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Capitulo 9; Alejados

Ninguno estaba soportando ésto...

Había pasado tiempo desde que Emily no estaba en el hotel. Alastor y sus pequeños habían visto por última vez a Emily. Los pequeños habían dejado de comer animales muertos y cuerpos de pecadores, apenas y comían comida normal, se negaban a comer.

Alastor trataba de seguir siendo el mismo ante sus pequeños, pues era lo que su esposa hubiera querido pero no podía...por más que intentaba no podía seguir, no sin ella, se había distanciado de sus hijos. Ya todos en el hotel sabían que Vaggie era un ángel exterminador, pero por ahora eso no importaba.

Charlie y los demás trataban de hacer todo lo posible para apoyar darles ánimos a Alastor y a los niños pero no sabía mucho resultado. La mayor parte del día, lo niños se la pasaban llorando suplicando con volver a ver a su madre y por las que Alastor y los demás trataban de calmarlos, casi nunca daban resultados.

—Vamos Elizabeth, come algo. Mirá; Aquí viene el avioncito—. Sirpentius estaba tratando de darle de comer a la pequeña peli-roja quién abrazaba con fuerza a su venado de peluche y tenía unas notables ojeras. —Es tu favorito, venado muerto natural—. Sonrió con gentileza y preocupación, por más que le daba asco el olor del venado, debía de aguantarlo.

—Mirá Adriana;! ¡Es tu favorito! ¡Sopa de sangre de venado!—. Angel también trataba de darle de comer a uno de los niños; Adriana solo estaba se veía triste, con ojeras.

—Vamos, Adrián, come algo. Es tu comida favorita, ojos y lengua de venado—. Sonrió Husk con nervios y algo asqueado; Adrián estaba igual que sus hermanas.

Los tres niños hicieron aún lado su cara en señal de no querían comer, desanimando a los pecadores que dirigieron su mirada al padre de los pequeños que estaba justamente mirando todo en las escaleras.

Los tres pecadores que estaban sentados en el bar de Husk dándoles de comer a los pequeños, negaron con la cabeza en señal de que no querían volver a comer haciendo suspirar a Alastor con tristeza.

—No quieren volver a comer...—. Susurró desanimado y preocupado, si ésto seguía así, tenía por sus pequeños de que les diera alguna enfermedad o daño estomacal.

A diferencia de los pequeños, Alastor se veía peor que ellos, las ojeras que él tenía eran mucho peor y se notaba que no había comida nada desde que Emily fue obligada a quedarse en el cielo.

—Alastor—. El nombrado miró a Vaggie. —¿Por qué no vas mejor con Charlie?, dijiste que le ibas a decir algo hoy, ¿No?.

—Si, pero por ahora mis hijos son mi prioridad...es lo que ella hubiera querido...—. Miró el pecador a sus hijos.

—Ellos están en buenas manos—. Tal vez Vaggie no le caía muy bien Alastor, pero de todas maneras debía de ayudarlo en ésto. —Sabemos cuidar muy bien a tus hijos.

Alastor entrecerró los ojos. —Casi se los comen la última vez que los cuidaron.

—¡Minimo agradece que te estamos ayudando!.

El demonio Radio lo pensó unos momentos y después dio un largo suspiró.

—Esta bien. Mis pequeños están bajó su cuidado—. Se dió la vuelta para empezar a subir las escaleras.

Angel, Husk y Sirpentius seguían tratando de darles de comer a los pequeños quienes se negaban todo el tiempo. Vaggie también trató de ayudar pero tampoco funcionaba, al final decidieron en cambiar la comida, por lo que fueron por a la cocina para ver si había algo más que los pequeños quisieran comer.

Elizabeth bajó la mirada. —Extraño a mami—. Sus ojos se comenzaron a cristalizar de lágrimas.

«No llores, Eli»

Los niños miraron sorprendidos al venado de peluche.

—El Señor Cuernitos habló...—. Susurró sorprendida Adriana.

—Es la primera vez que nos habla y utiliza su voz de forma normal—. Dijo Adrián se forma seria pero aún desanimado.

—Señor Cuernitos—. Se limpió las lágrimas, Elizabeth.

«Les prometo que su madre de seguro está bien...»

—¿¡Cómo puedes prometer algo que no sabes!?—. Adrián se levantó golpeando la fuerza fuertemente. —¡No sabemos si ella está bien!, ¡No sabemos si está lastimada!, ¡No sabemos cómo se encuentra!.

«...Lo siento»

Adrián solo dio un largo suspiró. —Lo siento, solo estoy preocupado por mami.

—No eres el único hermano—. Diría Adriana de forma seria. —Tanto como tú, como nosotras y papá estamos preocupados por ella—. Miró fijamente a su hermano, era la primera vez que se mostraba sería.

—¿¡Y el señor cuernitos, qué!?—. Exclamó Elizabeth.

«¡Si! ¿¡Y yo qué!?, ¡Yo también extraño y me preocupo por su madre!, peste»

—Aun no entiendo porque a mí y a mis hermanos nos pusistes esos apodos—. Adrián se volvió a sentar en su silla con seriedad.

«¿Te refieres a los apodos 'peste'»

Adrián lo miró mal.

«'guerra'»

Adriana vió al peluche con la ceja arqueada al recordar que él "peluche" le había puesto ese apodo.

«y 'Muerte'?»

Elizabeth sólo tenía una mirada normal mientras veía a su "peluche".

—¡Si!—. Respondió Adrián. —¡No se porque nos pusistes esos apodos! ¡No tiene sentido!—. Se cruzó de brazos.

«...Cuando llegue el momento lo entenderás...»

Eso solamente dejó confundidos a los hermanos, ¿A qué se refería con eso?.

Emily se tapó la boca con su mano izquierda mientras con la derecha sostenía una prueba de embarazo. Se encontraba en el baño de su antíguo departamento, Sera la había enviado a su antigua departamento como prisión y para que nadie se enterará de su pecado.

La Seraphin menos comenzó a temblar de miedo de que Sera supiera la respuesta de la prueba de embarazo, están feliz, pero también tenía miedo.

Era positivo...la prueba daba positivo...tendría junto con su amado un cuarto hijo o hija.

«...Cuando nazca el cuarto hermano; "el hambre" lo entenderán...»

Alastor y Charlie se encontraban ahora en el barrió caníbal, pues no tiene mucho que Charlie y él hicieron un trató sobre si Alastor le decía a Charlie como asesinar a los angeles exterminadores la princesa le debería un grande favor. Charlie aceptó y Alastor le dijo que la forma de asesinar a un ángel exterminador solo lo sabía Carmilla Carmine.

Estaba en el barrió caníbal reclutando pecadores para pelear contra ellos y conocía a la Overlord perfecta para ayudarlo el tal tarea. Rosie; la líder de los caníbales y mejor amiga de Alastor. Vaggie fue a sacarle información a Carmilla sobre como matar a los exterminadores.

Cuando llegaron a su local la pecadora estaba muy feliz de ver a su mejor amigo, aún que pudo notar las ojeras que él portaba, pero ya preguntaría de eso después. En el momento en que ella bromeó que Charlie era pareja de Alastor, este mismo la miró con cierto enojo que la pecadora notó haciendo que sospeche algo.

Se sentaron ella y Charlie a hablar junto a Alastor quién estaba parado y cuando dijo que tenía un demonio con el cual sería bueno hacer trató con él y Alastor lo rechazo, supo que su amigo no estaba bien. Al terminar de oir el plan y lo que había sucedido (quitando la parte de Emily y Alastor, claro) Rosie aceptó, Charlie de la felicidad la abrazo una vez que se pararon.

Al momento de ir afuera del local, Rosie detuvo a su amigo.

—Alastor, querido—. Llamó Rosie a su amigo quien se volteó a verla.

—Si, Querida?.

—¿Que es lo que te sucede?—. Se cruzó de brazos; Alastor iba a decir algo pero la pecadora lo interrumpió. —Y no me digas; que no sabes a lo que me refiero. Te conozco Alastor, se que algo tienes y me vas a contar el esos momentos—. Miró seria a su amigo poniendo sus brazos en sus caderas.

Alastor solo soltó un suspiro y dirigió a Rosie a la oficina de estaba misma para tener más privacidad de hablar.

Al momento de entrar a la oficina de la pecadora, Alastor cerró la puerta con seguro y puso a su sombra de guardia para que nadie oyera su conversación.

—Tengo un matrimonio prohibido con una Seraphin del cielo—. Soltó de inmediato el pecador dejando en shock a su amiga.

—¡Oh, puta madre!—. Rosie abrió la boca de sorpresa. —¡Eso no lo vi venir!, ¡Creí que eras asexual!.

—Y tengo tres pequeños hijos, el mayor tiene 8 años, se llama; Adrián, la del medio tiene 6 años, se llama; Adriana y la menor tiene solamente 4 años, se llama; Elizabeth.

—¿¡Ya soy tía!?—. Dijo muy emocionada pero a la vez sorprendida. —¡¡No puedo creer que mi mejor amigo esté casado y ya tengo sobrinos!!—. Comenzó a llorar de la felicidad. —¡Estoy tan feliz!—. Dio unos salitos de la emoción. —¿¡Por qué no me dijiste nada!?—. Cambió su alegría a un estado de enojo hacia su amigo.

—Solo quería proteger a mi familia...—. Susurró desanimado; Rosie quedó sorprendida, nunca había visto a su amigo así.

—Alastor...,tú-?.

El Overlord abrazó a Rosie para poder al fin llorar, después de su esposa, Rosie era la segunda persona en que el confiaba.

—La descubrieron...—. Rosie lo miro preocupada. —Su hermana la descubrió *Sniff* y la obligó a quedarse en el cielo *Sniff* solo el cielo sabe que le habrán hecho *Sniff* Se que debo ser fuerte por mis hijos, es lo que mi Amor, mi Ángel, mi todo, hubiera querido—. La pecadora abrazo al demonio en cuanto ollo que empezó a llorar. —¡Pero es difícil!, *Sniff* ¡No se cómo está!, ¡Me da rabia y culpa saber que no estuve ahí para protegerla, para cuidarla para dar mi alma por su bienestar, pero no estuve! *Sniff* ¡¡La quiero devuelta, la quiero conmigo...!!. *Sniff*. ¡¡Solo quiero que ella vuelva a mi y a mis hijos, ellos han dejado de comer *Sniff* desde que ella no está, ellos no han estado bien *Sniff* no se que hacer, la necesito, la necesito con todo mi ser!!.

Rosie solo pudo pensar en tan solo una cosa en ese momento...que esa mujer o mejor dicho Seraphin de la que se enamoró Alastor era lo que más importante que él tenía, debe verdad se notaba lo mucho que él la amaba.

Al final Charlie pudo reunir a los aliados que ella necesitaba y Vaggie la respuesta de como matar angeles exterminadores por lo que reunió armas de Carmilla. Charlie y Vaggie se pudieron reenconciliar.

Lo niños se encontraban en el cuarto de sus padres, pues desde que Emily no estaba los pequeños empezaron a dormir ahí. Estaban siendo arropados por Sirpentius para que pudieran dormir bien, pues mañana era el día del Exterminio por lo que los demás estaban asegurando el hotel.

En ese momento Alastor entró a la habitación y Sirpentius al verlo decidió salir de la habitación no sin antes haber escuchado a Alastor decirle un "Gracias", por haber cuidado de ellos, el pecador Serpiente solo asintió.

Cuando Sirpentius se fue, Alastor cerró la puerta y se acercó a la cama donde sus hijos estaban ya acostados.

—¿..Papá...?—. Elizabeth miró a su padre venir hacia ellos, abrazo un poco más fuerte a su peluche.

Alastor se sentó en la cama. —Vine a darles las buenas noches, mis pequeños—. Sonrió con dulzura hacia sus hijos. —Se que estos últimos días he estado algo distante de ustedes, pero...

—¿Extrañas a Mami?—. Interrumpió Adriana.

Alastor abrió los ojos sorprendidos y bajo la mirada. —...Si, la extrañó y mucho—. Respondió algo desanimado pero como siempre sonriendo.

—Nosotros también la extrañamos—. Comentó con tristeza Elizabeth.

—Si...—. Dijo entre un suspiro el Overlord. —¿Pero saben que?—. Sus hijos lo miraron. —Ella hubiera querido que sean fuertes en estos momentos, después de todos, salieron a ella—. Acarició la cabeza de cada uno de sus pequeños con ternura.

—Pero nunca antes hemos estado alejados de esta forma—. Elizabeth comenzó a llorar abrazando con fuerza a su peluche.

—¿Por qué el cielo no nos quiere dar a nuestra mami?—. Adrián trato de retener sus lágrimas que ya empezaban a salir de sus lágrimas.

—¡Son unos crueles!—. Exclamó Adriana con los cachetes inflados empezando a llorar.

Los niños comenzaron a llorar. Alastor se quedó mirando a sus pequeños unos segundos, tratando de averiguar que hacer, usualmente Emily era la que se encargaba de calmarlos...pero ella no estaba...

Se quitó su sacó y lo dejó a un lado para así no arrugarlo al momento de acostarse, una vez que se acostó al lado de sus pequeños, comenzó a cantarles una pequeña canción de cuna.

[Es la parte casi final de la canción. Le cambié un poco la letra, espero y no les moleste]

Hagan silencio, mis bebés—. Comenzó a cantar Alastor abranzo a sus pequeños. —Ya no lloren más~—. Se volvió a sentar para secar las lágrimas de sus niños quién empezaron a dejaron de llorar. —Todo estarán genial~!—. Les sonrió a sus pequeños con genteliza y calidez. —Mantengan se fuerte, mis niños, les dije; papi está aquí y esté no se irá~—. Acarició las cabezas de sus hijos comenzó a usar su magia para hacer ilusiones de estrellas haciendo sorprender a sus hijos. —Se que mamá no está aquí y no sabemos na'~—. Se creó una ilusión de Emily sonriendo, esa parte Alastor la canto con tristeza y miró la ilusión de su esposa con angustia. —Nos aterra al realidad—. Tembló de miedo al pensar que su esposa estaba siendo torturada por el cielo.

La ilusión se dirigió a los niños, quién la veían como una sonrisa, y les dió un besó en la frente de cada uno.

—Las locuras de la vida—. Siguió cantando Alastor; La ilusión de Emily se alejó de ellos. —Mis niños preciosos, les prometo; que ella regresara—. La ilusión de Emily desapareció después de que ella sonriera y la ilusión de estrellas la rodearán al momento en que ella desapareció. —Y si le piden a papá que les compré un ruiseñor ¡Les daré al mejor!—. Creó una ilusión de un ruiseñor que se acercó a sus hijos para jugar con ellos haciéndolos reír. —Les daría hasta diamantes—. Ahora creo ilusiones de diamantes que brillaban demasiado. —Despues que canta, mientras esa risa otra vez pueda escuchar—. Sonrió feliz al oir y ver a la risa de sus pequeños por el ruiseñor. —Y si el ruiseñor no canta—. El ruiseñor dejó de jugar con los niños y Alastor lo acercó a él. —O los diamantes no brillan más—. Acercó los diamantes a él pues estos habían dejado de brillar. —le voy a romper el cuello a ese pájaro!—. Hizo desaparecer la ilusión del ruiseñor. —Volvere al joyero y haré que coma cada quilate hasta ahogarse, no jodas con papá—. Hizo desaperecer todas las ilusiones.

Miró a sus pequeños que ya dormían tranquilamente haciéndolo sonreír, se acercó a ellos y les dió un besó de buenas noches a cada uno para así tomar su saco y salir de la habitación no sin antes ver por última vez a sus hijos.

'Si mi amada me viera...¿Estaría orgullosa de mi?'. Pensó y salió de la habitación.

El "peluche" de Elizabeth quién estaba en sus brazos, desapareció en una sombra oscura.

Emily estaba sentada en la cama de la habitación de su antiguo departamento, estaba llorando, estaba preocupada por su familia y por sus hijos...y ahora del bebé que venía en caminó.

«¿Emily?»

La nombrada se asustó, miró a todos lados hasta que vio delante de ella en el piso el peluche de su hija, Elizabeth.

—...¿Que haces aquí?—. Emily trató de dejar de llorar en cuánto vio al "peluche".

«Solo quería asegurar que la madre de ellos estuviera bien...»

Emily solamente bajo la mirada mientras sus lágrimas seguían cayendo, abrazo su vientre. El peluche notó como la albina abrazaba su vientre.

«...¿Es..Estás embarazada?»

—¡Se lo que estás pensando!—. Se levantó de la cama y miró enojada al "peluche". —¡Y más te vale no hacerlo!, ¡Solo son niños!.

«Niños destinados a hacer los j-»

—¡Y eso que me importa!—. Gritó enojada Emily sacando parte de su poder por el enojó. —¡Siguen siendo mis hijos!, ¡Mis niños!. ¡Nos dijiste a mi y a mi esposo que los mantendrías alejados de ellos, del cielo!—. Sus ojos brillaron de un azul intenso amenazante.

«Y he cumplido mi promesa. No te preocupes, no has dado a luz la santa, cuando des a luz a la santa todo comenzará»

El "peluche" desapareció en una sombra dejando a Emily completamente sola de nuevo para comenzar a llorar ahora por el futuro de su familia.

¡Ya solo me faltan dos capítulos!. Me alegra tanto saber que al fin voy a terminar este lindo fanfic (si, le quite un capítulo pero es que se me ocurrió mejor esto)

Bueno, espero que le haya gustado, hasta el siguiente capítulo, Adiosito!.

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