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~Diecinueve'🥝

Ella se estaba presentando como una alfa.

- ¡Oh, por Dios!, nuestra niña se está presentando, Harry. - dijo Louis tratando de no entrar en pánico por esa situación.

- Mamá, ¿Qué sucede en el cuarto de Katie? - preguntó Olivia bajando las escaleras, quitándose los audífonos de las orejas, sintiéndose mareada por el pronto aroma fuerte que estaba inundando la casa.

Louis se sintió nervioso por la pregunta, mirando a su alfa en la espera de ayuda.

- Bien. Bien. - habló Harry entendiendo la mirada de su pareja. - Olivia, tu hermana está pasando por algo difícil, que después hablaremos contigo y tus hermanos, pero por ahora, necesitamos que subas a tu cuarto, tu padre y yo vamos a cuidar de Katie. - explicó lo más tranquilo posible su hija.

- De acuerdo... - murmuró la chica un poco confundida, volviendo a colocarse sus audífonos antes de volver a su habitación. 

- Iré por una toalla húmeda y un té para Kat, eso la ayudará a pasar el calor. - comentó Louis corriendo a la cocina.

- Bien, yo iré con ella. - respondió el alfa, dirigiéndose hacia la habitación de su hija mayor. 

Ambos padres se sentían nerviosos y mareados, como si fuera el primer celo de ellos no el de su hija.

Mientras que Katie se encontraba con el rostro enterrado en su almohada, llorando de dolor y confusión, no sabía qué hacer, se sentía desorientada por completo, tan solo quería que alguien le dijera que hacer y qué era lo que le estaba pasando a su cuerpo.

- Kat. - habló Harry entrando lentamente a la habitación, sintiéndose aturdido por el golpe del fuerte aroma y el calor.

El rizado realmente dudaba que Louis pudiera soportar aquello.

- Papá. - chilló la chica.

- Tranquila, amor. Vamos a ayudarte. - consoló Harry, colocando la ventilación de la habitación para que el calor disminuyera un poco.

- ¿Qué me está pasando? - preguntó la chica girándose para ver a su padre.

- Amor, tu celo ha llegado. - respondió el alfa. - Es algo muy normal cariño, pero vas a poder soportar esto, con suerte el tuyo durará de uno a dos días, por ser alfa. - explicó abriendo el armario de su hija para buscarle algo más cómodo y ligero para que no sintiera tanto calor.

- Duele mucho. - se quejó retorciéndose un poco en las sábanas.

- Lo sé, cariño, pero ya pasará. Ambos vamos a cuidar de ti. - aseguró el rizado sacando el pijama de short color rosa que tanto le gustaba a su hija, que era algo delgada. - Papá Lou, van a traerte un té con una pastilla para que el dolor sea menor y después de eso, tú vas a entrar en la duña y te cambiarás la ropa. La ducha fría te va ayudar mucho. - le explicó lo más tranquilo posible. 

- ¿Lo prometes?, ¿Estaré bien? - cuestionó asustada.

- Si, cariño. - asintió Harry sin dudarlo.

Katie torció los labios y asintió, levantándose de la cama con dolor.

- ¡Llegue, llegue cariño! - dijo Louis entrando en la habitación, algo torpe, con la taza de té y las pastillas en sus manos. - Todo estará bien, bebé. - agregó sentándose en la cama con su hija dándole la taza de té.

- Si, papá Harry me dijo lo mismo. - respondió la chica con la voz un poco cambiante.

- Bien, debes creerle. - dijo Louis sonriendo, tomando una de las pastillas del bote. - Toma esto, cariño. - ordenó dándole la pastilla a la chica.

- ¿Ustedes pasaron por esto igual? - preguntó Katie esperando que la pastilla hiciera efecto.

- Si, y aún pasamos por eso cada ciclo. - respondió Harry sin pensar en sus palabras.

- ¡¿Qué?! - dijo la chica alterada y asustada.

"Eres un estupido, alfa" habló su omega, regañandolo por alterar a su cachorra.

"¿Qué?, ¿Qué hice?" respondió su alfa confundido.

- Katie, te explicaré eso después con más calma, ahora ve a darte una ducha fría, eso te ayudará. - habló Louis tranquilizando a su hija.

Katie asintió sin estar muy segura de eso, levantándose para ir a la ducha y tomando la ropa que su padre le dio.

- Eres un genio, Hazz. - dijo el castaño, poniéndose de puntas para darle un golpe en la cabeza al alfa, una vez que su hija entró en la ducha.

- ¿Qué hice? - cuestionó el alfa frunciendo el ceño.

- Asustaste a la niña, no debiste decirle que va a pasar por esto cada ciclo, es tonto. - explicó el omega cruzándose de brazos.

- Ella tiene dieciocho amor, no puedes tratarla como una niña por siempre. - se defendió el rizado. - Es lo suficientemente mayor para saber cómo funciona el celo. - agregó tranquilo.

- Es mi bebé. - reprochó el omega haciendo un puchero.

- Sí lo sé, pero ella ya creció. - explicó Harry acercándose a él, tomándolo de la cintura. - Aunque, tú siempre serás mi bebé. - dijo besando la frente de su omega.

- No soy un bebé. - se quejó el castaño sonrojado, dándole un golpe en el pecho al alfa.

- No, eres más adorable que cualquier bebé. - le respondió Harry besando su mejilla.

- Basta. Vete de aquí, tú vas hacerte cargo de los trillizos y yo de Katie. - sentenció Louis separándose de él.

- Amor, no creo que soportes por mucho tiempo el aroma de un alfa en...

- Harry. - interrumpió Louis riendo. - Me he encargado de tu celo desde que estamos juntos, no digas que puedo o no soportar, así que... ¡Fuera! - ordenó.

- Pero, pero... - dijo Harry nervioso.

- Estarás bien, los trillizos son buenos.

- Si, Olivia es tranquila, pero Edward y James...

- Ellos son iguales a ti, así que es justo que te hagas cargo de ellos, corre alfa. - interrumpió Louis.

- Bien. - suspiró el alfa. - Te amo. - agregó antes de darle un beso en los labios antes de salir de la habitación.

Louis suspiró, sería un día largo para todos en casa.







[...]







Pasaron casi dos días en los que Katie estaba en celo, en donde Louis le llevaba comida, agua, té, pastillas y toallas húmedas, para mantener a su hija lo mejor posible.

Y por fortuna su hija se encontraba bien y estable en la mañana de Nochebuena, justo a tiempo para el cumpleaños de Louis.

- Se siente tan bien ser normal. - comentó Katie bajando por la escaleras, recién duchada y cambiada, sintiéndose fresca. - ¡Feliz cumpleaños, papi! - gritó corriendo abrazar al omega.

- Gracias, cariño. - respondió Louis alegre.

- Fui la primera en decirlo. - celebró la chica feliz, brincando un poco.

Louis reprimió una risa, sin negarle eso, aunque en realidad el primero en decirle eso fue Harry, pero no había necesidad de quitarle esa felicidad a su hija.

- Buenos días, copias al cubo. - saludó Katie a los trillizos, pasando su mano de manera juguetona por el cabello de sus hermanos varones.

- Ya era hora de que salieras de tu cueva. - se burló James.

- Tú no entiendes nada pequeño engendro. - atacó la chica con la voz ronca, asustando un poco a sus hermanos.

- De acuerdo, alguien debe hablar con ella sobre controlar a su alfa, sus instintos, su voz y todo eso, para que no asuste a sus hermanos. - le susurró Louis a su pareja.

- Bien. Bien, lo haré después de Navidad. - prometió Harry.

El omega soltó una risa, negando con la cabeza lentamente.

- No me refiero a ti, amor. - le respondió sin dejar de reír.

- ¿Qué?, ¿Cómo que yo no? - cuestionó el rizado, sintiéndose algo ofendido por eso. - Entonces, ¿Quién sino soy yo? - preguntó.

- Me refería a Shawn o Bebe. - respondió el castaño encogiéndose de hombros.

- ¿Por qué ellos y no yo? - preguntó Harry cruzándose de brazos.

- Harry, eres el alfa más impulsivo que conozco. - dijo el omega. - Le gruñes  a tus propios hijos, ¿lo recuerdas? - agregó.

- Ser posesivo no es lo mismo que ser impulsivo. - se defendió el rizado, indignado por la situación.

- Si, si lo es. - respondió Louis riendo en voz baja.

- Genial. ¿Creés que alguien le mostrará de mejor manera a ser alfa, que yo a mi propia hija? Soy el alfa que siempre he admirado. Es algo muy ofensivo para mí. - admitió el alfa.

- Tienes razón amor. - accedió el castaño. - Hazlo, adelante. - agregó. - Ahora, dame un beso y deja de hacer berrinche. - pidió.

Harry sonrió, tomando el rostro del castaño entre sus manos para besarlo.

- Y no soy berrinchudo, ese eres tú y ambos lo sabemos. - dijo el rizado antes de ir con sus hijos a la sala.

- Yo no soy el berrinchudo. - bufó Louis con las mejillas rojas y rodando los ojos, antes de hacer un puchero con sus labios, siguiendo a su alfa.

- ¡Papá, Katie nos gritó! - acusó Edward molesto, una vez que Harry llegó con ellos.

- No grité, no es mi culpa que mi voz cambie. - se defendió Katie.

- Ella habla como tú, papá. - agregó James. - ¿Por qué habla así ahora? - preguntó curioso.

- Es una larga charla, que papá Harry les dará a todos ustedes un día de estos. - interrumpió Louis con una sonrisa en su rostro.

Harry abrió los ojos sorprendido al escuchar eso.

- ¿Qué? - preguntó el rizado en voz baja a su pareja.

- Tú les darás la conversación del celo y las relaciones a tus hijos, creo que es justo. Yo los tuve, tú los educas. - respondió Louis burlón, encogiéndose de hombros.

- Diablos. ¿Por qué no puedo negarte nada? - cuestionó Harry.

- Porqué soy tu omega. - dijo sencillamente el omega, guiñandole un ojo.

- Tienes suerte que mi alfa te ame tanto y siempre quiere hacer, lo que tu pidas. - sentenció el alfa.

- También lo amo. - respondió el castaño besando el hombro de su alfa.

"Pero yo te amo más" respondió su alfa.

Louis sonrió en grande y rodó los ojos después de eso, encantado y enamorado por completo del alfa de Harry.

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