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✦𝓕𝓪𝓵𝓼𝓮 𝓰𝓸𝓭¸*

Estábamos locos de pensar.
Es una locura pensar que esto podría funcionar, ¿Recuerdas cómo dije que moriría por ti?
Fuimos estúpidos al saltar...
Y no puedo hablar contigo cuando estás así, mirando por la ventana como si no fuera tu ciudad favorita. Soy la ciudad de Nueva York, todavía lo haría por ti, bebé. Todos nos advirtieron sobre momentos como este, dicen que el camino se pone difícil y te pierdes cuando eres guiado por una fe ciega, una fe ciega; pero tal vez nos salgamos con la nuestra. La religión está en tus labios, incluso si es un dios falso.
Todavía nos adoraríamos.
Tal vez nos salgamos con la nuestra.
El altar es mis caderas, incluso si es un dios falso. Todavía adoraríamos este amor

.

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Celos.

Ese sentimiento paranoico de inseguridad que se instala en tu pecho sin razón, que te hace actuar impulsivamente, algunas veces simplemente ignoras ese sentimiento y otras veces dejas que tus instintos e inseguridades hablen por ti, ocasionan problemas o discusiones que no valían la pena.

Louis no ha tenido muchas parejas amorosas o personas por las cuales sentir celos, tal vez alguna vez llegó a tenerlos, pero no lo recuerda.

Y aunque él no sea un experto en sentir celos, sabe identificar cuando alguien está celoso y en lo personal él piensa que los celos son algo patético en algún punto, porque lo único que significan es que te sientes inseguro o que no le tienes la suficiente confianza a tu pareja, lo cual es demasiado triste en su opinión, pero piensa que tal vez podría tolerarlo si no llegan a un punto crítico en el que su salud mental o física estén en peligro.

- Louis. - habló Liam sonriéndole con cariño. - Me enteré que aceptaron tu modelo de tesis. - comentó con alegría.

Louis sonrió y asintió.

- Si, fue una suerte. - suspiró.

- Te lo mereces. No es suerte, eres alguien muy inteligente. - agregó. - Toma. - dijo el chico entregándole una rosa al omega. - Quise regalarte algo por tu logro. - explicó un poco tímido.

- Oh, que lindo. - susurró el castaño aceptando con gusto la rosa. - Gracias, no tenías que hacerlo. - agradeció.

- No es nada. - sonrió Liam. - Que tengas un lindo día. - agregó en un susurro antes de irse.

El omega asintió, sintiéndose feliz.

- Adiós Li. - murmuró admirando la rosa, era bonita, grande y de color rojo, él nunca había recibido rosas antes de Harry y extrañamente encuentra que le gusta recibirlas y mucho.

- Lou. - habló alguien detrás de él.

El omega ni siquiera necesitó girarse para saber que era Harry, podía sentir su aroma y con eso le bastaba.

- Harry. - dijo alegre con el rostro iluminado, mirando al rizado.

La mirada verde brillante que siempre tenía el rizado desapareció en unos segundos, lo que hizo sentir al castaño de una manera extraña, más cuando los ojos del alfa cayeron en la rosa que tenía en sus manos.

- ¿Quién te dio esa rosa? - preguntó Harry con la voz ronca.

- Oh. - suspiró el ojiazul mirando la rosa entre sus manos. - Liam, mi... - se calló cuando vio al rizado dar un paso lejos de él. - Espera... ¿Estás celoso? - cuestionó mirando al rizado tensado, con el ceño fruncido, pero su aroma aún seguía tranquilo.

Styles negó despacio, pero se volvió alejar de él.

- Harry... - llamó el omega preocupado.

- Tú aceptaste la rosa de otro alfa. - comentó el alfa un poco desorientado.

- ¿Si? - respondió Louis confundido.

- Es que... yo te estoy cortejando.

- Si, eso lo sé. - asintió.

- Cuando alguien te corteja y aceptas la rosa de otro alfa, significa que rechazas el cortejo anterior. - explicó el alfa despacio, con un tono diferente de voz.

Louis abrió los ojos sorprendido, comenzando a negar con la cabeza.

- Lo sé, es una regla tonta, pero funciona. - volvió a hablar el ojiverde. - Así que... si te gusta alguien más, no te preocupes, yo lo entiendo y... - agregó hablando despacio, casi con miedo.

- Harry. - interrumpió firme el castaño, mirando al más alto a los ojos.

- ¿Tú quieres estar con alguien más? - preguntó el rizado mirándolo con un poco de confusión.

- No. Claro que no. - negó Louis de inmediato. - acercándose al alfa. - Te quiero a ti, creí que eso ya había quedado claro - dijo sonando un poco herido por lo que había dicho el chico.

- Siento que eres demasiado perfecto para estar conmigo. - susurró el rizado.

- Vaya. - suspiró Louis, tratando de no sonreír por eso. - Yo llegué a pensar lo mismo. - aceptó. - Pero, tú me hiciste creer que nos pertenecemos, al menos que hayas cambiado de opinión.

- Yo nunca cambiaría de opinión. - negó Harry.

- Entonces, ¿Por qué crees que yo te cambiaría por alguien más? - cuestionó.

- Tienes el derecho...

- Harry. Te amo. - interrumpió, mirándolo a los ojos. - No quiero perderte nunca; creo que es lo único que debería importarnos. - susurró.

Harry asintió, sintiéndose mal por haber actuado de esa manera.

- Te amo. - repitió el castaño abrazando al alfa, colocando su rostro en su pecho, relajándose cuando el rizado correspondió el abrazo.

- Te amo, mi rey. - respondió Harry dejando un beso en los cabellos castaños del omega.

Louis sonrió complacido con eso y se pegó más al alfa para que su aroma se quedará con él.

- ¿Vendrás por mi al final del día? - preguntó en voz baja el omega.

- Por supuesto. - respondió el alfa con una sonrisa en su rostro.

- ¿Iremos a tu departamento?

- ¿Tú quieres ir? - preguntó Harry.

El omega asintió con una linda sonrisa en su rostro.

- Entonces, te llevaré. - susurró el rizado y le dio un beso en la frente al más bajo.









[. ✦ * . ✦ . * ✦ . ]











La luz del sol entra por la ventana, haciendo que el interior de la habitación del alfa tenga una iluminación natural y dorada, mientras que los dos amantes estaban abrazados en la cama, con el omega vistiendo una camiseta de seda propiedad del rizado, de color azul marino, durmiendo sobre el pecho desnudo del alfa, llenándose de la fragancia natural y dominante de su pareja.

Louis abre los ojos lentamente, pasando sus dedos por la piel de su pareja, trazando con la yema de sus dedos el contorno del tatuaje de mariposa que tiene el alfa en lo bajo de su estómago, el cual encontraba totalmente fascinante.

El alfa soltó jadeo bajo, adormilado removiendose un poco debajo del castaño.

- Buenos días. - susurró el castaño levantándose, quedando sentado en la cama, mirando con encanto al rizado.

- Joder. - suspiró el alfa cubriendo su rostro con sus manos, respirando el atrayente aroma dulce del omega a su lado.

- ¿Todo bien? - cuestionó el castaño mirándolo con preocupación.

- Omega. - llamó firme con la voz grave, mirándolo. - Creo que mi celo se adelantó. - dijo preocupado poniéndose de pie.

El castaño tragó en seco y sigo con la mirada al rizado.

- Yo... puedo llevarte a tu casa antes de que mi celo empeore. - explicó el alfa buscando su ropa con desesperación.

Y tal vez el omega hubiera aceptado la propuesta si no hubiera sentido su lubricante natural manchar su ropa interior, haciendo que mordiera su labio inferior para evitar jadear.

Fue ahí cuando Harry lo sintió, pudo oler la excitación y el lubricante del omega llenando sus sentidos por completo, captando su atención de inmediato.

- Rey... - susurró el rizado volviendo a dirigir sus ojos verdes al chico.

- Esto no debería estar pasando. - murmuró Louis en un jadeo, negando con la cabeza llevando sus manos debajo de las sábanas.

- Estás entrando en celo, porque...

- Mi omega quiere ayudarte en tu celo, por eso se adelantó mi celo. - interrumpió el castaño sorprendido, sin poderlo creer él mismo.

- Aún estoy cuerdo, puedo llevarte a casa si quieres. - comentó de nuevo el alfa controlando sus impulsos de tomar al castaño en esos instantes.

Louis negó despacio quitando las sábanas de su cuerpo, dejando a la vista sus piernas desnudas, luciendo suaves y relucientes a la luz del sol.

- Quiero ayudarte. - susurró el castaño mirando a los ojos al alfa.

Harry tragó en seco, pasando su mirada por todo el cuerpo del omega.

- Omega, no tienes que hacerlo. - negó con todo su autocontrol, conteniendo el gruñido que quería salir de su garganta.

El castaño se acostó en la cama y entre suspiros abrió sus piernas lentamente.

- Harry. - susurró suplicante mirándolo con deseo, con sus pupilas dilatadas y ojos brillantes.

- Te ves tan sexy. - dijo el rizado sin pensar, subiéndose en la cama lentamente.

- ¿Si? - preguntó inseguro el omega ladeando su cabeza mirando como el rizado se colocaba entre sus piernas, cubriendo todo su cuerpo con el suyo.

- Eres más exótico que toda la ciudad de New York. - murmuró Harry acariciando sus muslos. - Eres todo lo que busco. - agregó antes de esconder su rostro en la curva del cuello del omega.

Louis enredó sus piernas en las caderas del alfa.

- Sé que hemos estado juntos antes, pero nunca he estado con un omega en mi celo, yo no sé cómo... - confesó nervioso el alfa colocando sus manos en la cintura del castaño, acariciando con admiración sus curvas.

- Confío en ti, alfa. - interrumpió Louis tocando el rostro del ojiverde. - No me harás daño. - susurró para convencerse más así mismo que al alfa.

Harry pasó saliva con dificultad y asintió inseguro.

- Si te lastimo, haz lo que sea por detenerme. ¿De acuerdo? - habló el rizado.

- Si, si. - asintió el omega desesperado.

Y el alfa no tardó en tomar la ropa interior del castaño para deshacerse de ella, sintiendo su excitación aumentar junto con la del omega.

- Te ves precioso con mi ropa. - comentó Harry llevando sus manos debajo de la prenda de seda, sintiendo la piel suave y caliente del chico, quien arqueó levemente su espalda por el tacto del alfa.

- Harry, Harry. - dijo desesperado el castaño llevando sus manos a la cintura del alfa, intentando quitarle los pantalones de pijama al chico.

- ¿Puedo tomarte con la camiseta puesta? - preguntó el rizado al oído del omega, ayudándolo a deshacerse de sus pantalones.

- Si, si, si. - accedió el omega.

La nariz del alfa comenzó a recorrer todo el cuello del chico, respirando con gusto el aroma dulce de su pareja, mientras colocaba una sus manos en su entrada.

- Te amo, rey. - murmuró Harry despacio manteniendo quieto al omega con su otra mano en sus caderas, mientras comenzaba a prepararlo.

- Te amo. - suspiró Louis dejando que el alfa lo tocará y lo manejara como quisiera. - Estás en tu celo y tú aún tienes cabeza para pensar en cuidar de mi. - comentó después de unos minutos, disfrutando lo suave que estaba siendo el rizado en prepararlo.

- Estar en celo no es excusa para portarse como un animal. - se limitó a responder.

- Dios. Tú eres realmente muy encantador. - suspiró Louis echando su cabeza hacia atrás, dejando que el alfa lo tocará donde quisiera

Los ojos zafiros del omega estaban en la ventana, mientras que Harry seguía preparándolo con delicadeza, besando y acariciando su piel como si fuera algo frágil que tiene miedo de romper.

- Alfa, alfa. - llamó con desesperación aferrándose a los brazos del rizado, con una nueva ola de lubricante saliendo de su entrada. - Por favor. - suplicó débilmente.

Harry asintió despacio, dejando un par de besos en las clavículas que quedaban descubiertas por lo grande que era la camiseta para el omega.

- Eres mi rey. - escuchó murmurar al rizado antes de alinearse a su entrada y comenzar a entrar lentamente.

Louis suspiró, buscando qué decir, pero las palabras no se formularon en su mente y muchos menos salieron de sus labios, tan solo puedo apretar sus muslos en las caderas del rizado ansioso por el siguiente movimiento.

Las grandes manos del alfa se colocaron en su cadera, acariciándolas con una enorme admiración.

- Tus caderas son preciosas. - comentó en voz baja el alfa. - Podrían ser un altar. - agrego antes de dirigir su mirada verde al rostro del omega.

El omega suspiró encantado por ese comentario.

- Alfa, mi alfa. - murmuró ansioso, comenzando a mover lentamente sus caderas.

Harry lo miró sorprendido y sintió su pecho vibrar al escuchar la forma en la que lo llamó el chico.

- ¿Cómo me llamaste? - preguntó ronco, colocando sus manos a los lados de la cabeza del castaño, para hacer su primer movimiento embistiendo lento.

- Mi alfa. - respondió Louis en un jadeo, cerrando los ojos levemente con cada movimiento de Harry.

- Me encanta. Te amo. - murmuró el alfa sin detener sus caderas contra el cuerpo contrario, apoyándose en sus antebrazos para hundir su nariz en la curva del cuello del chico. - Te amo tanto. - continuó hablando besando su suave y delicada piel.

- Harry. Harry. - sollozaba el omega cada vez que el alfa daba con su punto especial, haciendo temblar su cuerpo; parecería que el nombre del alfa fuera lo único que tenía en esos momentos.

Sus cuerpos se movían en sincronía, creando un sonido bajo cada vez que se encontraban, junto con los jadeos débiles del omega y los jadeo roncos del alfa, sintiéndose tan cerca del abismo.

Harry estaba siendo tan suave, se sentía tan correcto con cada movimiento, con cada toque y cada caricias, que Louis no podía dejar de pensar en que realmente quiere esto por todo lo que le quede de vida.

Quiere a Harry. Lo ama.

Lo quiere en su vida, amaría que en ese instante Harry entierre sus dientes en su cuello, no le molestaría en absoluto que eso sucediera.

- Harry, más, más fuerte. - pidió el ojiazul enredando sus piernas en las caderas del alfa. - No vas a lastimarme. - susurró respirando el aroma del rizado.

El rizado soltó un gemido ronco desde lo más profundo de su garganta, acelerando sus movimientos, volviendo a sostenerse en sus manos para mirar el rostro de su chico.

Louis al sentir la mirada de su pareja sobre él, abrió lentamente sus ojitos para mirarlo igual, jadeando en alto sosteniéndose de las sábanas.

- Alfa. - chilló el castaño sintiéndose cerca del orgasmo. - Quiero, quiero... - trató de hablar.

- ¿Qué quiere mi rey? - cuestionó el alfa sin detenerse.

- Tocame. - suspiró con las mejillas rojas. - Por favor. - pidió.

- No tienes que pedirlo por favor, amor. - respondió Harry llevando una de sus manos al miembro del omega tocando delicadamente, consiguiendo un gemido agudo de su parte. - ¿Estás cerca, omega? - preguntó coordinando el movimiento de sus caderas con el de su mano.

Louis mordiendo su labio y asintió.

- ¿Quieres mi nudo? - cuestionó lentamente el rizado.

- Si, por supuesto que sí. - respondió el omega llevando sus pequeñas manos a la espaldo del alfa, quería sentirlo lo más cercano posible. - Damelo alfa. - susurró.

- Lou. Mi omega. - gruñó antes de alcanzar su orgasmo, corriéndose de otro del chico, continuando con sus movimientos de caderas hasta que su nudo se infla por completo para quedar atrapado en lo más profundo del chico, sintiendo como el omega llegando a su propio orgasmo, manchando su mano y el pecho de ambos.

El omega susurra el nombre de su pareja una vez que el chico se deje caer suavemente sobre él, sin lastimarlo, sin aplastarlo. Y sonríe en el instante en el que siente como el alfa busca desesperadamente la fuente de su aroma y lo encontró tan tierno que no puede evitar girar su rostro para que el rizado consiga lo que quiere.








[. ✦ * . ✦ . * ✦ . ]











El celo de ambos parece estar un poco más estable dos días después, aunque el omega está casi seguro que tal vez a él aún le falta un día más de celo.

Así que antes de que una nueva ola de deseo golpeará su cuerpo, el omega se levantó de la cama y se atrevió a tomar una pequeña copa del vino que tenía el alfa en la cocina de su departamento.

Tal vez el vino no era la mejor opción cuando estaba en celo, pero realmente quería un poco, así que con un poco de de vino en su copa fue de nuevo a la habitación, observando como el rizado aún dormía tranquilamente.

El omega sonrió y se dirigió a la ventana, jalando la cortina de color blanco despacio para mirar la calle.

Louis respiró hondo, con sus ojos en la calle tranquila, con luces y personas caminando tranquilamente por la acera, todo era más tranquilo que la zona en la que él vivía, todo era distinto.

Sus pensamientos de tranquilidad se esfumaron de su mente cuando su teléfono sonó, y pensó no responder, pero después de unos segundos decidió atender la llamada, ya que no quería que Harry se despertará.

- Hola Ashley. - respondió en voz baja.

- ¿En dónde estás amigo? - preguntó la chica un poco molesta.

- Estoy algo ocupado. - murmuró él.

- ¿Estás con ese alfa, del que hablamos el otro día? - cuestionó.

Louis frunció el ceño, no por la pregunta sino que estaba casi seguro que se alcanzaba a escuchar que su amiga estaba en una fiesta, casi podía escuchar la música alta y los gritos.

- Si, ¿Para qué llamás? - respondió.

- ¿Llevas casi tres meses con él? - se desvió ella de la pregunta de su amigo. - ¿Acaso estás compartiendo tu celo con él?, Ni siquiera lo hiciste con Zayn, que llevabas años con él. - susurró.

- Él no es Zayn. - gruñó Louis molesto por la comparación.

- Louis, me refiero a que.. es muy pronto... te estás enamorando muy rápido de él, puede que...

- Ashley, él no va a lastimarme. - dijo firme.

- Te estás enamorando ciegamente de alguien Louis. - murmuró ella.

- Yo creo en este amor ciego. - respondió un poco a la defensiva en chico. - Ash, debo irme. Te llamó después. - se despidió sin querer seguir hablando con ella.

Louis dio un sorbo de su copa regresando su mirada a la linda y cálida Cornelia Street, sonriendo encantado, encontrando demasiado hermoso todo.

- ¿Qué haces, omega? - escuchó la voz de Harry detrás de él y en cuestión de segundo los fuertes y cálidos brazos del alfa se envolviendo en sus caderas.

- Tan solo miro. - susurró terminando con el vino de su copa, antes de girarse para mirar a su pareja a la cara.

Los ojos zafiros se centraron en los labios del alfa, tan rosados y brillantes que no dudo en acercarse y besarlo, con sus pies en puntas.

- Creo que mi omega, quiere un poco más de ti. - susurró el castaño llevando sus manos al cuello del más alto, aún con la copa en su mano.

- ¿Y tú?, ¿Quieres más de mi? - preguntó Harry con una sonrisa en sus labios.

- Si, alfa. - asintió el omega sonriendo igual, mirando los ojos jade de su novio.

- Yo no quiero un poco de ti. - murmuró Harry bajando sus manos de las caderas del castaño lentamente hasta sus muslos. - Yo quiero todo de ti, mi omega. - agregó antes de besarlo una vez más.

Louis suspiró contra los labios del alfa y jadeo cuando el rizado apretó sus muslos, incitándolo a enredar sus piernas en su cintura, lo cual hizo el omega sin pensarlo.

Harry sostenía al castaño firmemente, llevándolo a la cama, recostandolo con cuidado, sin separar sus labios en ningún momento.

Louis definitivamente no se arrepentía de estar con Harry, sin importar los riesgos, confía en lo que siente y confía en su amor.

Incluso si es un amor ciego.

Sé que el cielo es una cosa, voy allí cuando me tocas, cariño. El infierno es cuando peleó contigo, pero podemos arreglarlo bien.
Tengo vino para ti...
Y no puedes hablar conmigo cuando estoy así, retando a que me dejes solo para que pueda intentar asustarte. Eres el pueblo del oeste, aún lo haces por mí, cariño. Tal vez nos salgamos con la nuestra. El altar es mis caderas, incluso si es un dios falso. Todavía adoraríamos este amor. Todavía adorar a este amor, incluso si es un dios falso...

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