Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

: : :*ೃ࿔୭ 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢 𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 ミ

AU! Medieval, Lemon!

Narrador Omnisciente: 

—Eres la princesa más linda que he visto —soltó la diseñadora con una amplia sonrisa, poniéndole el velo a la joven de tan solo diecinueve años de edad.

—Y que lo digas, el príncipe Todoroki tiene mucha suerte —halagó otra arreglando el vestido pomposo de la muchacha, la cual se miraba al espejo sin poder ver lo que creía.

Aquel gran vestido era de un color blanco tan resplandeciente que parecía un gran pedazo de algodón en su cuerpo. Algunos adornos en forma de flores resaltaban en el borde del mismo y su cabello castaño estaba perfectamente peinado hacia un costado, terminado en unas ondas que le daban aquel toque de delicadeza que solo ella podía demostrar.

—Falta algo —dudó Rei Todoroki, la actual reina del país del fuego. La mayor se dirigió hacia una pequeña cajita de madera bien decorada y de ella sacó una hermosa diadema con brillos plateados, el cual, hizo que se lo colocaran a su futura nuera entre el medio del velo de novia—. Ahora sí, luces más hermosa —sonrió dulcemente, acariciando la mejilla de la joven.

—¿E-está segura de esto? —murmuró ______ tocando la hermosa diadema que ahora yacía junto al velo— Reina Todoroki, la diadema es espléndida pero no creo que yo...

—Tómalo como un regalo, ______ —la interrumpió la de cabellos blanquecinos como la nieve—. Por hacer feliz a mi Shouto.

La castaña sonrió débilmente ante dicha amabilidad y asintió aceptando aquel presente, el cual, debía admitir que se veía sumamente caro y precioso.

Aunque era una lástima que ella no sea una digna portadora de ella.

—¿Puedo? —preguntó el joven príncipe asomando la cabeza por la puerta, siendo regañado por su hermana.

—Shouto, se supone que no debes ver el vestido antes de la boda —reprochó Fuyumi, ajustándose los lentes.

—Señor Todoroki, usted no puede estar aquí —dijo la diseñadora amablemente hacia el bicolor, sin embargo, este no les estaba prestando atención alguna.

Pues se había quedado mirando a su prometida fijamente a los ojos.

La mirada que le daba Todoroki a la fémina era como la de un niño cuando le dan su dulce favorito. Sus pupilas estaban adornadas de un brillo inexplicable y la observaba de pies a cabeza como si fuese un gran tesoro invaluable, el cual, era perfecto ante sus ojos.

—Estás hermosa, ______ —dijo sin cambiar su semblante serio, más aun así, sus pupilas demostraban totalmente lo contrario.

Ya que estas demostraban amor, uno puro y verdadero.

—¿En serio? —preguntó ______ un poco ruborizada ante dicho halago por su pareja, pues no siempre le decía aquellas cosas.

—Así es —asintió Shouto acercándose con pasos lentos mientras tomaba su pequeña mano entre las suyas, depositando un suave y casto beso en ella.

El cual hizo que las ayudantes soltaran un suspiro ante tal caballerosidad.

El heterocromático tomó ambas manos entre las suyas y le sonrió levemente a su prometida, admirándola como si de una muñeca de porcelana se tratase.

—¿Pasa algo, Shouto-kun? —interrogó la castaña inclinando la cabeza, puesto que el contrario se había quedado mirándola embobado.

—Sí —afirmó asintiendo con la cabeza, intentando buscar las palabras correctas—. Yo quería... —miró hacia abajo pero luego levantó la mirada, observándola con cariño— ¿Puedo besarte, amor?

Las mejillas de la joven se tornaron más rosadas de lo que ya estaban y simplemente asintió ante lo que había dicho su futuro esposo, el cual, acortó la poca distancia que había entre sus cuerpos y le dio un suave y tierno beso.

Los labios del Todoroki menor se movieron sobre los suyos con delicadeza y cerró los ojos en aquel momento, en el cual, solo existían ellos dos. Las yemas de sus dedos delinearon los pómulos de la fémina con cuidado de romperla y luego besó la punta de su nariz, el cual tenía unas cuantas pecas sumamente encantadoras para él.

—Me alegra que te cases conmigo, mi princesa —susurró en su oído, solo para que ella pudiese escucharlo—. Ya mañana será el gran día... Gracias por hacerme feliz, ______.

Los fuertes brazos del chico rodearon el cuerpo de su prometida y aspiró el aroma del perfume que llevaba puesto, el cual le encantaba.

—Sí... Mañana nos casaremos, Shouto-kun —sonrió la castaña débilmente, abrazándolo y apoyando su cabeza sobre su hombro, asegurándose de que no viese aquella expresión de duda en su rostro.

El cual había estado presente en su interior desde hace varios meses atrás.

Y todo por culpa de ese hombre, el cual no para de dar vueltas en su cabeza.

Katsuki Bakugo.

—¡Espérame, Mina! —exclamó la castaña con dificultad, intentando seguirle el ritmo a su mejor amiga.

—¡Apresúrate, ______! —gritó ella más alto, corriendo por el bosque hacia lo que era su tribu.

La fémina se odió a sí misma por haber ido con unos tacos tan altos pero la verdad es que no había tenido mucho tiempo como para cambiarse a unas ropas más adecuadas, pero eso no quitaba el hecho de que sus pies la estaban matando.

—Eres muy lenta —se mofó la de piel rosada con diversión.

—T-tú fuiste la que n-no me esperó —acusó entrecerrando los ojos.

—Sí, sí, lo que digas —rodó los ojos ingresando a aquella tribu junto a su amiga, la cual traía unas ropas diferentes para no ser descubierta—. Sabes que a tu hombre no le gusta esperar.

—¡Ashido! —se sonrojó ______ sin poderlo evitar— Bakugo-kun no es mi hombre...

—¿Es que aún no se han acostado? Si que son lentos, eh.

—¡No lo digas como si fuese algo natural! —chilló toda colorada, no estando acostumbrada a ese tipo de conversaciones— A-además las chicas deben esperar hasta el matrimonio, ¿no? —dijo con duda, logrando que la contraria soltase una risotada.

—Me encanta tu inocencia —se rió fuertemente pasando a las cabañas del fondo, en las cuales vivían sus amigos— ¡Hey, rubia! —llamó la chica de un grito, golpeando la puerta de la casa del cenizo— ¡Aquí te dejo a tu noviecita!

—¡Ya voy, bruja de mierda! —se escuchó el grito del líder de la tribu, el cual hizo que el corazón de la princesa diese un vuelco de tan solo escucharlo.

Sus pasos se escucharon hasta la puerta y esta se abrió de golpe dejando ver a un joven de veinte años junto a ella, el cual llevaba su típico atuendo de líder.

—Vendré en dos horas para llevarla de regreso —avisó Mina señalándola con el pulgar—. ¡Tienen tiempo suficiente para follar si gustan! —se rió a carcajada limpia mientras se alejaba corriendo hacia su casa, antes de recibir alguna amenaza por parte de su amigo.

Las orejas de ______ adquirieron un suave calor ante lo que había dicho, a veces ella podía ser muy extrovertida en cuando a esos temas.

—¡MÁS TE VALE QUE NO TE ENCUENTRE, CARA DE ALIEN! —se enojó el cenizo, aunque un sonrojo notorio también adornaba sus mejillas.

—No le hagas caso, Katsuki —le sugirió la chica, entrando a la casa del joven seguido de él.

______ observó maravillada aquella cabaña que si bien no era lo mejor del mundo, era algo que le fascinaba por completo. Aspiro aquel aroma tan varonil proveniente de Bakugo y sintió que todo el estrés acumulado se había ido en cuestión de unos segundos, sintiéndose en casa.

—Te tardaste mucho, fea —murmuró Bakugo abrazándola por detrás, repartiendo un par de besos húmedos por su cuello.

—Es que han aumentado los guardias últimamente —dijo ella cerrando los ojos al sentir sus labios chocar contra su piel, estremeciéndola por completo.

Se dio la vuelta sin soltarse del agarre de su amante y dirigió sus labios hacia los del contrario de forma feroz, dándole aquel beso que había estado ansiando todo el día.

Sus labios se movieron al compás de los suyos como si de una danza mágica se tratase y la pasión con la que se besaban era bastante palpable en el ambiente, exigiendo cada vez más uno del otro.

—Te extrañé, Katsuki... —admitió la castaña repartiendo unos cuantos besos desesperados por el rostro de su pareja.

—No me extrañarías si hubieses dejado al bastardo del mitad-mitad como te lo pedí —la bombardeó el chico sin poder contener sus celos, escupiendo aquellas palabras con veneno.

______ soltó un suspiro sabiendo que iba a tocar ese tema pero no dijo nada al respecto, puesto que él tenía razón en todas y cada una de sus palabras.

—Ya... No sigas, por favor —pidió un poco cansada, sabiendo que se aproximaba otra discusión sobre el tema.

—¿Qué no siga? ¿¡Acaso te estás escuchando!? —preguntó molesto mientras se apartaba de ella, tomándose de los cabellos y tirando de ellos— ¿¡Sabes lo que es para mí saber que duermes todos los días con ese desgraciado!? ¿¡Acaso sabes las infinidades de veces que te he imaginado durmiendo al lado de mi cama!? ¡QUIERO SER YO EL QUE TE VEA DESPERTAR POR LAS MAÑANAS Y NO ESE POBRE INFELIZ! ¿¡ES QUE ACASO NO ENTIENDES ESO!? —soltó con rabia e impotencia, dejando muda a la chica.

Su corazón latía con fuerza y estaba segura que en ese momento era un tomate en estado puro, y todo por las declaraciones que había hecho el rubio hacia ella.

—Amor, yo también quisiera estar aquí todos los días, contigo —confesó la castaña abrazando a Bakugo por su torso desnudo, el cual se había acostumbrado a ver—. Pero tú sabes que no podemos, no aún —se mordió el labio inferior.

—¿Y cuándo mierda se supone que va a ser eso? —reclamó molesto, alejándose de su agarre— ¡Si mañana te vas a casar con ese hijo de perra y serás su esposa, joder! —la rabia lo invadía y golpeó una de las paredes con mucha fuerza, agrietando un poco la madera de ahí.

______ bajó la mirada sabiendo que tenía razón, sintiéndose impotente al no poder parar con ese absurdo matrimonio arreglado.

El cual había marcado su vida.

—S-sabes que no puedo romper ese compromiso —murmuró ella en voz baja—. ¡Mi reino depende de ese matrimonio, por dios! —su voz se hizo cada vez más aguda y las ganas de llorar la invadieron por completo, puesto que no le agradaba atar su vida a una persona que no amaba.

Intentó no llorar para que no se le corriese el maquillaje pero de nada sirvieron sus esfuerzos, ya que sus ojos se cristalizaron de la impotencia al sentirse una inútil manipulada por su familia.

Aquella que solo veía para sí misma.

—Hey, no llores por el bastardo ese, no vale la pena —chistó Katsuki sobre sus labios, tentándose a probarlos nuevamente.

—Ya no aguanto, ya no aguanto esto —sollozó dejando salir unas cuantas lágrimas, aferrándose al pecho de él.

Bakugo se sintió un poco culpable al haber sacado ese tema pero la realidad era que el casamiento de la chica que le gustaba con otra persona lo tenía con los nervios a flor de piel, resultando ser más insoportable de lo que ya era. Ese asunto lo carcomía por dentro y por primera vez envidió a aquel bicolor que tan mal le caía, puesto que él sí era un príncipe de la realeza y tenía la oportunidad de casarse con su chica, aquella que lo había enamorado por completo.

Siempre que estaba al lado suyo, su mundo se transformaba radicalmente. Si tuviese que describir su propia vida con colores, admitía que usaría unos tonos oscuros, sin embargo, cada vez que ella le sonreía sentía que su mundo se transformaba en un arcoíris.

Ella era su arcoíris.

—Odio al idiota ese por tener el descaro de casarse contigo —maldijo mientras limpiaba sus lágrimas con sus dedos, intentando calmarla—. ¿Pero sabes algo que nunca va a tener? A ti —murmuró con la voz rasposa muy cerca de su oído, tocando su espalda con suaves caricias.

Bakugo besó sus mejillas con cuidado e hizo un camino de besos hacia su mentón y clavícula, estremeciendo a la joven en cuestión de unos segundos.

Despejó a la chica de esa capa marrón que llevaba puesta y la tomó del mentón y la cintura, atrayéndola más contra su cuerpo. ______ cerró los ojos y pasó ambos brazos detrás de su cuello con la intención de intensificar aquel beso, sus lenguas batallaron con fiereza intentando tomar el control de la situación y los suspiros no se hicieron esperar en la cabaña, la cual había sido testigo de tantos encuentros entre los jóvenes amantes.

—Quiero que me hagas tuya, Katsuki —pidió con la voz entrecortada, mirando fijamente aquellos ojos rojizos que la habían enamorado por completo—. Hazme tu mujer —sonrió seductoramente rozando sus labios, llamando a la tentación de cometer un pecado.

Y aquella acción bastó para que el cenizo estampara sus labios de una manera más dominante, sintiendo el deseo y el éxtasis recorrer por todo su cuerpo.

Katsuki posó sus fuertes manos sobre sus caderas y poco a poco ambos se dirigieron entre beso y beso hasta lo que era la cama del rubio cenizo, siendo él quien estaba bajo su cuerpo. La fémina se sentó sobre su regazo con ambas piernas a sus costados y le siguió el ritmo a sus besos, acariciando sus fuertes brazos con sus delicadas manos.

El líder de la tribu dirigió sus traviesas manos hacia la parte trasera de su espalda y acarició su piel de manera lenta y tortuosa, sacándole un suspiro a su chica. Bajó la cremallera de su vestido color rosa pastel y la despojó de aquella tela que solo estorbaba en aquel momento, dejando al descubierto su cuerpo en ropa interior.

______ se sonrojó al estar tan expuesta ante él pero tampoco se quedó atrás, pues si bien no sabía qué hacer en un momento como ese ya que era nueva en ese ámbito, algo dentro suyo la excitaba y la impulsaba a seguir con sus mismas acciones.

Se relamió los labios y dejó un camino de besos desde su cuello hacia sus hombros y se detuvo en aquella zona, dejando algunas marcas rojizas producto de unos chupones. Acarició su torso desnudo lentamente e inmediatamente inició un pequeño movimiento sobre su regazo, rozando sus anatomías la una con la otra.

Un gruñido salió de los labios de Bakugo al sentirla frotarse contra su masculinidad, sintiendo cómo su miembro se endurecía cada vez más y más ante los deseos de hacerla suya. Sin perder más tiempo, posó ambas manos sobre sus caderas, dándole la vuelta para intercambiar posiciones.

Esta vez fueron sus labios quienes se apoderaron de su cuello y se aseguró de dejar unas cuantas marcas sobre su blanquecina piel, marcando aquello que le pertenecía.

Porque aquella chica era suya, suya y de nadie más.

—A-ah, Katsuki~ —soltó ______ en un gemido al sentir uno de sus dedos entrar en su intimidad.

El rubio comenzó con los movimientos en su parte inferior y la chica echó las cabeza hacia atrás, sintiendo el placer que aquel hombre provocaba en su cuerpo.

Otro dedo entró en ella y los movimientos se hicieron cada vez más y más frecuentes en su entrada, sacándole varios suspiros y jadeos a la pobre chica que no hacía más que retorcerse debajo de su cuerpo.

Poco a poco las prendas fueron perdiéndose en aquella cabaña y los pómulos de ______ se tornaron rosados por la vergüenza, mirando atentamente la masculinidad del contrario.

«¿Acaso eso va a poder entrar...?», pensó ruborizada, admirando el gran tamaño de su intimidad.

Bakugo se posicionó sobre su cuerpo intentando no aplastarla y la contempló desde arriba, mirándola embelesado. Justo cuando su miembro erecto se acercó a su entrada, ______ puso ambas manos sobre los hombros de Katsuki, indicándole que se detuviese.

—E-espera, Katsuki —titubeó un poco nerviosa—. No, creo que debemos parar, esto está mal —se lamentó poniendo una de sus manos sobre su boca.

—¿Qué pasa? —preguntó confundido, intentando tranquilizarla.

Observó todas y cada una de las facciones de la joven y el cómo lo miraba, entendiendo inmediatamente qué es lo que le pasaba.

—No te va a doler si eso es lo que piensas —acarició su mejilla haciendo que lo mirase—. Bueno al principio si duele un poco pero no dejaré que eso suceda, ______ —afirmó, besando sus labios de manera pausada.

La chica de luceros azulados lo miró a los ojos y aquella paz que él intentaba transmitirle había llegado a ella, por lo que asintió y se dejó llevar por aquel momento.

Bakugo besó sus labios con delicadeza y con lentitud entró en su intimidad, logrando que ambos soltasen un quejido de incomodidad. ______ reprimió un sollozo debido al dolor que estaba sintiendo en su interior pero rápidamente fue tranquilizada por el joven, el cual atrapó sus labios en un beso.

Los segundos pasaron y esperó a que la fémina se sintiese más cómoda con su miembro adentro, aprovechando a darle unos cuantos besos pausados en su mentón.

—Creo que ya —avisó la chica, moviendo sus caderas para que él pudiese comenzar con las embestidas.

Bakugo afirmó su agarre en su cintura y comenzó a moverse de adelante hacia atrás mientras soltaba algunos gruñidos, los cuales eran callados por los labios de la joven. Las estocadas estaban aumentando en su velocidad y el placer también lo estaba haciendo de forma considerable, sintiendo la temperatura de sus cuerpos aumentar con cada roce entre sus anatomías.

—¡A-ah! ¡Sí! ¡Así! —gimió ______ arqueando la espalda llena de placer, comenzando a sudar de la excitación.

—¿T-te gusta, nena? —preguntó Bakugo sin dejar de penetrarla, sonriendo ladinamente mientras él también cerraba los ojos ante tanto éxtasis.

—Más r-rápido, Katsuki —pidió soltando otro ruido obsceno, el cual la avergonzó y se tapó sus labios.

—Como diga la princesa —jadeó aumentando el ritmo de aquel vaivén, dirigiendo de paso una de sus manos hacia su clítoris para comenzar a estimularlo—. Pero quiero escucharte gemir mi nombre, que sepan que eres mía.

—Solo t-tuya, Katsuki, ¡ah~! —se sonrojó soltando otro gemido aún más potente, sintiendo su cuerpo flaquear ante sus caricias.

Las palabras fueron innecesarias en aquel momento y el único sonido que resonaba por aquella cabaña eran los gemidos y gruñidos de aquel par, acompañados por el sonido de sus pieles chocar ante cada estocada.

Un cosquilleo se hizo presente en la parte más baja de ______ y se sintió en el mismísimo cielo ante tan placentero encuentro, el cual era mucho mejor de lo que había imaginado. Unos minutos bastaron para que la respiración de ambos se volviese irregular pero las penetraciones no pararon en ningún momento, disfrutando de aquel instante tan íntimo entre ambos.

Bakugo abrió levemente los ojos en el acto para observarla debajo de su cuerpo, logrando divisar un gran sonrojo en sus mejillas junto a una fina capa de sudor, casi al punto de llegar al orgasmo.

Sonrió de lado ante lo que él provocaba en ella y dando unas tres embestidas más, sintió cómo su miembro era apretado por sus paredes vaginales, indicándole que había llegado al clímax.

El muchacho también se corrió dentro de ella luego de unos pocos minutos y cuando lo hizo, se sintió completamente libre, disminuyendo el ritmo de las estocadas hasta acostarse a un lado de su chica.

Las respiraciones de ambos resonaban en aquel lugar y ambos eran conscientes de lo que habían hecho aquella tarde en la cabaña del cenizo, sin embargo, ninguno se arrepentía de lo ocurrido.

El rubio atrajo a ______ contra su cuerpo y acaricio sus cabellos sin decirle nada, con una expresión bastante tranquila y serena en el rostro.

—Fue... Increíble —soltó la fémina junto a un suspiro, levantando la cabeza para mirarlo.

Se inclinó un poco para besar al de orbes rubíes y posteriormente se sonrojó, ya que aún seguían desnudos uno sobre el otro.

—Y eres mía, mi princesa —sonrió el contrario con superioridad, tomando su delicado rostro entre ambas manos para seguir besándola.

—Aún nos queda otra hora libre, ¿sabes? —la castaña lo miró con deseo desde arriba y no pudo evitar sonreír como una tonta enamorada, siento feliz en aquel momento.

—No perdamos el tiempo entonces —murmuró Bakugo sobre sus labios, para luego apoderarse de ellos en un beso lleno de pasión y lujuria, aquel que solo ella era capaz de despertar en él.

Aquella tarde aprovecharon todo el tiempo posible juntos el uno con el otro, uniéndose en cuerpo y alma en esa pequeña cabaña. El cariño y deseo que ambos sentían el uno por el otro nunca antes lo habían sentido por otra persona, siendo la primera vez en la que ambos se habían enamorado.

De la persona incorrecta, lamentablemente.

Puesto que al día siguiente ella estaría caminando al altar junto a su padre Toshinori, para ser entregada a aquel bicolor que heredaría el trono en algún futuro, convirtiéndola así, en la esposa de Todoroki.

—Tengo que impedir esa boda —susurró el domador de dragones, acariciando los cabellos de la castaña mientras esta yacía dormida sobre su pecho—. No dejaré que ese bastardo te ponga un dedo encima.

Besó su frente y se deleitó ante tan hermosa imagen, la cual había estado en sus sueños desde hace mucho tiempo.

«Serás mi esposa, no la suya», se prometió a sí mismo, junto a una sonrisa ladina.

Nada ni nadie lo detendría.

Holaaaaa wenas 👀

En fiiiin, ¿quiéren segunda parte? >:0 ahre

Puez no avrá jejox

Iba a subir el capítulo ayer, lo juro x( pero es que me fui por las ramas y pues terminé haciendo como 2200 palabras pero no me convenció porque estaba tirando más al lado de Shouto xd así que lo borré y me quedé solo con 800 palabras hahahahah

Espero que les haya gustado owo

Poco a poco iré haciendo los pedidos que me van mandando uwu así mismo, les recuerdo que voy a tomar pedidos random porque sí jajajaja y como amo a Bakugo pues tenía que empezar con él xD

Gracias por leer este libro mañana quizás nos veamos con los OS de Bakugo, besos ♡

Bч: ᥒoᥣxᥒgᥱrhᥙmᥲᥒ 🌺

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro