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Capítulo 03• Extraña noche de bodas.

Los chupetones en el cuello no se hicieron esperar, así como tampoco las caricias subidas de tono, Fan Xing se deleitaba dichosamente acariciando con la yema de sus dedos toda la extensión de aquel cuerpo esbelto y tonificado que se encontraba bajo suyo, retorciéndose del más exhaustivo placer que le estaba otorgando. Delineó con su lengua la fuerte mandíbula de Yibo, mordiendo con impetuoso deseo, a su vez, arrancó de los labios hinchados del otro un sonoro y retumbante jadeo de dolor mezcla placer.

Wang Yibo fue únicamente capaz de atinar a echar la cabeza hacía atrás producto del intenso placer que aquella pequeña acción le estaba regalando, sus manos inmóviles a los costados de su cuerpo cobraron vida y, después de aferrarse mínimamente y por un lapso corto a las arrugadas sábanas blancas llevó las manos al cuello de su esposo, aferrándose con necesidad desbordante.

Fan Xing le estaba comiendo el cuello, literalmente.

No puso resistencia aún si éste se estaba comportando como un puberto locamente desesperado por perder la virginidad. Suspiró erráticamente y se permitió dejarse arrastrar por la pasión del chico de cabellos azabache, aferrándose a su nuca mientras le susurraba sonidos lascivos instintivamente.

La razón había desaparecido completamente de Fan Xing, quien parecía ser mas un hombre hambriento del mas intenso y delicioso sexo, encajando sin cuidado alguno los dientes en la garganta de Yibo, y extrayéndole un gemido ahogado, casi al borde de la sofocación. Las manos de Yibo comenzaron a tirarle hacia atrás, deseando quitárselo de encima por que el aire en sus pulmones le estaba abandonando de a poco. No obstante, pese a la insistencia del mayor por hacerle retroceder nada logró con sus actos.

Mordió sus labios lleno de impotencia, las lágrimas aglomeradas en las cuencas de sus ojos finalmente se vieron libres, corriendo por entre sus rojas mejillas para caer en el abismo.

Fan Xing le marcaba la piel como si de un animal salvaje se tratara, y necesitaba tener una marca grabada como signo exclusivo de pertenencia total. De pronto, no pudo evitar compararse con el ganado. Absorto en su burbuja sexual, su esposo le devoraba entero, esforzándose por plasmar un sendero de marcas que tardarían semanas en borrarse, aún que lejos se encontraba de saber que sus acciones molestaban y herían a Yibo. Él anhelaba excitarlo a tal punto en donde a Yibo no le quedase otra alternativa que abrirse completamente y deshacerse de una vez por todas de su cordura y pudor, deseaba tanto oírle gimotear y gritar por su causa, pero no, éste se reprimía y eso ya le estaba fastidiando.

—FanFan. —Yibo no podía mas, necesitaba acabar con eso y verse liberado de las garras de un adolescente hormonal que se creía con el derecho de hacer con él lo que mejor se le antojase. Pero no, él no iba permitírselo—. Detente.

Fan Xing gruñó encolerizado ante aquella última palabra, una que sonaba a una orden absoluta que debía cumplir sin chistar. Apretó los labios con tanta fuerza que el sabor metálico no tardó en ser degustado por sus papilas gustativas.

—Rélajate, Bo-Ge.

Yibo sacudió la cabeza en rotunda oposición a sus palabras, su mente descontrolada entrando a un punto donde el miedo y el terror le comenzaban a someter.

Unas traviesas y áviles manos se encontraban acariciando de arriba a bajo sus firmes y largas piernas aún sobre la tela del traje de novio blanco, la corbata desapareció en algún momento, aunado a que su camisa era abierta cada vez más y más por Fan Xing.

—No estoy jugando, FanFan —dijo con el cuerpo trémulo de miedo ante los alcances que pudiese tener el nombrado, él no quería que las cosas se llevaran así. No... ¡por supuesto que no!

Soñó infinidad de veces con que ese momento llegase, y ahora que lo hace no puede evitar querer devolverse a la inconsciencia, sólo así tendría la seguridad de que está teniendo una pesadilla. 

Una horrible.

—¿Quién está jugando, Bo-Ge? —cuestionó Fan Xing sin dejar de maltratarle el cuerpo y hacerle sentir alguien repulsivo con solo el toque de sus manos—. Aquí nadie está jugando.

La situación le trajo un recuerdo amargo a su mente, fue como un relámpago partiéndole el corazón.
Todo él se encontraba bañado por una fina capa de sudor, la ropa comenzó a molestarle de sobre manera, se asfixiaba lenta y tortuosamente.

Quería sentir la piel de su pareja y la suya, que se rozarán, que se sintieran sin obstaculización para que libremente pudiera tocarla sin impedimento alguno, pero no de la forma en la que su joven esposo estaba llevando las cosas.

Lo único que estaba logrando era infringirle terror.

—Fan. —En un sútil jadeo le llamó con las inexistentes fuerzas que todavía poseía. No obtuvo respuesta, tal pareciera que éste se encontraba muy entretenido acariciando su estrecha cintura, bajando más y más hacia abajo—¡N-no! —gimió por lo bajo al sentir una mano colarse entre su ropa interior—. Mgh... —se removió inquieto al sentir su cuerpo quemar.

Estaba en una situación descontrolada, atrapado entre el miedo y el placer.

Ya no podía más.

Si continuaban de ese modo estaba seguro que exploraría, ya sea en llanto o en cólera. Joder que si lo haría.

—Mhm. Ya... basta. —le pidió una vez perdido la paciencia— ¡Maldita sea Xiao Fan Xiang! ¡Quítate!

Éste, al oírle, paró con todo, se apartó y le miró con ojos desorbitados y perturbados con lo que estaba a punto de hacer.

Estuvo a punto de forzarlo a tener relaciones con él cuando no había necesidad ¿Porqué? ¿Porqué él..?

La respiración del Yibo estaba más que acelerada. Su cuerpo estaba bañado en sudor, y la verdad, le molestaba y mucho, el olor comenzaba a darle náuseas.

—Amor. —La preocupación era notable en su rostro —¿Qué pa...? —Se detuvo al observar como su Gēge se levantaba de golpe de la cama para, después, encerrarse en el baño y dejarle con la palabra en la boca.

Permaneció sentado a la orilla del colchón, esperando a su cónyuge sin saber que le habría llevado a comportarse de aquella manera tan extraña.

Seguramente tuve la culpa, pensó.

Y justo en su noche de bodas.

Estaba por ir a buscarle cuando un pálido Yibo apareció de repente con la mirada baja.

—Mi amor ¿Qué sucede? ¿Estás bien? Si te sientes mal es mejor que dejemos esto para después, y.... —fue callado por los labios de su esposo, quien prácticamente le tomó con rudeza de la nuca, encajándole sus largas uñas con agresividad.

No dijo nada, pero Yibo se encargó de profundizar lo más que pudo el beso, parecía ser que algo o alguien le había poseído; ese no era el hombre que pasó de estar emocionado a temoroso, y posteriormente, a excitado.

Yibo le llevo rápidamente a la cama, tirándole en esta sin delicadeza alguna.

Brusquedad.

—Bo-Ge. —Fan Xing estaba atónico mirando a su pareja sin saber el por que de su actuar tan impulsivo, y al mismo tiempo, agresivo.

Él no le miraba, simplemente se deshacía de su propia ropa en silencio, eso si, con total rapidez. Una vez desnudo, se acercó a la cama y miró al menor con sensualidad y un poco de fastidio. Quería apurar las cosas, estaba desesperado por que el de ojos marrones y rostro tierno le tomara de la forma más ruda posible, pero hace unos momentos la paciencia se le agotó.

Él no quería esperar ya más.

Besó su labios con sutileza por breves segundos, después descendió por su cuello encargándose de chupar este lo suficientemente fuerte como para dejar una pequeña pero notoria marca, y así lo hizo.

Sonrió satisfecho. 

Fan Xing permaneció quieto, sin saber que hacer, la actitud de su ahora esposo le había dejado en total shock. Cuando por fin pudo reaccionar sus ropas ya no estaban, pero lo que más le asombró fue ver como por si solo éste se autopenetró, soltando un alarido en el acto.

Perplejo, no pudo mas que observarle demasiado perturbado y demasiado confundido.

—Bo-Ge. —El hombre de cabello tintado de rubio cenizo levantó la mirada, deteniendo su acción unos efímeros segundos. Una sonrisa traviesa se posó en sus labios.

Yibo se aproximó a su oído, lamiéndole con sensualidad el lóbulo, se estremeció ante ello—. No tengas piedad conmigo —le susurró.

Ni bien terminó aquella frase le dio la vuelta dejándole debajo de él, lo abrió de piernas con desmedido vigor, arrancándole un gemido lo suficientemente fuerte para ser escuchado, seguidamente, se posó en medio de estas y se empujó hacia adelante.

—¡Ahhh!  —Fue inútil intentar acallar aquel sonido desvergonzado, así que no le quedó mas remedio que aferrarse a su delgada espalda y entregarse. Las estocadas comenzaron casi de inmediato, ambas caderas chocaban con precisión tratando de encontrarse en las embestidas, acasionando así que la cama se moviera frenéticamente— ¡Ah! Más, más.. —era todo lo que salía de la boca del mayor en medio de murmuros y suspiros. A pesar de la fuerza con la que era poseído no le era suficiente.

Fan Xing cumplió su pedido y aceleró todo, estaban a punto de llegar al orgasmo. Dos estocadas más y éste se corrió dentro de él llenando por completo su interior. No pasó mucho para que le siguiera y explotara también, a duras penas.

Ambos cayeron exhaustos en la mullida cama, Fan Xing se durmió de inmediato, mientras que Yibo besó su frente perlada con gentileza, tomó una frazada y cubrió a ambos con esta.

La noche no había sido para nada como la esperaba. Aún que el sexo haya sido bueno no lo disfrutó por completo, y aquello le inquietó. Decidió no tomarle demasiada importancia, total, el sexo no era lo más importante en un matrimonio, ¿verdad?

Inicia un pequeño maratón de regalo por la semana de estreno del fanfic y por el apoyo que está teniendo. Muchas gracias 😘

Recuerda «No a la lectura fantasma».

1/3

🌙Yessie.

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