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007.

"Tampoco tenía que hablar como si fuera un depredador..."



Los reclamos de la mujer resonaban en toda la estación de policía, se había encontrado a Gi-Hun en el camino a intentar denunciar todas las atrocidades que ocurrían en el juego, pero, ninguno de los oficiales parecían tomarse enserio lo que decían.

—Espere. –La interrumpió el oficial. —Recapitulemos, ¡está diciendo que unos enmascarados reunieron a cientos de extraños, los metieron en un campo, los hicieron jugar un juego y luego los mataron?

—¡Exactamente eso! –Exclamó la castaña pensando que al fin sería tomada enserio.

—Y no fueron sólo una o dos, ¡Mataron a cientos de personas a sangre fría! –Agregó Gi-Hun con desesperación.

—¿Y cuál fue el juego? 

—Se llama luz roja, luz verde. —Respondió con mas tranquilidad la mujer. Los oficiales se miraron entre sí.

—¿El juego que los niños juegan? –Un largo "Sí" salió de los labios de Gi-Hun. —¿Hicieron que los adultos lo jugaran?

—Sí. –Soltó Gi-Hun alargando la "i". —Lo juro.

—¿Y mataron a los que perdieron?

—¡Es lo que le hemos dicho tres veces! —Exclamó Yelena, comenzando a perder la calma de nuevo por las preguntas del oficial.

—¿Y dónde está ese lugar? –Intervino con la pregunta otro policía. 

—Antes de llegar nos pusieron a dormir, así que no tengo idea. 

—¿Y los asesinos cómo eran? –Continuó el policía.

—Usaban máscaras, no pudimos verles la cara. –Contestó Yelena, esperando que les creyeran.

—¿Entonces cómo fue que salieron de ahí?

—Escuche. –Gi-Hun se adelantó a responder. —Los jugadores votaron y la mayoría eligió irse...

—A ver si entendí. –Interrumpió el otro oficial. —Las victimas dijeron "queremos irnos" y los asesinos dijeron "está bien váyanse ya" –Habló con tono burlón.

—Sí. –Respondió Gi-Hun, algo avergonzado por lo ridículo que podía sonar viéndolo de esa manera. La desesperación aumento de una manera aterradora en la mujer, pasando su manos por su cabello con frustración, soltando un fuerte suspiro.

—¿Oiga y como terminaron en ese lugar? –Intervino el primer policía de nuevo, como queriendo ver hasta donde llegaba esa historia, podía notarse entre sus palabras las pequeñas risas que soltaba, no se estaba tomando nada de eso enserio.

—Me dijeron que me darían dinero, si jugaba unos juegos... —Contestó Gi-Hun cabizbajo, sintiéndose cada vez con más vergüenza de la situación.

—¿Dinero? –El segundo oficial soltó una risa, desatando por fin, la ira de Yelena.

—¿Acaba de reírse? –Cuestionó molesta volteando a mirar al segundo oficial. —Escúchame bien idiota, acabo de pasar uno de los peores días de mi vida en un lugar infernal donde personas inocentes murieron, ¿Y te estás riendo? ¿Qué ganaríamos inventando así?

—Yelena... –Gi-Hun tomó a la mujer por los hombros evitando que hiciera una escena y terminara arrestada.

—¿Yelena? –El primer oficial dijo su nombre sorprendido. — ¿Yelena Novikova? –Ella asintió lentamente.

—¿Por qué? –Ambos oficiales se miraron entre sí.

—Creo que ya encontramos respuesta a su pregunta. –Dijo el segundo oficial, Gi-Hun miró a la mujer confundido. —Señorita Novikova, su hermano la reporto desaparecida hace dos días...

—¿Qué? –La cara de la castaña se transformó completamente.

—¿Y eso cómo responde a la pregunta? –Exclamó Gi-Hun. –¿Por qué inventaríamos algo así?

—Le dijimos al señor Novikov que tal vez simplemente se había escapado con alguien, su esposo está en un viaje de negocios, tiene todo el sentido suponer que se había escapado con su amante. –Explicó el primer oficial, señalando a Gi-Hun como "El amante". —Tiene antecedentes de ser una persona mentalmente inestable, ¿Por qué inventar algo así? Para no quedar como infiel...

—¡Eso no tiene una mínima de sentido! –Gritó Gi-Hun golpeando el escritorio con sus manos. 

—¡Es la cosa más estúpida que he escuchado a alguien decir! –Atacó la mujer. El oficial suspiró pesadamente, cansado de esos dos.

—Oiga, ¿Usted cómo se llama? –Preguntó el oficial al hombre.

—Soy de Ssangmun-dong, me llamo Seong Gi-Hun. –Habló más calmado.

—¿Alguno de ustedes tiene un tutor? –La mujer y el hombre se miraron extrañados, ¿Un tutor? ¿Para qué? —Si necesitan ayuda, podemos contactar a una institución medica...

Yelena rodó los ojos.

—¡Soy un ciudadano de Sangmun-dong, que paga impuestos!, ¡¿Por quién me toma?! –Gi-Hun explotó en furia de nuevo.

—Mire, nos dieron está tarjeta para unirnos al juego. –La  mujer sacó aquella tarjeta y la puso sobre el escritorio. –¡Llamen para que vean que decimos la verdad! –Tras ellos, un joven policía entró observándolos extrañado un rato. —¿Tú qué me ves? 

El chico se dio la vuelta rápidamente, aunque siguiendo observando desde un poco más lejos.

El primer oficial llamó al numero de la tarjeta, siendo respondido por una mujer, completamente diferente a la voz grave que les había respondido hace unos días. Para su mala suerte, el oficial había hablado de una manera sexualmente sugerente obviamente la mujer colgó la llamada molesta.

—Tampoco tenía que hablar como si fuera un depredador... –Comentó Yelena, rompiendo el leve silencio que se había hecho presente.

No pasó mucho para que entre dos oficiales los sacaran a la fuerza de la fiscalía, y el que Yelena les gritara hasta de lo que iban a morir solo empeoraba las cosas.

—¡Inténtenlo de nuevo! –Insistió Gi-Hun desesperado. —¡Seguro llamaron al numero equivocado!

Pero había sido inútil, ya estaban afuera, y ningún policía estaba interesado en escucharlos de nuevo.

—Esto fue inútil. –Bufó la mujer sentándose fuera de la estación, con sus ojos cristalizados por la impotencia de no ser tomada enserio. Gi-Hun la miró preocupado poniendo una mano en su hombro. —Soy muy emocional, perdón.

—No te disculpes. –Soltó Gi-Hun sentándose junto a ella. —No es bueno guardarse las emociones. –Dijo con una comprensiva sonrisa. —Aún no entiendo porque entraste a ese juego, pensé que te pagaban bien como contadora...

—Es una paga decente, pero insuficiente. –Respondió ella, haciendo una pequeña mueca, quien sabe cuánto le descontarían por el día que faltó. —Tengo deudas desde que mi padre murió y bueno... Sang-Woo no le va mejor, entonces, el juego era la única manera que encontramos para intentar tener una vida digna.

—Aún me sorprende que el prodigio Sang-Woo tenga tantos problemas, pero me parece lindo que hayan entrado juntos. –Comentó Gi-Hun. —Muchas parejas se separan cuando hay problemas, pero ustedes siempre se han apoyado a pesar de todo. –Ella apartó la mirada, su mente recordó todas aquellas peleas que tenían desde que el volvió de Estados Unidos con las deudas, recordaba las veces que sentía que todo se acababa, pero de algún modo, jamás dejó de amarlo.

—Supongo que tenemos algo especial. –Ella sonrió con dulzura.

—Es muy afortunado de tenerte, y eres una gran amiga también. –El le devolvió la sonrisa. —¿Recuerdas que se conocieron gracias a mi?

—Técnicamente fue gracias a Alexey... –Agregó divertida

—Vamos, estábamos juntos cuando le dijimos a su madre que debían conocerse, puedo llevarme algo del crédito. –El hombre rio. —Por cierto ¿has hablado con Alexey? Debe estar preocupado si te reportó.

—No responidió mis llamadas en la mañana, le llamaré desde el trabajo, sólo espero no esté muy molesto. –Hizo una mueca preocupada

—El jamás está molesto. –Dijo Gi-Hun, ella soltó una risa antes de levantarse.

—Nunca se enojaría contigo, pero sí se molesta. –Dijo Yelena fingiendo una expresión de terror. —Tengo que irme, esto no llegó a nada. –Señaló con disgusto la fiscalía. —Y no puedo perder otro día. –Se despidió de Gi-Hun comenzando a correr hasta su trabajo.

—¿Alexey? –Habló la mujer escuchando el celular de su hermano sonar, pero siendo enviada a buzón después de un rato, suspiró frustrada, tal vez sí estaba enojado con ella ¿Pero era para tanto? ¿No querría al menos responder para saber si estaba bien? —¡Maldita sea!

—Los teléfonos de la compañía no son para uso personal, Yelena. –Señaló un chico de cabello negro que resaltaba su piel blanca, uno de sus compañeros, cansado de las múltiples llamadas que había realizado la mujer. 

—Lo siento, Byung-Wook, pero llevo días sin hablar con mi hermano y quiero decirle que estoy bien. —Explicó volviendo a intentar marcar el numero. —Además Seung se la vive hablando con su madre y nadie le dice nada nunca.

—A mi no me incluyas. –Se quejó el rubio Seung, fingiendo hacer su trabajo, mientras secretamente ponía atención a la discusión.

—No porque el lo haga tienes que hacerlo también. –Intentó quitarle el teléfono, llevándose un manotazo por parte de la mujer. —Eso es muy inmaduro...

—¡Mierda! –Exclamó siendo redirigida al buzón, otra vez, pasando sus manos por su cabello desesperada.

—¡Deja el estúpido teléfono! –Regañó el pelinegro.

—¿Por qué no dejas de quejarte sobre mi y empiezas a hacer tu trabajo? –Atacó, provocando que el pelinegro rodara los ojos, captando la atención de todos en la oficina. 

—Quiero trabajar en un ambiente profesional ¿Es mucho pedir? –Se defendió quitándole el teléfono a la mujer, quien seguía intentando marcar.

—Por más profesionales que seamos, eso no cambiará que eres el pasante y a ti no te pagan. –Se burló el rubio, haciendo que la mujer soltara una risa, volviendo inmediatamente a su rostro preocupado, intentando contactar a Alexey desde su celular, otra vez.

Antes de que Byung pudiera articular alguna respuesta, la voz de su jefe llamando a la mujer interrumpió la pelea.

Ella se levantó apresurada, temiendo por el posible regaño que iba a recibir.

—¿Quería verme señor Nam? –Preguntó ella recargándose en el marco de la puerta, el hombre asintió, indicándole que tomara asiento frente a el. —Es por las faltas ¿cierto?

—Exactamente, no planeo regañarte porque escuche que tu hermano te reportó desaparecida, pero... –Su jefe hizo una pausa antes de leer lo siguiente. —La policía me contacto hace un par de horas, quieren que te realicemos un examen psicológico. –Ella tragó en seco. —Me contó lo que dijiste en la fiscalía, y sonaba sacado de una película de terror, no se oía real o como algo que dirías tú, ¿Todo está bien?

—No tengo ninguna razón para inventar algo así. –La mujer comenzó a hablar, intentando mantener la compostura en todo momento. —Se que otras veces he perdido el control o he actuado demasiado emocional, pero no mentiría de esa forma, ¿Qué ganaría?

El se encogió de hombros, tampoco creía en lo que Yelena decía, pero sentía pena por ella ¿Qué cosas pasarían por su mente para crear esa historia?

—Escucha, esto es lo que haremos. –Sacó un formulario de su maletín. —Tendrás que recibir 10 horas de terapia, recursos humanos se encargará de esto, y tendrás que trabajar hasta las siete para terminar el trabajo incompleto, y tendrás una advertencia por esta vez, sólo porque es tu primer falta sin justificación ¿Está bien?

A pesar de no concordad con lo ultimo dicho, era mejor a ser tratada como una enferma mental. —Aceptaré eso.

Tal vez tardaría tres horas en llegar a casa, pero lo valía si recibía la paga.
















•••••••••

Hola! Espero les haya gustado.

Se que dije que el capítulo sería triste, pero está parte me quedó muy larga y decidí dejar la parte basada en Hold On para el capítulo 8 (que igual subo hoy)

Igual, perdón si hay algún pasante por aquí, es que acabo de ver el tik tok de David Baka sobre el primer becario de la historia, y estoy viendo The Office de nuevo.

Btw, aquí algunos anuncios mientras tanto.

Solo para decirles que tengo un fanfic de Glee publicado (Prometo actualizarlo pronto, de todas maneras tengo tres capítulos completos en borradores) se llama Keep Holding On, y aunque no es en si sobre un personaje, si tiene mucho de Mike (Y Finn) tonces, por si les interesa, está en mi perfil.

¿Por cierto alguien escuchó el nuevo álbum de Lea Michele?

Me enamoré del cover de Sweet Child O' Mine y 1000 Years.


Las veo en el siguiente cap!

Alessandra

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