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🐯 Cap 02

JungKook llevó a su hijo y omega a una cafetería en donde había juegos para niños, pequeñas piscinas de pelotas, laberintos y una zona de pintura. Aquel lugar estaba cerca de la empresa del alfa.

El pequeño tigre sonreía enormemente al ver a sus padres juntos en la mesa de aquel lugar, movía sus piernitas que colgaban de la silla y jugaba con sus deditos sin dejar de observar a sus padres. TaeHyung miraba las salidas de la cafetería como si analizara por dónde podría salir huyendo. Y JungKook estaba perdido en la hermosa imagen del omega con su pequeño cachorro.

Aun no se creía el hecho de que encontró a su omega y mejor aún que tiene un hijo con aquel hermoso ser que le robó el corazón en aquel encuentro.

— ¿Qué desean tomar o comer? — Preguntó el alfa rompiendo el silencio.

— JungKook...

— Te escucho Tae.

— No quiero nada. — Y el pequeño tigre hizo un puchero. — Solo vine aquí para hablar contigo.

— Sé que viniste a hablar. — Acarició el cabello del pequeño infante. — Pero eso no quiere decir que no podamos comer algo...

— No quiero nada, solo hablemos y así me iré de aquí.

— ¡Papi! — El infante se levantó de la silla y se sentó en las piernas del alfa.

— Dime, tigrecito. — Le sonrió.

— Pol favol acepta algo de comel. — Besó la mejilla del alfa y observó a su padre omega.

— Si rayadito. — Dijo el alfa besando la cabellera de su hijo. — Solo toma algo conmigo. — Aunque sea un té, agua, lo que desees, me lo debes... — Con sus ojos le suplicaba que aceptara. — Café no te ofrezco porque aquella noche me dijiste que no te gustaba. — TaeHyung sonrió. El alfa recordaba ese detalle de él.

— Y a ti no te gustan las donas de limón. — Ambos se sonrieron sin poder evitarlo.

— ¡A mí me gusta la malteada de flesa! — Gritó el infante.

— Está bien. — Dijo el omega. — Quiero un té helado. — JungKook llamó al mesero para realizar su pedido.

— Yo quielo una malteada de flesa. Pol favol. — Pidió el infante.

— Yo pediré una leche de plátano.

El mesero se retiró con la nota del pedido y los dejó de nuevo a solas.

— Bien, Tae, cuando quieras me dices ¿Por qué me dejaste solo en la habitación del hotel? ¿Por qué querías huir en la empresa? Y ¿Por qué dijiste que el cachorro no es mi hijo? — El omega se tensó. Suspiró profundo tratando de controlar sus emociones. — Habla tranquilo. Ya te dije que no voy a reclamar nada. Solo quiero saber lo que sucedió.

El pequeño JungKook se bajó del regazo de su padre y se dirigió a abrazar a su papi. — Tu solo dile todo. — Besó la mejilla del omega. — Papá Kook es muy bueno y te quiele. — Acunó el rostro de su padre omega. — Yo me ilé a jugal en la piscina de pelotas y ustedes hablan mientlas llegan las bebidas. — El infante dio media vuelta y dejó a sus padres.

— Es un cachorro increíble. — Expresó JungKook al ver su hijo irse a jugar.

— He hecho todo lo posible para que sea un buen niño. — Limpió una lágrima traicionera que resbalaba por su mejilla.

— Se nota a kilómetros. — Estiró su mano para tomar la del omega. — Por favor no llores. — El omega entrelazó sus dedos con los del alfa. — Habla con tranquilidad y cuéntame todo. Rayadito, no pienso lastimarte ni de palabra o acciones.

— Perdóname...

— No tengo nada de que perdonarte. — Besó la mano del omega. — Ahora, te escucho...

TaeHyung tomó una profunda respiración y procedió a hablar.

— Esa noche después de que nos entregamos en cuerpo, tú caíste dormido. — JungKook lo escuchaba atento y sonreía al recordar ese encuentro. Jamás lo olvidaría. — Yo dormí por poco tiempo y cuando me desperté decidí investigar tu nombre...

— ¿Por qué solo no me preguntaste?

— Es que me daba pena despertarte para mis preguntas. — Bajó su mirada hacia la mesa.

— TaeHyung... Mírame, no ocultes tus ojos de mí. — Con delicadeza tomó la barbilla del omega y lo guío para que subiera la mirada. — Por favor continua y mantén tu mirada en mí.

El omega asintió y procedió a hablar. — Tenía curiosidad por tu nombre, mi mente me gritaba que ya había escuchado tu nombre. — Buscó con la mirada la ubicación de su cachorro y cuando lo diviso volvió a conectar la mirada con el alfa. — Busque tu nombre en el navegador y allí todos mis miedos se hicieron presentes.

— ¿Miedos? ¿Salieron cosas malas de mí?

— Sí, miedos. — Contestó. — Y no, no salió nada malo de ti.

— ¿Entonces?

— Mira, JungKook... Yo acababa de renunciar a ese trabajo de infierno, estaba feliz porque al fin había encontrado un empleo en el cual ejercería en lo que amo y en lo que soy bueno. Pero el saber que tú eras el dueño y director de la empresa en donde entraría a trabajar, mis miedos arrasaron conmigo.

— Pero que sea el director y el dueño de la empresa no es impedimento para nuestra futura relación. No te entiendo...

— Si es impedimento. — Expresó retirando su mano del agarre de JungKook. — Y-yo no puedo estar en una relación con el director de la empresa. Los demás empleados y tus conocidos dirían que estoy contigo como sanguijuela chupa sangre, para quitarte el dinero. — Sollozó. — En el momento en que me entere de que eras el dueño de la empresa donde trabajaría puse en una balanza lo sucedido. Y pues ganó el lado en donde escaparía, te olvidaría y haría todo lo posible para no encontrarme contigo. — JungKook lo miraba y sentía que su corazón se fracturaba. — Te dejé en esa habitación y planee mis pasos para no coincidir contigo en la empresa. No podía renunciar antes de iniciar. Necesitaba el trabajo o tendría que volver a trabajar en algún local en donde algún viejo asqueroso se quisiera pasar de mano larga conmigo.

— Yo jamás permitiría que te trataran de sanguijuela. — Trató de tomar de nuevo la mano del omega, pero este se lo impidió. — ¡¿Quién demonios te hizo pensar de esa manera?!

— JungKook... Nos acabamos de conocer, de un momento a otro resultamos enredados en las sábanas y eras, bueno serias mi jefe. — Expresó rápidamente. — Y esas ideas... Pues es algo con lo que crecí y no te explicare ese tema.

— Por favor... Quiero entenderte.

— JungKook, eso es lo que diré por ahora. — Suspiró cansado. — Respondiendo tú pregunta de por qué quería huir de la empresa, pues es sencillo... Mi plan se fue por la borda después de tanto tiempo y eso va ligado a que te enteraste que tenías un hijo conmigo.

— ¿Huías porque te encontré?

— Sí.

— ¿Y negaste la paternidad del cachorro por qué piensas que te trataran de sanguijuela?

— Exactamente, señor Jeon. — Respondió frío. — Y como ya lo sabe, mejor me retiro de su empresa y de su vida...

—No harás eso. — Detuvo al omega cuando se estaba levantando de la silla. — Esta conversación aún no se acaba. Me tienes que aclarar bien lo que pasa por tu mente y creo que hoy no será un buen día. — El pequeño tigre llegó a ellos cuando vio que el mesero caminaba hacia la mesa con el pedido. — Tú no te me escaparas de nuevo, Kim. — Con cuidado lo sentó en la silla y después ayudó a sentar a su cachorro. — Es hora de tomar nuestras bebidas.

— ¿Hablalon? — TaeHyung desvió la mirada.

— Sí cachorro. — Respondió el alfa. — Pero esa conversación tendrá una segunda parte. — TaeHyung tomó de su té.

— ¿Eso quiele decil que estalas con papi más tiempo?

— Sí.

— ¡No!

— TaeHyung... — El alfa lo miró con dulzura. — Tú y yo aún no terminamos. — El omega solo suspiró. — Ahora tomemos nuestras bebidas y dime ¿Por qué el pequeño tigre corría por la empresa con sus orejas de fuera?

— Yo contesto eso. — Dijo el infante después de dar un gran sorbo a su malteada de fresa.

— Okay, dime cachorro...

— Pol culpa del bombombum... — Se cruzó de brazos y frunció su pequeño ceño.

— ¿Bombombum? — Le preguntó al omega.

— Sí, papá Kook, pol culpa del bombombum...

— ¡Kim JungKook! — TaeHyung le llamó. — Ya te he dicho que no se llama así, se llama BoGum, ¡BoGum! — El tigrecito tomó otro gran sorbo de malteada e hizo un pucherito.

— Pol eso bombombum, es lo mismo.

— ¿Quién es BoGum?

— Papá Kook, se llama bombombum y pol su culpa papi Tae me legaña.

— ¡Tigrecito!

— Tú me legañas pol ese bombombum. — Agachó su mirada. — No me cae bien y te toca a cada lato. — Dijo y JungKook alzó una ceja ante lo dicho por el infante. — Yo solo le di una pequeña moldida pol andal de mano lalga contigo.

— ¡¿Qué?!

— ¡Tigre del demonio!

— Ayúdame, papá Kook. — El infante se bajó de la silla y abrazó con fuerza al alfa.

— TaeHyung, dime, ¿Quién es ese hombre? Y ¿Por qué el cachorro dice que tiene la mano larga?

— A vel, defiende al bombombum de mi papá Kook...

— Si eres un tigre del demonio. — Suspiró. — Y no lo defenderé...

— Como tu papi Tae no me dice quién es ese tal bombombum, tú me lo dirás, cachorro. — El infante sonrió y abrió sus piernitas para sentarse frente al alfa. — Te escucho cachorro.

— Yo te digo, señor Jeon...

— Soy JungKook, rayadito fugitivo. — Le sonrió. — Y el cachorro me contara lo sucedido.

— Esto no me gusta. Esos dos juntos son una peligrosa combinación. — Dijo el omega.

— Eso te pasa pol quelel legañalme, pol defendel al bombombum feo y mano lalga. — JungKook reía internamente. — Papá Kook, todo pasó en la fiesta de la familia en tu emplesa. — El infante inició el relato, JungKook lo escuchaba atento y TaeHyung, pues él quería salir corriendo.

Lo que sucedió fue que Park BoGum, compañero de TaeHyung en el trabajo, en verdad andaba poniendo sus manos sobre el cuerpo del omega. No perdía oportunidad para posar sus manos sobre la cadera o espalda del chico. Incluso de vez en cuando le tocaba la mejilla con la excusa de que tenía algo allí.

TaeHyung le retiraba las manos sin llegar a ser grosero, pero como siempre el beta se hacía el de la vista gorda y fingía no captar que el omega no deseaba ser tocado. Pero ese día no contaba con que el pequeño hijo del omega iría a la fiesta de integración familiar de la empresa.

El omega siempre asistía sin su cachorro, la razón... Pues sencillo, no quería que se le escapara y por cosas de la vida se encontrara con JungKook. Pero ese día su niñera, Lisa, no pudo cuidarlo por temas de salud familiares, y tuvo que tomar el riesgo de llevarlo a la empresa.

El cachorro desde que vio a BoGum, sintió que debía alejarlo de su papi, así que cada vez que se le acercaba, el pequeño tigre corría a los brazos del omega. Impedía cualquier contacto físico y lo miraba retador.

El pequeño tigre se distrajo con el mago que hacia figuras de animales con globos, y se apartó de su papi omega, dejándole libre el camino a BoGum.

TaeHyung siempre lo había sabido manejar e impedía que el hombre se pasara de la raya. Pero ese día parecía que todo estaba destinado a desatar futuros enfrentamientos y encuentros.

Todo se salió de control cuando BoGum tomó de la cintura a TaeHyung y lo atrajo a su cuerpo con la excusa de decirle algo confidencial y debía decírselo muy cerca del oído. TaeHyung le dijo que no era necesaria la cercanía y se apartó del hombre, pero el contrario se negaba a otro rechazo por parte del omega. Así que lo jaló del brazo y lo llevó a una esquina del salón, allí intentó tocar de nuevo al omega y este para no hacer escandalo solo lo apartó de un pequeño empujón.

Cuando el pequeño Kookie vio que su papi estaba forcejeando con el hombre, corrió hacia donde se encontraban y sin pensarlo mucho; sacó sus colmillos, le gruñó, dejó salir sus orejitas y le mordió la pierna.

Enterró sus pequeños dientes con toda su fuerza, lo miró desafiante y después de soltarlo, cuando escuchó el grito del hombre, le gritó que buscaría a su papá alfa y le diría que estaba molestando a su querido papi. Salió corriendo pensando que TaeHyung lo regañaría por su accionar y allí el omega lo persiguió hasta que se encontraron con JungKook.

— Yo solo defendía a mi papi de ese mano lalga. — Hizo un pucherito y se aferró al cuello de JungKook. — Ese homble no me gusta y me mila feo.

— TaeHyung, ¿Por qué no has reportado el comportamiento de ese tal BoGum?

— Es bombombum...

— Okay, cachorro, bombombum. — Acarició la espalda del infante. — Dime, ¿Por qué no lo reportas?

— No me vayas a legañal, papi.

— No te regañaré, cachorro. — Expresó suave. — Incluso te quiero agradecer por ayudarme. — El infante volteó a ver a TaeHyung. — Y señor Jeon...

— JungKook.

— Señor Jeon. — Repitió. — No lo he reportado porque lo puedo manejar. — JungKook negó con su cabeza. — Además si lo reportaba, conociendo los protocolos de la empresa, me llevarían a hablar contigo y pues me hubieras encontrado desde hace mucho. — Dijo en su mente.

— Claramente ya no lo puedes controlar. — Dijo. — Y la verdadera razón de que no lo reportaras es porque sabías que te llevarían a hablar conmigo y con lo que me dijiste hace rato, tú querías ocultarte de mí.

— Yo lo puedo manejar. — Alegó.

— Ya no lo manejas. — Atacó. — Y no te preocupes que ahora lo manejaré yo.

— ¡No!

— Tranquilo, sé que no quieres que te vinculen conmigo y piensen que te doy prioridad o beneficios porque me diste un hijo. — El omega mordió sus labios. — Lo tendré vigilado y tomaré las acciones necesarias. — Aclaró. — Voy a investigarlo y si se vuelve a acercar a ti, juro por la luna que lo sacare a patadas de la empresa. — Pensó.

— ¿Ese bombombum no tocala más a papi?

— No. — Dijo. — Yo cuidaré a tu papi, así no quiera. — Le susurró en el pequeño oído. — TaeHyung, no voy a decir en la empresa que eres mi omega y que este lindo tigre es nuestro. — El omega respiró aliviado. — Pero no creas que esto se termina aquí. Tú y yo tenemos que hablar de muchas cosas.

— No soy tu omega.

— Claro que lo eres.

— No me odies...

— No te odio, ya te lo he dicho.

— ¿Puedo ir al baño? — Inquirió el omega y desvió la mirada.

— Claro, no es necesario que me preguntes. Tú eres libre de ir a donde quieras.

— Vamos, Kookie, acompáñame al baño. ¿Tienes que hacer pis? — El infante negó con su cabeza y se aferró de nuevo al alfa.

— ¿No tienes pis? — Preguntó el alfa y el cachorro asintió. — Entonces ¿Qué pasa?

— Papi Tae, quiele huil de nuevo.

— ¡Tigrecito!

— ¿Otra vez?

— ¡No es cierto!

— ¡Si es cielto! — Expresó el infante. — Volviste a hacer ese gesto de milal a otlo lado.

— Delator... — Susurró.

— No te cansaras de intentarlo ¿Verdad? — El alfa se levantó con el infante abrazado a él como koala y se dirigió hacia TaeHyung. — Los llevaré al baño.

— Siiiii, así papi no se va dejándote solito.

— No es necesario....

— Claro que sí, de lo contrario mi rayadito fugitivo se escapara de mis garras. — Le sonrió tomándolo de la mano, jalándolo con cuidado para levantarlo de la silla. — Vamos al baño.

JungKook llegó al baño con su omega agarrado de su mano y su cachorro en brazos.

— Podemos entrar solos.

— Claro, aquí los espero... — Dijo. — Pero primero... — Miró a su cachorro y este le sonrió. — Pequeño tigrecito. — Lo llamó y el infante asintió con su cabeza dándole a entender que lo escuchaba atento. — Cúbrete los oídos que le diré algo a tu papi y tú no puedes escuchar. — El cachorro obedeció. — Ahora tararea una canción.

— ¿Q-Qué vas a ha-hacer? — Tartamudeó cuando el alfa lo acorraló contra la pared y le sonrió.

— Tararea fuerte, cachorro. — Y el infante subió un poquito el volumen de sus pequeños tarareos. — Solo te voy a decir algo. — Ubicó su mano libre al lado del rostro del omega y apegó su pecho al del contrario. — Te estaré esperando aquí afuera. — Lamió sus labios. — Y ni creas que te podrás ir a casa sin mí. Yo los llevaré y no aceptaré protestas. — TaeHyung estaba mudo. — Si vuelves intentar escaparte de mí... — Mordió sus labios sutilmente. — Te cargaré en mi hombro, te nalguearé con mi mano tatuada. Esa con la cual sé que tienes un fetiche con ella. — El omega jadeó. — Y te llevaré a mi casa para amarrarte en mi cama y enseñarte de muchas maneras que nunca te dejaré ir. — Se apartó del omega. — Ahora ve al baño, rayadito fugitivo. — TaeHyung entró rápidamente al lugar. — Pequeño tigrecito, ve con papi. — Dijo el alfa bajando a su cachorro al piso. — ¿Escuchaste algo?

— No. — Miró hacia el baño. — Papá Kook, no escuche nadita.

— Qué bueno cachorro. — Guío al infante dentro del baño y salió de nuevo. — Ve con papi, aquí los espero. — El cachorro se marchó. — Lo siento rayadito pero de ahora en adelante te tendré bajo mi radar. — Metió sus manos en los bolsillos del pantalón. — Y no te preocupes que si te amarro no te haré sufrir, sé que lo disfrutaras.

Dentro de los baños se encontraba TaeHyung, temblaba de pies a cabeza. No podía creer que el alfa le dijera tales cosas. No lo negaba, la idea de que esa mano tatuada lo nalgueara se le hacía más que satisfactoria, pero ahora no tenía que pensar en eso.

Él debía huir, no ahora, pero de que lo haría, lo haría.

Después de salir del baño, se dirigieron a pagar la cuenta de las bebidas. JungKook llamó a su chofer para que los recogiera y los llevara al hogar del omega. Claro, el omega se negó varias veces hasta que el alfa se acercó a él y le susurró que si seguía de terco lo amordazaría y se lo llevaría a su casa.

— ¡Solo déjame ir y ya! — Se alejó del alfa.

— No tlates así a papá Kook. — Tomó la mano de TaeHyung y la unió con la JungKook. — No sueltes la mano de papá.

— No sueltes mi mano, rayadito. — Sonrió cómplice con el cachorro. — Nos rompes el corazón. — Los sonrisas de conejo dramatizaron mandando su mano al pecho y haciendo muecas de dolor. — Mira como nos duele.

— Par de dramáticos.

— ¡No lo somos! — Expresó JungKook. — Mira, mira como nos desmayamos de dolor. — Alzó a su tigrecito en brazos y este se hizo el desmayado. — ¡Oh! Me siento mal, duele, duele. — Se apoyó en el cuerpo de TaeHyung y este por inercia los abrazó. — Solo no me sueltes, porque sin ti y el cachorro me muero. — Le susurró al oído.

— Po-por favor, no digas esas cosas.

— Las digo y las seguiré diciendo. — Conectó miradas con el omega. — Sin ustedes me puedo morir.

— Dramático. — Sonrió internamente, ese alfa hacia que su corazón saltara.

— Nos molimos papi. — Dijo el infante. — Me muelo con papá Kook.

— Mejor nos vamos.

TaeHyung decidió dar la dirección de su hogar y así tomaron rumbo a su apartamento. Después de una hora de recorrido a causa del tráfico, llegaron a su destino. El pequeño tigre se durmió en los brazos de JungKook y este lo cubrió con su abrigo.

Bajaron del auto y TaeHyung insistía en que le diera a su cachorro para subir a su apartamento. Pero el alfa le dijo que le entregaría al tigrecito en la puerta de su apartamento.

JungKook deseaba ver con sus propios ojos que en realidad vivían en esa torre de apartamentos.

Subieron al ascensor y presionaron el botón del piso correspondiente. Cuando llegaron al piso, las puertas de la caja metálica se abrieron y ellos salieron.

— Aquí vivo. — Abrió la puerta de su apartamento. — Ahora dame al tigre delator. — Extendió sus brazos para recibir al cachorro.

— Se me acaba de antojar el entrar y dejar a mi cachorrito en su cama.

— Pero eso no fue lo que dijiste antes. — Se cruzó de brazos y abultó los labios. — Ya vete, JungKook.

— Sé lo que dije. — Le sonrió. — Por eso te acabo de decir que se me antoja ahora. — Dio un paso para entrar al apartamento. — Ya avanzamos... — Y TaeHyung lo miró confundido. — Me dijiste JungKook.

— ¡Diablos! — Se golpeó mentalmente. — Señor Jeon, no juegue y deme a mi hijo.

— Nuestro hijo, nuestro, rayadito fugitivo. — Ingresó por completo al apartamento. — ¿En dónde está la habitación de nuestro hijo?

— Por hoy, me rindo. — Dijo el omega guiando a JungKook hacía la habitación del tigrecito.

El alfa cambió de ropa al infante y le colocó un pijama de ositos, lo cubrió con las mantas, besó su pequeña frente y salió de la habitación.

— Ahora si me voy, rayadito fugitivo. — Se encaminó a la salida del apartamento. — Descansa y no huyas porque sabes lo que te pasara. — Le guiñó un ojo.

— Hasta pronto, señor Jeon.

— JungKook, tu alfa y padre del cachorrito que duerme en estos momentos. — Le dijo y cerró la puerta para dirigirse al ascensor. — Duerme bien, sueña conmigo y nos vemos mañana.

— Eres eso y mucho más para mí. — Susurró recargando su espalda contra la puerta del apartamento y sentándose en el frío suelo. — No puedo dejar que esto avance. — Abrazó sus piernas y apoyó su rostro en ellas. — Tengo que alejarme de ese alfa.

Y de nuevo ese pensamiento atormentaba la mente de TaeHyung. Le gustaba el alfa, es el padre de su cachorro, sabía que era su destinado. Pero su miedo a ser juzgado y tratado como oportunista lo hacía pensar en la manera de correr lejos de su felicidad. Porque sí, el omega sabía que su felicidad era ese hombre que lo ayudó años atrás, ese alfa que en una noche logró quedarse con su corazón y le regaló una razón muy hermosa para sonreír en demasía, y esa razón era su pequeño tigre del demonio.

JungKook iba en su auto, tomó su teléfono e hizo una llamada.

— < Hola, Jackson.

— < Hola, JungKook. — Se escuchó al otro lado de la línea. — ¿Qué sucede?

— < Necesito que investigues a un tal BoGum. — Dijo arrugando una de sus tarjetas de presentación. El solo pensar que las manos de quien sabe quién estuvieron tocando el cuerpo de su destinado, le hacía hervir la sangre. — Necesito saber hasta el sabor del pastel de su bautizo.

— < ¿Qué pasó con ese individuo?

— < Se atrevió a tocar a un bello rayadito...

— < ¿Amigo tuyo?

— < No. — Observó los árboles por la ventana del auto. — Es mi vida desde el momento en que se cruzó en mi camino. — Dijo recordando la sonrisa geométrica de su rayadito.

— < No me digas que se metió con el omega que tu...

— < Sí.

— < No debió hacer eso.

— < Se lo voy a decir en su momento. — El auto se detuvo y JungKook bajó para entrar a su casa. — Investiga todo de él.

— < Eso haré.

— < Por cierto, trabaja en mi empresa. — Aflojó su corbata y se sentó en el gran sofá. — Necesito que investigues si el bombombum se ha atrevido a pasar la línea con los trabajadores de la empresa. Tú me entiendes.

— < Okay. — Anotó lo pedido por el alfa. — ¿Bombombum? — Inquirió curioso y a punto de reír.

— < Después te contaré porque lo llamo así. — Dijo. — Cuando tengas la información, te espero en mi oficina.

— < Adiós, JungKook.

— < Adiós, Jack. — Colgó la llamada.

Subió a su habitación, se bañó, secó su cuerpo y colocó unos Joggers como pijama. Se lanzó a su cama y cruzó sus brazos detrás de su nuca, con su torso desnudo y recostado en el mullido colchón, observaba el retrato de su omega.

— No te me volverás a escapar. — Cerró sus ojos y a su mente vino la imagen de su pequeño tigre. — Tú y mi hijo estarán a mi lado y los amaré con el alma. Derribaré cualquier muro de inseguridad que te hayan formado y te haré feliz. — Suspiró. — Mi rayadito, te tendré la paciencia necesaria, pero también te sacaré de quicio con ayuda de nuestro hijo. Hoy descubrí que amo ver como brillan tus ojos al ver al pequeño tigre en mis brazos. Te cortejaré día a día sin pausas. — Le habló al retrato de su destino, ese retrato que lo había acompañado desde que terminó de pintarlo y lo colgó en su habitación. — Juro que te daré mi corazón y vida, solo no huyas de nuevo...


Hola, kokoros darks 🤘🖤💜
Ahhhh, al fin actualicé a mis rayaditos 🤧
Me estoy enamorando de este alfa rayadito 🥺
Uy, y su cachorro 🥰 ese Kookie junior es un amor y delator.
Tae ya deja de huir del rayitas o ya verás. No más te digo que se puede poner salvaje 😅
Hasta aquí mis comentarios 😂
Las y los leo en el siguiente capítulo. Besitos púrpuras 💋💜🤘🖤

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