su agrado.

El pelinegro sonrió enternecido. —Bien hecho pequeño. —dicho eso, con su pulgar tocó la punta de la nariz de Sunoo.

—Ddeonu, tu comida. —Sunghoon se colocó frente a San, sentándose al lado de el rubio separándolos. —Lamento interrumpir, pero mi pequeño debe comer.

El dúo miraban a Sunghoon sorprendidos, más Sunoo que se sonrojó al escuchar como el mayor lo llamaba suyo. Yeonjun sonrió divertido, era fácil leer la atmósfera del lugar por lo que se acercó hasta Jay —quién se había sentado al otro lado de la mesa— y también tocó la nariz de este. —Y tú pequeño ¿Quieres que hyung busque tu comida?

Y esta vez fue Jungwon quien reaccionó rápido sentándose junto al peliazul. —No es necesario, yo me encargo de él.

Taehyun y Yeonjun se sonrieron cómplices. —Bien, disfruten su comida, fue un gusto verlos. —habló Yeonjun. —Nosotros seguiremos con nuestra luna de miel.

Taehyun se despidió con la mano mientras iban hasta la salida.

—¿Ellos son pareja? —Sunghoon miró al menor el cual había decidido comenzar a comer su hamburguesa.

—Sí, son recién casados. —rió divertido al ver la expresión de los mayores. —Veo que recuerdas mi hamburguesa favorita hyung.

Al final Sunghoon rió divertido por su actuación de celos, apoyó su cabeza en su mano mientras miraba a Sunoo comer. Llevó su mano hasta el cabello de este y arregló unos mechones. —Por supuesto que me acuerdo pequeño.

—Míralos, no parece que anoche tuvieron una crisis. —susurro Jungwon hacía Jay. Este asintió en respuesta.

—Valió la pena, verte celoso fue divertido.

Jungwon lo miró mal, el mayor rió y chocó sus labios de este haciendo que sonriera otra vez.

Ambas parejas parecían en su propio mundo, y en ambos lados de la mesa se robaron besos.

—Por cierto Sunoo anoche, por un momento, tu número me salió como bloqueado ¿Por qué fue eso?

El rubio dio un gran trago a su refresco pensando en que responder, no le iba decir al mayor que después de mil intentos de escribirle algo, por error, lo había bloqueado.

—¿Y bien? —el contrario lo miraba curioso.

—Bueno, fue por... —dejando la frase a medias, se acercó hasta el pelinegro y dio un pequeño beso en los labios de este.

Ambos se sonrojaron. —¿Me besas para no responder?

Tirando la timidez que lo abarcó desde anoche, Sunoo asintió sonriendo con altanería. —Sí, esa es la única respuesta que tendrás.

—Seguiré preguntando ¿Sabes? Me pregunto qué sucedió.

—Entonces yo te seguiré besando. —y una vez más juntos los labios de ambos. —Hasta que te olvides de ello.

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