Capítulo 8
Me quedé mirando mi reflejo en el espejo con marco de plata en la sala de estar de hombres del hotel Geoffries y apliqué protector labial. Al recordar el beso de Jungkook anoche, me estremecí.
¿Por qué se había negado a salir conmigo? Ningún hombre podía besar como él si no le gustara alguien. De ninguna manera. Por lo menos yo no lo creía...
Mi tono de campanas de viento timbró, así que saqué mi celular y miré el número. Mamá. Dado a que era su segunda llamada hoy, tuve que contestar o se habría preocupado.
—Hola mamá. ¿Cómo estás?
—He estado frenética durante todo el día, muchas gracias. —Hubo una larga pausa. —¿No recibiste mi buzón de voz esta mañana?
¿El que ella había dejado sobre mi cita con Brian Burnside? —Sí, lo recibí.
Otra pausa. A mamá le encantaba hacer que la gente esperara para estar segura de tener toda su atención.
—Entonces, ¿por qué demonios no me regresaste la llamada?
—He estado muy ocupado. —Eso y de que temía que hubiera visto la foto en Internet y hubiese decidido que ese beso no había sido con Brian. Gulp. —¿Está todo bien?
—Sí, ahora que sé que mi hijo todavía está vivo. —Esperó un par de compases. —Te he estado llamando porque hablé con Alisha Burnside esta mañana. Me dijo que Brian elogió su cita contigo anoche y tiene muchas ganas de salir contigo de nuevo. ¿No es eso maravilloso?
No a menos que hubiera una definición nueva de la palabra. —No creo que Brian sea de mi tipo, mamá.
—Es guapo, amable y proviene de una buena familia. Ese es exactamente tu tipo, querido.
Pensando en SeokJin y cómo se había enfrentado a su madre, tomé un profundo respiro. —Estoy realmente interesado en alguien más. —Alguien que me había rechazado y podría muy bien estar viendo una horda de otras personas, pero aun así. —Él es dulce, encantador y tiene un gran sentido del humor.
Pausa. —¿Qué hace para ganarse la vida?
Ah, la línea de fondo. —Él es un barman del hotel Geoffries.
Ella se quedó sin aliento. —Creo que acabo de tener mi primer ataque cardíaco.
Me encogí. —De todos modos, tengo que irme porque me va a llevar al ballet esta noche. Iremos a ver Cenicienta.
—Cariño, piensa en tu futuro. —Mamá tomó una respiración profunda. —Brian es estable, constante y la mejor opción.
No si yo quería que alguien hiciera rapel de un edificio conmigo. O hacerme reír... —Brian es agradable y estoy seguro de que hará a alguna persona muy feliz.
Alguna que no era yo.
Pausa corta. —Le dije a Alisha que cenarías con Brian en el club de campo mañana por la noche.
Mi boca se abrió. —¿Por qué hiciste eso?
Ella resopló. —Pensé que me lo agradecerías.
—¡Tengo veintiocho ocho años de edad, mamá! —Me encogí de hombros como disculpándome dado a que un hombre entró en la sala para lavarse las manos, entonces bajé la voz. —No necesito que hagas citas para mí.
El silencio al otro extremo de la línea fue ensordecedor. —Tal vez no empezaste bien con Brian, pero ¿qué hay de malo en darle otra oportunidad? ¿Por mí?
Miré hacia arriba mientras el hombre pasaba junto a mí con una simpática sonrisa. Suspiré, entonces me acordé de mi remodelación. Yo todavía necesitaba una cita número cuatro y Jungkook me había rechazado.
—Muy bien. Pero no hagas más arreglos por mí.
—Maravilloso querido. No te arrepentirás.
Por desgracia, ya lo hacía.
Cuando llegué al vestíbulo, me encontré con Jungkook charlando con su hermosa compañera de trabajo. Tenía una pluma suspendida sobre un pedazo de papel, luego subrayó algo. Cuando me acerqué, ella levantó la vista hacia mí con mirada extraña. Oh, genial. Tal vez ella había escuchado cuando le pregunté si saldríamos antes y también escuchó que me había rechazado. Si ella lo deseaba... como cualquiera en su sano juicio... probablemente debía estar haciendo volteretas interiores en estos momentos. Aunque ella no iba al ballet con él. ¡Ja!
Sintiéndome como si estuviera interrumpiendo algo, sonreí torpemente. —Hola.
La cabeza de Jungkook se disparó. —¿Jimin? Llegas temprano.
—Si necesitas más tiempo puedo…
—No, está bien. —Dobló la hoja de papel. —¿Conoces a Alice?
Negué con la cabeza. —Hola Alice.
Ella sonrió. —Encantada de conocerte Jimin.
Jungkook entregó a Alice el papel. —¿Te encargarías de esto por mí?
—Ahora mismo. —Ella asintió con la cabeza. —Disfruta el ballet.
—Lo haremos. —Él salió de alrededor del escritorio, deslizó su mano en la mía y me guiñó un ojo. —¿Cómo estuvo tu cita?
Mi estómago se volcó con la sensación de su piel contra la mía. —Kyle es guapo y agradable. La cita perfecta. Para otra persona.
La frente de Jungkook se arrugó mientras las puertas del vestíbulo se abrían y doblábamos a la derecha por la acera.
—¿Saldrás con él para la cita número cuatro?
—No. —Vi que la arruga en su frente desapareció. —Y llené la cita número cuatro con otra persona.
Su mano se cerró alrededor de la mía y una línea se formó entre sus cejas. —¿Con quién?
Me mordí el labio inferior, completamente confundido. Él actuaba muy celoso para ser un tipo que me había rechazado. —Brian Burnside.
Él se echó a reír, sus ojos brillaban. —Asegúrate de no llevarlo por encima de la primera planta.
Era mi turno para fruncir el ceño. —Por lo menos él está dispuesto a salir conmigo.
—Y estarás un paso más cerca de conseguir el trabajo gratis este fin de semana. —Se detuvo en el cruce de peatones. —¿Tus amigos todavía te van a ayudar?
Una bocina de un carro de taxi sonó mientras nuestra luz peatonal se iluminaba. —Con Elijah estoy seguro. Estoy preocupado por SeokJin sin embargo. ¿Recuerdas que te dije que él se iba a casar en el Geoffries dentro de dieciocho meses?
Él asintió con la cabeza. —Su madre insistió con la ubicación, ¿cierto? Sabia elección, debo añadir.
—Ellos tienen un personal increíble. —Incluso si un determinado barman se negaba a salir conmigo oficialmente. —Pero él decidió casarse en Wok N'Roll en su lugar.
Él entró en el teatro de la Comunidad de Sacramento, entonces soltó mi mano y metió la mano en el bolsillo para sacar los tickets. —¿El restaurante chino? ¿Por qué?
—Ellos tienen la disponibilidad en seis semanas y es cuando él se quiere casar con Namjoon. —Observé que en su mano llevaba dos entradas para el ujier, quienes le dieron un programa a cambio.
—Me da pena porque creo que lo lamentará. Él es como yo y quiere el final de cuento de hadas con un elegante traje de seda, música, estar rodeado de amigos y flores plumería. —añadí, con nostalgia.
Puso su mano en la parte baja de mi espalda mientras caminábamos por el pasillo del teatro y el ujier nos enseñaba nuestros asientos. —¿Flores plumería?
Mi rostro se sonrojó. ¿Habría dicho eso en voz alta? —Bueno, quizás no para Jin.
—¿Pero para ti? —Él asintió con la cabeza al ujier que se había detenido frente a nuestra fila.
Sonreí al ujier, me senté en mi asiento y abrí de inmediato el programa. Jungkook se sentó, se volvió hacia mí y luego le dio vuelta al programa cerrándolo.
—¿Por qué flores plumería?
Mirándolo profundamente, ojos azules me obligaron a abrirme y decirle lo que nunca le había dicho a nadie antes. —Cuando yo tenía doce años, mis padres me llevaron de vacaciones a Kauai. ¿Alguna vez has ido?
Él negó con la cabeza.
—Es el lugar más hermoso que jamás he visto. Teníamos un condominio en el océano y yo caía dormido escuchando las olas romperse contra la orilla. Buceábamos sobre la orilla norte de la isla y dábamos un paseo en bote a lo largo de la costa de Na Pali, paseando por las playas y aspirando el fragante aroma de flores plumería. Fue la mejor semana de mi vida... y la última vez que me sentí a salvo y seguro. —Cerré los ojos y casi podía sentirme transportándome allí con el fragante aroma flotando encima de mi nariz. Cuando abrí los ojos, las luces del teatro se encendían y apagaban. —Cuando llegamos a casa, mis padres anunciaron que se iban a divorciar y me sentí como si hubieran arrancado la alfombra debajo de mí. Mi papá se mudó ese fin de semana, mamá y yo solo unos años después.
Sus ojos se quedaron en los míos mientras pasaba los nudillos a lo largo de mi pómulo. —Lo siento cariño. Eso debe haber sido duro.
Mi visión se volvió borrosa mientras su brazo caía a mi alrededor y yo ponía mi cabeza en su hombro. Una cálida ola de comodidad se apoderó de mí, haciendo que me sintiera como si me hubieran transportado de vuelta a la playa, donde todo era fácil y la vida tenía sentido. Me sentía... feliz.
Las luces se apagaron y el telón rojo se abrió. Cenicienta estaba empezando.
—¿Jimin? —La voz de Jungkook me susurraba al oído y los dedos rozaron mi pómulo.
Mi piel zumbaba por el sendero que había tocado y acurruqué mi nariz en su cuello. —Mmm.
Él me sacudió el hombro suavemente. —Cariño, es el intermedio.
Mis ojos se abrieron de golpe. —¿Qué?
Estábamos en el teatro, las luces estaban a todo su esplendor y una pareja parada a mi derecha me veían irritados mientras miraban las piernas que estaban bloqueando la salida de nuestra fila. De inmediato me enderecé y arreglé mi ropa aclarando mi garganta.
Oh, qué vergüenza. Nada contra el ballet, pero con toda esa música elegante y serena, ¿cómo esperaban que me quedara despierto?
Jungkook tomó mi mano mientras salíamos al vestíbulo. —¿Me atrevo a preguntarte si te gustó el primer acto?
—Lo siento, sólo estoy cansado. —Su culpa realmente, ya que me quedé despierto hasta bien tarde pensando en él. —Tal vez una taza de café sería de ayuda.
Me apretó la mano y luego se volvió hacia la larga fila de la barra de refrescos. —Tus deseos son órdenes para mí.
—Mmm. Me gusta eso. —Él me había llevado al ballet, estaba sosteniendo mi mano y ahora me estaba consiguiendo un expreso. Esto seguro se sentía como una cita. —¿Seguro que esto no es una cita?
La comisura de sus labios apareció. —¿Por qué intentas etiquetar nuestro tiempo juntos? ¿No podemos simplemente divertirnos?
Siempre me había divertido cuando estaba con él, y él parecía disfrutar estar conmigo si el besar y sostener la mano, era cualquier indicio. Así que ¿por qué no quería salir conmigo?
—¿Eres uno de esos tipos que le temen al compromiso?
Su sonrisa creció. —No, en absoluto. Yo lo prefiero.
Mmm... —¿Estás saliendo con alguien ahora mismo?
—No.
Dimos un paso adelante en la fila. —¿Estás todavía pendiente de esa chica Virna?
Él se echó a reír ahora. —No. Ella y yo nos superamos el uno al otro.
Dejé escapar un suspiro exasperado. —¿Entonces por qué...
—Jimin. —la voz de una mujer vino de atrás. Una refinada voz que sonaba inquietantemente como mi madre.
Mis ojos se abrieron, me giré sobre mis talones y enfrenté una versión femenina más vieja de mí. —¿Mamá? ¿Qué estás haciendo aquí?
Ella juntó sus enjoyados dedos frente a ella. —Leí una crítica fabulosa sobre éste ballet en el periódico y los boletos aún estaban disponibles en línea, así que tu papá y yo pensamos que sería divertido. —Ella sonrió inocentemente cuando volvió su atención a Jungkook. —¿No vas a presentarme a tu amigo?
¿Inocentemente venir al mismo ballet como nosotros? Sí, claro.
Mis ojos se estrecharon. —No puedo creerte...
—Soy Jungkook. —Soltó mi mano, salió de la fila, luego reunió su mano con la de mi madre. —¿Es un placer conocerla…?
—Ahra. —La sonrisa de mamá estaba en su lugar, pero sus ojos se volvieron fríos. —La madre de Jimin.
—Soy Gary Porter. —Mi padrastro le extendió la mano a Jungkook, el cual parecía ajeno a la emboscada que claramente su esposa había planeado.
Mamá mantuvo su atención en Jungkook. —Jimin me dijo que eres un barman.
Mi mandíbula se apretó con la forma en que ella había dicho barman. Como si ella no aprobaba su elección de carrera. —Madre…
—Sí, soy un barman. Entre otras cosas. —Los ojos de Jungkook brillaban y parecía inmutarse por el sondeo de mi madre.
Levantó su barbilla de una muesca. —Me resulta familiar... ¿Qué hacen tus padres? ¿Si no es mucho preguntar?
Vi la mirada parpadeante de Jungkook y mi pecho dolió al saber que él pensaba en su padre. —Mamá, no creo que...
—Mis padres siempre han estado en la industria de los servicios. —Su voz fue firme, pero el color de sus ojos se profundizó. —Pero mi padre falleció hace varios meses.
—Lamento escuchar eso. —El tono frío de mi madre se suavizó.
Me sentí aliviado de que en realidad pareciera significar eso, por lo que me aclaré la garganta. —Bueno, disfruta del espectáculo y hablaremos más adelante.
Y me refería a eso. ¿Cómo se atrevía a interrogar a Jungkook?
—Y tú disfruta tu cita de mañana por la noche en el club de campo con Brian..—La sonrisa de mamá quedó plasmada en su cara mientras se apartaba de mí hacia Jungkook. —Siempre he querido una buena vida para mi hijo, Jungkook. ¿No te parece que él se merece eso?
Mi cara se calentó y estaba tan dispuesto a decirle a mi mamá que se fuera al…
—Coincido plenamente con usted, Ahra. —Le sostuvo la mirada mientras decía esas palabras. —Jimin merece lo mejor que ofrece la vida. Lo mejor de todo.
Mis cejas se juntaron, aparte de que estaban hablando de mí como si yo no estuviera ahí, sino sobre todo porque no necesitaba esas cosas. Necesitaba ser feliz, contenido y seguro. Para poder ser yo mismo y no pretender que todo estaba perfecto todo el tiempo... de la forma en que estaba con Jungkook.
—Estamos de acuerdo entonces. —Mamá dio a Jungkook una fría sonrisa mientras las luces del techo parpadeaban. Ella entrelazó su brazo con el de mi padrastro. —Será mejor que lleguemos a nuestros asientos querido.
—Disfruten del espectáculo. —Papá asintió hacia mí y a Jungkook, pareciendo no estar al tanto del ataque de su esposa sobre Jungkook mientras se alejaban.
Jungkook pasó sus dedos por encima de mi brazo. —Parece que nos perdimos tu café.
Mis ojos ardían y no quería la oportunidad de correr a mi mamá por segunda vez. —Lo siento, pero me tengo que ir.
—Entonces vámonos. —Puso una mano en mi espalda e hizo un movimiento hacia la puerta.
—No. —Negué con la cabeza. —Quédate y disfruta el resto del espectáculo. No quiero arruinar tu noche cuando estás emocionado por ver el ballet.
Las comisuras de sus labios se volvieron hacia arriba. —Cariño, el ballet me aburre hasta el cansancio.
Me quedé boquiabierto. —Dijiste que te encantaba.
—No, te dije ¿quién no ama el ballet? —Metió su mano en la mía y me llevó a la salida. —Y bueno, me gustaría ser una de esas personas.
—¿Entonces por qué harías...?
—Para pasar tiempo contigo. —Frotó el pulgar sobre la palma de mi mano. —Vi el cartel del Lago de los Cisnes enmarcado en tu sala de estar y supuse que amabas el ballet. No tenía idea que te quedarías dormido.
Mis entrañas brillaban mientras me daba cuenta de que no había tenido un boleto extra para el ballet. Había planeado llevarme, lo que debía significar que yo le gustaba. Una tibia ternura revoloteó en mi vientre.
—Gracias. —Le sonreí mientras dábamos grandes zancadas por la acera hasta el hotel y donde yo había estacionado. —Colgué el cartel porque mi padre significa mucho para mí, no el ballet. Él me llevó a ver el Lago de los Cisnes justo después de que mis padres se separaron. Hacía semanas desde que se había mudado y lo había echado de menos terriblemente. Me pasé todo el ballet temiendo que me dejara de nuevo. Poco después, él tomó un trabajo en Seattle y se fue.
Me apretó la cintura mientras caminábamos. —Estoy seguro de que estás en su corazón.
Aspiré por la nariz. —Nunca se me había ocurrido antes, pero probablemente tengas razón. Él está en el mío.
Llegamos a la parte de enfrente del hotel e hice un gesto hacia abajo por la calle. —Estacioné a dos cuadras por ese camino.
—Te voy a encaminar.
Caminamos sin prisa en silencio, uno junto al otro y yo pensaba acerca de los eventos de la noche. No sabía por qué Jungkook me había rechazado una cita si no estaba viendo a alguien más, pero tenía que tener sentimientos por mí. Al igual que yo tenía sentimientos por él. De otro modo no sería tan atento, cariñoso, dulce y aguantaría a mi madre...
Ugh. Mi madre.
Tomé una respiración profunda. —Lo siento por cómo mi mamá actuó antes. Me gustaría decir que ella estaba teniendo una mala noche, pero que en realidad simplemente es así. Ella cree saber lo que es mejor para mí, pero no lo sabe.
Él me sonrió. —No necesitas disculparte. Estoy de acuerdo con tu madre.
Mi corazón se detuvo cuando me di cuenta que había llegado a él. —Pero ella está equivocada. Cree que necesito estar con un ejecutivo que tenga membresía del country club y vuele en primera clase.
—Un avión privado es en realidad más conveniente. —Sonó completamente serio al decir eso. —Te mereces eso.
Lo miré preguntándome de qué demonios estaba hablando. ¿Quién se preocupaba por ese tipo de cosas? Hice un gesto a mi coupe deportivo estacionado en la acera.
—Prefiero que me lleven un Martini Geoffries cada noche. Eso significa más que lo que el dinero puede comprar.
—Tú mereces ambos. —Él me rodeó del lado del conductor mientras yo lo miraba boquiabierto. —Conozco el tipo perfecto con el que puedes tener eso. Todavía necesitas una cita para el viernes por la noche, ¿verdad?
Mi garganta se apretó. —¿Quieres arreglarme una cita con alguien?
—Él es perfecto para ti. —Abrió mi puerta. —A tu mamá le encantará Milton. Él cumple todas sus exigencias.
¿Milton?
Me quedé viendo esos hermosos ojos azules y mi corazón se agrietó. Jungkook no tenía sentimientos por mí si quería presentarme con otra persona y por el hecho de haber escuchado a mi madre, significaba que no me conocía en absoluto. Que había estado engañado.
Mi pecho dolía, ardía... como si hubiera empujado un cuchillo en él. Pero me negué a demostrarlo.
Me obligué a sonreír. —Milton suena perfecto para la cita número cinco. Gracias.
Y luego de la cita número cinco, terminaría con los hombres.
•Kat🐾
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