✦𝓓𝓪𝔂𝓵𝓲𝓰𝓱𝓽¸*
EPÍLOGO
Mi amor fue tan cruel como las ciudades en las que viví.
Todos lucían peor en la luz.
Hay tantas líneas que crucé
sin tener perdón.
Te diré la verdad,
pero nunca te diré adiós.
No quiero mirar nada más ahora que te vi, no quiero pensar en nada más ahora que pensé en ti.
He estado durmiendo demasiado en una noche oscura de veinte años.
Y ahora veo la luz del día
Solo veo la luz del día
Aún puedo verlo todo (en mi mente)
Todo de ti, todo de mí (entrelazados)
Una vez creí que el amor sería
(en blanco y negro)
Pero es dorado
Aún puedo verlo todo (en mi mente)
De ida y vuelta desde Nueva York (cantando en tu cama)
Una vez creí que el amor sería
(rojo ardiente)
Pero es dorado
Como la luz del día,
como la luz del día.
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Unión.
La vida de casados entre ellos no era muy distinta, a lo que ellos ya estaban acostumbrados, realmente vivir juntos había sido de gran ayuda, aunque ahora Louis se encuentra más que fascinado con su matrimonio, pues ellos se encontraban de "luna de miel"; con algunos de los ahorros de ambos y ayuda de sus padres, ellos pudieron pagar un modesto viaje a Londres, el omega amaba la pasión y emoción que expresaba Harry al hablar de su lugar natal, era simplemente arrebatador para él.
- ¿Qué opinas?, ¿Te gusta? - cuestionó el alfa mirando con los ojos llenos de emoción, esperando la respuesta del castaño.
- Me encanta, para un neoyorquino inexperto es más que bello, casi como para quedarse a vivir aquí. - dijo el castaño bebiendo de su té.
- ¿Si? - cuestionó el alfa con curiosidad.
- Si, amo a los Ingleses. - respondió el omega con una sonrisa sincera en su rostro.
Harry rió sonrojado.
- Y te casaste con uno. - murmuró el rizado bebiendo igual de su té, mirando detalladamente el sonrojo de su pareja por su comentario.
- Bueno, ahora que he visto el campo puedo decir que me he casado con el mejor y el más guapo. - dijo Louis guiñando un ojo para el alfa.
- Espero que pienses eso por mucho tiempo. - susurró Harry, tomando su mano sobre la mesa y apretándola dulcemente.
- Siempre voy a pensar eso. - contestó el castaño pasando su mano libre por los rizos del alfa. - Cariño, me encantas. - agregó el omega estirándose para besarlo.
- Tú me encantas más, rey. - respondió Harry cuando sus labios se separaron.
Louis lo miró fijamente a los ojos, sonriendo, sintiéndose especial atraído por su alfa, por su aroma y por su tacto.
- Podemos volver a nuestro cuarto y pasar una linda tarde romántica, viendo películas juntos. - pidió el castaño en voz baja.
- Por supuesto. - aceptó Harry, sonriendo encantado, sintiéndose igual de encantado que su omega por querer tenerlo cerca en todo momento.
Es cuando ellos están acurrucados en la estrecha cama que tienen en la habitación, que Louis se siente capaz de estar lejos de Harry por ese momento y siente algo especial en el fondo de su corazón, cuando el alfa destapa una de sus bebidas favoritas que el omega siente algo en la parte baja de su estómago, algo que definitivamente no es bueno.
Una ola va subiendo lentamente por su garganta, que no puede contener y debe levantarse de golpe y debe correr al baño.
- Oh, por dios. - murmuró el omega encerrándose en el baño antes de vomitar en la taza, vaciando su estómago.
Harry frunció el ceño, mirando con preocupación a su omega, siguiendo al chico.
- Lou, amor. ¿Estás bien? - preguntó el alfa tocando a la puerta del baño varias veces, para asegurarse de que el chico esté bien.
- Si, estoy bien. - respondió el omega limpiándose de la boca y jalando la palanca del baño.
- ¿Estás seguro? - cuestionó Harry de nuevo, esperando a que el omega saliera del baño.
Louis se miró al espejo un poco confundido, sin saber el porqué de ese reflejo de su cuerpo, si nunca antes había pasado por eso.
- ¿Te sientes bien? - preguntó el alfa mirándolo con preocupación en sus ojos. - ¿Quieres ir a un médico? - agregó.
- No, Hazz. - negó el omega con una sonrisa, tomando como algo tierno la preocupación de su alfa. - Me siento bien. - agregó.
- Bien, pero si te sientes mal, promete que me lo dirás. - dijo Harry besando la frente del chico.
- Si. - murmuró Louis inseguro con una sonrisa floja, colocando una de sus manos en su estómago, pensando que tal vez era algo pasajero, quizás algo del restaurante le había caído mal.
Si, eso debía ser.
Con esa idea el omega decidió olvidar lo sucedido, pero resultado que no era pasajero definitivamente, pues unas horas después, cuando quisieron levantarse para cenar, él se sintió mareado, pero lo dejó pasar y no se lo dijo a Harry para no preocuparlo, él debía preocuparse de ello más tarde.
Él definitivamente se preocupó por eso unos días después cuando aquellos mareos y náuseas se hicieron presente con un poco más.
- ¿Ya te he dicho que mi mamá te ama demasiado? - preguntó Harry abriendo uno de los paquetes que le habían llegado por correspondencia.
- ¿Si? - dijo Louis saliendo de sus pensamientos.
- Si, te ha enviado una caja de tus chocolates favoritos. - informó el rizado dándole la caja al omega.
- Wow, es un lindo gesto. Ella es encantadora. - respondió el omega aceptando la caja de chocolates.
- La dejaste fascinada, amor. - dijo el alfa sincero besandolo.
Louis se sintió tranquilo de tener así de cercar al alfa, sintiéndose seguro con su cercanía.
- Me daré ducha, ¿No quieres unirte? - habló el rizado rompiendo el beso.
El omega le hubiera encantado aceptar, pero negó lentamente.
- No, yo de hecho debo ir a la tienda a comprar algo. - se justificó estando algo nervioso.
- Bien. - asintió Harry. - ¿Quieres que te acompañe? - preguntó.
- No, amor. - negó Louis, poniéndose de puntitas para besarlo. - No tardaré. - agregó antes de caminar hacia a la puerta.
- De acuerdo. - dijo el alfa tranquilo.
Louis salió de la habitación, soltando un suspiro de alivio, no quería estar ocultándole cosas a su esposo, pero necesito confirmar primero sus sospechas antes de decírselo, así que, sin pensarlo más se dirigió a la pequeña farmacia que estaba cerca del lugar en el que se estaban quedando.
Cuando el omega entró el olor a limpieza lo hizo marearse un poco, pero algo tan grave como salir corriendo o para vomitar, así que podía lidiar con ello sin problema.
Miró lo que estaba buscando, con las mejillas rojas, mirándolo por un largo tiempo, pensando que a él no debía avergonzarse por eso, era algo totalmente normal, además estaba casado, no tendría porqué estar así de mal, aunque no tenía una marca y la gente lo juzgaría por ello, pero ¿Y qué?, una marca no hace a nadie ni más ni menos, eso no importa, al final es la vida de cada persona y nadie debería juzgar a otra persona que no conoce, porque no sabe su situación, ni cómo se siente ni como piensa.
Así que, suspiró seguro y tomó un par de cajas de diferentes marcas de pruebas de embarazo y se dirigió a la caja a pagar, pero antes de llegar tomó una caja de supresores por si sus sospechas no eran ciertas, además, de que Harry le preguntaría que había comprado y él debía mentirle, aunque sea por un poco de tiempo más.
El omega llegó a la caja, tensandose pensando que recibiría una mirada acusadora de la persona que atendía, pero no fue así, de hecho fue una chica muy amable con él y le deseo lo mejor antes de salir de la farmacia.
Cuando regresó a la habitación del hotel, Harry aún seguía en la ducha, por lo que él tuvo tiempo de esconder las pruebas entre su ropa, para que el alfa no las viera.
- ¿Y qué compraste, cielo? - preguntó el alfa desde la regadera.
- Unos supresores, ya no tenía. - mintió dejando la caja de supresores a la vista.
- Oh, juré que tenías en la maleta. - respondió Harry algo confundido.
- Si... casi se me terminan y bueno, es mejor prevenir. - respondió el omega tratando de sonar nervioso.
El alfa no insistió más y creyó completamente en él.
Después de unos minutos Harry salió de la regadera con una sonrisa y una toalla en su cadera.
- ¿Todo bien? - preguntó el rizado.
- Perfecto. - asintió Louis sonriéndole igual, mirando con encanto a su pareja, como si tuviera un brillo especial. - Me voy a duchar igual. - dijo antes de tomar la ropa en la que había puesto las pruebas.
- Está bien, te preparé la comida. - dijo emocionado el alfa dándole un beso de pico.
Louis sonrió y entró en el baño, tocando su estómago, pensando lo feliz que sería si fuera lo que está pensando, porque a pesar algo joven y recién haberse graduado, él quería, anhelaba tener un hijo.
Abrió la regadera y se metió, para relajarse un poco y hacerse la prueba después, una vez que se sintiera listo, por lo que se llevó su tiempo en la ducha, cantando un poco y dejándose llevar por el agua y el dulce aroma de sus productos.
Cuando llegó la hora de hacerlo, él se sentía más nervioso que nunca antes de en su vida, sí, él estuvo nervioso el día de su boda, pero esto no se comparaba, era algo que quería, pero a la vez temía que Harry no o que no estuviera listo para ello.
- Él te ama y pase lo que pase te va apoyar. - se recordó así mismo, mirándose en el espejo. - Puedes hacerlo. - murmuró antes de abrir la primera prueba.
El omega prefirió abrir todas las pruebas de una sola vez y hacerlas al mismo tiempo, para no hacer más larga su angustia. Y él puede jurar que los minutos en los que las pruebas tardaron en darle su resultado fueron de los más largos y eternos de su vida.
Entonces pasó y sintió como un nudo se formaba en su garganta y las lágrimas se formaban en sus ojos.
- Si, si, si. - susurró en voz baja, tomando las pruebas entre sus manos, mirando el resultado en cada una de ellas, como si fuera una broma cruel para él.
Positivo.
Estaba esperando un bebé, un bebé suyo, de Harry y de él.
Y no pudo resistirlo, simplemente no podía ocultarlo más y salió corriendo del baño con las pruebas en las manos.
- Mi rey, he terminado. Te va encantar. - habló el alfa ajeno a todo, sirviendo los platos.
- Harry. - llamó el castaño con las voz quebrada por la emoción.
El alfa dejó lo que estaba haciendo y se giró hacia él, preocupado por la voz rota de su omega.
- ¿Qué pasa? - preguntó acercándose a él.
- ¡Estoy embarazado! - gritó el castaño sin poder contenerlo más, dando un pequeño brinco de emoción.
Harry se quedó en shock por unos segundos, mirando la brillante mirada de ilusión del omega mientras celebraba.
- Vamos a ser... padres. - dijo el rizado sin poder creerlo.
- Si, alfa. Lo seremos. - respondió el omega lanzándose a los brazos de su pareja.
- ¿Quieres tenerlo? - preguntó Harry antes de celebrar, porque para él importaba lo que quisiera su omega.
- Por supuesto que sí. Lo quiero, lo quiero tanto. - dijo el castaño sin dudar, permitiéndose llorar de la alegría con el aroma del alfa en su sistema.
- Mi rey. - habló el alfa, envolviendo en sus brazos. - Sabes que... yo debo marcarte para que estés seguro, tú y el bebé. - dijo despacio para no asustar al castaño, pues sabía lo mucho que eso significa para él.
Louis tragó en seco y asintió mirando al alfa a los ojos.
- Yo quiero que me marques. - dijo seguro de sus palabras.
Harry sonrió tranquilo de oír eso, peinando el cabello del omega, pasándolo detrás con delicadeza.
- ¿Tú quieres hacerlo? - preguntó el castaño.
- No hay cosa que desee más. - respondió el rizado sin dudar.
Louis sonrió igual y lo abrazó de nuevo.
Y pues de una larga plática, sobre qué es lo que haría con el embarazo del omega, ellos como pareja llegaron a que lo harían esa noche, se unirían definitivamente y sin marchar atrás.
Louis antes temía dejarse marcar por el alfa equivocado, que eligiera al incorrecto, que su fuera vacía como en blanco y negro o demasiado cruel como un rojo ardiente, por lo menos así era en su mente, porque sabía que la marca era lo más importante en una pareja y siempre quiso dar ese paso con alguien, pero siempre temió hacerlo más, pero en ese momento con Harry encima de él, con sus ojos mirándolo solo a él y sus manos acariciandolo con amor en todo su cuerpo, supo que estaba bien, que debía de meter más, que no debía dejarse llevar por sus miedos toda su vida, porqué él no es lo que lo teme, sus terrores no lo definen como persona, si no lo que ama, él es lo que ama y su vida debería guiarse por eso, por el amor, el amor a la vida, el amor hacia Harry; así que estaba más que bien que diera este paso, porqué siempre que lo mira a él es como si todo estuviera claro por completo para él.
Nunca fueron sus miedos, nunca fue blanco y negro, nunca fue rojo ardiente, nunca fue lo que lo atormentaba por las noches, todo estuvo en su mente y en su cabeza.
Siempre ha sido limpio, brillante y claro, dorado, como la luz del día. Y ahora que lo ha visto no quiere mirar nada más, ahora que pensó en eso no quiere pensar en nada que no fuera en eso, en nada que no sea Harry, porque después de vivir en la oscuridad por tanto tiempo, él por fin vio la luz del día en la persona que ama, la persona a que lo salvó y lo ama de vuelta, y es hora de dejar ir todo ese miedo, todo ese dolor y vivir ese mágico y dorado momento con el amor de su vida.
- Te amo tanto, tanto, tanto, con todo mi corazón, mi rey. - murmuró Harry cerca de su oído como si supiera que Louis necesitaba escucharlo, aunque ya lo supiera.
- Harry. - jadeo débil, sosteniéndose de los hombros del alfa, mientras esté impulsaba contra él siendo lo suficientemente duro para complacerlos a ambos, pero sin lastimar al omega. - Te amo, te amo mucho. - le respondió a su pareja cuando pudo formular las palabras, sintiéndose cerca del borde.
- Eres... lo más hermoso de mi vida, lo mejor que me pudo pasar. - halagó el rizado, mirándolo a los ojos sin detener sus movimientos de cadera.
- Y tú a mi, Hazz. - respondió débil el castaño arqueando su espalda un poco.
- Estoy cerca. - murmuró el alfa con la voz ronca, permitiéndose ir más lejos y fuerte dentro del castaño. - ¿Dónde quieres que te marque? Muéstrame. Muéstrame tu cuello, amor, por favor. - pidió dulcemente sin dejar de mirarlo.
Normalmente los alfas solían marcar donde querían, dejándose llevar por sus instintos animales, llegando incluso a lastimar al omega marcando en los lugares incorrectos o dolorosos para el omega, pero Harry no era así.
Él siempre se preocupaba por Louis, siempre procuraba que el omega estuviera bien, que estuviera disfrutándolo tanto como él, incluso estando en el punto más alto del celo, Harry cuidaba de él.
Nunca lastimaría a Louis y ambos lo saben.
Y el omega quiere llorar por eso, porque es demasiado bueno para ser real, para ser suyo, pero lo es en todos los sentidos y no puede seguir negándose a que no lo es solo por sus miedos.
- Aquí. - gimió sensible el castaño, girando su cuello, dejando expuesto su lado izquierdo.
Algunos marcarían en las clavículas, solo por presumir, aunque se más dolorosa o harían la marca más grande de lo necesaria por lo mismo, pero Louis sabe que Harry no hará eso, su alfa nunca haría nada eso, porque él lo ama y no necesita presumir nada, porque así de limpio era su amor.
- Lo haré, ahora. - avisó el alfa sin dejar de mirarlo, pidiendo permiso, para que el omega no se tensará y no fuera doloroso.
- Si, puedes hacerlo. - respondió Louis sabiendo que el alfa de le estaba pidiendo permiso y no lo haría hasta que se lo diera.
El omega jadeo sintiendo todo su cuerpo temblar de anticipación cuando el alfa pasó su lengua por su cuello para preparar la zona e igual para saber dónde sería mejor marcar.
Entonces, lo hizo.
Harry dio una última embestida, corriéndose con fuerza y enterrando sus dientes al mismo tiempo en la curva del cuello del omega, sintiendo la sangre brotar en su boca, pero no siendo demasiado.
Louis sollozó de placer alcanzando su orgasmo por la marca en su cuello, sintiendo como estaba siendo unido a su alfa para siempre.
El rizado se tomó su tiempo para curar su marca, para que el omega estuviera lo mejor posible, mientras que Louis se dedicaba acariciar la piel desnuda de sus brazos, cerrando los ojos, disfrutando de los cuidados amorosos de su alfa.
- ¿Cómo te sientes?, ¿No te lastime? - preguntó Harry, una vez que su trabajo estaba hecho y la sangre paró.
- Estoy perfecto, amor. - respondió Louis sonriendo un poco agotado, llevando sus manos al rostro el alfa para calmarlo y hacerlo saber que había hecho un gran trabajo. - No me lastimaste. Nunca lo harías. - agregó mirando como el rizado se relajaba al escuchar eso.
- Gracias por dejarme marcarte, sé lo mucho que temias esto. - habló el alfa sincero.
- No hay nadie en este mundo al que hubiera dejado hacerlo, que no fueras tú. - dijo Louis, queriendo llorar por las emociones que estaba teniendo en esos momentos. - Te amo con todo mi corazón y nunca te voy a tener miedo a ti, mi luz. - agregó, atrayendo el rostro de su esposo al suyo.
- Mi luz. - repitió Harry con una sonrisa brillante. - Me gusta. - admitió.
- Eso eres para mi. - murmuró Louis soltando su rostro, para pasar sus brazos por el cuello el alfa. - Eres dorado, como la luz del día. Y no quiero mirar nada más, ahora que te vi y no quiero pensar en nada más, ahora que pensé en ti, mi luz. - confesó mirando directamente los ojos verdes de su amado.
- Tú eres todo lo quiero mirar, admirar, pensar y amar, mi rey. - respondió Harry enamorado profundamente, antes de besarlo.
Louis sonrió contra sus labios y lo besó, tan solo dejando ir todo sus miedos ahora, siendo libre en los brazos de su amado, estando con la persona que le enseñó que el amor es dorado como la luz del día.
Solo veo la luz del día,
luz del día, luz del día
(Una vez creí que el amor sería)
Como la luz del día, es dorado
Como la luz del día
Ahora tienes que salir a la luz del día y dejarlo ir
Solo dejarlo ir, dejarlo ir...
Quiero ser definido
por las cosas que amo
No por las cosas que odio.
No por las cosas a las que les tengo miedo, tengo miedo.
No por las cosas que me persiguen en medio de la noche, yo solo pienso que
Eres lo que amas.
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