00. nice to meet you

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13 de marzo de 2013
Inglaterra,

Omnisciente

El ruido ensordecedor de los motores llenaba el aire mientras Fiorella Antonelli se preparaba para su primera carrera de karting. Era una soleada mañana de domingo, y la pista brillaba bajo los rayos del sol. Sus ojos centelleaban con la determinación que la había llevado hasta ese punto. Desde que era apenas una niña, había soñado con este momento, con sentir la adrenalina corriendo por sus venas mientras se lanzaba a toda velocidad en busca de la victoria.

Sus padres, Marco y Geraldine, observaban con orgullo mientras su hija se ajustaba el casco y se enfundaba en su traje de competición. A su lado, su hermano menor Kimi, también piloto en ciernes, le daba un apoyo silencioso. Juntos, los tres formaban un equipo que enfrentaba el mundo del automovilismo con una valentía inquebrantable.

El corazón de Fiorella latía aceleradamente mientras se posicionaba en la parrilla de salida. Era la única mujer entre una multitud de competidores masculinos, pero no permitiría que eso la intimidara. Con la señal de inicio, los motores rugieron y los karts se lanzaron hacia la primera curva.

Los primeros giros fueron complicados para Fiorella, quien luchaba por acostumbrarse a la intensidad de la competencia. Algunos pilotos no creían que ella pudiera estar a la altura y le lanzaban miradas de desdén. Sin embargo, su determinación era inquebrantable, y cada vez que un obstáculo se interponía en su camino, Fiorella lo superaba con valentía y habilidad.

Poco a poco, comenzó a ganar terreno. Su kart trazaba líneas precisas en la pista, y sus maniobras audaces la llevaban más cerca de los líderes. La multitud, inicialmente escéptica, empezaba a notar el talento innegable de la joven piloto.

En la última vuelta, Fiorella estaba en una encarnizada batalla por el segundo lugar. No se conformaría con nada menos que la victoria, y en la recta final, aceleró al máximo. A medida que se aproximaba a la línea de meta, su corazón palpitaba con emoción. Los espectadores se pusieron de pie, alentándola con entusiasmo.

Finalmente, cruzó la línea de meta en segundo lugar. Aunque no había alcanzado la victoria, había demostrado su valía y se había ganado el respeto de todos los presentes. Su padre, Marco, corrió hacia ella con una sonrisa radiante, seguido de cerca por su madre y su hermano Kimi. Los abrazos eran cálidos y llenos de orgullo.

- "Sono molto orgoglioso di te, piccola mia. Vedrai presto come gareggerai in Formula." (Estoy muy orgulloso de ti, mi niña. Verás cómo pronto estarás compitiendo en Fórmula) - Su padre le regaló una sonrisa cálida y ella se la devolvió.

Juntos, la familia Antonelli se dirigió a la zona de premiación donde Fiorella recibiría su trofeo por el segundo puesto.

Cuando la nombraron, la italiana pudo escuchar los aplausos de las personas, lo que provocó una sonrisa en su rostro. Cuando subió al podio, vio que el chico que había quedado en tercer lugar la estaba observando mal, sin embargo, no le dio importancia y con una sonrisa recibió el trofeo.

Finalmente, llamaron a la persona que había quedado en primer lugar, Oliver Bearman. Fiorella observó a un chico de rulos y ojos cafés subir al podio con una sonrisa.

Cuando la ceremonia de premiación terminó, Fiorella bajó del podio al igual que los otros dos chicos. La italiana iba caminando junto a Oliver en un silencio bastante incómodo.

— Soy Oliver — la castaña giró un poco su cuerpo para ver al niño de rulos que le extendía su mano, ella estrechó su mano con una sonrisa.

— Soy Fiorella — ambos se sonrieron, y cuando separaron sus manos, el británico sacó una paleta que su madre le había entregado momentos atrás.

Antes de que alguno de los dos dijera algo más, el pequeño Kimi llegó y se aferró a la cintura de su hermana, echándole una mala mirada a Oliver.

La verdad es que el pequeño Antonelli era bastante celoso, y no dejaba que muchas personas se acercaran a su hermana.

— "Fifi, papà dice che è ora di andare a casa." (Fifi, papá dice que es hora de ir a casa) — la mayor de los dos asintió, pero antes de darse la vuelta, se acercó a abrazar a Ollie y le dio un beso en la mejilla.

— Fue un gusto conocerte, Ollie. Nos vemos pronto — ambos hermanos se dieron la vuelta y poco a poco se alejaron del británico, dejándolo con un pequeño sonrojo creciente en sus mejillas.

Esa primera carrera marcó el comienzo de una emocionante travesía para Fiorella Antonelli. A partir de ese momento, no había vuelta atrás. Su pasión por las carreras automovilísticas y el anhelo de competir en la máxima categoría se habían entrelazado de forma inquebrantable en su destino. La niña que soñaba con correr ahora era una joven piloto dispuesta a recorrer el camino hacia la cima del automovilismo, sin freno alguno.