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03. CULPA

(🚬)

Jason sentía como el mundo a su alrededor se volvía más lento, su miraba estaba centrada en alguna parte del techo y sus músculos se encontraban tensos.

Las heridas en su espalda ardían al solo moverse un centímetro, no sabía dónde se las había hecho o su alguien lo había agredido y eso, lo agobiada más.

Se sentía inútil por no saber que carajos había pasado con él antes de encontrarse con aquella chica de cabellos morados.

—... Si esto te duele, Jason. En verdad lo siento. —escucho la voz de rachel lejana, iba a mirarla y reponderle que no sabía de lo que hablaba hasta que sintió una fuerte corriente eléctrica extenderse desde su pecho hasta toda su anatomía.

Bajó la mirada encontrándose con las manos de Rachel cerca de su pecho, mientras una bruma extraña de color negro con reflejos morados salía de sus manos.

De pronto, un dolor agudo se centró en su cabeza, confundiendolo.

Solo pasaron unos cuantos minutos cuando sintió un leve cosquilleo en su espalda y en las heridas que tenía repartidas en sus extremidades. Cerró los ojos dejando caer su cabeza hacia atrás. El dolor había acabado y sus heridas habían dejado de sangrar.

Era una sensación muy agradable.

Se sentía mejor que antes, como nuevo. Escucho a la chica suspirar, abrió los ojo y la observo con una leve sonrisa dibujando se en sus labios.

—Gracias, Rachel.

La pelimorada sonrió con cansancio, aquello la había dejado exhausta y con un ligero dolor en la cabeza, pero nada de que preocuparse realmente.

—Cuando quieras. —se levantó sosteniéndose del lavabo al sentirse repetidamente mareada.

Jason la miró preocupado.

—¿Estas bien? —preguntó, haciendo un andeman para levantarse de la bañera pero Rachel asintió— No te ves muy bien, estas pálida.

—Estoy bien, solo... necesito descansar un poco. —el castaño asintió—. Será mejor que te busque algo para que te cambies. No querrás estar todo el tiempo con este feo smoking. —habló en broma, tomando las prendas llenas de algunas manchas de sangre y barro.

« ¿Puedes seguirte bañando tú solo? Con mis poderes seguramente ya se te bajo la fiebre, te ves mucho mejor que antes.

Jason asintió con una pequeña sonrisa—. Ve tranquila, yo estaré aquí un rato más.

La chica le dio una última mirada y salió del baño cerrando la puerta detras de sí. Se dirigio hasta la cocina y botó en el cesto de basura el smoking, aquellas prendas solo traerían malos recuerdos si seguían en mano de Jason.

Rápidamente abrió un portal, atravesandolo para después encontrarse en su habitación de la torre Titans. Tomó algo de ropa de su armario y los guardó en una mochila que había tomado anteriormente de ahí mismo, guardó algunas pertenencias más y después abrió la puerta con cuidado, asergurandose de no encontrar a alguien indeseado por aquel pasillo.

Al salir de la habitación se colgó la mochila en su hombro, caminado con cuidado de no hacer ruido hasta llegar a la habitación de Jason.

Nada más entrar notó que todo seguía igual que antes. Dick ni siquiera se había tomado la gentileza de arreglar lo que él había hecho en esa habitación. Suspiró y repitiendo lo que había hecho en su propia habitación, abrió el armario y tomó la ropa de Jason para guardarla en la mochila, además de dos pares de tenis.

Miró la habitación por última vez y salió de ahí, encontrándose con dos de las personas que no quería ver al salir de la habitación de Jason.

Rose y Dick la miraron con el ceño fruncido, el mayor alternando la mirada del rostro de la pelimorada y la mochila que se veía algo pesada en la espalda de la chica.

—Te dije que no volvieras a entrar a esa habitación, Rachel. ¿Porqué me desobedeciste? —preguntó el castaño, mirandola con enfado.

La pelimorada rodó los ojos y siguió su camino hasta la salida, al estar lejos de ahí podría teletransportarse hasta su departamento pero quería despedirse de Conner y Gar, al menos ellos no había sido igual de cínicos como los demás en tratar de olvidar el recuerdo de Jason.

Que ahora se encontraba más que vivo, aunque esto no lo supieran.

—¡Rachel! —escuchó la voz de Rose a su espalda y una mano la tomó con fuerza por el brazo, deteniendola en la sala.

Rachel fruncio el ceño, quitando de un manotazo el agarre de la pelibranca.

—¿Que quieres, Rose? —preguntó conteniendo la rabia, mirando como los demás integrantes de los Titans observaban la escena.

—¿Qué esta pasando contigo, Rachel? —preguntó, Dick. Encarandola—. Ayer te fuiste por la tarde y apareces hasta ahora, ni siquiera le dijiste a alguien que te ibas a algún lado. Sabes que eso es una medida de Seguridad. —gruñó.

—¡Ya hasta de hipocresías, Dick! —soltó la pelimorada, empujando al castaño—. Nadie te importa en verdad. Jason era de nuestro equipo y lo dejamos solo, ¡Por eso el Joker lo mató!

—Parece que no te acuerdas que tu misma lo acusaste de algo que no hizo ¿no? —recordó Rose, mirando la con altanería.

—Y parece que a tí se te olvido que te acostaste con él por un estúpido plan de tu papi. Lo engañaste y lo peor de todo es que estaba enamorado de ti. —gruño Rachel, aparentando los puños.

—¡Tú no sabes nada!

—¡Sé más que tú, Rose!

—¡Ya basta! —gritó Hank, mirando a la pelimorada con confusión.— ¿Que carajos te esta pasando, Rachel? Tú no eres así.

—No me conoces realmente, Hank. —llevó sus mano a las tiras de su mochila y retrocedió, dispuesta a llegar al ascensor.—Y de ahora en adelante no viviré aquí en la Torre.

—¿Qué? —se escucho el pequeño murmullo de Gar, la chica lo miró con dolor.

—Lo siento, Gar. Pero es lo mejor. —se detuvo para mirarlo— No aguantaría un día más en este lugar lleno de hipócritas. —habló, dirigiendo una mirada a Dick, Rose, Hank y Dawn.

Entró al ascensor y antes de que se cerrarán las puertas metálicas, la pelimorada habló— Cualquier cosa de suma importancia, ya saben donde llamar. Adiós, Titans.

Finalmente las puertas se cerraron y la máscara de indiferencia que Rachel había portado desde que se había encontrado a Dick y a Rose se esfumó en un suspiro tembloroso.

Dolía tratar a las personas que quería de esa manera, pero muy en el fondo sabía que se los tenian merecido.

Todos por tratar de borrar de sus recuerdos a alguien que solo necesitaba ayuda.

(...)

Al llegar al departamento todo se encontraba en silencio. Frunciendo el ceño fue hasta estar al frente de la puerta del baño y tocó dos veces, esperando una repuesta por parte de Jason.

No hubo respuesta.

No quizo preocuparse demás y lo llamó—: ¿Jason? —pregunto en alto, caminando por el lugar.

—¡En la cocina! —escucho la voz de Jason. Se relajo notablemente.

Se acercó con una pequeña sonrisa hasta la cocina. Jason estaba de espaldas a ella, se dio la vuelta con una pequeña sonrisa mientras sus mejillas estaba infladas.

—Hola. —sonrió, tragando para después darle otra mordida a su sándwich.

Rachel le devolvió la sonrisa con nerviosismo, quitándose la mochila para tomarla por una de las correas con la mano derecha. El castaño frunció el ceño al ver el semblante de la chica y se acercó, dejando el sándwich en la isla.

—Oye, ¿estas bien? —preguntó, limpiando con su pulgas las manchas de lágrimas en el rostro de Rachel.

La pelimorada cerró los ojos al tacto, suspirando.

La pequeña discusión la había dejado sensible—. Estoy bien —trató de sonreír para tranquilizarlo pero le salió una mueca— Traje algo de ropa para tí  puedes cambiarte en la habitación pasando por este pasillo o en el baño.

Jason asintió no muy convencido y tomó la mochila.

—Cualquier cosa estoy en el baño. —habló, sonriendole por última vez para irse, ajustando la toalla que lo cubría de la cintura para abajo.

Rachel miró hacia atrás, mordiendo su labio inferior, mientras un sonrojo se apoderaba de sus mejillas.

—Mierda. —insultó, negando.

Si, Jason era atractivo no lo iba a negar pero no podía distraerse. Ella solo estaba ayudando para redimirse, por qué muy en el fondo sentía culpa por lo que le había pasado.

Indirectamente, todos los Titans y ella habían sido culpables por lo que Jason había pasado.

©LUBEISKASALAS 2022

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