~ Trece'🍪
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La pancita de Louis no era lo único que crecía con el paso de los días, sino que también sus antojos lo hacían.
El omega se había encontrado extrañamente ansioso por comer galletas de chocolate en especial, era un antojo que no podía controlar últimamente.
Comía dos galletas al despertar, una antes de la comida y cenaba galletas, Harry realmente ha perdido la cuenta de cuántas cajas le ha comprado a su omega en las últimas dos semanas.
- Amor. - habló el rizado adormilado, buscando a su omega a su lado en la cama, encontrándose con su pancita que está un poco más hinchada que el mes pasado, lo que hace sentir a su alfa extrañamente orgulloso. - Ay, amor. - suspiró sacudiendo lentamente las migajas que estaban sobre la camiseta del castaño.
- ¿Qué? - respondió el omega tímido dejando sus galletas, haciendo un puchero al ver su pancita hinchada.
- ¿No crees que es muy temprano para comer galletas? - preguntó el alfa abriendo los ojos para mirar a su pareja.
- Es culpa de tus cachorros, ellos me despertaron. - explicó Louis mirando al alfa.
- Nuestros cachorros. - corrigió Harry sonriendo, pasando su mano debajo de la camiseta del omega.
- Tengo sueño, alfa. - reprochó Louis, tomando las cobijas para cubrirse por completo hasta la cabeza, haciendo que Harry dejará de tocar su estómago.
- Mentira, haces eso cuando no quieres que te vea. - negó Harry tratando de destapar al omega. - ¿Qué sucede, precioso? - preguntó con preocupación.
Louis negó con la cabeza sin decir ni una palabra.
"Mi omega está triste", habló el alfa de Harry angustiado. "Haz algo", ordenó.
El rizado obedeció y se metió debajo de las sábanas, encontrándose con su omega haciendo un lindo puchero con sus labios.
- Hey, precioso. - susurró Harry despacio acercándose a su omega.
- ¿Estás molesto conmigo? - preguntó Louis en voz baja cubriendo su rostro con sus manitas.
- No, no. - negó Harry de inmediato. - ¿Por qué lo estaría? - cuestionó abrazando el estómago de su bello chico.
- Porqué como mucho. - dijo apenado.
- Cariño, te estás alimentando a ti y los bebés, es normal. - respondió el alfa dulcemente.
- Las galletas no son muy saludables. - opinó el omega. - Le hago daño a mis cachorros. - sollozó triste. - Soy un mal omega. - agregó.
Harry sintió una presión en su pecho al escuchar eso, le dolió demasiado a él y a su alfa.
- Creo que mi alfa y yo no estamos de acuerdo con eso. - dijo acercándose al cuello del castaño para dejar un beso en su marca. - Son tus antojos amor, no es culpa tuya. - consoló abrazándolo. - ¿Recuerdas cuando estabas embarazado de Kat?, no podías dejar de comer fresas. - comentó con una sonrisa.
Louis asintió mirando a su alfa, un poco más tranquilo.
- Pero, las fresas son sanas, las galletas no. - se quejó de nuevo. - Además, estoy gordo. Cada día estoy más gordo. - dijo haciendo un puchero adorable de nuevo.
"Omega, tú eres precioso" respondió el alfa de Harry.
- Eres precioso omega. - habló el rizado por su alfa. - Además, es solo un antojo bebé, lo vas a superar. - aseguró. - Podría comprarte las galletas sanas que venden en el mercado vegano, si eso te hace sentir mejor. - propuso.
El omega asintió y se pegó al rizado, sintiéndose más tranquilo por el aroma de su alfa.
- Te amo. - susurró Harry besando la frente del más bajo. - Los amo, a ti, a Katie y a mis futuros cachorros. - agregó acariciando su vientre delicadamente. - ¿Ellos se mueven mucho? - preguntó tímido el rizado.
- Aunque no lo creas, Katie solía moverse más que ellos. - respondió el omega riendo un poco.
El alfa también rió, quitándose las sábanas de encima. - Es una chica con mucha energía. - comentó.
- Niall dice que será alfa, yo creo que solo le gusta imitarte.
- Quizás tu hermano tenga razón. - se encogió de hombros.
- ¿Te imaginas que los trillizos sean omegas y Katie alfa?, sería muy tierno. - comentó Louis con una sonrisa en su rostro.
- Los dos alfas cuidaremos de los cuatro omegas más hermosos. - respondió Harry con orgullo.
- Nosotros podemos cuidarnos solos. - bufó Louis bromeando.
- Por supuesto, amor mío. - dijo Harry besándolo.
Louis definitivamente está agradecido de tener a Harry como su alfa.
[...]
Louis estaba muy seguro que después de Harry, su amiga Jade era quien más lo cuidaba y protegía, incluso más que su hermano Niall; y es algo que él encuentra muy tierno y agradece mucho.
- Sé que tienes antojos de galletas, así que, hice estas caseras para ti. - comentó la omega dejando un tazón frente al castaño. - ¿Quieres algo de leche? - preguntó.
- Oh, no. Gracias, es muy lindo que hicieras esto para mi. - respondió el omega un poco apenado. - No necesitabas hacerlo.
- No es nada, me emociona mucho tu embarazo. - confesó.
- ¿Si?, ¿Por qué? - preguntó curioso.
- Bueno, mi única hija ya tiene ocho años y tiene tres años que tú te embarazaste de Katie, es mucho tiempo que no presenció un embarazo, creo que por eso me emociona.
- ¿No has pensado en tener otro bebé? - se atrevió a preguntar Louis.
- Si, pero creo que no es el momento adecuado. - murmuró Jade torciendo los labios. - Rosé está muy rebelde últimamente, no creo poder con ella y un bebé más. - explicó.
- Bueno, cuando te sientas lista llegará un bebé. - apoyó Louis con una sonrisa, tomando una de las galletas que hizo su amiga, sonriendo cuando sintió una patada de sus bebés en su vientre.
Y mientras los omegas platicaban alegremente en la sala, comiendo galletas y viendo televisión, Rose estaba con Katie en su habitación, jugando con la pequeña Stylinson.
- Auch, duele Ros. - se quejó Katie con un puchero, separándose de la niña, sobando su cabecita castaña.
- Vamos Katie, solo quiero ponerte bonita. - reprochó Rose con el cepillo de pelo en sus manos.
- Mi mami es el bonito de mi casa, no yo. - negó la niña.
- Si, claro. El embarazo le sienta de maravilla. - comentó la niña mayor, rodando los ojos.
Katie frunció el ceño, aún con el puchero en sus labios, sintiéndose molesta por el comentario de su amiga.
- La pancita de mi mamá es preciosa. Él va a tener tres gemelos. - defendió cruzándose de brazos.
- ¿Y eso te hace feliz? - preguntó Rose
- Si, ¡Voy a tener hermanitos! - respondió la niña pequeña con emoción.
- Eres demasiado pequeña como para ver la realidad. - negó Rosé.
- ¿Eh? - dijo Katie confundida, sin entender.
- Pronto cumplirás cuatro años y esos bebés llegarán a tu vida a destronarte.
- ¿Destro... qué? - preguntó la pequeña sin comprender.
- Dejarás de ser la bebé de mami y papi, ellos se centrarán solo en los bebés, ya no van a quererte más.
Katie se puso triste de escuchar eso y comenzó a negar con su cabecita.
- Si, todo para tus papás serán los tres bebés, adiós Katie. Todo será: hay que cuidar a los trillizos, los trillizos deben dormir, deben comer, los trillizos esto y aquello. Y cuando menos lo pienses, toda la atención de tu mami Louis, será para sus nuevos bebés.
- Él no me haría eso. - negó Katie de nuevo.
- Si lo hará y tu papá Harry igual, ellos ya no te quieren, por eso quisieron tener un nuevo bebé, solo que en lugar de uno consiguieron tres. - insistió Rosé.
- Ellos tienen nuevos bebés, porqué yo lo pedí. - respondió la pequeña aún a la defensiva.
- Te dicen eso, pero es mentira. Si te quisieran, no debería querer más bebés. Tienen nuevos bebés, porque tú no eres suficiente. - dijo bruscamente la mayor, sonriendo con malicia.
Los ojitos azules de Katie se llenaron de lágrimas.
- ¿Por qué crees que mi mamá y el tío Niall no tienen más bebés? - preguntó Rosé. - Porqué nos aman a mi y a las gemelas, no necesitan más, nosotros somos suficientes. - explicó con orgullo.
- Mientes. - sollozó la pequeña Tomlinson limpiando sus lágrimas. - Mis papis me quieren, los dos. - dijo firme.
- Bien, cuando tu mami Louis llegué con sus nuevos bebés, verás como ninguno de los dos se va a preocupar más por ti. Tú podrías bien esconderte y ellos no te buscarían, por qué tres bebés son más importantes que uno. - respondió Rosé sonriendo al escuchar como Katie comenzaba a llorar.
- No te creo. - dijo Katie con su voz cortada.
- Bien, no me creas. Te darás cuenta cuando seas grande. - comentó la mayor encogiéndose de hombros.
- Eres mala. - chilló la castaña bajando la cama para irse.
Cuando la pequeña Tomlinson dejó la habitación ella comenzó a reír, la verdad es que tan solo dijo por diversión y para ver la reacción de Katie, y aunque se imaginó que la niña se pondría a la defensiva, nunca imaginó que iba a llorar como lo hizo, lo cual la hizo sentir un poco mal, pero no podía hacer nada ya.
- ¡Mami! - chilló Katie abrazando una de las piernas de Louis, llorando.
- ¿Qué pasó amor? - preguntó el castaño preocupado, mirando a su cachorra llorar y aferrarse a él.
- Tú me quieres, tú me quieres. Me quieres. Papi Harry me quiere, me quieren a mí. - repetía aún con su voz triste, con sus ojitos cerrados.
Louis la miró confundido, acarició el cabello castaño de su pequeña.
- Claro preciosa. Los dos te amamos. - respondió con ternura, tratando de controlar el dolor de su bebé.
- ¿Los tres gemelos me quieren? - preguntó ella alzando la mirada para ver a su padre.
- Por supuesto, tú eres su hermana mayor. - asintió el castaño. - Tú vas a cuidar de ellos y de mi, ¿Lo recuerdas? - habló dulcemente.
Katie asintió, limpiando sus lágrimas en la ropa de su papá. - Cuido de ustedes. - repitió. - Lo haré como papi Harry lo hace contigo. - dijo sonriendo y soltó la pierna del omega, alzando sus brazos hacia Louis, pidiendo que la cargará.
El omega se inclinó con un poco de dificultad y alzó a la pequeña, para que estuviera a su lado en el sofá.
- Yo igual los amo, mami. - murmuró abrazando el estómago de Louis, dejando un corto beso en la punta del vientre hinchado.
Louis sonrió enternecido y abrazó a su pequeña con amor, para hacerla sentir mejor, prometiendose que nunca haría sentir menos a su pequeña por los trillizos, les daría el mismo amor y atención a sus cuatro cachorros y está seguro que Harry hará lo mismo.
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