Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 24

Máximo

Las sombras se amontonan en mi oficina como si supieran que aquí se gesta un nuevo capítulo de mi obra maestra. Luck, es un títere más en mi teatro macabro, que cuando cumpla su misión, su cabeza rodará.

Lo veo encogerse ante mi mirada gélida. — Fallaste hace casi tres años —. Mi voz resuena como un trueno en la penumbra. — Ella sigue viva.

Un temblor recorre su cuerpo que no pasa desapercibido ante mis ojos. Una gota de sudor se desliza por su sien, es un reflejo del miedo. Un manjar exquisito para mi paladar sádico.

— Lo siento, señor Agnelli —, susurra lastimosa —. No volverá a ocurrir.

Aplasto el cigarrillo en el cenicero, liberando una voluta de humo que danza en la luz tenue.

— No me importa si vuelve a ocurrir o no —, mi dedo índice golpea el escritorio con un ritmo implacable —. Lo único que me importa es que el trabajo se realice.

Lo veo tragar saliva, es un animal acorralado a punto de recibir el golpe final.

— Lo haré, señor —, su voz apenas se escucha —. Se lo prometo.

Me levanto de mi trono y me acerco hacia el pelirrojo, envolviendo su miserable figura en la sombra de mi presencia.

— Más te vale —, un susurro helado acaricia su oído —, porque si no, las consecuencias serán... desagradables.

La crueldad es un perfume que impregna cada poro de mi ser.

— Pero antes de que la mates —, ladeo la cabeza, y observo el terror en sus ojos —. Quiero que la hagas sufrir, que la hagas pagar por atreverse a desafiarme.

El americano asiente con la cabeza, una marioneta en mis manos, bailando al ritmo de mi macabra melodía.

— Lo haré, señor —, su voz es un aullido de dolor —. La haré vivir un infierno.

Una sonrisa cruel se dibuja en mi rostro. La satisfacción me inunda como un néctar embriagador.

— Eso es lo que quiero ver —, me alejo y me dirijo a la ventana. La ciudad de Roma a mis pies es un lienzo en blanco donde yo pinto con sangre y dolor —. Nadie se interpone en mi camino y sale impune, ni siquiera mi propio hijo.

Los ojos del pelirrojo se desorbitan.

— Sí, Alessandro —, me río con ironía —. Se encaprichó con esa mujer —, mi rostro se contrae —. Pero yo me encargaré de que se separen.

La sonrisa vuelve a mis labios, una sonrisa tan afilada como un cuchillo.

— Cuando ella esté muerta, Alessandro se dará cuenta de que solo yo puedo darle lo que necesita.

La marioneta se marcha de mi oficina, y regreso a mi trono: la imponente silla de cuero negro que domina mi despacho como un altar a mi poder.

Con un gesto, mis dedos largos y pálidos, abro mi laptop. La pantalla se ilumina, revelando un lienzo donde tengo plasmado mi próxima obra maestra.

Las palabras fluyen como un río de lava incandescente. Cada frase es un latigazo, cada párrafo un tormento. Escribo con una precisión despiadada, esculpiendo cada letra con la saña de un artista que busca la perfección en su macabra creación.

El tiempo se diluye en mi despacho. La única luz que proviene es de la pantalla, iluminando mi rostro. Veo en el reflejo que, mis ojos brillan con un fuego oscuro y mis labios se curvan en una sonrisa apenas perceptible, una sonrisa que presagia dolor.

Finalmente, termino la carta. La guardo con satisfacción, me levanto de mi trono y mi figura alta se desliza por el despacho como una sombra.

Subo las escaleras hasta el tercer piso. Mi castillo de lujo se mezcla con la decadencia, un reflejo fiel de mi personalidad. Las paredes adornadas con tapices de seda roja, el suelo cubiertos por alfombras persas, y el aire cargado de incienso con vainilla.

Al llegar a mi habitación, una delicia me espera: una rubia despampanante ataviada con una bata de seda negra que se ajusta a sus curvas como una segunda piel. Su cabello cae en cascadas sobre sus hombros, sus ojos azules brillan con una intensidad felina.

Me acerco a ella, una sonrisa sensual se dibuja en mis labios. La tomo por el cuello, obligándola a mirarme a los ojos.

— ¿Hiciste lo que te pedí, principessa? — susurro roncamente.

Ella asiente, observándome con deseo.

— Muy bien, ahora tendrás tu premio —, desabrocho el único botón de mi pantalón, bajo la cremallera y caen a mis tobillos —. Come.

La rubia obedece, sus dedos rozan la piel de mi pelvis y baja mi bóxer, deleitándose con el panorama.

Hecho la cabeza hacia atrás y me pierdo en el placer que me genera la mujer, introduciendo mi polla en su boca.

Astrid

Los últimos días fueron un remanso de paz junto a Alessandro. Un oasis de amor y comprensión en medio del torbellino de emociones que aún me consume.

Alessandro no se despegó de mí ni un solo momento en estos cinco días. Estoy presente en cada entrenamiento, en cada comida, en cada conversación. Su apoyo incondicional es un bálsamo para mi alma herida.

Hablamos de nuestra "Relación", de las dudas y los miedos que nos atormentan. Ambos decidimos darnos una nueva oportunidad, construir un futuro juntos basado en la confianza y honestidad.

Me otorgo tiempo para contarle lo que pasé en el pasado. No me presionó después del desmayo, no me exigió explicaciones. Solo me pidió que no lo traicione más, que no vuelva a mentirle.

Estoy juntando valor para confesarle toda la verdad. Sé que no será fácil, pero es necesario para que nuestra relación sea sólida y verdadera.

Estoy llegando al hotel, escoltada por los hombres de Agnelli joven. Una sensación de inquietud me invade, un mal presentimiento me eriza la piel. Al pasar por la recepción, me entregan un sobre. La tomo con manos temblorosas y mi corazón palpita con fuerza.

Subo rápidamente a la habitación: la decoración elegante y minimalista del hotel no logra calmar mi ansiedad. La suite es amplia y luminosa, con vistas impresionantes a la ciudad, pero mi mente está en otra parte.

Para mi suerte, el castaño no regresa aún. La letra es elegante, cursiva, como si la hubiera escrito un artista de la caligrafía.

Abro el sobre, y saco el papel de él. A diferencia del sobre, la carta fue escrita en la computadora.

Tu belleza es un espejo que refleja el rostro de mi amada Marianne. Sus ojos color bosque, su piel de alabastro, su cabello negro como la noche. Cada vez que te miro, es como si ella estuviera de vuelta, como si la traición de ella nunca hubiera ocurrido.

Pero no te confundas, Astrid. No te amo por ser como ella. Te odio por ser el producto de esa traición, un recordatorio constante del dolor que me infligieron.

He observado tu relación con Alessandro desde la sombra. Un amor, si se le puede llamar así, nacido de la mentira, una farsa que se derrumbará cuando la verdad salga a la luz.

Quiero verte, Astrid. Quiero ver tu rostro cuando te confronte, cuando te obligue a mirarme sin caretas.

Apenas recibas esta carta, un mensaje llegará a tu teléfono. En él encontrarás el lugar y la hora de nuestro encuentro.

Ven sola, Astrid. No te atrevas a llevar a Alessandro contigo. Si él se entera de este encuentro, las consecuencias serán terribles.

Máximo Agnelli.

Es evidente que escribió la carta con calma y premeditación, al llegar al sobre, lo escribió lleno de furia y rencor; la tinta negra corrida en algunos lugares que manchan el papel, lo delatan.

Aprieto la carta con fuerza, siento como la ira y el miedo se mezclan en mi interior. Este encuentro es inevitable, pero no estoy preparada para enfrentarlo.

Respiro hondo, intentando calmarme. Tengo que ser fuerte, tengo que ser valiente como mi madre. 

𝙃𝙤𝙡𝙖, 𝙝𝙤𝙡𝙖, 𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙚𝙨 𝙫𝙚𝙣𝙜𝙖 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙘𝙤𝙢𝙤 𝙨𝙚 𝙚𝙨𝙩á 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙧𝙧𝙤𝙡𝙡𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖. 𝙔𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙢𝙪𝙮 𝙛𝙚𝙡𝙞𝙯, 𝙙𝙚 𝙖 𝙥𝙤𝙘𝙤 𝙫𝙖𝙢𝙤𝙨 𝙙𝙚𝙨𝙘𝙪𝙗𝙧𝙞𝙚𝙣𝙙𝙤 𝙢á𝙨 𝙮 𝙢á𝙨. 𝙉𝙤𝙨 𝙫𝙚𝙢𝙤𝙨 𝙡𝙖 𝙥𝙧ó𝙭𝙞𝙢𝙖 𝙨𝙚𝙢𝙖𝙣𝙖, 𝙡𝙤𝙨 𝙖𝙢𝙤 𝙢𝙞𝙡.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro