💘 ━━ 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟎𝟖
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟖
𝘉𝘰𝘺, 𝘪𝘧 𝘐 𝘵𝘰𝘶𝘤𝘩 𝘺𝘢, 𝘬𝘪𝘴𝘴 𝘺𝘢
𝘞𝘢𝘵𝘤𝘩 𝘰𝘶𝘵, 𝘵𝘩𝘦 𝘨𝘢𝘻𝘦 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘤𝘩𝘢𝘯𝘨𝘦𝘥 𝘪𝘯 𝘢𝘯 𝘪𝘯𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵
𝘠𝘰𝘶 𝘴𝘦𝘦, 𝘐 𝘨𝘰𝘵 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘔𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘵𝘰𝘶𝘤𝘩
— Anthony — Era difícil para Elizabeth pronunciar otra palabra coherente que no fuera esa, todo lo que sucedió le había hecho caer en cuenta de que había estado a punto de morir sin haber sido sincera con aquella persona que había demostrado tener sentimientos sinceros con ella — Gracias, por salvarme.
— Quiero preguntar lo que sucedió, pero... probablemente no sea lo mejor ahora mismo — dijo tomando su mano —. Lo importante ahora mismo es que te recuperes.
— Sí, lo sé — Las lágrimas salieron tan rápido que incluso a ella misma le sorprendieron, estaba comportándose como una niña. — Lo siento, debe ser el estrés. Todo mi cuerpo se siente sensible por estar al borde de la muerte.
— Si sigues todas las instrucciones del médico, estarás bien en poco tiempo.
— Lady Dambury no permitiría lo contrario, créeme. Puede ser mucho más persuasiva de lo que todos creen. — Anthony suelta una risita, un toque en la puerta los interrumpe con la entrada de la recién nombrada.
— Elizabeth, me alegra mucho que te encuentres sana y salva. Habría sido lamentable si algo te hubiera sucedido.
— Gracias por buscarme, lady Dambury. Esa lluvia me tomo por sorpresa cuando salí de la mansión, les daré las gracias a todos los demás personalmente por ayudar en mi búsqueda.
— No debes preocuparte por eso, personalmente se los comunicaré al salir de aquí. La prioridad ahora mismo es tu salud y que logres recuperarte adecuadamente. Los dejaré un poco más a solas para que resuelvan sus asuntos en paz — Anthony suelta una risita, era tan atractivo cuando sonreía....Elizabeth sabia que todo estaba por cambiar a partir de entonces.
— Prometo regresar mañana para ver como te encuentras ¿Si? — La castaña asintió con una sonrisa suave, Anthony le dio un beso en la frente y salió como si hubiese ganado un premio enorme.
Un par de días después de su rescate, Lady Dambury y ella se encontraban sentadas en el jardín de la mansión tomando una taza de té. La tranquilidad se respiraba por todos los rincones de la casa que terminaba de alegrar el buen ambiente de ambas. Para ese momento, la sociedad entera sabía de su "mudanza" y, por su puesto, como era costumbre, estaban disfrutando de comerse a pedazos la reputación de una persona sin ninguna piedad.
Afortunadamente, para la castaña contaba con la familia Dambury, Asriel y Bridgerton, quienes por supuesto comprendían las razones de su escapada y no juzgaban sus acciones en absoluto. Ella sabia que no podría esconderse de la sociedad para siempre, por eso pensó durante días enteros sobre sus siguiente paso y llego a una sola conclusión; sería fiel a si misma. Dejaría de mirar hacia el pasado para dar inicio a sus deseos...esta vez viviría intensamente sin restricciones.
— ¿Estas segura sobre reunirte con la duquesa Melbourne? — Pronuncia la mujer antes de beber un poco de su té. — Esa mujer esta sometida a las opiniones de su querido esposo.
— No tengo más remedio, si quiero tomar mis propias decisiones a partir de ahora debo comenzar primero por dejar muy claro mis intenciones. No quiero que el duque vuelva a involucrarme en sus tratos de negocios — nunca mas volvería a dejarse someter por nadie, ella misma labraría su destino — puede vender su alma si necesita hacer una transacción para sus negocios fallidos.
— Debemos cambiar de bebida si pronuncias palabras tan agradables, querida — ambas ríen un poco antes de que el ama de llaves les informara sobre la visita de la duquesa. La plática sería difícil, pero esa sería la última vez en que entablaría palabras tan directas con su madre. La duquesa vestía, como siempre, elegante y sofisticada, como una mujer inalcanzable y eso era una cualidad que Elizabeth siempre envidio de su madre. Los ojos de ambas se encontraron tan pronto como se vieron. — Le diré a Lauren que preparé más té.
— Gracias. Toma asiento, madre — la duquesa asintió sin decir nada, era muy incómodo — Me sorprendió que aceptarás reunirte conmigo, creí que el duque... no lo permitiría.
— No quería, pero tuvimos una plática, le hice ver que era necesario tener una conversación contigo. Eres nuestra única hija, después de todo, Elizabeth. — Durante años ninguna de las dos había podido hablar tan honestamente, de hecho, hablaban tan poco que se preguntaba si su madre alguna vez tuvo un corazón para ofrecer —. Yo sé que... nunca hemos sido los padres que esperabas. Yo no soy la madre que esperaba ser y... lo siento.
— Yo siempre te quise, madre. Debes saberlo. Simplemente, las cosas cambiaron una vez pasó el tiempo, y todo se volvió complicado. — Lauren sirve, el té y se aleja en silencio —. Y aún te quiero, pero si deseo tener una vida próspera y emocionante, debo dejar claro lo que siento. Solo deseo que, sin importar las decisiones que tome con respecto a mi vida a partir de hoy, ninguna persona intervenga en ella, nunca más.
— Lo entiendo.
— Disculpe, señorita Melbourne... el vizconde Bridgerton ha llegado — Elizabeth asiente, haciendo un gesto haciendo un gesto hacia Lauren para hacerle pasar.
— Que pase a la sala, en lo que termino mi conversación con la duquesa — La doncella asiente y las deja nuevamente a solas.
— Parece que el duque realmente se encuentra interesado en ti. — La castaña sonríe suavemente, tal vez tenía razón aquella persona que mencionaba el amor como una apuesta arriesgada. En su juventud jamás pudo arriesgarse ni tomar sus decisiones. Se preguntó durante días si su apuesta sería la acertada, pero no había nada más que la opción de arriesgarse pensando en que era lo correcto. — Tú. ¿Lo quieres?
— Estar lejos de él se siente vacío, doloroso y en algún punto cruel... jamás había sentido algo parecido. — Elizabeth sonríe —. Él comprende mis sentimientos, escucha lo que quiero decir y lo toma en cuenta... quiero casarme con él.
— Sé que te he fallado antes, pero prometo que al menos esta vez — Toma las manos de su hija y la mira con certeza —. Apoyaré cualquier decisión que tomes y hablaré con tu padre para que no pueda interponerse. Se hace tarde, debería regresar a casa... hablaremos pronto.
— Gracias, por esto.
Era difícil creer que después tantos años su madre parecía diferente a la que había conocido antes, esperaba que fuera el inicio de un nuevo comienzo para ambas. Elizabeth se puso de pie y camino hasta la sala de la mansión, donde Anthony admiraba uno de los cuadros más antiguos de Lady Dambury.
— Lady Dambury no te cederá ese cuadro, es especial para ella. — El Vizconde gira sobre sí mismo, con una sonrisa completa que ilumina su rostro — Ni siquiera la reina ha logrado tal hazaña.
— Usted aún no sabe con quién habla, señorita Melbourne — Elizabeth lanza un bufido cargado de ironía, estaba realmente seguro de sí mismo. — Tengo algunos trucos bajo la manga todavía.
— Ya lo creo. — Dice tomando asiento a su lado — Creí que estarías ocupado toda la mañana, con todo el asunto de... tu hermano.
Liliana Vermont era una joven que debutaría bajo el ala de Lady Dambury tras la muerte de su abuelo, pero que desgraciadamente caminó a la capital. Fue atacada por un hombre misterioso mientras tomaba un baño en uno de los hostales donde se hospedaba. Afortunadamente, Liliana sobrevivió lo suficiente para ser auxiliada por Colin, pero los rumores se extendieron a tal punto... que todos cuestionaban la situación entre ambos.
— No me lo recuerdes... aún no tengo idea de lo que haré — Elizabeth sabia que se encontraba en una encrucijada, la reputación de una joven se encontraba en duda y su hermano en el medio no hacía nada más que aumentar la tensión — Colin hizo lo correcto, pero ahora siente que le debe algo a Lady Vermont.
— ¿Qué planea hacer? — Anthony suspira derrotado.
— Dice que la única manera de restaurar la reputación de Lady Vermont es casándose con ella. — se soba las sienes con la mano y suspira — No es una situación en la que alguno pueda ganar.
— Lo mejor que se puede hacer es... tomar en cuenta primero los sentimientos de la señorita Vermont, si ella acepta la propuesta de tu hermano, todo estará dicho — Anthony hace una mueca — Personalmente creo que no importa si la desposa o no, pero al menos la sociedad será menos cruel con ella.
— Mejor cambiemos de tema, Lauren menciono que tu madre se encontraba aquí. — Elizabeth asiente — ¿Paso algo?
— Fue una conversación corta, pero por primera vez sentí que estaba siendo sincera. Le dije que no regresaría a la casa del duque, que tomaría mis propias decisiones a partir de ahora. — El corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho, con el fuerte presentimiento de un buen futuro — ¿Quién sabe? Tal vez un caballero sea la apuesta más segura que haga.
— Ya que hablamos de eso, tuve una conversación con mi madre. Curiosamente, me dijo que si no lograba convertir a Lady Melbourne en mi esposa, dejaría de ser su hijo favorito y eso bajo ninguna circunstancia debe suceder. — Elizabeth ríe — Así que, debo hacerlo de forma correcta.
La sortija de compromiso era realmente hermosa, brillante y perfecta. Anthony tenía una sonrisa adornando su rostro y con suavidad tomó su mano. La vida tomaba muchas vueltas, de eso estaba segura; ahora simplemente quería tomar las riendas y dejarlas sueltas al lado del hombre, más loco que había conocido.
— Lady Elizabeth Melbourne, desde que la vi, me ha hechizado completamente con esa hermosa sonrisa, su espíritu indomable y su característica inteligencia. Jamás había sentido algo parecido, por nadie... hasta que te conocí — Toma una pausa y sostiene el anillo con una sonrisa —. ¿Aceptaría convertirse en mi esposa, señorita Melbourne?
— Sería una locura decir otra cosa que no fuera sí, completamente sí.
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