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015. just like he adored you

CHAPTER FIFTEEN
❝igual como te adoraba a ti❞
scream vi: maniac | act. two








TARA, CHAD y Tyler estaban sentados en la ambulancia acompañando a Mindy mientras le vendaban el brazo. Los cuatro estaban de un pésimo humor pero la morena había llorado todo el tiempo. Ninguno la culpaba, había perdido a su novia de una manera horrible.

Chad y Tyler vieron a Ethan pasar por debajo de la cinta de seguridad y el moreno lo agarró de la camiseta y lo puso contra la camioneta.

—¿Dónde estabas?

—¿Qué? ¿Cuando?

—Anoche, Ethan, ¿donde mierda estabas? —gritó Tyler igual de enojado.

—¡Tenía clase! Les avisé.

—¡No mientas! Desapareces y casi matan a mi hermana.

—Estuve en un salón con otras cien personas. Pueden preguntarles.

Chad lo soltó con un empujón y los dos se alejaron unos pasos. Ethan observo a los policías y la bolsa que había en el suelo con un cuerpo adentro.

—Dios mio —soltó—. ¿Quién...?

—Anika y Quinn —dijo Chad antes de volver junto a Tyler a la ambulancia.

—Mindy, cuánto lo siento.

—No te me acerques —dijo con cara de pocos amigos—. Tú encabezas mi lista.

—Asistí a una clase —insistió.

Tara y Tyler vieron a Bailey salir del lugar sollozando y se levantaron para ir junto a Sam.

—Siento mucho lo de Quinn —dijo Tara con lágrimas en los ojos.

—Gracias —asintió y bajó la mirada—. Perdí a mis dos hijos. Toda mi familia... se ha ido. Me quitaron el caso. Pero no pararé hasta encontrarlo. Si te metes con mi familia... te mueres.

—Lo mismo digo —asintió Sam.

—Oigan, ¿están bien? —dijo Gale corriendo hacia ellos—. Vine apenas me enteré.

—Gale te juro por Dios...

—Una tregua, ¿sí? Vine para lo que necesiten.

Tyler estaba asustado. Se sentía como un niño viendo una película de terror otra vez. El sentimiento de culpabilidad apareció en su pecho y estuvo apunto de lanzarse a abrazarla y disculparse por todo lo que había dicho.

Pero su orgullo le ganó.

—No te creo —negó Sam.

—En verdad, para eso vine —insistió—. Todo será extraoficial, ¿sí?

—Gracias.

—Lamento haberte golpeado —dijo Tara.

—No lo lamentas —dijo Gale con una sonrisa.

—No, no lo hago —respondió y Tyler rió, dejándose abrazar por Sam.

—Es el policía, ¿no? —Bailey asintió—. Investigué a sus dos primeras víctimas y encontré algo. Sé de dónde vienen las máscaras.

—Enséñeme.

—Señoritas, señorito —saludó Kirby.

—¿Kirby? —preguntó Gale anonadada.

—Es del FBI —explicó Sam.

—Es una niña. ¿Desde cuando admiten niños en el FBI?

—Tengo treinta años.

—Pues parecer un cigoto.

—Tengo un arma, Gale.

—Está bien. Tú también tienes que ver esto.

Todo el grupo caminaba por un callejón donde habían pinturas de Ghostface en las paredes.

—Jason y Greg eran niñitos adinerados de Atlanta —explicó Gale—. Al parecer, rentaron esto con nombres falsos.

—¿Cómo lo encontraste?

—Es una muy buena periodista —murmuró Tyler caminando entre Tara y Sam.

—Por algo se llama "periodismo de investigación" —dijo Gale sonriendo sarcástica y Kirby rodó los ojos—. ¿Cómo es que tú no lo encontraste? ¿No los investigabas?

—Examiné sus registros financieros mil veces —dijo Kirby—. Esto no aparecía en ninguno. No entiendo por qué.

—Calma. Soy muy buena en mi trabajo. Ya aprenderás.

Entraron a un lugar abandonado lleno de telarañas y cajas cubiertas con telas. Gale era la única que tenía una linterna por lo que era un poco tétrico.

—¿Qué es este lugar? ¿Por qué hay tanta seguridad?

Las luces se encendieron, y todos se agruparon.

—Es un cine.

—No es solo un cine. Es un altar.

Una tela comenzó a subir, revelando todas las túnicas de todos los Ghostface's pasados, todos sin las máscaras. Estaba lleno de dibujos sobre gente que había muerto durante distintos ataques de Ghostaface, armas, ropa, posters, los libros que escribió Gale.

Todo.

—Aquí está la franquicia completa —dijo Mindy.

Tyler vio como Kirby paraba frente a lo que reconoció como la camiseta de Jill Roberts. El siguió avanzando hasta que vio un dibujo de la muerte de su padre. Estaba su placa, una foto de el de joven, su pistola...

—Todos ustedes han sufrido mucho —dijo el detective.

—¿Quién dibujó todo esto?

—¿Cómo consiguieron todo esto? —preguntó Tara—. ¿No es evidencia?

—A los policías les gusta el dinero, y la evidencia puede perderse fácilmente —explicó Gale—. Excluyendo a los presentes, claro.

—¿Y yo por qué estoy aquí? —preguntó Ethan—. Mi coartada es sólida.

—Para que yo te vigile, rommie.

—El asesino debió hallar este lugar antes de matar a Jason y Greg, y luego se llevó las máscaras de los maniquíes. Las nueve, desde Stu y Billy hasta Amber y Richie.

Tyler observó la ropa puesta en un maniquí de su tía, Tatum, y mordió el interior de su mejilla con ansiedad. No le gustaba ese lugar.

Todos subieron a la plataforma con los trajes y Tyler se encontró cara a cara con el de Amber.

—¿Alguien mató a ese par de imbéciles y... tomó el mando? —preguntó Chad.

—Alguien que cree que Sam tramó lo de Woodsboro.

—En una película normal de Stab, sería la guarida del asesino —dijo Mindy.

—Significa que no es una película normal de Stab.

Tara se fue corriendo. Tyler seguía con la vista pegada en el traje de su ex-novia y por primera vez, no sintió tristeza ni culpa.

Sintió rabia.

—¿Sabías que te llamamos Tyler por la hermana de Dewey? —dijo Gale de la nada, logrando que se sobresaltara un poco—. Tatum. Falleció en la masacre original.

—No lo sabía —negó—. Papá me contaba historias de cuando eran niños pero omitió ese detalle.

—La adoraba —rió y se sentó en el borde de la plataforma viendo a Tyler quedarse parado detrás de ella—. Igual como te adoraba a ti.

—No hagas eso —pidió Tyler con un nudo en la garganta—. No hables de el en pasado.

—Cariño...

—Solo... déjalo.

Gale asintió. Kirby la llamó y cuando ella se fue, la rubia se acercó a el y puso sus dos manos en las mejillas de el.

—¿Estás bien?

—¿Puedo hacerte una pregunta, Kirby? —preguntó, haciendo caso nulo a sus ganas de llorar.

—Claro que sí.

—¿Tienes novia?

Kirby lo soltó y se cruzó de brazos. Tyler se largó a reír ante la cara de odio que puso y se alejo antes de que lo golpeara.

—No me gustan las mujeres, Riley —contestó—. Dile a tu yo de nueve años que lo supere.

—Llevas en negación por mucho tiempo, rubia. Tienes que aceptar quien eres —se burló y Kirby le hizo una llave para despeinarlo completamente y luego salir corriendo.























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