☂☣ 𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐨.
Aquí esta vuestro pedido, espero que os guste.
☂ 𝒔𝒆𝒊𝒔; 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒅𝒆𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 ☂
—¡Hijo de perra. Eres un maldito enfermo!— grita una enojada Nahia a su, ahora, ex-novio.
La fémina estaba furiosa, más de lo normal. Y también triste.
Había pillado a su novio teniendo relaciones sexuales con su mejor amiga.
Se suponía que se odiaban, que no se podían ni ver. Pero al parecer era todo lo contrario. Habían estado ocultándolo durante mas de dos meses de lo que llevaban cinco meses.
—N-Nahia, puedo explicarlo.— se notaba desesperado, tenía la voz temblorosa, pero ella ya no iba a caer, ya no más.
—Vete a la mierda Josh.—
Justo cuando estaba a punto de irse, notó como el rubio le agarraba de la mano impidiéndole que se fuera.
—Déjala irse, Joshi. No vale la pena.— habló la mujer que se hacía pasar por su mejor amiga con una sonrisa socarrona.
—Tú... ¡Maldita perra!— como pudo se soltó del agarre del infiel y se acercó a la rubia de bote.
Levantó su mano y le pegó una cachetada en la mejilla con la palma de la mano. Seguramente dejaría una buena marca.
La mujerzuela comenzó a llorar falsamente, llamando la atención del chico.
—¡Edurne!— fue ha ella y miró si sangraba o algo.— Es mejor que te vaya, Nahia.
—Oh, créeme, tenía que haberme ido hace tiempo. Adiós, Josh, y adiós puta ex-mejor amiga. Vendré mañana a por mis cosas. Cómo esta perra toque algo mío, aseguraos de cerrar bien las ventas de casa. Podría entrar cualquier ser no deseado.— estos se asustaron bastante al oír esas palabras saliendo denla boca de la fémina, pero hicieron como que no.
Nahia los miró de arriba abajo e hizo una mueca de asquerosidad. El par de traidores estaban desnudos, pero eso ers lo de menos.
Agarró bien su bolso de Prada y salió de la casa con un portazo.
Quiso dirigirse hacia la casa de su hermana pequeña, para poder hablar tranquilamente con alguien de confianza, pero prefirió ir a un bar para ahogar sus penas en alcohol.
[•••]
—¡Otro chupito más por aquí!— gritó la morena como pudo. Sus ojos ya se estaban cerrando del sueño por tanto alcohol que había bebido.
Normalmente solía tomar un par de copas de vino, pero con lo que había pasado había escogido por algo más fuerte. Whisky, la mejor opción para olvidar cualquier rastro de sufrimiento.
El barman negó con la cabeza, pero aún así le puso otra más para que no armara ningún problema.
—Mi vida es una mierda. Solo valgo para que me utilicen.— murmuro con tristeza.
—Oye, no digas eso.— se metió una voz.
La fémina giro su cabeza confundida y vio como un chico alto y robusto se encontraba detrás de ella. Abrió los ojos de par en par y se quedó boquiabierta. Ese hombre estaba echo todo un bombón. Podía jurar que era un ángel caído del cielo, o del infierno, por que estaba buenísimo. Y lo mejor era que aparentaba tener 25 años.
—Estoy seguro de que vales mas que eso.— se sentó a lado de ella.
—¿Y tu quien eres?—
—Soy Carlos, Carlos Oliveira, encantado.—
—Igualmente, yo soy Nahia, Nahia Giménez.—
—Bonito nombre. Me gustaría hablar de eso.— la chica lo miro extrañada.— de lo que has dicho, de que solo valías para que te utilizaran.
—Oh, eso... No es nada, solo que... el hijoputa de mi ex novio se ha atrevido a engañarme con mi ex-mejor amiga. Habían estado ocultándolo durante dos meses, y creían que nunca les pilaría. Ja, ilusos.— agacho su cabeza para mirar al suelo.— Lo peor es que pienso que es culpa mía, que no hice lo suficiente.
—No digas eso, un hombre así no merece tus lágrimas, sécalas y sal a la calle con la frente en alto, no vale la pena que estés martirizándote y pensando que fue tu culpa, por que no lo es.— esas palabras dejaron pensando a la peli-rizada.
—S-si, tienes razón. Debería dejar de preocuparme por eso. No debería de desperdiciar mi tiempo pensando en un par de imbéciles.—
—Así sí, nena.— Nahia se sonrojó al escuchar el modo en el que la había llamado.
—Ay dios, no sé qué hago contándole mis desgracias a un desconocido...— se lamentó la morena.
—No no, está bien. Necesitabas ha alguien que te dijera esas palabras.— Carlos sonrió dulcemente. Si Nahia fuera un helado, estaba segura de que se hubiera derretido ahí mismo por la deslumbrante aura que desprendía su compañero de a lado.
—Y te doy las gracias por eso.—
—Bien, basta de tristeza por hoy. Te invito a una cerveza.—
—Acepto...—
[•••]
Ya habían pasado mas de una hora, y Nahia y Carlos ya parecían estar en confianza. Demasiada confianza.
Pues la fémina se encontraba sentada muy pegada al chico, quien estaba acariciándole el pelo con tranquilidad. Menos mal que nadie se encontraba en el bar, a parte del barman.
—Eres muy bonita, Nahia. Sigo sin saber como te han podido engañar.— mencionó Oliveira hipnotizado por los ojos marrones de la muchacha.
—Y tú demasiado bueno como para ayudarme con mi problema.—
—Nahia...— ésta la miró levantando la ceja izquierda.— ¿Me dejarías besarte?
Puede que Giménez no estuviera en sus cinco sentidos, pero lo había entendido perfectamente. Y ella quería lo mismo.
—Si...—
Y los dos juntaron sus labios con los del otro. Era un beso lento pero tierno a la vez. Uno que Nahia no recibía hace tiempo y uno que Carlos nunca había dado. Era un momento precioso, pero alguien tuvo que interrumpir.
—¡¿Qué es esto, Nahia?!—
La nombrada exaltada separó sus labios de los de Carlos y giró su cabeza. En medio del bar se encontraba su ex-novio, furioso y humillado.
—Oh, eres tu Josh.— habló sin darle importancia.
—Así que tú eres el famoso Josh del que me van hablado. El patético e infiel de Josh. No estoy encantado de conocerte.—
—¿Me estabas engañando con el? ¿Por eso no has reaccionado cuando me has visto en la cama con Edurne?—
—Oh, créeme Josh. Si te estuviera engañando con tremendo hombre...— se apegó más en el pecho de Oliveira. Éste la sujetó de la cintura.— No habría estado perdiendo mi valioso tiempo con una basura como tú.
—Hija de perra...— el cabrón se acercó con ganas de pegarle. Pero el fortachón se puso enmedio impidiéndole el paso.
—Ni se te ocurra, levantarle la mano o decirle así. No querrás despertarte en el hospital con una pierna rota y estéril el día de mañana.— Josh lo miró aterrado y salió corriendo del establecimiento.
—No tenías por qué ayudarme, Carlos.—
—Si tenía... Y también quería. Ven, vamos. Te llevaré a tu casa. No pienso dejarte ir así por la calle, y menos a éstas horas.—
—Pero... No tengo a donde ir...—
—De eso no hay ningún problema, puedes quedarte en mi casa. Todo el tiempo que quieras.—
Ella sonrió y abrazó a Carlos. Luego entraron al coche de éste.
—Gracias, Carlos. Por todo lo que has hecho por mi nada más conocerme.— y sin más que decir, se quedó profundamente dormida.
—Eso y más haría por tí, linda. Es una pena que no me reconozcas.—
Fotito de Carlos 👉👈
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