C͎A͎P͎Í͎T͎U͎L͎O͎ ͎2͎
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✧El pasar del tiempo hará que nos encontremos ✧
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Al llegar al restaurante, ingresa por la puerta trasera, saluda a Curtis, el lavaplatos que al parecer va a fumar un cigarrillo afuera, y se dirige al casillero donde tiene su uniforme. Su turno inicia a las 16 y faltan tres minutos para eso.
Mientras coloca el moño alrededor de su estilizado cuello, llega a su mente el hecho de que al parecer tiene un nuevo vecino, espera que este no sea un raro o molesto ser que perturbe el poco sueño que tiene para recuperar su belleza.
Pensando en eso, camina hacia el salón donde ya se encuentran unos cuantos comensales en espera de atención. Con una sonrisa toma los pedidos, es cuidadoso en todo lo que hace y agradece que su mala suerte no haga acto de presencia mientras desempeña su labor, pues eso le costaría caro y no desea perder uno de sus sueldos, no le conviene. Aunque sabe que su jefe no le cobraría, no podría consigo mismo y su consciencia si el restaurante de JiMin pierde una de sus estrellas por culpa de su desgraciada fortuna.
El pequeño castaño, a quien admira mucho y no puede llamar hyung ya que lo ve como una falta a las normas de sociedad pues esa masita tierna no podía ser mayor que él y él no podía verse mayor a su hyung, no, claro que no, de ninguna manera. Kim SeokJin no parece tener más edad de la que posee y mucho menos le daría más motivos a los mocosos Jeon que lo llaman abuelo sabiendo que este lo detesta.
De repente, JiMin hace acto de presencia apareciendo por el elegante pasillo de paredes color verde helecho, vistiendo una camisa blanca con los dos primeros botones fuera de su ojal y sobre esta, un saco negro de solapas finas en conjunto con unos pantalones de mismo color y brilantes zapatos onix. Busca a SeokJin con la mirada y ofrece sonrisas y reverencias a quienes le saludan al verle. Cuando localiza los anchos hombros de su menor, espera que termine de tomar la orden de una pareja de comensales y le ve regresar para registrar el pedido en la cocina, logra captar su atención con un pequeño movimiento de cabeza, siempre olvida utilizar aquel dispositivo que todos los meseros llevan en su oreja y SeokJin ya no se gasta en recordárselo, puesto que es, de todos modos, en vano.
El más alto se acerca con elegancia hacia su mayor, que con una sonrisa le indica que debe seguirle. Ya en la oficina, JiMin le invita a tomar asiento, pues le tiene una propuesta.
—Mira, sé que no quieres el puesto de gerente — SeokJin asiente ante lo dicho —, pero eso no quiere decir que lo entienda.
El menor rueda los ojos y cruza sus largas piernas.
—Requiere de mucho más tiempo, debo planificar y hacerme cargo de cosas de las que no quiero —explica moviendo sus manos —. Conoces mi rutina, no puedo ni tengo el tiempo para ser un gerente.
JiMin resopla.
—Tampoco me dejas pagarte más... —SeokJin le interrumpe con tono serio.
—Recibiré el dinero que debo recibir por el trabajo que realizo. Ni más, ni menos.
El castaño decide no insistir, conoce cómo es su menor y sabe que no llegará a ningún lado. En lugar de eso, decide explicarle el motivo por el cual lo trajo.
—Bien —dio un aplauso que hizo exaltar a SeokJin. Este le miró con indignación —, a lo que vinimos. Quiero que en lugar de atender las mesas, te encargues de espiar a la competencia.
SeokJin abre sus ojos de manera cómica y JiMin rompe a reír con carcajadas que resuenan en toda la estancia. El menor frunce el ceño.
—¡Oye, no bromees!
—Deberías haber visto tu cara —el más bajo ríe un poco más y al calmarse retoma el tema —. Lo que en realidad necesito es que me reemplaces en esta sucursal. Sólo será por una semana, tendrás la disponibilidad horaria de siempre, sólo recibirás, revisarás y aprobarás, de ser necesario, cada informe que te de el nuevo gerente, sabes de eso, antes me ayudabas.
—¿Es la misma carga horaria?
—Sí —responde JiMin con un asentimiento.
—¿Sólo una semana? —el otro vuelve a asentir — ¿Y luego vuelvo a mi puesto?
—Totalmente.
SeokJin entorna sus ojos, convirtiéndolos en dos pequeñas rendijas que dejaban ver la desconfianza que tiene con toda esa situación. Conocía a JiMin, todo esto debía tener un porqué oculto.
—Bien, dime, ¿cuál es el truco? —inquirió sosteniendo aquella mirada.
El mayor puso un gesto de extrema inocencia y Kim sabe que detrás de toda esa fachada de niño bueno que no rompe un plato, se esconde un ser de pensamientos retorcidos, con ideas que SeokJin consideraba descabelladas. Como aquella vez en la que estaba empeñado en emparejarlo con JungKook, porque, según él, aquellas peleas infantiles que tenían eran solo por la tensión sexual que poseían.
Ese niño de ojitos tiernos no le gusta como pareja en lo más mínimo, es competitivo, se burla de sus chistes diciéndole que son aburridos ¡y peor! dice que son anticuados, siempre viste de negro y le gusta oler el cabello de los demás; Además, tenía una copia exacta de su persona ¿Entienden lo raro que es eso? Para algunos debe ser super normal, pero para SeokJin, que sobrepiensa demasiado las cosas, cada vez le encuentra menos sentido y más extraño el hecho de tener una copia exacta de ti mismo en el mismo plano de la realidad.
Turbio.
—No hay ningún truco, SeokJin. Sólo te estoy pidiendo ese favor porque confío en ti, voy a pagarte como corresponde —la voz de JiMin le saca de sus cavilaciones —. Además, quién te reemplazará en tu puesto de mesero es JungSuk. Dijo que no tiene problemas con tomar el turno de la tarde.
—Pero ¿cómo hará con sus clases? — Inquiere SeokJin con preocupación.
—Le pregunté sobre eso y me dijo que no me preocupara, que él sabe cómo va organizarse —El mayor se queda en silencio, mirando la carpeta que contenía los últimos datos de contabilidad —. Ese niño va escucharme —dice con voz decidida y acto seguido toma su celular que descansaba sobre el gran escritorio.
SeokJin le mira, curioso por saber qué hará JiMin. Ve que lleva el aparato a su oído.
—Escúchame, niño —dice el castaño cuando su llamada es atendida —, espero que tu disponibilidad para reemplazar a Jinnie no sea por lo que yo estoy pensando... —la curiosidad del de anchos hombros se disparó y enseguida quiso saber de qué demonios hablaba su hyung —, sólo diré que Jung no es un juego ¿me oíste, pequeño musculoso?
¿Jung? ¿Acaso...?
De repente un sonido retumba en la estancia, es su celular. Inmediatamente lo saca de su bolsillo y presiona la tecla de volumen bajo logrando que el estridente sonido se callara, lanza una mirada de disculpa a JiMin y camina hacia la puerta para poder tener un momento. Atiende el celular y la voz de una mujer le retumba en los oídos.
—¿Este es el celular de Kim SeokJin?
Un escalofrío le recorre la espalda, pues reconoce el tono de voz, el tono de lamento, el tono de alguien que debe dar una mala noticia.
—Sí, él habla.
—Me comunico desde el Museo Sim GyomJae para informarle que la instalación ingresará en un periodo de mantenimiento debido a los eventos programados en las próximas fechas del Octubre artístico. Por lo tanto, hoy no deberá asistir a su jornada de trabajo ni tampoco los los siguientes tres meses.
Y SeokJin, que está acostumbrado a su mala racha, sólo agacha la mirada, suelta un suspiro y, antes de colgar, agradece a la mujer quien no tiene la culpa de nada.
Y, justamente en ese momento, la propuesta de JiMin le pareció espectacular, pero no podía sólo trabajar los martes, miércoles, viernes y sábados por la mañana. JiMin necesita alguien constante que trabaje de lunes a lunes, supervisando y planificando, recibiendo un sueldo acorde a su trabajo.
Debía buscar algo más.
—Hyung —aquel honrífico que raramente usaba cuando estaban a solas llama la atención de JiMin quién ya no utilizaba su teléfono —, acepto la propuesta de reemplazarlo.
Sabe que lo necesita, el dinero no debe faltarle. Había comprado nuevas prendas y debía tener con qué pagarlas. Sus cuentas no se pagan solas.
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Gracias por leer❤️
Si te gustó, me encantaría que me lo hagas saber dándole a la estrellita de acá abajo✨
Les quiero.
×.𝓑𝓵𝓾𝓮.×
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