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~Veinticuatro'🍕

Valeria se sobresaltó cuando sintió un brazo alrededor de sus hombros y se  sonrojó cuando el aroma de Katie entró en su sistema.

- ¿Y qué tal tu cita? - cuestionó la alfa con una mirada fija en su rostro.

La omega se obliga a mantenerse en pie, porque está más que segura de que la voz de su amiga está mucho más ronca y gruesa que antes y eso la hace temblar un poco y provoca que su piel se erize.

- Estuvo... - murmuró Valeria abriendo su botella de jugo para beber de ella y relajarse un poco. - Bien. Él se portó lindo conmigo. - agregó con una pequeña sonrisa en sus labios.

Katie trago en seco y asintió lentamente, tratando de controlar sus celos y los de su alfa.

- ¿Y estás libre hoy? - preguntó Katie ignorando a su alfa celosa.

Valeria la miró por unos segundos con el corazón latiendo con fuerza de la emoción, permitiéndose ilusionarse con la idea de tener una cita con su amiga.

- Si, creo que sí. - murmuró en respuesta un poco tímida.

- ¿Te gustaría pasar la tarde conmigo en casa? - dijo la chica con emoción igual.

- Me encantaría. - respondió la omega sincera, asintiendo con la cabeza.

- Genial. Nos vamos a divertir mucho esta tarde. - celebró Katie. - Nos vemos en la siguiente clase. - agregó antes de darle un beso en la frente a la chica e irse a su clase.

Valeria tan solo se quedó ahí unos segundos, sonrojada y con una sensación de calor en su pecho por aquel pequeño acto de la alfa.

Después de aquello, la omega no podía dejar de pensar en esa pequeña invitación de Katie, porque a pesar de que era común en su amistad tener pequeñas reuniones en la casa de la alfa, por alguna razón muy en el fondo Valeria sentía que esta vez se trataba de algo diferente y no de una simple salida de amigas y aunque no fuera real, ella quería ilusionarse con eso.

Las horas de escuela nunca habían sido tan largas y eternas para el omega como ese, no podía dejar de mover su pie nerviosamente y de morder ocasionalmente sus uñas, esperando que diera la hora de la salida.

Y Valeria casi sintió su corazón salirse de su pecho cuando Katie llegó hasta ella y la tomó de la mano, entrelazando delicadamente sus dedos.

- Hora de irnos. - dijo la alfa sonriente, lejana a toda la revolución de sentimientos y emociones que estaba provocando en su amiga por sus pequeños actos y demostraciones de afecto.

- Claro. - asintió Valeria desviando su mira, para evitar sonrojarse aún más de lo que ya estaba.

- Le he llamado a mis padres, ellos te adoran, ¿Lo sabías? - comentó Katie durante el camino a casa.

- No... pero ellos igual me agradan. - respondió la chica un poco tímida, rogando poder contener sus emociones, pero al parecer su corazón no quería obedecerla y menos con Katie tomándola de la mano.

- Ellos van a estar con nosotros, no te molesta, ¿Verdad? - preguntó la alfa mirando a la omega.

- No, claro que no. - negó de inmediato Valeria sonriendo tímidamente.

- ¡Genial! - festejó Katie dándole un pequeño apretón a su mano. - Valeria, ¿Todo está bien en la escuela? - preguntó unos minutos después con la voz tranquila.

- ¿Qué? - dijo la omega un poco confundida por la pregunta. - ¿A qué te refieres? - cuestionó.

- Me han dicho que... alguien te estaba molestando el otro día. - dijo Katie un poco insegura de su elección de palabras.

Valeria se tensó con eso, sintiéndose casi entrar en pánico, sin saber que responder a eso.

- Bueno, específicamente me dijeron que Rebecca te hizo pasar un mal momento, ¿Es verdad? - habló la alfa de nuevo al ver que la omega con quería hablar.

- Oh... no fue nada. - mintió Valeria, tragando en seco, se sentía muy mal por mentirle a su amiga, pero igual no le veía el sentido decirle la verdad.

Después de todo, Katie había elegido a Rebecca antes que a ella y eso no lo podía cambiar, por más que le doliera.

- Val, sé que me estás mintiendo. - suspiró la alfa, una vez que llegaron a su casa. - Si no me quieres decir la verdad, esta bien. Pero, ¿Puedes prometerle algo? - dijo mirándola a los ojos.

- ¿Qué cosa? - preguntó la omega.

- Que si algo como eso vuelve a pasar, vas a decírmelo. 

- ¿Por qué haría eso? - cuestionó Valeria soltando una pequeña risa nerviosa.

- Porque, quiero defenderte. - dijo Katie sincera, sintiendo el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

Valeria sonrió en grande, sintiendo un leve sonrojo en sus mejillas y se limitó a asentir con la cabeza y murmura un bajo "está bien", antes de que Katie le diera un beso el la frente y abriera la puerta de su casa.

- ¡Mami, llegamos! - gritó la alfa emocionada.

Louis estaba ahí en la sala, sentado, leyendo uno de sus libros favoritos, sonriéndole a su hija y a su acompañante.

- Que bien, amor. Puedes subirte a cambiarte si quieres, tu padre no debe tardar en llegar al igual que tus hermanos. - respondió el omega dejando su libro, no sin antes dejar marcado donde se había quedado. 

- Si. - respondió Katie obediente. - No tardaré. - le murmuró a la omega antes de soltar su mano, para correr a su habitación.

Y en cuanto la alfa se fue, Valeria se sintió ligeramente incómoda, como si fuera la primera vez que estaba sola con el padre de Katie.

- Hola, Valeria, es gusto tenerte aquí. - dijo el omega notando la incomodidad y nervios de la chica.

- Hola. - respondió con pena, acercándose a él. - Señor Louis, yo... quisiera pedirle perdón. - habló finalmente reuniendo el valor para hacerlo.

Louis frunció ligeramente el ceño, sin dejar de estar sonriente, a pesar de no entender lo que dijo la chica.

- ¿Por qué quieres pedirme perdón? - preguntó el castaño sin entender.

- Por lo que pasó con Rebecca, el día que Katie la trajo a su casa. - respondió la chica, jugando nerviosamente con los dedos de sus manos. - Yo no debía dejar que Katie la presentara con ustedes, sabiendo que era una mala persona. Es mi culpa que usted y su familia pasarán un mal rato. - se explicó, sintiéndose verdaderamente avergonzada.

Louis suspiró y negó lentamente, antes de levantarse y encaminarse hacia la chica.

- Te conozco desde que eras una niña y nunca me has faltado el respeto ni a mi ni a nadie de esta familia. Tú no me debes ninguna disculpa. - dijo el omega sincero mirando a la chica. - No es tu culpa que esa chica no tenga educación ni tampoco de que mi hija esa una tonta para el amor, al final no es su culpa tampoco, heredó lo estúpido de su padre. - agregó riendo un poco y logrando que la chica también comenzara a reír, más tranquila.

- Lo que dijo ella de usted... no es verdad. - habló Valeria mirándolo a los ojos. - Yo lo admiró mucho, como omega y padre. Usted es una gran persona. - agregó sintiendo que había confesado algo realmente importante para ella.

- Gracias, cariño. - respondió Louis con una gran sonrisa, antes de abrazar a la chica.

- Llegué, amor. - se escuchó la voz de Harry entrando la casa, con un par de cajas de pizza y una brillante sonrisa en su rostro. - Hola, Valeria. - dijo el rizado notando la presencia de la chica en los brazos de su omega.

- Hola. - respondió la chica con una sonrisa tímida, soltándose del abrazo del omega mayor.

- Deja eso en la mesa y ven conmigo a la cocina. - ordenó el castaño antes de darse la vuelta para dirigirse a la cocina.

Harry obedeció a su omega y corrió detrás de él hacia la cocina, y en cuanto la pareja desapareció, Katie bajó de su habitación, lo cual alivió mucho a Valeria para no sentirse tan sola e incómoda.

- ¿Y quieres ver una película? - preguntó la alfa sin dejar de sentirse emocionada y a la vez orgullosa de tener a la omega para ella toda esa tarde.

- Si, me encantaría. - respondió Valeria entusiasmada.

- Ella definitivamente es la omega de nuestra, Katie. - dijo Louis en voz baja en la cocina con una enorme felicidad.

- ¿Si? - preguntó Harry mirando con encanto la sonrisa de su omega.

- Se disculpó conmigo por algo que ni siquiera hizo ella. - respondió el castaño, abrazando a su alfa. - Es una buena persona, nuestra hija estará bien con ella. - agregó seguro.

- Bien. Sí tú la aceptas yo igual. Además, que nadie que trate mal a mi omega, tiene mi autorización para estar con alguno de mis hijos. - respondió el alfa pegando más al omega a su cuerpo.

- Eso es muy lindo, alfa. - dijo Louis con una sonrisa.

Harry respondió a la sonrisa y miró el rostro de su omega por unos segundos, antes de mirar su cuerpo por completo, pintando una sonrisa que Louis conocía a la perfección.

Pronto una mano del alfa bajo su trasero y lo apretó.

- ¿Ya te dije lo bien que te ves en esos pantalones? - comentó el alfa en voz baja, acercándose peligrosamente a los de su omega.

- Eres un pervertido. - respondió el omega riendo, para evitar soltar un jadeo por la cercanía y toques de su alfa. 

- Quizás, sea por que estamos cerca de nuestros últimos celos, pero realmente últimamente siento que debo estar pegado a ti como un imán. - confesó el alfa sincero.

- Te estás haciendo viejo, amor. - bromeó el omega, mirando como hacía reír al alfa.

- Si, de hecho, quiero hablar de eso contigo, en la noche. - dijo el rizado tranquilo.

Louis asintió. - Amor, es mentira. No estás viejo. - dijo casi de inmediato, acercándose un poco más a su alfa.

- Lo sé, tú eres el viejo. - atacó Harry en forma de broma, mirando el tierno puchero que se formó en los labios del omega junto a sus ojos tristes. - No, es cierto, amor. - dijo de inmediato, tomando el rostro de su pareja entre sus manos. - Tú eres un bebé. Eres mi cachorrito. - agregó antes de besarlo.

El omega tan solo se aferró a la camiseta de su pareja, amando la cercanía, el beso y las palabras de su alfa.

- Cachorro torpe. - murmuró contra sus labios, continuando con el beso.

- Te amo demasiado. - respondió Louis de igual manera, casi suspirando contra los labios de su alfa.

"No más que yo a ti, mi amor" respondió su alfa, ronroneando por la cercanía de su omega que le hacía tan bien.

- Ya llegaron, mis hermanos. - habló Katie interrumpiendo a sus padres.

- Está bien, hay que comer. - respondió Louis juntando sus pocas fuerzas para separarse de su alfa aunque no quiera hacerlo.

Sorprendentemente el ambiente era demasiado tranquilo y cómodo para Valeria, que realmente se sentía como en casa y adoraba sobre manera la relación de la familia Stylinson.

- Mami, papá. ¿Puede Valeria quedarse a dormir? - habló Katie abrazando por los hombros a la omega, de la misma manera en la que Harry estaba abrazando a Louis.

- Mhm... claro, si sus padres le dan permiso, no hay problema, es bienvenida a quedarse. - respondió Louis notando el sonrojo de la chica.

- ¿Crees que te den permiso, pequeña? - le preguntó a la omega en voz baja, solo para que ella la escuchará.

- Si, yo creo que sí. - asintió Valeria sonriendo de nuevo.

- Ellas son muy lindas. - murmuró el castaño a su pareja en el oído.

- Si, pero no más que nosotros. - respondió Harry con una sonrisa, dándole un beso en la mejilla al omega, para hacerlo sonrojarse como siempre.

"Eres un tonto, amor"  respondió su omega.









[...]








Después de comer pizza, Katie y Valeria se quedaron en la sala viendo la televisión, mientras que sus hermanos subían a su habitaciones, al igual que sus padres para dejarlas pasar el tiempo solas.

- Bien. ¿Y qué se siente ser casi suegro? - preguntó Louis divertido entrando en la habitación.

- No soy suegro de nadie. - respondió Harry tranquilo, riendo igual.

- Si, ya lo eres. - dijo Louis acostándose a lado de su alfa en la cama. 

- Aún es muy joven para tener novia. - negó el rizado.

- Tú me cortejaste a esa edad, amor. - respondió el castaño, encantado de ver a su pareja siendo un padre celoso.

- Es tú culpa, por tener a mi alfa loco por ti. - respondió el rizado con un suspiro.

- ¿Qué? - cuestionó Louis con curiosidad.

- Si, tenías a mi alfa suspirando y rogando por ti, desde siempre. - confesó el alfa.

- ¿Si? - respondió el castaño sonriendo con ternura. - Siempre supe que tú eras el estupido y no tu alfa. - bromeó besando a su pareja. - Aunque yo igual, siempre te he amado, incluso siendo un poco estúpido. - agregó, haciendo sonreír al rizado.

- Bien. Este estúpido, te ama demasiado ahora. - respondió el alfa alegre. - Y es por eso que quiero hablar contigo de algo. - dijo tranquilo, mirando fijamente a su omega.

- De acuerdo, ¿De qué quieres hablar? - preguntó Louis, sintiéndose un poco nervioso.

- Nosotros estamos a punto de dejar de tener celos, pero... sé lo riesgoso que puede ser que un omega quede en estado en sus últimos años de fertilidad y no quiero que algo malo te pase a ti, así que estuve pensando que quizás lo mejor sea que yo me someta a una vasectomía. - habló nervioso. 

- ¿Qué? - dijo Louis un poco sorprendido.

- Si, ya sabes... para evitar que tengas un embarazo. - explicó Harry.

- Amor, nos hemos cuidado todo este tiempo, no creo que sea necesario que tengas que someterte a eso.

- No quiero correr el riesgo. - respondió el rizado.

- Creí que querías tener otro bebé. - dijo Louis, mirando directamente a los ojos a su alfa. 

- Te dije que si tú querías tenerlo, yo te obligaría a nada.

- Es muy dulce de tu parte que quieras protegernos a los dos, amor. - respondió Louis sonriéndole con encanto. - Pero me gustaría tener las opciones abiertas. - dijo sincero.

- ¿A qué te refieres? - cuestionó el rizado.

- Quizás... si quiero tener un cachorro más. - confesó el omega con las mejillas sonrojadas.

- Amor, yo estaría encantado de eso, pero eso es algo riesgoso para ti y no quiero que nada te pase. - respondió el alfa totalmente sincero.

"Me muero si algo te pasa, mi omega" dijo su alfa angustiado.

- No tenemos que decidir eso ahora, podemos pensarlo, ¿Si? - habló Louis, besándolo de nuevo.

- De acuerdo. - asintió Harry con una leve sonrisa. - Aunque tú embarazado, era lo más hermoso de este mundo. - comentó el alfa, una vez que su omega se giró para dormir, escondiendo su rostro en el cuello del castaño donde estaba la fuente de su aroma y su marca de unión.

- Lo sé, no podías quitarme los ojos de encima. - respondió Louis riendo por los besos de su alfa en su marca.

"Yo nunca te quitó los ojos de encima" respondió su alfa completamente enamorado.

"Te amo demasiado, mi alfa" contestó su omega tiernamente.

Pasaron unas horas antes de que todos en casa se fueron a dormir, había sido un día tranquilo para todos y la hija mayor de la pareja estaba más que feliz de que los padres de Valeria la habían dejado quedarse en casa, así que ellas esa noche durmieron juntas en la cama abrazando inconscientes de que ambas estaban más emocionadas y cómodas en los brazos de la otra.

Ya pasaba de medianoche cuando un dulce aroma llegó a la nariz de Louis, haciendo que despertará, confundido y preguntándose de dónde venía ese aroma dulzón.

Era un aroma completamente nuevo para él y era demasiado fuerte, fue ahí que algo hizo click en su mente.

Un omega estaba teniendo su celo.

Y no sabía si era uno de sus hijos o Valeria.

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