Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Auditions |06




Narra Camille

Enero 22 del 2021

Montecarlo, Mónaco 🇲🇨

En ese momento me encontraba en casa preparándome para ir a un ensayo que había convocado Tamara. ¿Me sorprendía? No, pero algo en mi interior me decía que ese "ensayo" tenía una razón extra.

Obviamente traté de pensar lo mejor. Ya había conseguido la presentación y mi abuela estaba feliz, ¿Qué más me hacía falta por cumplir?

Suspiré mientras guardaba mis zapatillas de punta y las ubicaba en el fondo de la maleta deportiva que estaba sobre mi cama. Me pasé las manos por el cabello pensando si llevar algo de fruta pero decidí que no lo haría, esperaría hasta llegar de nuevo a casa y comer algo más prudente que unos cuantos cubos de fruta. Lo que si empacaría era agua, vendas y algunas curas, mis pies definitivamente me lo agradecerían.

Un sonido me distrajo y de inmediato supe que era mi teléfono, alguien me llamaba. Casi corriendo me dirigí hasta la sala, lo busqué y al encontrarlo en el sofá contesté sin siquiera ver el nombre del emisor.

—Allô? —Mi primer instinto fue hablar en francés, lo que me causó gracia y luego rápidamente dije—. ¿Hola?

Ma belle Camille, te he dicho mil veces que conmigo puedes hablar en tu idioma original.

Me sorprendí y como si fuera automático, una sonrisa iluminó mi rostro. Mi corazón se emocionó al oírla.

—¡Mamá! —hablé con un tono notablemente feliz—. ¿Cómo has estado?

Del otro lado se oyó una pequeña risa y me respondió.

Estoy muy bien, todos estamos bien —hizo una pausa—. ¿Qué tal va el ballet? ¿Tu abuela aún sigue demasiado exigente? —Su manera de cambiar el tema me pareció extraño y quise preguntarle algo, pero cuando iba a hacerlo ella me interrumpió—. Sé lo que estas pensando, Camille. Créeme, todo está bien... lo único molesto es la existencia de tu padre —soltó esto con cierto tono de burla.

Me reí por su último comentario y mi risa aumentó más cuando escuché de fondo a mi progenitor reprochándole por lo que acababa de decir. Sin duda, amaba su relación, eran como dos adolescentes atrapados en cuerpos de dos adultos de apariencia amargada. La mayoría del tiempo se molestaban el uno al otro, cómo cuando dos niños pequeños se gustaban y no lo admitían.

Uno de mis deseos desde muy temprana edad fue tener algo como lo de ellos, un amor sano y duradero.

Esperaba algún día encontrarlo.

—Bien. Creeré tus palabras, mère. Y respondiendo a tus preguntas... el ballet va muy bien, como ya sabes me iré a presentar en el Royal. —Porque sí, mi abuela se adelantaba y enviaba correos a nuestros familiares y amigos más cercanos con noticias sobre mi proceso. Así que todo el mundo ya lo sabía—. En una hora debo irme porque Támara convocó un ensayo de la nada, ¿No te parece raro?

¿Debería serlo? —su tono cambió a uno más nervioso. Me senté en el sofá y esperé que dijera algo más pero no hubo respuesta.

—No lo sé, supuse que todo había terminado por ahora hasta que tuviese que ir a Londres —carraspeé—. ¿Tú sabes algo al respecto?

Tú más que nadie sabes que tú abuela jamás me contaría sus "planes". Lo que si sé, gracias a tu padre, es que harán una audición más y te necesitan ahí —fruncí el ceño.

—¿La audición es para mi o para alguien más? No te entiendo, mamá.

No es para ti. No te preocupes, tú lo has hecho todo bien —dijo con dulzura. Definitivamente no insistiría en el tema, por lo que me conformé con decir:

—Nunca podré entender porque la abuela te desprecia, eso es algo que a veces me pregunto antes de irme a dormir —confesé.

Son cosas del pasado que ya no importan —habló después de un leve silencio—. Además, tu abuela desprecia a todos, no es raro. No quiero que desperdicies tu tiempo pensando en eso, mi Camille.

Y así lo hice, no pensé más en eso. Cambié el tema y pregunté por mi padre el cual no se había pronunciado en la llamada, mi madre respondió que estaba en una reunión y que después me llamaría. Suspiré fuertemente y solo le respondí con un "está bien", continuamos hablando hasta que ya había llegado mi hora de partir al ensayo y no tuve otra opción que despedirme. La actitud de mi padre me dolía, desde la muerte de mi tío Enzo algo había cambiado en él.

Al principio creí que su actitud de frialdad era con todos, pero no. Su actitud era solo conmigo. Muchas veces le pregunté si le sucedía algo y me respondía con un simple "no", para así luego sumergirse en su trabajo.

Era casi imposible que alguien trabajase 24/7 y no dedicara tiempo a su única hija.

Esa incertidumbre sobre nuestra relación padre e hija me carcomía por dentro, sentía que estaba perdiendo poco a poco a la única persona que era capaz de recordarme esos dulces momentos de mi infancia que me mantenían en pie.


──────•❥❥❥•──────

Al llegar a la academia noté como había una gran fila de bailarines en la acera esperando ansiosamente. Hablaban entre ellos como si se estuvieran aconsejando mientras que otros practicaban pasos en sus puestos. Pasé por el lado de la enorme fila hasta llegar a la entrada y de inmediato sentí cómo varias personas me observaban sorprendidos mientras que otras empezaban a susurrar cosas totalmente inaudibles para mi. Apreté la agarradera de la maleta y suspiré tratando de ignorar a más de 20 pares de ojos acechantes, aún no me acostumbraba a que algunas personas me reconocieran en la calle.

Sabía cuál era la razón de aquel "reconocimiento".

Gracias a muchos de los encuentros con mi grupo de amigos que incluían a Charles, nos grababan o se acercaban a pedirle fotos cuando nos hallábamos en algún restaurante o simplemente caminando por la ciudad. Así que en definitiva, las personas ya nos reconocían cómo "los amigos del piloto monegasco".

Debido a esto, recordé cierta situación en la cual no supe cómo reaccionar. Hacia unos meses había estado en Casa del Caffe, una de mis cafeterías favoritas en todo Mónaco, estaba muy tranquila disfrutando de uno de sus postres de la casa junto con un Cafe Noissette cuando de repente una chica de tez morena y unos bellísimos ojos azules se acercó a preguntarme si yo era Camille Lussier. A lo que yo, sorprendida, le respondí que si y ella se emocionó, luego sacó de su mochila un libro hecho a mano donde había sin fin de fotos de Charlie en sus inicios en la fórmula 1 hasta el día de hoy. Me explicó que en conjunto con otros amigos lo habían hecho y querían entregárselo al piloto monegasco. Después agregó que estaba de vacaciones y siempre que salía llevaba consigo el libro, por si en algún momento se topaba con alguien del círculo de amigos de Charles. Y esa había sido yo.

Claramente, lo recibí y se lo entregué.

La verdad fue un muy bonito encuentro con aquella chica. Era muy dulce y aquel detalle del libro, lo fue aún más.

Entré por la gran puerta de la academia y me dirigí al gran salón de presentaciones donde me esperaba Tamara. Lo tenía que admitir, los nervios me carcomían. Lo primero que vi al llegar al salón fue a  un chico en toda la mitad del escenario observando algo tenso a mi instructora y a Sophie, pero luego su mirada se posó en mi.

—¡Al fin llegas, Camille! —habló contenta Tamara luego de que me divisó—. Por favor ponte tus zapatillas, te necesitamos.

Me acerqué a ellas y vi como la chica peli negra me susurró un "Hola" con una sonrisa incluida, a lo que yo le respondí de igual manera. Cuando estuviésemos en un mejor momento, la saludaría. Yo solo me dediqué a dirigir mi vista a la dueña del lugar.

—¿Está todo bien? ¿Que necesitas que haga? —Mi tono de voz reflejó cierta angustia. Temía que en cualquier momento me dijera, "por decisión de la academia, se requiere que hagas de nuevo la audición" y ella notó mi preocupación, así que me respondió:

—Esta audición es para encontrarte un compañero para la próxima presentación en el royal —puso su mano en mi hombro cómo si ya supiera de mi crisis interna. En su rostro se asomó una calidad sonrisa—. Los de la academia me cedieron esta parte y te necesito para ver tu conexión con cada uno de ellos y luego escoger.

Solté todo el aire que había contenido y luego se me salió una risita, ya mucho más tranquila. La confianza volvió a mi luego de haber repasado un millón de veces los ensayos en mi mente. No sé qué hubiera hecho si los de la academia me hubiesen pedido repetir la audición.

Probablemente estaría decepcionada de mí misma.

—Ahora estoy más tranquila —dije después de unos segundos de silencio—. Voy a prepararme para que podamos empezar, ¿Sí?

—Está bien, te esperamos —me respondió amablemente. Tamara señaló una de las sillas y me senté en una de ellas para empezar a colocarme las curas, luego las vendas, y después las medias. Aquel chico que se hallaba en el escenario me observó impaciente, se notaba que estaba a punto de desmayarse, por lo que me apuré y terminé por colocarme las zapatillas. Situé mis cosas donde anteriormente me había sentado para después pararme al lado de mi instructora quien me regaló cierta mirada cómplice.

—Bien, Camille. Te voy a presentar a Josh, es nuestro candidato número 1..

—¿De cuantos? —la interrumpí.

—De 40 —abrí mis ojos sorprendida—. Pero no te preocupes, no bailarás con todos ellos, primero se les hará una evaluación individual para saber si es apto y si nos gusta, pasará contigo.

—Me parece perfecto —subí al escenario, me acerqué a Josh y me presenté mientras que le extendía mi mano—. Un gusto, Josh. Soy Camille.

—Se quien eres, lo que me pone aún más nervioso pero de todos modos, un gusto Camille —respondió de manera rápida mientras que aceptaba mi mano y logré notar como estaba sudando.

Entendía cómo se sentía. Pasé muchas veces por ahí.

—Solo respira, todo saldrá bien. Ya verás —le regalé una pequeña sonrisa.

—Chicos, quiero que bailen los pasajes del Grand Pas Deux en el tercer acto de la obra de El lago de los cisnes. —miró a Josh con cierta incredulidad—. Te lo sabes, ¿verdad?

—Claro —el pobre muchacho respondió como pudo.

—Ya puedes poner la música, Sophie —Támara rodó los ojos.

Antes de que la música sonara, ambos nos dirigimos a los extremos, al oír cómo la canción se reprodujo, empezamos a realizar una serie de movimientos coordinados y elegantes. Josh bailaba medianamente bien desde mi punto de vista, pero desde el de la dueña de la academia, no. Y eso que apenas habíamos comenzado. Se le notaba con las expresiones que hacía. Continuamos con Adagio, debíamos ser expresivos, realizar movimientos fluidos y sostenidos para demostrar si realmente había una conexión, cosa que por momentos se vio imposible ya que Josh era algo tosco con sus movimientos e inconstante. Las piruetas hicieron presencia y temí por un momento que no salieran bien, él se veía demasiado inseguro pero me confié. Al hacer las piruetas sostenidas y en arabesque, su agarre al intentar cargarme no fue demasiado fuerte y me dejó caer.

—¡Dios mío, Camille! —La voz asustada de Tamara se hizo presente junto con unos pasos acelerados que subían al escenario. Había quedado boca abajo con mis manos por debajo de mi, afortunadamente supe como caer, de lo contrario, me hubiera roto algo.

—Camille, ¿Estás bien? ¿No te rompiste algo? —Sophie llegó a mi lado y me ayudó a incorporarme. Me tocó las piernas, manos y brazos verificando realmente que no tuviese nada.

—Creo que no me pasó nada, estoy bien, no se preocupen —miré a Josh que se encontraba detrás de mi, estaba en shock, se veía asustado, preocupado y apenado. Me sentí mal por él, así que le di una sonrisa sin mostrar los dientes para luego hablar—. Tranquilo, Josh, solo fue un error por los nervios. A cualquiera le puede pasar.

—Y-yo de verdad lo siento —titubeó—. No sé que me pasó, en serio lo lamento Camille.

Iba a responderle pero mi instructora se me adelantó.

—Sí, cómo dijo Camille, fue un error debido a los nervios. Pero no nos podemos permitir que estos "nervios" se presenten el día del evento. Lo lamento Josh pero estás fuera —trató de no sonar tan dura pero falló. La reacción del chico se quedó en mi mente, sus ojos se habían alcanzado a cristalizar, luego tomó sus cosas y salió rápidamente del salón.

──────•❥❥❥•──────

En ese momento me encontraba sentada en una de las sillas, estaba tomando un descanso luego de haber bailado con 12 chicos. Después de esto terminaría muy agotada, pero solo pude pensar en Anya, quería contarle lo que había sucedido y saber de ella.

Así que tomé mi teléfono de la maleta, la busqué entre los contactos y la llamé. A los pocos segundos apareció en la pantalla una Any con ropa deportiva, una coleta alta y rastros de sudor.

¡Hola, Millie! —saludó contenta.

—¿Como estás, Bella Any? —respondí de la misma manera. Ella se secó el rostro con una toalla que tenía en la mano mientras que se sentaba en un sofá, de inmediato supuse que había llegado de trotar.

Estoy muy bien, estaba haciendo algo de ejercicio —acerté. Ella me sonrió para luego entrecerrar sus ojos—. ¿Estás en la academia? ¿Que haces ahí?

—En efecto, mi estimada. Estoy en la academia, están haciendo audiciones para buscarme una pareja para la próxima presentación.

¿Ya encontraron uno? ¿Tuviste conexión con alguno? —la pelirroja dijo esto último con cierta exageración mientras que hacía un movimiento raro con las manos, lo que me produjo que se me saliera una risa.

—Sí, pero el primer candidato me dejó caer.

Abrió los ojos y casi gritando dijo:

¡¿Que?! ¿Te lastimaste algo? ¿Ya te revisaron Camille?

—Tranquila Any. Estoy en perfectas condiciones, mira —alcé el teléfono así mostrando donde me hallaba sentada sin ningún rasguño, y vi como respiró más tranquila. La verdad, amaba que ella se preocupara por mi, era reconfortante.

Pero de la nada empezó a reírse sin tapujo, su delicado rostro comenzaba a teñirse de rojo y cerraba sus ojos fuertemente.

Me estoy... me estoy —habló entre risas como podía—. Me estoy imaginando que caes toda tiesa y no puedo parar de reír. —En la pantalla se vio como se tapaba el rostro, y su sonora risa inundaba todo el lugar.

La descripción de su imagen mental me causó gracia y también reí a su mismo ritmo, definitivamente si querías que alguien se burlara de ti, Anya era la indicada para eso. Claro, siempre y cuando tu no estés herido.

Lo bueno es que en ese momento estaba totalmente sola en aquel salón, tenía libertad de decir o hacer lo que quisiera. Poco a poco ambas nos fuimos calmando, hablamos de su duro esfuerzo para lograr ser patrocinada por Red Bull, le pregunté por sus padres y ella por los míos. La acompañé a que se preparara algo para que comiera mientras conversábamos trivialidades.

Sin duda alguna extrañaba vivir en Londres por Anya. Muchas de las cosas las hacíamos juntas y lo mejor de todo es que vivíamos cerca, obviamente por la distancia no se podía hacer mucho, pero nosotras éramos fieles creyentes de que cuando quieres algo, todo se puede.

En medio de nuestra charla mi celular vibró.

Aproveché que Any aún seguía comiendo y revisé el mensaje, abrí mis ojos bastante sorprendida gracias al inesperado emisor. Era Charles.

"Hola, Millie.
¡Espero estes teniendo un excelente día!
¿Estás ocupada? Quisiera hablar contigo..."

Rápidamente me salí del chat y traté de actuar lo más normal posible para no recibir preguntas por parte de la patinadora, y al parecer no se había dado cuenta. Estaba muy concentrada comiendo y eso fue un alivio para mi.

¿Que le respondería?

Nosotros no hablábamos desde nuestro pequeño encuentro en el supermercado.

Personalmente, no me gustaba mucho el tener que chatear, era más de tener a la persona frente a frente. Por eso casi siempre le hacía video llamadas a Any.

La puerta del gran salón se abrió dejando ver a Tamara con una hoja en sus manos, me buscó entre todas las sillas y al verme se acercó algo apurada.

—Ya tenemos tu compañero de ballet —confesó, con cierto alivio en su voz. Miré a mi amiga sabiendo que estaba escuchando la conversación, y en efecto, tenía la bocina de su celular pegada a su oído, solo se veía una parte del techo y unos cabellos rojizos.

—¿De verdad? —alcé una ceja—. ¿Tan pronto? Creí que aún faltaban más chicos.

—Así es, faltan más pero ya nos decidimos o bueno, no del todo. Necesito tu aprobación —me extendió la hoja y vi la foto de un chico bastante rubio de ojos negros, abajo de ésta estaba su información. Philippe Dubois, 24 años, Londinense y en pocas palabras, había empezado a bailar desde que era un bebé.

Sí lo recordaba y bailaba excelente.

—Lo recuerdo perfectamente.

—¿Y que dices? ¿Crees qué hay conexión?

Recapitulé nuestro baile juntos y después respondí.

—Claro. —Al decir esto, se escuchó una tos estruendosa que provenía de mi celular, Tamara miró al rededor en busca de aquel sonido pero no halló nada—. Hay conexión como pareja de ballet —agregué y la "rara" tos dejó de sonar.

—¡Bien! —aplaudió dos veces, emocionada—. Le avisaré.

Espere a que se fuera y tomé el teléfono para darle una mirada de quererla matar a Anya cuando apareció de nuevo.

—Basta, no me mires así, Camille —se defendió—. Yo solo me emocioné al oír la palabra "conexión", eso es todo —soltó de manera inocente.

—Claro, Any. Como tú digas —me reí a la vez que rodaba los ojos—. ¿Te parece si te llamo luego? Creo que ya me iré a a casa.

—Por supuesto, Mille. Cuando conozcas a tu nuevo compañero me cuentas qué tal es y si está guapo —me sonrió a través de la pantalla.

—No dudes que lo haré.

Ella colgó primero y gracias a esto, pude ver cómo aun tenía a Charles en suspenso. Suspiré y decidí responderle.

"¡Hola, Charles!
Gracias por desearme un día excelente, espero tu también estés teniendo uno.
Ya casi estaré libre, ¿De que quisieras hablar? "

Automáticamente recibí respuesta.

"Quiero invitarte a un evento, o bueno,
más bien una exposición de arte de un amigo.
Algunos de los chicos irán y
creo que luego nos reuniremos en mi casa para comer.  ¿Te gustaría?"

"La verdad me gusta el plan, ¿Cuándo es?"

"Es Mañana y tenemos planeado ir
a las 5 de la tarde."

Traté de buscar mi calendario para ver si ya tenía algo planeando para mañana, pero no tenía nada. En definitiva iba a ir.

"Iré con ustedes, y ¡Claro!
A esa hora está perfecto."

"Entonces mañana te recogeré."

"Eres muy amable, nos vemos mañana."

La conversación terminó y solté el teléfono procesando lo que acababa de pasar. Quería de verdad salir y distraerme un poco para luego enfocarme solamente en mi presentación.

O eso esperaba, si es que alguien o algo me lo permitían.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro