Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

━━O14

MELIODAS

• • •

Cerraba mis ojos al sentir las suaves caricias que Estarossa me daba en mi cintura mientras yo jugaba con su cabello, tenía su cabeza recostada entre mis pechos sintiendo uno que otro beso o mordida en ellos, más que nada en mi tatuaje que bien me demostró antes que le encantan como me quedan.

Solo sentía la brisa fresca que el viento nos brindaba mientras la luna se encontraba de testigo de todo lo que sucedía. Ya habían pasados pocas horas desde que ellos se enteraron de que mi hijo había sido asesinado por mi propio clan. Y en todo este tiempo él no dejaba de abrazarme diciendo cosas que me hacían olvidar ese mal momento.

Si bien no lo conozco porque carezco de recuerdos pero pude ver un semblante dolido y siendo honesta quien no lo pondría cuando te enteras que tu hijo fue asesinado mientras que él no podía hacer nada por estar sellado.

──¿Puedo hacerte una pregunta? ─corte el acogedor silencio que había entre los dos.

──Creo que ya la hiciste. ─ante eso le di un golpe en la cabeza recibiendo una mordida en mi pecho. ──¿Qué quiere saber mi reina? ─aún no me acostumbro a que me diga así y siendo honesta suena lindo. 

──Más que pregunta creo que va hacer una afirmación. ─cerré mis ojos soltando un leve suspiro que parecia más un jadeo en cuanto comenzó hacer un camino de besos hasta llegar a mi cuello.

──¿Y qué quieres que te afirme? ─preguntó en mi oído, no se si hacia esto a propósito para que dejará de hablar o solo porque le encantaba escuchar mis suspiros.

──Fue Meliodas quien me hizo la cicatriz, ¿cierto? ─deje de sentir sus besos escuchando un suspiro pesado, no le gusto que lo nombrara.

──Dime algo, mi reina. ─me miro a los ojos tomando mi mejilla. ──Meliodas, ¿ha intentado hacer algo contigo?

No dire que eso me tomo de sorpresa porque tenía una leve sospecha de que él conocía esa parte de el rubio.

──Solo sus celos obsesivos de que ningún hombre se me acerque. ─dije hasta que recordé cuando él me habia dicho que no existía nadie con el nombre de Estarossa. ──Y... una vez se me vino a la mente tu nombre y algunos recuerdos o algo parecido. En cuanto Meliodas se entero de eso me decía que solo era mi imaginación y que no existía alguien con tu nombre.

──¿Él supo de nuestro hijo?

──De hecho... lo conocí cuando estaba embarazada y él se mostro relativamente sorprendido y un poco enojado. ─dije recordando ese dia.

──Como era de suponer. ─susurró. ──Escucha esto, Scarlett. ─me acaricio mi cicatriz. ──Yo asesinaré a el causante de habernos separado y de haberte herido. ─juntó su frente con la mia y con su tono de voz tan tranquilo al decir eso, comprendí y entendí de donde saco Ezio su falta de empatía.

En unos momentos, por unos instantes todos miramos a un cierto punto al sentir la presencia de un inmenso poder demoniaco. Ese poder me hizo estremecer y tenía una leve sospecha de saber de quien era.

──Ese poder... ─susurré mirando a lo lejos.

──Ya no cabe duda... es él. ─escuche hablar a Zeldris.

Estarossa por su parte solo se volvió acostar entre mis pechos con su típico semblante tranquilo ignorando por completo ese hecho.

Fue en un instante que sentimos el poder de Meliodas llegar hasta donde nosotros estábamos justo al frente nuestro. Estarossa solo lo miraba aún con su cabeza entre mis pechos como si su presencia le diera igual.

──Soy yo. ─dijo mirando a todos.

──Es Meliodas. ─afirmó Zeldris mirando mal a su hermano, antes de que alguien hiciera algo se escucho un gritó.

──¡Alto! ─las miradas fueron a parar en Galand que se levantó y fue hacerle frente a el capitán. ──¡Nadie levante ningún dedo! Esta presa es solo mia. ─se inclino para mirarlo más de cerca. ──Yo seré quien le de su golpe final...

Y sin perder tiempo Meliodas golpeo a Galand repetidas veces sin darle tiempo siquiera de saber de donde provenían los golpes.

──Bastardo... ─exclamó Galand levantándose del suelo donde se había creado una grieta por lo fuerte del golpe. ──¿Qué cambio en ti desde la última vez? ─preguntó al sentirlo más fuerte. ──¡Juicio caótico! ─uso su lanza para tratar de atacarlo pero él ya había saltado evitando el ataque y los que venían.

Unas rocas saltaron a la dirección mia y Derieri pero tanto como Monspeet y Estarossa impidieron que llegarán más lejos. Un gesto que me hizo sonreí a la vez que ahora estaba sentada en sus piernas, pero eso no quitaba el hecho de que él tuviera su cabeza todavia en mis pechos.

──Digamos que algo regresó. ─le dijo Meliodas.

Dio otro golpe mandando a Galand al suelo para darle otros golpes más causando que una abolladura en su rostro.

──¡Así es como debió ser! ¡Así debio ser para no aburrirme! ─exclamó el idiota mientras que Meliodas tomaba su espada, el cual era su tesoro sagrado. Solo unos segundos con su mano en la empuñadura para ver a Galand caer con múltiples heridas.

──¿Viste lo que hizo? ─hablo Gloxinia

──Es poderoso. ─afirmó Melascula.

Me tensé en cuanto lo sentí a mis espaldas.

──Oh, Scarlett... ─para cuando lo escuche estaba lejos de Estarossa. ──Y yo que me preocupe por ti. ─sentí su mano tomarme firmemente de mi cintura mientras miraba a los mandamientos. ──¿Por qué me miran así? ─les preguntó apretando mi cuerpo a el suyo, aunque claramente él solo me llegaba abajo de los pechos, pero eso no le impedía sujetarme de mi cintura mirando con una sonrisa a Estarossa quien solo observaba con un semblante no muy bueno. ──Despues de todos estos años solo quería saludar y platicar.

──No hay nada de que platicar. ─le dijo Zeldris. ──Excepto de nuestra ira hacia a ti y nuestra sed de venganza que le tenemos a las cuatro razas. ─le aclaró.

──¿Por qué eres tan frio, Zeldris? ─intenté soltarme pero él me lo impidió. ──Somos hermanos, ¿no?

──No debiste decir eso. ─susurré dándome por vencida de salir de sus brazos.

──Si lo que pretenden es continuar en donde lo dejamos hace 3000 años. Los Ocho Pecados y yo estamos dispuestos acabar con ustedes. Verdad que sí, linda Scarlett. ─me miro.

──Pudrete. ─me cruza de brazos mirando a otro lado.

──Te dije que no quería platicar. ─le dijo Zeldris. ──Y no creo que secuestrando a la esposa de tu hermano sea buena opción.

──Y no se puede secuestrar algo que en sus cinco sentidos no estaría con ustedes. ─entre cerré mis ojos. ──Y te recuerdo, Scarlett que el sello de tus recuerdos ya esta roto, y te llevaré a que los recuperes. ─la sonrisa en su rostro la sentí de otra forma. ──Y esto no es una platica. Es una advertencia. ─dijo mirando a el azabache que no tardo en abalanzarse al igual que Dreyfus.

Pero en unos segundos sentía como nos trasportabamos y dejábamos de estar con ellos.

──Oh, Scarlett. ¿Será lo que olfateo el aroma de Estarossa en ti? ─preguntó aún sin soltarme.

──No sabia que oler a mi esposo estaba mal. ─su mirada no fue linda pero no me importo. ──Y que sea la última vez que me tomas de la cintura, Meliodas. Te he dicho tantas veces que mantengas tu distancia conmigo.

──No puedo evitar hacerlo... después de todo eres mi mejor amiga y prometí protegerte de todo. ─lo escuche mientras caminaba hacia donde estaban todos los demás incluido mis pequeños.

──A veces no entiendo tu manera de "protegerme". ─y sin decir más me aleje completamente de él.

──Yo tampoco lo entiendo... ─gracias a mi oído de sirena logré escuchar su susurró.

Y con un pequeño dolor en mi cadera seguí caminando intentando hacerlo como normalmente lo hago. 

Maldita seas, Estarossa. ─solté un bufido ante mi dolor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro