♯❚ chapter four.
Un día sin esperarlo, por la mañana del lunes en Seúl, se avisó por todos los canales en televisión nacional que Jeon Jungkook había escapado. Sí, el mismo chico que hace años se había vuelto viral al asesinar brutalmente a sus padres.
Cuando el señor Kim se enteró de esto, sintió que su respiración se detuvo por un instante, sus pulmones dolían. Sus manos temblaban y el sudor recorría su frente, todo sin despegar su mirada de la televisión que mostraba el rostro del mismo chico que temía volver a ver alguna vez.
Sus manos tomaron el móvil con rapidez, pensó que avisarle sería la mejor manera de prevenir a su hijo pero no podía hacerlo, no estaba dispuesto a mandar a la basura todo el proceso que pasó Taehyung para convencerse de que el tipo era sólo una mala jugada de su imaginación.
Pero estaba enterado de que él iría de inmediato por su hijo y no iba a permitir que volviera a estar cerca.
Jungkook seguramente tendría un montón de resentimiento guardado y no se equivocaba al pensarlo.
Porque mientras el señor Kim pensaba en maneras de alejar a su hijo, Jungkook ya estaba buscándolo a ambos hasta por las piedras.
Si no es que ya los encontró.
—¿Qué es lo que pasa, cariño?
La voz de su esposa lo interrumpió en su angustia, no podía esconderlo, estaba claramente aterrado de lo que podría pasar en cualquier instante.
—No es nada, querida. —Él le responde dejándole un beso en la mejilla para no preocuparla más, no puede decirle lo que ocurre, no sabe como lidiar con eso. — ¿Qué te parece si..
El fuerte estruendo en la cocina hizo que el hombre detuviera sus palabras, miró a su esposa alertado y le hizo señas para que se dirigiera con silencio a la habitación de su hijo.
Ella obedeció agitada y con evidente temor en su rostro, pensaba que probablemente era un ladrón.
El Kim mayor se asegura de que su esposa este a salvo antes de bajar las escaleras, siente su respiración entrecortada cuando no ve a nadie por ningún lugar.
Está a punto de sacar el móvil de su bolsillo para alertar a la policía pero la figura corpulenta de alguien más lo hace caer bruscamente al suelo.
—Sabía que se trataba de ti, ¿es que nunca vas a dejarnos en paz?—Escupe el Kim mayor con odio, Jungkook le sonríe con tranquilidad antes de estrellar su puño en el rostro del hombre.
—No es precisamente a ti a quien quiero, lo sabes de sobra, respetado señor Kim.
—¡Te atraparán antes de que te acerques a él!
Nuevamente, el firme puño del pelinegro lo hace callarse abruptamente. Sólo que esta vez, la lluvia de golpes no se detiene hasta que Jungkook se cansa.
El hombre pelinegro se soba sus sangrientos nudillos y escupe al suelo asqueado cuando observa la sangre del golpeando tipo en él.
—¿En dónde está? Sé inteligente y respóndeme antes de que te meta un tiro, cerdo infeliz. —Exige ejerciendo presión en la mandíbula, está apretando con violencia sus propios dientes ante la rabia que inunda su cuerpo.
—No te lo diré jamás, Jungkook. Mátame si quieres. —Responde el hombre malherido con el último aliento de coraje que le quedaba, no iba a poner a su hijo en peligro de ninguna manera.
Jungkook le dedicó una sonrisa de sorna burlándose de sus miserables palabras, ¿en serio se creía tan valiente?
—Si antes no te metí un tiro por la cabeza fue porque eres el padre del hombre que quiero pero tú te encargaste de alejarlo mí y por tu culpa me encerraron cinco jodidos años, cinco años de pura mierda en ese asqueroso lugar. ¿Sabes que se siente siquiera eso, eh? —Cuestiona con rencor fresco en su paladar, ni siquiera se inmuta cuando saca aquella arma calibre que yacía escondida en su saco momentos atrás ni mucho menos cuando la apunta directamente en la frente del tipo. —No hay razón para no asesinarte ahora mismo, ¿O sí? Perdiste el privilegio de conservar tu asquerosa vida.
—Es mi hijo, ¿No lo entiendes? Yo no iba a permitir que tú le hicieras algo, estás enfermo de la cabeza. ¡No estás bien de tus facultades mentales, Jungkook!
El hombre se retuerce adolorido cuando el contrario posa su pesada bota en su abdomen, lastimando aún más su adolorido cuerpo.
—Jamás le haría algo a Taehyung y tú lo sabes, cerdo desgraciado. —Jeon le aclara duramente aún apuntándole y mirándolo con el mismo asco, su pesada bota persiste en el mismo lugar que antes, pisando intencionalmente. —Tú no vas a impedirme verlo, no habrá una segunda vez.
Sus labios se curvan en una sonrisa irónica ante el comienzo de las dramáticas súplicas que la víctima que se retorcía bajo sus botas oscuras realizaba, sin esperar más ni un sólo segundo, decide jalar del gatillo acabando con otra vida más. La vida que había inaugurado nuevamente su regreso, él estaba de vuelta.
Jeon Jungkook está de regreso por lo que perdió.
—Púdrete en el infierno, viejo imbécil. —Murmuró limpiando la salpicadura de sangre en su rostro y saliendo de la habitación, se paseó por los pasillos con libertad en donde solía vivir su apreciado amigo de la infancia y tomó el marco que estaba en la chimenea observando la fotografía del chico que tanto extrañó.
Un ruido en la planta de arriba logró alertarlo, ¿quién mierda estaba en la casa? Sin esperar más, pasó de largo el cuerpo sin vida. Con apuro, subió por las escaleras casi corriendo, visualizó la puerta abierta y por un instante sus ojos se cristalizaron ante el repentino pensamiento de que pudiera tratarse del chico que buscaba con urgencia.
Entró a la habitación y una vez más se sintió confundido al no ver absolutamente a nadie.
—Sal ahora. No sé quien seas pero es mejor que salgas ahora o te encontraré y te mandaré al cielo de un balazo.
Unos sollozos provinieron debajo de la cama y antes de que él mismo pudiera sacar a la persona, esta ya había decidido salir del lugar.
Era la madre de Taehyung.
—Jungkook, no me hagas daño, te lo suplico.
—Nunca lo haría. No a usted, señora Kim. Usted siempre me dejó estar cerca de él y estaré en deuda eternamente por permitirme ver cada día de mi vida a ese dulce chico que me salvó tantas veces de mi horrible familia.
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